Una reacción inesperada

Vivo con mi pareja y mi suegra, pero tengo el piso de mis padres que fallecieron. Aunque los dueños somos mis hermanas y yo, soy yo quien más lo disfruta, al vivir al lado con mi pareja.

Una de las veces que fui a dar una vuelta al piso, para abrir las ventanas y ventilarlo, estaba en el balcón fumando un cigarro cuando vi pasar a la hija de mi vecina. Nunca me había fijado en ella, pero desde la altura podía ver como le habían crecido las tetas, a través del escote de su camiseta. Se le insinuaban los pezones pues no llevaba sujetador. Vestía un pantaloncito corto, muy ajustado y se le notaba su culo en la ropa.

Al verme en el balcón me saludó, correspondiendo al saludo. Mientras pasaba, observaba el meneo de su culo, hasta que la perdí de vista. Pasado unos minutos, sonó el timbre de la puerta. Cuando fui a abrir, me quedé impresionado, era ella. Nos saludamos con sendos besos en la mejilla. La dejé pasar, sin poder apartar la vista de su culo.

Se sentó en el sofá y yo a su lado. Comenzamos a hablar de tonterías, recordando tiempos pasados. Se había convertido en un bellezón morena, de 20 años, con unas tetas bien marcadas en el suéter y que casi salían por el escote. Yo intentaba apartar la mirada y mirarla a los ojos, pero era casi imposible. Ella se dio cuenta y sonreía picarona, mordiéndose el labio inferior. Mi polla crecía por momentos bajo mi pantalón.

En un momento, sin esperarlo, ella colocó una de sus manos sobre mi polla.

.- Parece que te gusta lo que ves… Comentó, mientras me acariciaba la polla por encima del pantalón.

Yo no sabía como reaccionar, hasta que ella se colocó de rodillas frente a mí y me bajó la cremallera y me desabrochó el pantalón, bajándolo de un tirón hasta mis muslos, junto con mis bóxer, dejando salir mi polla como un resorte. Sin pensárselo, comenzó a besar mi glande y a darle lametones con la punta de la lengua, hasta que se la engulló de una sola vez hasta casi la mitad, comenzando una suave y dulce mamada, sin pausa pero sin prisas. Yo seguía sin reaccionar, pues me pilló de improviso. Sus labios seguían subiendo y bajando por mi polla, hasta que no pude avisar y solté varios chorros de leche en su boca, los cuales se tragaba y relamía lo que se le escapaba.

.- Hacía tiempo que quería probar tu polla… Comentó, mientras la seguía besando… Mi madre ya me dijo que la hiciste gozar las veces que te la follaste.

.- ¿Queeeee?… Pude balbucear… Tu madre te ha contado lo nuestro.

.- Si… contestó… Y con todo detalle. Ahora quiero que seas tú quien me rompa el culo igual que a mi madre.

Ese comentario, a parte de que no dejaba de besar mi polla, hizo que se pusiera dura de nuevo. Acto seguido, se quitó el pantaloncito y, dejándolo a un lado de una patada, se colocó de perrito en el sofá, y separándose las nalgas…

.- Mi culo es todo tuyo… Comentó… Rómpemelo.

Yo aun estaba sin saber que hacer, pero reaccioné pronto y comencé a comerle el culo, ensalivando el ojete y le metía los dedos para dilatarlo, mientras ella daba gemidos, entre dolor y placer. Cuando creí que estaba lo suficientemente dilatado, apunté con mi glande a su ojete. empujando poco a poco, hasta meter la punta. Ella se quejaba, pero no se apartaba. Volví a empujar un poco más hasta casi la mitad. Me quedé quieto, hasta que se acostumbró a mi polla y comencé un suave mete y saca, hasta que pude meterla entera.

.- Me duele… Gemía… pero no pares…aaah.

.- Lo tienes más apretadito que tu madre… Comenté… Me encanta como oprime mi polla.

Dicho esto, solté varios chorros de leche en su culo, los cuales resbalaban por sus piernas cuando la saqué. Fue al servicio a lavarse y cuando regresó, aun desnuda de cintura para abajo, la tumbé en el sofá, le separé las piernas y comencé a comerme ese delicioso coño depilado, hasta que se estremeció con los espasmos de un orgasmo.

.- Aaaaah… Gimió…. Que rico.

Intenté meter mi polla en su coño, pero no me dejó.

.- Una cosa es romperme el culo… Comenzó a explicar… Y otra el coño. Eso lo dejo para mi primera pareja. Si Dios quiere, una vez haya follado con él, te dejaré que me folles a mí.

Se vistió y nos despedimos con un beso entrelazando nuestras lenguas.

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Sevilla1972
Sevilla1972
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