El vecino se llamaba Marcos y tenía 24 años, dos más que yo. Vivía en el departamento de arriba y me deseaba de un modo descarado. Disimulaba si me veía con mi marido. Pese a ese detalle no me caía mal, pues era atento, agradable incluso y de buena conversación, pues estudiaba filosofía.
Modestia aparte, soy muy atractiva para los hombres y estaba acostumbrada a las galanterías y cosas así. Marcos quería más, me daba cuenta de eso. Conocía mis horarios y siempre me lo cruzaba; a veces me traía la bolsa del almacén. Otras veces me miraba desde lejos, sin ocultar la enorme atracción que yo le causaba.
A mi marido le encantó saber que Marcos me deseaba.
Sin decirme nada lo invitó a cenar un día, convirtiéndolo en amigo de la casa. De allí en adelante iba todos los viernes a cenar, nos quedábamos jugando a las cartas, bebiendo y pasándola bien.
Nos hicimos amigos. Una noche, después de varias copas, mi esposo le contó que habíamos hecho un trío por más de un año y que nos había gustado mucho. Fue como si una corriente intensa de electricidad se instalara entre los tres: Marcos me miró y había tanto deseo en sus ojos que me estremecí; pero eso fue todo esa noche.😆
Deliberadamente, no volvimos a invitarlo hasta un mes más tarde. Cenamos y en el postre nos preguntó si era cierto lo del trío.
- Por supuesto dijo mi esposo.
- Y el otro, el amigo, le hacía el amor a Gaby?
- Casi todos los días.
- ¿Y a vos te gustaba, Gaby?
- Sí, claro.
- ¿Y hacían de todo?
- Más de lo que te imaginas.
- Disculpen la pregunta – dijo Marcos, bajando la voz; pero esto es algo que de verdad me gustaría saber: ¿alguna vez la penetraron los dos al mismo tiempo?
- Sí. No muchas veces, pero varias.
- ¿Y qué sentiste, Gaby?
- Es lindo. Basta, hablemos de otra cosa.
Esa noche no volvimos a tocar el tema; pero cuando ya era tarde mi marido, propuso jugar un par de manos de cartas con prendas. El que ganaba pedía, y los demás debían obedecer. Obviamente, era un juego de intención erótica. Sabía lo que se venía; pero no me negué a jugar. Quedamos en que serían tres juegos. Solo tres.😎
Ganó mi marido, sonrió con malicia y dijo:
- La prenda para ustedes dos es la siguiente: Marcos tiene que lamer el cuello de Gaby durante treinta segundos.
Fue una de las cosas más eróticas que viví. Sentí su lengua recorriendo mi cuello, sobre todo su excitación, su deseo, lo que me resultó muy fuerte. Me había lamido la piel en medio del silencio y su respiración era lo único que se escuchaba en la salita. Yo no había llegado a excitarme con eso, pero él si y muchísimo.
Jugamos la segunda mano y volvió a ganar mi marido.
- Dijo, mirándonos – que se den un beso de lengua en la boca durante un minuto.
Pude negarme, por supuesto, pero el recuerdo del hermoso sexo que los dos habíamos tenido con Erwin durante más de un año me llevó a ceder y ofrecer mi boca. Sentí su lengua entrando, buscando mi lengua, y respondí al beso con naturalidad, cerrando los ojos y disfrutándolo hasta que se cumplió el tiempo.
- Amor, la verdad, eso te dejó caliente, ¿no?
- Puede ser respondí- . Vamos, juguemos la última que me quiero ir a dormir.
Jugamos. Y ganó Marcos. Me miró, intensamente. Podes pedir lo que quieras susurró mi marido. – Con límites dije.
- Quiero algo durante un minuto dijo él.
- Bueno, pedí.
- Quiero acariciarle la paloma a Gaby durante un minuto.
- Dudé, pues no esperaba tanto.
- ¿Y cómo, no entiendo? – titubeé.
- Nos paramos uno frente al otro dijo Marcos.
- ¿La querés acariciar de parados?
- Sí.
Un poco nerviosa pero decidida a jugar, me puse de pie. Marcos se ubicó frente a mí, levantó mi falda con la mano izquierda, deslizó la derecha por mi vientre hasta cubrir la vulva. La acarició, hundiendo un poco los dedos a través de la tela de la tanguita en la humedad de la vagina, tratando de correrla para entrar los dedos. No llegó a hacerlo, pues estaba muy nervioso y se cumplió el minuto. Retiró la mano suavemente.😋
- ¡Qué hermoso debe ser coger con vos!.
- Suspiró y mi marido soltó una risotada y le palmeó la espalda. Listo, ya jugamos mucho, ahora a dormir.
- Una vez a solas, mi marido me preguntó si me había gustado y si deseaba coger con Marcos.
- Coger no, estás loco, pero el beso de lengua realmente me excitó.
- ¿Te acarició bien la paloma?
- Me la dejó empapada.
