Uno de cien

📋 Lecturas: ️2378
⏰ Tiempo estimado de lectura: 17 min.

En mi experiencia personal, las aplicaciones para conocer amantes ocasionales terminan siendo un fiasco, no tengo las estadísticas precisas, pero me animo a decir que, de cada cien citas, ochenta al menos terminan en la nada, apenas un encuentro en un bar en algún lugar perdido, a media luz, y solo bastan minutos para saber que no es el indicado, tal vez por su manera de ser, te tocan tipos altaneros, creídos, fanfarrones, a veces tipos estúpidos, lentos, que no van al punto, otras veces los que parecen haberse equivocado buscando una psicóloga en lugar de una amante, por algún trauma no cerrado con su mamita, o los que vienen con los problemas de du ex, los que piensan que por conocerte a ciegas una es una puta desesperada por vergas, y así un montón de estereotipos masculinos cuyos proyectos terminan en la papelera de reciclaje antes de iniciar

A veces también era solo algún aspecto físico, no se, poco elegante, mal vestido, desprolijo, faltos de perfume, mal aliento, tal vez fuera un poco exigente, pero el hombre que quisiera tenerme en su cama debía entrarme por todos los sentidos, visual, olfato, oídos, tacto y gusto, en ese orden

Y también debo de ser justa que muchas veces, la química no fluía porque yo no era lo que habían esperado, es que tampoco soy la reina que tiene a todos los hombres a sus pies y no se, a veces solo porque hablaba demasiado, a veces porque personalmente no era lo mismo que por fotos, a veces porque solo veían en mi un fraude, o no se que, pero puedo decir que a primer golpe de vista, puedo darme cuenta cuando un hombre solo va a retroceder en el camino andado

Digamos entonces que de los veinte restantes, con los cuales podría terminar en la cama, diecinueve son experiencias, solo eso, mejores, peores, tipos que pasan al olvido, fantasmas que quedan en el libro de los recuerdos, no más que eso porque honestamente una parte se conoce en la previa, pero el juego verdadero se termina en la cama, y aparecen los sádicos, los que piensan que una es una puta, los que te ofrecen dinero, los pito cortos, los impotentes y hasta los que se clavan puñales por el remordimiento de estar en ese momento engañando a alguien más, y créanme, no hay cosa que me saque más de un hombre, que, en ese momento, justo, en la cama, empiecen a contarme los felices que son con sus esposas

Entonces queda uno, solo uno, la excepción a la regla, ese príncipe que justifica haber pasado por noventa y nueve fracasos, ese con el que en apenas un par de horas te bastan para saber que estarías con él por toda la eternidad y te permites en esos minutos de sexo imaginar que estás leyendo la primera página de tu libro de hadas.

No me crucé con muchos príncipes en estas historias, pero hubo uno, uno que no puede quitarme de la cabeza, Alexandro, simplemente Alex, y de Alex se trata mi historia tenía veintisiete en esos días, y charlaba por las aplicaciones como muchos chicos, con todos, tenía tantos hombres dando vueltas como flores en un jardín de primavera, eran solo charlas que generalmente no llegaban a ningún sitio y solamente les daba ilusiones a aquellos que me parecían interesantes, ponía límites entre treinta y cincuenta años, no quería un mocoso, tampoco un vejete, aunque podía hacer excepciones si la situación lo ameritaba

Sin embargo, a Alex no lo conocería como a todos, no, nada que ver, era ingeniero, una nota en la web sobre temas de petróleo de los que nada entendía ni me interesaban, pero solo me llegó su foto, un tipo aplomado, muy elegante, muy bien peinado, cabellos castaños, ojos marcados de un mirar penetrante, labios delgados y un rostro duro, recio, demasiado masculino y yo solo exclamé ‘guau! que hombre!’
Al pie de la nota, estaba su mail laboral para consultas sobre el tema, prometía responder a todas las preguntas y solo me animé a escribirle, sin muchas expectativas a que me respondiera, fui directa, le dije que en verdad no entendía nada de lo que hablaba y que solo me interesaba conocer al hombre que se escondía detrás del empresario.

