Un invitado en casa (II)

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Ya os conté en una ocasión, concretamente en el relato “Un invitado en casa” (publicado por Ángel Perverso) como conocí a Germán y el fin de semana tan intenso que pasamos juntos en mi casa. No hemos perdido el contacto pero siempre hemos deseado volver a encontrarnos… y por fin ha ocurrido.

Tras terminar mi carrera, unos contactos que yo tenía me ofrecieron una plaza en uno colegio privado para sustituir a una profesora. Tenía dos opciones Barcelona o Valencia. No me lo pensé dos veces y pedí el puesto que había en Valencia. El viernes por la mañana nada mas saber la noticia que confirmaba que el puesto era mío y que debía incorporarme el lunes, cogí mi móvil y llame a Germán para contárselo. Prepararía mi equipaje esa tarde, el sábado lo dedicaría a mis amigas y el domingo de madrugada saldría rumbo a Valencia.

A cosa de las 4 y media ya estaba montada en mi coche. El equipaje estaba en el maletero, la música animaba el ambiente y yo estaba espabilada, así que podía poner en marcha el motor y dejar a tras mi casa para horas más tarde llegar a mi destino.

El camino fue largo pero sin problemas. Hice tres paradas, dos de ellas para descansar y tomar un café y la ultima fue para ponerme en contacto con Germán ya que me quedaba muy poco para llegar. Quedamos en que pasaría por su casa a recogerle y ya juntos, iríamos a la ciudad. Gracias a sus indicaciones pude dar con el pueblo donde vive y preguntando pude llegar hasta la puerta de su casa. Aparque y toque el claxon para anunciar mi llegada. Salió de su casa, me dirigí hacia él corriendo para darle un abrazo ya que hacia meses que no nos veíamos pero él fue más allá y me besó dulcemente. Allí estábamos los dos en medio de la calle celebrando el reencuentro hasta que un coche nos pitó para que nos apartásemos.

Después de enseñarme su casa nos dirigirnos a la ciudad. Mientras charlábamos, el me fue indicando por donde tenia que ir para al final llegar a un parking donde deje mi coche. Paseando llegamos hasta el colegio donde comenzaría a trabajar al día siguiente y como se dio la hora de comer nos fuimos a saborear una rica paella. Tras la comida y después del viaje que había hecho la verdad estaba bastante cansada como para patearnos juntos la ciudad y ver todas las maravillas que esconde así que nos dirigimos al hotel donde me hospedaría hasta encontrar algún piso compartido para esos meses.

Llegamos al hotel para pedir la habitación que había reservado, dejando el coche en el aparcamiento que había reservado para los clientes. Entre los dos subimos mi equipaje y ya en la habitación nos sentamos a charlar un rato entre arrumacos y besos. Estar tantos meses sin vernos hacia que el momento fuera cada vez más apasionado porque habíamos deseando tanto ese momento… Estar tranquilos los dos solos, poder abrazarnos, besarnos, sentirnos tan cerca… La conversación dio paso al cariño que nos ofrecíamos con nuestros besos apasionados, nuestras lenguas jugando juntas y con nuestros cuerpos en contacto. Le propuse tomar un baño juntos para así poder relajarme, saque unas toallas del mi maleta, unas cosas del neceser y puse a llenar la bañera.

Mientras él comprobaba como iba el agua, yo me quite la camiseta y me tumbe en la cama boca abajo. Tras cerrar el grifo salio del baño, se sentó a mi lado y comenzó a pasar sus manos por mi espalda. Siguió acariciándome mientras besaba mi piel. Desabrochó mi sujetador y comenzó a darme un masaje muy placentero y relajante. Sus manos recorrían mis hombros y toda mi espalda, suavemente. Se acerco y me susurro: ¿Vamos a relajarnos juntos?.

Me levante y ahí en medio de la habitación estábamos los dos desnudándonos mutuamente, dejando caer la ropa al suelo mientras nos besábamos y acariciábamos con ternura. Fuimos caminando hacia el baño y ahí estaba la bañera llena de agua calentita esperándonos. Era algo más grande que las bañeras normales, así que estaríamos más cómodos que la última vez que nos bañamos juntos. Me metí en el agua, sumergiendo todo mi cuerpo. Tras mojarme entera, le hice una señal para que me acompañase. Yo estaba acomodada en la bañera, él entro en el agua, se sentó en el espacio que había entre mis piernas y se recostó sobre mí, con su cabeza entre mis pechos. Con la esponja fui mojando su pecho, su carita, su pelo… le acariciaba mientras él tocaba mis piernas bajo el agua.