- ¿Te animarías a chuparle la pija a Marcos?
- No sé, hoy seguro que no.
- ¿Y otro día?
- ¿No sé, habría que ver si la situación me lleva, no sé?
- ¿Te dejarías chupar la concha por él?
- Eso podría ser.
- La próxima vez podríamos ir a bailar a un boliche.
- ¿Los tres? ¿y a dónde?
- Hay uno bien oscuro, con espacios separados para las parejas, ahí los tres podríamos jugar como hoy.
- ¿Podría ser?
- ¿Pero antes tenemos que excitarlo mucho, llevarlo al máximo?
- ¿A vos te gustaría que Marcos me coja?
- Sí. ¿no te gustaría coger con él?
- Coger no sé, jugar puede ser. Quizás sexo oral, no sé.
- ¿Te animas a que salgamos el próximo sábado?
- Dale. No hay problema, lo hagamos, pero suave, solo caricias y besos.
- ¿Sabes cómo lo vamos a excitar?
- Esta noche lo hagamos con la luz encendida y filmemos, así mañana le muestro el video.
- Estás loco
- No te voy a filmar la cara, solo el cuerpo.
- ¿Y te vas a animar a mostrarle cómo cojo?
- Obvio.
- Se va a volver loco de ganas, pobre Marcos
Mi marido hizo un video mientras follábamos, solo para provocarlo aun mas.
Sin embargo, esa noche gocé a lo grande mientras cogíamos y mi marido filmaba todo. Primero me filmó desvistiéndome, hizo primeros planos de mi vagina, de mis pechos y de mi boca chupando su pene. Luego me puso en cuatro patas para filmar la penetración hasta el final. 🥰
Me excitó muchísimo ver la película, saber que Marcos me vería teniendo sexo y que se excitaría. Estoy segura que se masturbaría sin duda y su leche saldría por mí. Realmente quedé muy excitada.
Al día siguiente volví de trabajar después del mediodía y mi marido me contó que había ido al departamento de Marcos y le había mostrado el video en la Tablet.
- ¿Y qué hizo?
- Casi se muere, le agarró tal calentura que todavía debe estar haciéndose la paja.
- ¿Qué te dijo?
- Estaba mudo, con la boca abierta y de a ratos murmuraba qué diosa, por dios, qué diosa es.
- Osea que ya me conoce la concha.
- En video, sí.
- ¿Y qué fue lo que más le gustó?
- La parte en que me la estás chupando, eso lo volvió loco.
Era excitante, pero me daba vergüenza al mismo tiempo. No quise ver a Marcos en toda la semana, pese a que a medida que se acercaba el sábado yo me excitaba más. Imaginando lo que podría ocurrir. El viernes, mi marido puso las condiciones: 👀
- Amor, no ve las horas de que llegue mañana, pero estaría bueno que me digas a qué te vas a animar y a que no.
- ¿Vos decís en el boliche?
- Claro.
- Bueno, estuve pensando que yo podría ir con un vestido corto y suelto, sexy, tacos altos, algo escotado.
- Perfecto.
- Podríamos bailar, acariciarnos suavemente mientras bailamos.
- ¿Te vas a animar a acariciarlo?
- Podría palpar un poco.
- ¿No te animarías a hacerle la paja?
- No sé, podría ser si se da.
- ¿Y chupársela?
- ¿En el boliche? – No creo
- Pero si es oscuro la zona de los sillones.
- Bueno, no sé, tal vez sí. Es que no sé lo que voy a sentir
- ¿Y qué te vas a dejar hacer?
- Besos podría ser, caricias en los pechos.
- ¿Y abajo?
- Podría ser.
Por fin llego el sábado y estuve muy nerviosa.
La cosa fue que llegó el sábado. A la medianoche en punto llegó Marcos y los tres bajamos a tomar un taxi para ir al boliche acordado. Marcos tenía pantalón blanco, camisa azul y zapatos negros. Estaba elegante y aunque no era alto, con los zapatos quedaba un poco más alto que yo. 💋👍
Subimos al taxi, nerviosos los tres. Llegamos al boliche y nos guiaron hasta la mesa con sillones que mi marido había reservado. Estaba realmente muy oscuro y tardamos varios minutos hasta que los ojos se acostumbraron a la escasa luz.
En el boliche mi marido inicio el juego de besos de lengua.
Pedimos los primeros tragos, bebimos, luego otros más y mi marido dio por iniciado el juego con un beso de lengua de dos minutos, lo que Marcos imitó a continuación. Entonces, tras saborear cuatro minutos de lenguas en mi boca pedí una tercera copa y me sentí liberada, sin los temores de toda la semana previa.