Antes de la semana llegaría su respuesta, solo que, desde otro correo, un mail alternativo donde él se presentaba y me explicaba que ese era su refugio donde nadie lo conocía y podría escribirme en confianza

Desde ese mail secreto conocería la manera de escribir que él tenía, muy sensual, lejos de ese perfil industrial, muy loco, me sacaba sonrisas en cada salida, y en un par de intercambios teníamos nuestros números de celulares disponibles.

Nos hablamos por primera vez, Alex tenía una voz bastante grave, algo ronca, y nos dijimos ser sinceros desde el comienzo, me dijo que era un empresario que solía viajar mucho, que era casado, tenía una mujer muy rica pero desabrida en la cama, y que sabiendo que estaba mal, solía tener alguna que otra amante, como válvulas de escapes, porque a pesar de todo, aún la seguía amando, tres hijos, varón, varón y mujer respectivamente, y se notaba que se llenaba la boca de orgullo al hablar de sus hijos.

Alex pisaba los cuarenta, fanático del gimnasio, le gustaba correr en las mañanas y en general, los fines de semana trataba de dedicárselos a la familia

Por mi lado, conté cada detalle que a él le interesaba saber, mis orígenes, mis pesares, mis cambios, los motivos de mi soledad, la forma en que me ganaba la vida, y el amor incondicional que tengo hacia ‘Pompón’, mi gatito mimoso de ojos azules.

Así nos perdíamos en interminables llamadas, cuando el podía, a las escondidas y sentí que tenía un amor platónico con ese hombre que tal vez nunca conociera en persona, puesto que vivíamos separados a kilómetros de distancia.

Y obviamente nos conoceríamos por video llamada, y me di cuenta que estaba ante ese hombre que siempre había idealizado

Antes que me lo pidiera le regalé la primera foto, era una foto muy sexi que a mi me gustaba mucho y casualmente me la había tomado recientemente uno de mis amantes, estaba de lado, con medias de nylon y porta ligas, me había levantado la corta pollera negra para insinuar mis nalgas, con el torso desnudo, me encanta lucir mis grandes y lindas tetas y mirando fijamente al celular.

En ese momento solo había sido una foto más entre tantas, pero luego se me haría muy rica
El, muy caballero, me preguntó si quería una de su miembro, me dijo que nunca lo mandaba si la chica no lo pedía, le parecía desubicado y hasta grotesco, y obviamente, ya con la confianza le dije que si

Cuando vi la foto empecé a reírme como una tonta, era obvio que me engañaba y solo era una enorme verga sacada de la web, no podía ser que fuera real y le dije directamente que era un mentiroso, y me desafió a un vivo
Sería cuando mi sonrisa se terminaría y me quedaría embobada, no puedo ponerle palabras a semejante verga y si, era perfecto!
Le dije que envidiaba a su mujer, afortunada de tener todo eso ara ella sola, por el contrario, me confesó que ella se quejaba porque era muy grande y siempre le valía de escusa para evadirlo, esa vez terminaríamos en un juego de striptease de mi parte al tiempo que se masturbaba con lo que le mostraba
Y todo parecía que así terminaría nuestra historia, a través de una pantalla, yo no tenía recursos para un viaje mesiánico, si jamás había salido de mi ciudad, y él, él tenía una agenda tan cargada y tan completa que no podía pedirle más de lo que me daba

Cuando Alex me dijo que quería conocerme personalmente, asumí que estaba bromeando, le dije que no jugara con mis ilusiones, con mis fantasías, pero él redobló la apuesta y me aseguró que ya tenía todo encaminado, aprovechaba un viaje de negocios a la ciudad vecina a la mía, a veinte minutos en coche y por nada del mundo perdería la oportunidad
Fue honesto, me dijo que él de alguna manera era un hombre de negocios, que era conocido en su ambiente y que su imagen era un bien que debía preservar, por lo que no podía ni debía andar mostrándose públicamente en cada ciudad a la que iba con alguna chica de ocasión, no podía ni debía exponerse ante fotos casuales, no podía ni debía llevarme a cenar a la vista de todos como él hubiera deseado, el mundo tiene el tamaño de un grano de arena y las noticias viajan a la velocidad de la luz, me dijo que esperaba no incomodarme, pero me ofrecía todo dentro de los límites que podía ofrecerme

