Use el domingo para visitar el centro comercial, quería comprar unos zapatos deportivos y hay allí varias tiendas que se dedica a artículos de sports.
Miraba yo desde el pasillo central el ir y venir de todos, mientras caminaba despacio hacia el centro donde se encontraban los puestos de alimentos, decidido a tomar un café, hacia frio y el cuerpo lo pedía. Junto a mi llego un señor que aparentaba unos 65 años, de escasa estatura y algo pasadito de peso, se paró a mi lado. 😜
Soy alto y relativamente joven comparado con el caballero, tengo 36 años y años atrás había practicado deportes, y realmente aun hacia mis intentos de mantenerme trotando en las mañanas en un parque cercano a mi casa.
El señor me saludo familiarmente y conteste un poco asombrado, pues juraría no haberlo visto nunca, insistió en pagar el café y nos sentamos juntos en una de las mesas allí cerca, comenzamos a conversar y resultó que el caballero me observaba cada mañana desde su balcón mientras trotaba, yo realmente no había reparado en él, me explico la ubicación desde donde me veía trotar a diario, y me percate que quería prolongar la conversación haciendo comentarios banales, había poca gente hoy, seguramente por el frío. 😁
Después de 10 minutos de tontera, nos presentamos muy educadamente, su nombre es Víctor, retirado y dejo caer el comentario que había enviudado meses atrás y que vivía solo en aquella casa, solo por corresponder le dije mi nombre, que trabajaba para una compañía de construcción como arquitecto y a su observación de que bien me mantenía físicamente le explique de mis años de deportista mientras estudiaba.
Le dije que también era su vecino y que era un soltero empedernido, lo que le causo risa, mientras sentí su mano posarse sobre mi muslo derecho. Lo mire con curiosidad y dejo ver sus intenciones, quisieras tomarme un café en casa, aunque con esta temperatura un vaso de vino venia perfecta, sonreí y le manifesté que su invitación era tentadora, pero había venido por la compra, ya al parecer Víctor había desterrado su vergüenza y el sexo ocupaba su lugar en su cerebro. 😊
– Te he visto por semanas, diariamente, y lo único que deseo es un rato contigo en mi casa, con la mayor discreción pero no puedo cohibirme más de dejártelo saber.
– Me toma usted por sorpresa Víctor, y aunque le parezca difícil, nunca he compartido lecho con un hombre, probablemente no sería una buena compañía.
– Déjame eso a mí, solo te pido una hora de tu tiempo este domingo, una hora harás mi fantasía realidad.
Pensé que va, nada tengo que hacer y vendría bien explorar ese mundo del homosexualismo masculino, me puse de pie y resueltamente le dije, con mucha discreción vamos a su auto, con el compromiso de devolverme aquí posteriormente. 😎
– Así se hará, confirmo el señor
Manejo hasta su casa, entramos resueltamente como dos amigos y pude observar el buen gusto tanto de sus adornos, como sus cuadros y muebles, nos sentamos yo en el sofá y el frente a mí.
– Te sirvo el vino, hace frio
– Sí, vendrá bien.
Fue a su cocina, y regreso prontamente con dos copas de un exquisito tinto portugués, del cual dimos cuenta con un mutuo disfrute.
– Voy por otra.
Pero esta vez se sentó junto a mí, me entregó el vino y retuvo mi mano entregándome la copa en la otra, me beso la misma y comenzó una plática totalmente sensual. 😍
Mucho he esperado este momento, puso su copa sobre una mesa al costado del sofá, y comenzó a masajearme los muslos, después deslizo su mano hacia el zíper abriéndolo con descarada agilidad, exploro mi bóxer y se hizo de mi miembro, que introdujo en su boca con una rapidez de tren bala.
Ahí comenzó la faena más eficiente que jamás me haya dispensado con la más ardientes de mis amantes femeninas, era algo extraordinario, con su lengua recorría una y otra vez, parando solo para introducirla, darle unos chupones y volver al inicio.
Puede creerme mi querido lector, me logró arrancar suspiros profundos dos o tres veces, sujete su cabeza porque casi eyaculo en su boca, me beso, me despojo de la playera, me beso el pecho, zafo totalmente mi cinturón, me bajo pantalón y bóxer al mismo tiempo y en el que volvía a sentarse logró desnudar en lo que sorbía yo un buche del vino, se dio la vuelta y me pregunto. ❤
– Dime si te gustan estas nalgas, efectivamente tenía dos cachetes perfectamente blancas sin asomo de bellos y abriéndolas volvió a preguntar dime si te gusta ese huevo que he penetrado a diario con mis dedos al verte pasar, te toca a ti penetrarme con esa viga de musculo dura como el acero y gruesa y larga que hare desaparecer en tu cueva.
Dicho hecho, se sentó sobre ella y si, la hizo desaparecer después de dos o tres sentones y con unas exclamaciones como susurros que harían correrse a un muerto.
– Así, así mi macho, penétrame, soy tuya, dame duro sin piedad, que me arde pero bendito dolor, así, y ponía mis manos sobre sus pezones, y repetía, así, cógeme toda, apriétame las tetas, soy tuya mi marido, tiémplame, cógeme, singame, la tienes tan grande y gorda que me estas desvirgando otra vez. 😊
Debo confesar que nunca pensé que aquel hombre maduro, de vientre abultado, de pequeño pene pero de una capacidad anal asombrosa me hiciera correrme en tan poco tiempo. No pude y no quise parar para ponerme el condón y cuando fue a explicarle me dijo.
– No me hables, no me rompas el hechizo nunca me han poseído así, tengo recuerdos tuyos para cada mañana que te vea trotar, y recordare tu miembro en mi boca y tus brazos apretándome y tendré que correr al baño a alíviame y eyacular solo pensando en ti. 😜
Para no hacer la historia más larga, dos o tres veces por semana, cambio el trote callejero por el trote de mi miembro dentro de esa caja de placer que el ano de Víctor.
Cada día mas caliente y cada día mas hábil en ordenar mi musculo ya adaptado no solo a su calor, también a sus palabras que te hacen volar al cielo de la ensoñación mientras cabalgas en esa montura exquisita que es son las nalgas de Víctor.
By: Chichito