¿Vale la pena comprar un consolador?
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Un consolador puede añadir mucho placer a vuestra vida amorosa. Los hay de todas formas y tamaños, sencillos o con un motor que los hace vibrar. Algunos tienen un escroto, otros no. Y los hay que incluso eyaculan agua o leche que previamente se ha introducido.
Muchos consoladores son más suaves, silenciosos y mucho más parecidos a la realidad que los vibradores y por ello su uso es mucho más agradable, ya sea en la masturbación o en el juego sexual con el hombre. Para la mujer que le gusta tener algo dentro durante su auto estimulación, un consolador es ideal, ya que puede sostenerse en su lugar por la fuerza de sus músculos vaginales, si están lo suficientemente tensos, o usando unas bragas para impedir que se salga.
Al usar un consolador, recuerda que el látex que lo recubre es pegajoso. Por tanto necesita mucha lubricación si quieres que funcione confortablemente. Si estás altamente excitada y muy húmeda, esto puede ser suficiente, pero muchas mujeres dicen que siempre utilizan lubricante como complemento, porque hace la inserción más cómoda.
Quizá las quejas más frecuentes se deben a que las mujeres tienden a adquirir consoladores demasiado pequeños. Miran el objeto y piensan: “¡Dios mío! Esto nunca me va a entrar”, olvidando que un bebé puede pasar por la vagina, que es muy extensible y resistente. Para evitar decepciones, compra uno de un tamaño más grande del que creas necesitar, y cuando te halles completamente excitada, puede que te dé la sensación de necesitar algo más.
Lo que hagas con el consolador dentro, desde luego, es cosa tuya. Algunas mujeres dicen que les gusta usarlo moviéndolo como si fuera un pene, mientras que a otras no les gusta eso y simplemente lo mantienen quieto, al tiempo que el músculo de su pelvis se contrae al ser estimulado. Para algunas mujeres, el tener algo dentro en el momento del orgasmo marca la gran diferencia entre un orgasmo bueno y un gran orgasmo.
Naturalmente, tú puedes hacer cualquier cosa de éstas con o sin tu pareja. Después de todo, el consolador medio es algo más grande que el tamaño medio de un pene, y los hombres inseguros, a veces manifiestan el temor de que su pareja se convierta en adicta a su gran amigo y deteste el pene real. Dado que muchos hombres tienen dudas, conscientes o inconscientes, acerca del tamaño de su pene, esto es comprensible.
Una vez dicho esto, sin embargo, si encuentras que tu consolador y tú os convertís en buenos amigos -tengo pacientes que han puesto cariñosos nombres a su juguete favorito- lo más sensato es animar a tu pareja a que tome parte en tus juegos sexuales para que no se sienta excluido. El podría, por ejemplo, usar el consolador cuando tú te acaricias tu clítoris, o viceversa. También puede ser utilizado en tu ano si te gusta, pero en este caso aplica mucha lubricación y hazlo con suavidad.
El cuidado de tu consolador es muy simple. Una vez lo hayas usado, simplemente lávalo con agua caliente, sécalo bien y luego guárdalo en un lugar alejado del calor directo. Si tienes hijos, convendrá también guardarlo en un lugar no accesible para ellos. Los niños parecen tener un sexto sentido respecto a las pertenencias privadas de sus padres, pudiendo olerlas a 200 metros.
No se te ocurra nunca compartir un consolador con nadie más, ya que existe riesgo de infección. Y siempre que lo utilices en tu ano, lávalo muy bien antes de volver a insertártelo en la vagina.
Si alguna vez la inserción del consolador te causa dolor, mientras que el sexo normal es confortable, toma las cosas más despacio. Asegúrate de que estás excitada y respira profundamente. Esto relajará tus músculos pélvicos y facilitará la entrada.
Si el consolador terminará o no acumulando polvo en algún cajón, es algo que no puedo predecir, pero no hay ninguna razón que te impida probarlo y ver cómo te va.