Comprendí su punto, era cierto, era correcto, porque la final de cuentas, a pesar de todo nuestro mundo secreto, siempre seríamos un par de desconocidos que se encontrarían por unos días a jugar con el destino
Y yo no debía, ni correspondería, ni sería justo que intentara romper su mundo
Alex me dijo que había reservado por internet un espectacular departamento en la zona más acomodada de la ciudad y me invitó a instalarme unos días antes de su arribo, para que me pusiera cómoda, él ya había dejado todo pago, todo arreglado para que yo recibiera las llaves

Llegaría a ese sitio el sábado por la mañana, esperando su arribo, que sería recién el domingo por la noche
Conocía muchos lugares, pero nada se comparaba a eso, un semipiso en el octavo piso, con una espectacular vista al corazón de la ciudad, todo sabía a lujo, los pisos, las paredes, los amueblamientos, jamás imaginé ver tanto en tan poco, me llené la vista recorriendo las habitaciones, creo que el tamaño de la cama era más grande que el tamaño del dormitorio del apartamento que yo alquilaba, un enorme jacuzzi descansaba a un lado, con un baño exclusivo para el dormitorio principal, el comedor daba a ese amplio ventanal que miraba al sur, el piso brillaba y parecía un espejo, y sobre la pared contraria descansaba un televisor led tan amplio que parecía estar en un cine
La heladera de doble hoja vertical estaba repleta, no faltaba nada, Alex había estado en todos los detalles y solo me tiré un rato largo sobre un sillón precioso que invitaba a dormir plácidamente sobre él
Lo que me resultó una absoluta novedad, sería la situación de que todos electrodomésticos se controlaban por wifi desde una aplicación en el celular, y me entretuve varias horas aprendiendo y jugando

El domingo por la tarde nos mantuvimos en contacto por WhatsApp en todo momento, y ese primer encuentro se hacía desear, quise que todo estuviera perfecto, me había bañado, me había depilado por completo, de punta a punta, me había acomodado los cabellos y me había perfumado como una princesa
Quería sorprenderlo, como en esa foto que le había regalado y que tanto me gustaba, mi preferida, medias de nylon negras con porta ligas, una tanga diminuta escondiendo mi sexualidad, minifalda al tono muy cortita y tacos altos, solo decidí ponerme una campera de cuero liviana que era mas ‘de pinta’ que de abrigo, a la altura del ombligo, la dejé abierta por delante, me pareció grotesco recibirlo como los pechos desnudos y así, solo me noté más sugerente, insinuar era mejor que mostrar

Alex llegaría a las nueve de la noche, sería mi primer ‘face to face’ y me resultaría aún mucho mejor de lo que había soñado, ese primer encuentro levantaba aun más la vara y solo desee en lo profundo de mi ser que a sus ojos yo estuviera a su altura, y solo noté su sorpresa al verme vestida como lo estaba, no lo esperaba, intentó correrme a un lado la campera para ver una de mis tetas, pero yo fui evasiva y le dije que ya habría tiempo para los juegos
Nos vimos a los ojos, había química y las palabras no hicieron falta, nos acercamos lo suficiente, con nuestras miradas clavadas hasta sentir su respiración agitada muy cerca de mi rostro, lo abracé por el cuello en puntas de pies mientras el me rodeó por la cintura con sus poderosos brazos hasta casi levantarme en el aire, fue nuestro primer beso mágico y sentí deshacerme en esos minutos gloriosos

