Una conocida estación de tren de barcelona

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Esta historia que voy a contar me paso hace muy poco en una conocida estación de tren de Barcelona. Yo había comprado mi billete y fui a los lavabos para mear, pues me esperaba un largo camino hasta mi destino. Cuando entre en el lavabo vi a mucha gente esperando para mear, pero había un urinario libre y fui a ocuparlo. Tenia que mear en una especie de cazuela muy pequeña que no tapaba nada y dejaba entrever todo. No se si era por el hecho de que había mucha gente allí, pero no me concentraba y no podía mear.

Mientras estaba haciendo esfuerzos, me di cuenta que a mi lado había un hombre de unos cuarenta años largos que me miraba por encima el hombro. Yo tengo 23 años soy heterosexual y no mal pensé de ese hombre. A todo esto yo no podía orinar y me empezó a dar la sensación de que ya llevaba bastante rato allí. De pronto en un acto incontrolado me fije en la polla de ese señor, y me di cuenta de que se estaba bajando y subiendo la piel dejando al descubierto un enorme capullo. Me quede paralizado y me di cuenta de que aquel hombre no dejaba de mirarme mi pene sin ningún tipo de discreción. Lo entendí rápidamente, ese hombre se estaba haciendo una paja mirándome!. De pronto me giré a mirar a mi alrededor y vi como había más gente mirándose las pollas entre si mientras orinaban.

Yo intentaba mantener el tipo, no me podía ir de allí sin mear o explotaría. Entonces desviando la vista hacia otro lado vi como un hombre de cincuenta y tantos estaba acariciando la polla a un chico de unos 30 años. Lo vi claro estaba en medio de una orgía de morbo y vicio entre hombres de avanzada edad que esperaban presa fácil como lo podía ser yo.

Volví a mirar al hombre de mi derecha y vi que mantenía una importante erección y ya no se molestaba en hacer ver que meaba. De pronto los nervios la tensión y todo ese vicio en el aire, me empezaron a calar dentro y mi polla se empezó a endurecer. No me podía mover, estaba inmóvil con mi polla fuera poniéndose cada vez más dura y con una sensación muy extraña que me recorría el cuerpo. Decidí mirar a la cara al hombre de mi derecha, el estaba con los ojos clavados en mi polla y eso me ponía aún más cachondo. De pronto, me dijo:

– Que polla tan bonita tienes chaval

A lo que yo le conteste:

– Gracias!

Y el me dijo:

– Veo que a ti también te gusta la mía, porque te has puesto fino rápido.

Yo no supe que decir y de pronto el hombre me agarro mi polla suavemente. Dios! Que morbo! Miraba a mí alrededor y veía la gente tocándose las pollas, chavales más jóvenes que yo entrando con hombres mayores al lavabo. Estaba en doce metros cuadrados de perversión.

El hombre empezó a bajarme la piel de mi glande suavemente, y la subía y la volvía a bajar. El hombre notaba como mi polla palpitaba, yo estaba tan excitado que me daba igual que alguien nos pudiera ver. Yo le miraba su pene estaba en plena erección y el se iba pajeando mientras me pajeaba a mi. De pronto se acerco a mí y me dijo:

– ¿Quieres que entremos a un lavabo y te la como hasta tragarme la ultima gota de tu dulce leche?.

Dios! No se como paso pero le dije que si.

Entramos en un lavabo, y el se sentó en la taza, me bajo los pantalones hasta las rodillas, me agarro del culo y se metió mi polla hasta la más profundo de su garganta. Yo no podía aguantar del placer, oía gemidos que provenían de los lavabos cercanos, las paredes estaban llenas de números de teléfonos de hombres que buscaban sexo.

El hombre no para de chuparme la polla de arriba a bajo, loco por el vició pero de pronto paro y me dijo:

– ¿Tu no quieres tocármela a mi?.

El estaba sentado y su dura polla se movía con espasmos producidos por la excitación que el hombre tenia. Me dijo que no tuviera miedo que me gustaría, porque si no fuera así no hubiera entrado allí con el. Yo me puse de rodillas se la agarre con la mano y me la metí en la boca. Que sensación tan placentera, ocupaba toda mi boca y me llenaba el paladar y la lengua produciéndome un lleno increíble. Se la empecé a chupar todo entera hasta mi garganta, tal y como el me había hecho a mi. De pronto se incorporo levemente y mientras yo le chupaba la polla el se metió un dedo por el culo y yo notaba como eso se la ponía más dura.

Yo seguía chupando, me había convertido en una puta en celo y no podía parar toda esa situación me ponía a cien. De pronto picaron a la puerta y yo pare en seco. Me asuste pero el me dijo que era un amigo suyo que solo quería mirar y me pidió que si no me importaba que le dejase pasar, y así lo hice. Entro un hombre de unos cincuenta años, canoso pero enseguida vi que tenía una gran polla. El espació era muy reducido, yo seguí chupando esa polla que tanto me atrapaba cuando de pronto la otra me pico en la cara como alertándome de su presencia. Yo me corte, y me levante no podía con dos pollas y me asuste. Ellos me dijeron que no me preocupara y entonces me levantaron y empezaron a jalarse mi polla pasándosela de una boca a la otra, subiéndome y bajándome la piel, acariciándome los huevos y apretándome el ano.

Yo no podía más… y me corrí! Me corrí como hacía tiempo que no hacía llenando sus caras de mi leche. Ellos empezaron a pasarse las manos por la cara y se llevaban mi semen a la boca para tragárselo íntegramente. De pronto yo extenuado, me entro una mezcla de pánico y vergüenza y me subí los pantalones y salí de allí.

Durante unos días, decidí que no volvería más pero ahora creo que volveré a ese sitio y alguno más que me enterado que también pasan estas cosas tan excitantes.

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