Hicimos chistes atrevidos, nos reímos mucho y jugamos varias veces a besarnos en la boca un rato con mi marido y un rato con Marcos, pero sin acariciarnos, solo besos de lengua era divertido y excitante.😘
Recién a la hora de haber llegado salimos a bailar Marcos y yo, ubicándonos en lo que nos pareció el lugar más oscuro del boliche. Nos abrazamos, buscó mi boca y mientras uníamos la lengua. Sentí una mano suya abrazando mi cintura y otra en mi escote y llegando enseguida a mis pechos. Le correspondí con la lengua en su boca y acariciando su espalda, así durante unas cinco canciones románticas.
Regresamos al sofá, jugamos a los besos y caricias un buen rato. Uno y otro besaban mi boca, mi cuello, me acariciaban los pechos. Mi marido me pidió que me quitara el corpiño, lo que hice entre risas. A partir de allí los dos podían lamer mis pechos. Hubo un momento en que el mozo nos descubrió, Marcos lamía mi pezón izquierdo y mi esposo el derecho. – No dijo nada.
Estuvimos hasta las cinco de la madrugada en ese boliche, un rato en el sofá y otro rato bailando. Mientras danzábamos abrazados, Marcos acariciaba mi vulva y yo le palpaba el bulto, que estaba duro. Regresamos al sofá y mi esposo abrió su pantalón y sacó el pene.🥂
Marcos hizo lo mismo. Pasamos un rato en el que yo acariciaba los dos penes, uno con cada mano. Les acariciaba el vientre, los huevos. Marcos me quitó la tanga y me metió un dedo en la vagina, que ya estaba empapada.
- Amor, chúpame la pija dijo. – Mi esposo.
- ¿Acá? no. – Ni loca, vamos a casa si querés eso.
Llamaron al mozo, cerraron sus braguetas y tras pagar carísimo salimos en busca de un taxi, el que afortunadamente apareció enseguida. Subimos los tres al asiento trasero, yo en el medio de ellos, mojados de transpiración, excitados y con la ansiedad de que estábamos yendo a casa para posiblemente cogerme los dos.
La idea me excitaba muchísimo, pero me impresionaba un poco pues habían pasado ya dos años del último trío con Erwin. Erwin me cogía muy bien, con él me gustaba; pero ¿cómo sería Marcos? – Yo no estaba para nada segura de hacerlo con él esa noche.👠
Mientras íbamos, mi marido me acomodaba un poco de costado y me levantaba la falda para acariciar mi cola desnuda; hizo que me inclinara hacia Marcos y sentí la punta de su pene buscando la entrada de mi ano; excitada de sexo y de alcohol.
Llegamos a casa e hicimos un trío increíble.
Ayudé a Marcos a desprenderse el pantalón para acariciarle el pene, que estaba caliente y muy duro. Estábamos incómodos y por mucho que intentó mi marido no logró penetrarme allí. Llegamos a casa, entramos al living y cerramos la puerta con llave. Había llegado la hora de coger con los dos y yo aún no estaba muy segura de hacerlo.
Mi marido sirvió whisky, bebimos, nos desnudamos los tres. Ellos me ubicaron en el sofá con las piernas abiertas para darme sexo oral, mucho sexo oral. Besos de lengua recorriendo mi vagina, lenguas por mi vientre, por mis pechos, por mi boca.😋
Los dos me besaban y me lamían al mismo tiempo. Cambiamos de pose y mi marido se acostó boca arriba en el sofá y me agaché a chupar su pene. Marcos me lamía el ano, las nalgas, me chupaba desesperado de deseo por mí. – Era lindo.
- Ahora cambiemos, amor. – Quiero ver cómo le chupas la pija.
Intercambiaron lugar y me dediqué a chupar el pene de Marcos, a lamer sus huevos desesperada. En ese instante sentí el envión de la pija de mi esposo entrando por mi ano. Grité, gemí y descansé mi boca sobre el vientre de Marcos hasta que mi marido eyaculó, llenando mi recto de semen.
Me dolió cuando retiró su pene y supe que llegaba el momento de complacer a Marcos, de ser gozada por mi vecino y recibir su esperma en mi interior.😁
Traté de disuadirlo, no sé exactamente por qué. El creyó que no quería hacerlo delante de mi esposo y me pidió que fuéramos a otro lugar.
Fui con él al dormitorio, me dejé caer sobre la cama y él se encaramó de inmediato sobre mi cuerpo, metiendo su desesperado pene en mi vagina. Entró fácil, pues no era grande y yo me había mojado mucho; pero no gocé, solo lo dejé moverse mientras me besaba los pechos y explotar de felicidad al soltar la leche.
- ¡Por dios, cómo te amo! – Susurró y le pedí que saliera.
Mi marido observa como me coge el vecino.
Mi marido estaba en la puerta, observando. Había visto cómo el vecino me cogía y me acababa adentro, lo que de alguna manera apagó su fantasía. Fui a la ducha y cuando salí Marcos, ya no estaba. Mi esposo me aguardaba sentado sobre la cama, bebiendo otro whisky.
Ya te di el gusto. – Dije. Pero no quiero volver a coger con otro solo para que veas.
Asintió, sin decir nada.
Así terminó esa noche.
By: Gaby46
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