Entonces puse distancia, le dije que no sería tan fácil, que me gustaba que me enamorara, aunque sea por una noche, jugar el juego, Alex me dijo que no podía estar más de acuerdo, tomó su celular y pidió cena, me dijo que tenía hambre y estaba cansado, el viaje había sido largo, iría por una ducha, me dejó el dinero y me dijo que me encargara de todo
Solo se fue, y minutos más tarde sentí el agua de la ducha en el baño principal, tuve la tentación de ir por el, sentí mi sexo arder en deseo, pero ahora era esclava de mis palabras y por más que el deseo me invadiera, me mantuve estoica a seguir paso a paso el plan
Me puse una remerita para recibir la comida y noté que el pobre chico de la cadetería se quedaría con la calentura de su vida al verme, subí, acomodé todo, Alex volvió a mi lado, con su piel aun húmeda, descalzo, con sus cabellos mojados, con una toalla blanca anudada a la cintura, por donde se marcaba lo que tenía entre las piernas y diablos! nunca había deseado una verga con tantas ganas! me mordí los labios y él me sorprendió con mi mirada perdida y volvió a decirme que teníamos toda la noche por delante

Cenamos lado a lado, acurrucados, solo hablando de nosotros, solo él, solo yo, el mundo terminaba en los límites de ese piso y sentí mi corazón galopar, por una noche, aunque sea por una noche viviría una fantasía, sería mi fantasía
Tomamos helado con wiski de postre y ya solo había llegado el momento
Fuimos al cuarto principal, él empezó a llenar de agua y espuma el jacuzzi, y solo nos mirábamos imaginando lo que estaba por suceder
Alex pasó por el baño, salió dejando caer la toalla y era impresionante, en reposo ya asustaba! y yo me iba a comer todo eso! pasó a mi lado y se metió en el agua tibia

Me saqué la campera y la dejé sobre la cama, por primera vez veía mis ricas tetas desnudas y entonces pasé por el baño, dejé la puerta abierta adrede, para que el viera lo que yo quería que viera, me paré frente al inodoro, levanté la pollera, corrí la tanga, tomé mi pene y empecé a orinar, giré mi cabeza hacia su lado, me reí, la imagen que veía le gustaba, lo noté, la conjunción de los sexos, masculino, femenino, todo en uno
Ale me observaba con intriga, me dijo

Dale bebe, desnudate, quiero observarte completa como eres

Dejé una a una mis prendas a un lado, entonces me paré desnuda por completo bajo el marco de la puerta del baño, él solo atinó a decir mirando mi sexo

Espera, espera, estoy confundido, eso es un pene diminuto o un clítoris grande?

Me reí y respondí

Bobo, estoy segura que si no tuviera un pene entre mis piernas no estarías aca, conmigo

Caminé hacia su encuentro, y en esos segundos sentí cumplirse una fantasía que tantas veces había visto en la web, una sissy, fem boy, pequeña, con curvas de mujer, con un pene muy diminuto, y un hombre gigante, con una verga increíblemente enorme, primitivo y salvaje
Me metí al agua y me senté a su lado, jugamos con las burbujas, nos besamos, como siempre habíamos querido hacerlo, me acariciaba las tetas y yo no pude evitar llegar con mis manos su miembro, para acariciarlo de punta a punta y envolverme en deseo
Los besos se hicieron más y más calientes, el deseo mutuo fue una espiral ascendente, entonces le dije

Quiero darte la mejor chupada de verga que te hayan dado en tu vida, y la que nunca nadie volverá a darte

El entonces salió un poco del jacuzzi para sentarse al borde, con su pija erguida pasando la línea de su ombligo, la tomé entre mis manos, lo miré a los ojos y dije

Así que a tu esposa le parece molesta?

Le besé la punta, una, dos, diez veces, le envolví el glande con mi lengua, de un lado a otro, haciéndolo desear, él respiraba excitado, y yo solo jugaba muy suave, muy dulce, había tenido pijas grandes, pero como la suya ninguna
Entonces preparé mi garganta y comencé a engullirlo, milímetro a milímetro, adentro y más adentro, tenía en mis genes la marca masculina y sabía cómo nadie lo que a un hombre le gustaba, y solo ya, tenía unos treinta centímetros de verga en mi boca, y aun me alcanzaba para pasarle la lengua por los huevos
Alex estaba enloquecido, era obvio que jamás le habían hecho lo que yo le estaba haciendo y me sentí muy caliente por la situación
Empezó a eyacular tomándome por sorpresa, aun manteniendo todo es dentro de mi boca, fue loco, parte del semen fue derecho a mi estómago y parte empezó a salir por mis fosas nasales, él se reía y cuando todo había terminado, parecía una pequeña engripada con todos sus mocos chorreando, solo que, en este caso, no eran mocos

