Un dulce despertar

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Aun era de noche, cuando sentí a mi vecina levantarse.

.- Voy a la playa a ver el amanecer… Me susurró… Quiero disfrutarlo antes de irnos.

.- Vale… Le respondí, dándome la vuelta.

Salió de la tienda de campaña y seguí intentando dormir. Al poco rato, sentí como mi hermana colocaba la mano sobre mi polla, por encima del bañador.

Pensé que era un gesto involuntario, mientras dormía, pero cuando empezó a subir y bajar la mano, acariciándola, me di cuenta de que lo hacia queriendo, y mi polla empezó a reaccionar. Cuando ya estaba considerablemente erecta, metió la mano por el bañador y la agarró suavemente con la mano, comenzando a masturbarme.

Yo sentía un placer enorme y más aún cuando me bajó el bañador e incorporándose, comenzó a besarla y a pasar la lengua por toda su longitud, hasta que al notar que estaba dura, comenzó a besar el glande y acto seguido abrió la boca y sentí como sr introducía entre sus labios, sintiéndolos subir y bajar, y la lengua en mi glande. Yo alargué mi mano para sobar sus pechos, bajando el sujetador y pellizcando sus pezones.

Después de un rato mamando, le avisé que iba a correrme y bajándose el sujetador del bikini, me corrí entre sus tetas. Se limpió con un klinex y se echó de nuevo a dormir como si no hubiese pasado nada. Comencé a acariciarle el culo por encima del bikini y el coño, metiéndole dos dedos y fallándola con ellos. Intenté meterle la polla, pero no se dejó. Me levanté y fui a buscar a mi vecina.

Después de un rato paseando por la playa, la encontré sentada en la arena, con la parte superior del bikini quitada y colocada a un lado. Me senté a su lado y se abrazó a mi brazo colocando su cabeza en mi hombro. Yo coloqué mi mano en sus nalgas, metiéndola por la braguita del bikini, mientras el sol salía por el horizonte. Nos miramos y nos dimos un apasionado beso en los labios.

Miré y no se veía a nadie en la playa, por lo que bajé mis labios hacia sus pechos y comencé a besarlos, chupando los pezones por turnos, mientras metía la mano por su bikini y jugaba entre sus labios vaginales. Después de un rato de caricias, buscamos un lugar más intimo entre unos matorrales y nos desnudamos, tumbándonos en la arena y comenzando por un delicioso 69. Me incorporé y en esa postura de perrito se la inserté poco a poco en el coño.

Sin pausa pero sin prisas, comencé un suave mete y saca, que ella, con ritmo acompañaba con movimientos de cadera. Yo la agarraba por la cintura y de vez en cuando le acariciaba las nalgas. Después de un rato penetrándola, llegó al orgasmo, entre espasmos y apretando mi polla con sus contracciones. Yo aun no me había corrido, debido a la reciente mamada de mi hermana, por lo que colocándome boca arriba, ella se colocó a horcajadas sobre mí y se insertó mi polla en el coño, dándome la espalda, por lo que veía su culo rebotar con cada cabalgada.

Yo le agarraba las tetas y jugaba con sus pezones, hasta que la agarré de la cintura y empujándola hacia abajo, la inserté hasta el fondo soltando varios chorros de leche que inundaros su coño. Nos recompusimos y después de mirar si había alguien, desnudos, nos metimos en el mar para quitarnos la arena del cuerpo. Nos vestimos y volvimos al camping.

Cuando llegamos mi hermana y su hija ya estaban levantadas. Fuimos al bar a desayunar y volvimos a la parcela. Después de desmontar la tienda, cargamos el vehículo y salimos del camping, rumbo a la rutina de la ciudad, comentando como habían sido estos días de vacaciones.

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Sevilla1972
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