De repente el se giro poniéndose de rodillas en el hueco que tenia ocupado. Se acerco a mí, beso mi frente, mi nariz, mis labios, mi cuello y continuó hasta llegar a mis pechos que quedaban por encima del nivel del agua. Los beso con dulzura, lamió los pezones que estaban duros y los masajeo con sus manos. Escurría la esponja sobre ellos para mojarles con el agua caliente y seguía jugando hasta volver a subir hasta mis labios donde nuestras bocas se unían.

Me pidió que me sentase en el borde de la bañera donde tenia apoyada mi cabeza. Cuando ya estaba acomodada, se acerco más a mí, separo mis piernas y acerco su mano a mi coño. Con sus dedos fue acariciando toda mi rajita, separando mis labios, notando como me mojaba y excitando tremendamente mi clítoris con el movimiento de sus dedos. Acerco su cara y empezó pasar su lengua por toda mi rajita dándome un placer enorme mientras yo acariciaba mis pechos. Estaba tremendamente excitada gracias a él y no quería correrme sin haberle dado a el su parte. Pero él, viendo mi excitación y que mis gemidos eran cada vez más intensos me dijo: córrete preciosa, hazlo por mí! Introdujo uno de sus dedos mientras lamía mi clítorix, pasó a introducir dos, que resbalaban fácilmente hasta el interior, hasta que poco después no aguante más y estallé disfrutando de un orgasmo muy intenso.

Nos intercambiamos el puesto, él se sentó y yo daba la ducha para mojar mi cuerpo mientras el agua de la bañera se marchaba por el desagüe. Ahí estaba yo frente a él con el agua cayéndome por todo el cuerpo. Me acariciaba de manera provocadora mirándole fijamente. Esto hacia subir más aun la temperatura ya que el se acariciaba. Apague la ducha y en plan gatita me aproxime a él hasta tener su miembro delante de mí. Cariñosamente aparte sus manos para tomar el relevo. La agarré y comencé a deslizar mi mano hacia abajo continuando con ese movimiento arriba y abajo que hacia endurecer su miembro. Volví a deslizar mi mano y empecé a rozar suavemente su capullo con la punta de mi lengua, lo lamía y recorría con mi lengua su polla. Continué frotándola hasta que la introduje en mi boca. Entraba y salía entraba y salía mientas una de mis manos estaba el la base de su polla y la otra acariciaba suavemente sus huevos. La tenia muy dura. De vez en cuando alzaba mi mirada para ver su cara y eso me animaba aun más a continuar ya que notaba el placer que sentía. Continué un rato hasta que él me tomo la mano que tenia apoyada en su pierna y me fui deslizando hacia arriba hasta mirarle fijamente con una pícara sonrisa de niña traviesa. Nos pusimos bajo la ducha para jabonar y posteriormente aclarar nuestros cuerpos siguiendo con nuestro juego travieso. Él seguía con su miembro erecto gracias a las caricias que nos intercambiábamos.

Salimos de la bañera y nos tapamos juntos con una gran toalla, abrazando nuestros cuerpos mojados. Después de secarnos un poco, él se sentó sobre la tapa de la taza del water y yo me senté sobre el haciendo que su polla entrase poco a poco en mi vagina. Puso sus manos en mi culo mientras besaba mis pechos, yo me movía arriba y abajo botando sobre él para notar como su polla se movía dentro de mí. Nuestra respiración se aceleraba al igual que nosotros intensificábamos el ritmo. Notaba como sus manos recorrían mi espalda por completo y se detenían en mi culo agarrándolo fuerte. Después de un rato, me acerque a su orejita diciéndole: Te quiero mi niño!, le bese suavemente los labios y nos fuimos a acomodarnos a otro lado. Me tumbo sobre la cama, abrió mis piernas y comenzó a acariciar mi rajita con la punta de su pene. Eso me hacia estremecer y necesitar más. Se acerco más a mí y me dijo: Yo también te quiero! Comenzó a meter su polla de nuevo dentro de mí. Entre gemidos notaba como entraba y salía, como sus huevos chocaban contra mi cuerpo cada vez que me penetraba y como cada vez estábamos más cerca de la explosión final de placer. Acelerábamos más el ritmo hasta que ya no pude más, me corrí sintiendo un placer inmenso. Rendida quede sobre la cama. Él que estaba a punto saco su polla de mi coño descargando su leche sobre mi vientre y rendido también se tumbo a mi lado para reponer el aliento. Tras recuperar la energía perdida fuimos a recoger el baño, a asearnos y vestirnos para salir juntos a disfrutar de lo que nos quedaba de día.

Por delante tenemos unos cuantos meses para poder disfrutar el uno del otro así que ya os contare como me va.

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