Me limpié y él me besó nuevamente, salimos del jacuzzi, se secó y me secó, muy caballero, entonces si fuimos a la cama, nos revolcamos de un lado a otro, amantes perdidos entre las sábanas, locos, bohemios
Me retuvo boca arriba, abrió mis piernas tirándolas hacia atrás, mis rodillas a los lados de mis orejas, toda abierta, toda puta, toda entregada para él
Alex empezó a pasar su enorme verga por sobre la mía, por mi pene casi inexistente que estaba duro como piedra, y ese juego se hacía perverso, me lo acariciaba con su mano, pasaba sus dedos en forma suave y dulce por mis testículos y también iba hacia mi culito, recorriendo toda esa zona erógena, me mordía en deseos y le imploré

Dale amor, dale, quiero que me la metas toda en la conchita!

Me gustaba jugar con esas palabras, no tenía conchita, era obvio, pero fantaseaba con la situación, él me dijo

De acuerdo, pero mañana no podrás sentarte…

Dale, no me importa, dale, rompeme toda!

Se colocó entonces un preservativo y su sexo se deslizó dentro mío, se abrió paso a la fuerza y se sintió glorioso, de verdad iba a matarme, que verga preciosa!!!!
Alex solo me daba y me daba, una locomotora, imparable, terrible!
Cambiamos de posición, mi turno de trabajar, él recostado, yo a cabalgarlo, dándole la espalda, quería que sus ojos se llenaran con mi trasero, como mis glúteos y con su tronco rompiéndome toda
Después, él se sentó por detrás y solo logró la penetración más profunda, sentí que me iba a romper los intestinos, pasó sus manos hacia adelante para llenarse con mis tetas, me movía con su fuerza de macho, me mordía el cuello y me susurraba al oído

Dale puta, gritá, gritá que me gusta. Lo sentí venirse nuevamente, maldito bastardo, me encantaba.

El se retiró, a medio camino aun estaba el preservativo envolviendo su tronco, con la punta blanca, conteniendo sus jugos, se lo retiré, le besé la pija y ante sus ojos empecé a derramar su lechita aun calentita sobre mi pene, sobre mis bolas, sobre mi esfínter, me abrí bien ante su mirada incrédula, y con su líquido viscoso solo unté y acaricié cada recobeco de mi propio placer, mi esfínter estaba todo abierto y poco a poco empecé a colar el puño de una mano, dedito a dedito, gemía, me mordía los labios, y solo su pija volvió a hacerse enorme, Alex me tomó por los pelos, me tiró a su gusto sobre el colchón, quedé culito para arriba y vino sobre mi, muy macho, muy fuerte.

Sentí acariciar su sexo por mis nalgas y me la volvió a meter completa, arrancándome otro grito de placer, mordí la almohada, solo me dio y me dio hasta llenarme de leche nuevamente, ahora, todo dentro

Al día siguiente, en verdad parecía no poder sentarme, por viciosa, pero no me importó, estaba a punto de vivir la mejor semana de mi vida, cada día, el hacía su trabajo, luego volvía a casa y me mataba a pijazos, y se dedicó a amoldar mi trasero a su medida.

Y toda esa fantasía se terminaría, los dos lo sabíamos, era la vida, nos despedimos con la nostalgia de saber que todo había sido perfecto, pero que no habría un mañana para nosotros.

El volvió con su familia, con su rutina, y yo, como La Cenicienta, volví a mi triste cuarto de cada día
Nos escribimos cada tanto, estamos un tanto distanciados, lógico, la magia se había esfumado
Llegaron otros hombres, otros amores, pero aun recuerdo en mi corazón a Alex, uno de cien, valió la pena

Si te gustó esta historia puedes escribirme con título UNO DE CIEN a [email protected]

Compartir en tu redes !!
dulces.placeres
dulces.placeres
Artículos: 179