Trío bisexual con mi mejor amigo y su esposa
Esto que voy a relatar es mi última experiencia sexual fuera de lo común que vivo día a día. Soy Alex, un hombre bisexual de 31 años y he vivido bastantes experiencias morbosas y calientes que espero poder relatar poco a poco, pero me animé a relatar lo siguiente porque jamás pensé que algo así me sucedería.
Hace dos semanas mi mejor amigo me invitó a pasar unos días en su casa porque yo tenía unos días libres del trabajo y tenía un tiempo que no nos veíamos, así que me dispuse a visitarlo ya que vive en una ciudad costera con una playa muy hermosa.
Preparé todo y viajé hacia allá, al llegar a su casa, mi amigo me recibió, se llama Carlos, él es más alto que yo, mide 1.90 es delgado pero marcado ya que su profesión es la de profesor de educación física, así que se mantiene en buena forma, hemos sido amigos desde hace muchos años y siempre me ha parecido atractivo pero nunca he intentado nada por la amistad tan buena que tenemos, aunque él sabe que soy bisexual y antes de casarse me preguntaba muchas cosas, que si me gustaba que me cogieran, que si cómo se sentía que te penetraran, cosas así, pero hasta ahí quedaba. Él se casó hace 5 años, su esposa, Andrea es una mujer muy hermosa, es más bajita de estatura que los dos, es delgada pero tiene unas caderas prominentes y un culo redondo y paradito, sus tetas son medianas pero están en su lugar y llaman la atención porque siempre viste escotada.
Ambos me recibieron muy afectuosamente, él vestido con un short solamente, por el calor intenso que se sentía y ella con un vestido corto, escotado como acostumbra y algo entallado, tal vez por el corte del vestido o por sus caderas y culo que hacían que le apretara y se le marcara de una manera deliciosa, mostrando también sus muy bien formadas piernas gracias al ejercicio del gimnasio y natación.
Me invitaron a instalarme en la habitación de visitas que habían preparado para mi, un lugar tranquilo con vista a su jardín y alberca. Me dejaron solo para que me cambiara y refrescara después del viaje, cosa que hice, me desvestí y puse ropa cómoda y ligera, yo mido 1.80, soy velludo y aunque no soy gordo, mi trabajo en oficina me ha hecho subir unos kilos más de los que quisiera aunque busco compensarlo con ejercicio y comiendo sano, tengo marcados los músculos y con mis 17 cm de verga me va bien, nada descomunal pero bastante funcional.
Pasamos la tarde poniéndonos al corriente de nuestras vidas, platicando y tomando cervezas, después de algunas horas, el cansancio y las cervezas hicieron efecto en mí y me fui a dormir por unas horas, cuando desperté salí a la sala y me encontré con una escena que me dejó asombrado, en el sillón Andrea cabalgaba a Carlos, mientras él estaba sentado ella tenía su verga ensartada y brincaba de arriba-abajo disfrutando y gimiendo. Ella estaba de espaldas a mí, así que no se percató cuando entré, pero él si me vio, lo único que hizo fue sonreír y asentar con una mueca de orgullo.
Salí de ahí asombrado y entré a mi cuarto procesando lo que había visto, había sido rápido, pero era suficiente para calentarme y hacerme desear jalármela, así que me tiré en la cama y empecé a masturbarme pensando en el delicioso culo de Andrea, y también en la verga de Carlos, no me había equivocado en mis fantasías con él, si tenía una verga grande, gruesa, se veía deliciosa, fue tanto el morbo que no aguanté mucho y exploté, me vine como pocas veces antes.
Al poco tiempo Carlos entró a mi habitación y como pude me cubrí para que no descubriera que su escena me había calentado y había tenido que satisfacerme, sin embargo, fue inútil porque alcanzó a ver y me dijo en tono burlesco pero morboso, ¿Te gustó lo que viste? En ese momento no sabía qué responder, porque me había gustado mucho, pero no sabía cómo podía reaccionar él si le decía que sí, así que solamente le dije, perdón por entrar sin avisar, me contestó –no te preocupes, como siempre estamos solos, cogemos en toda la casa, pero no hay problema, vamos, ya está la cena–. Bajamos y la mesa estaba servida, Andrea vestía unos shorts muy cortos, dejando ver casi la mitad de sus nalgas y un top ajustado sin brasier mostrando sus pezones duros, una maravilla de mujer.
Después de la cena, nos quedamos platicando, traté de actuar normal, pero la visión de ellos dos cogiendo no salía de mi cabeza y menos al verla así vestida, empecé a verla fijamente y Carlos se dio cuenta, en eso dijo –Amor, Alex nos vió coger hace rato– Ella, al contrario de como pensé que iba a reaccionar, con vergüenza o timidez, dijo –¿Ah si? y ¿te gustó lo que viste?– En ese momento supe que ella era igual de caliente que él y que yo, así que dejé el miedo y les dije –La verdad si, me encantó, ambos se veían deliciosos y sentí bastante envidia–
Pienso que esa era la reacción que esperaban, porque en ese momento ella se levantó, se acercó a mí y me dijo –pues, para que no sientas envidia, ¿porqué no te nos unes?– no tuvo que insistirme, en ese momento empecé a tocarla, yo estaba sentado, así que la abracé y comencé a tocar su delicioso culo, empecé a besar su abdomen y a recorrer con mis manos sus piernas torneadas, su culo redondo, subí a sus tetas y las apretaba mientras ella daba pequeños gemidos.
En ese momento siento que Carlos se para y camina hacia mi, lo que no me había dado cuenta es que tenía la verga de fuera, la primera vez que la veía bien, una verga a medio parar que ya medía como 18 cms, se acercó a mí y me dijo –sabemos que tu eres abierto y te gusta la pucha y la verga, así que queremos que pruebes ambas y nos digas cuál te gusta más– ambos rieron y yo, nervioso y sorprendido de que mi mejor amigo de años me dijera eso, lo único que pude decir fue –con mucho gusto–
Andrea me tomó de la mano y dijo, vayamos a la habitación, tomó a Carlos de la verga y nos llevó a ambos hasta su habitación. Yo no podía creer lo que estaba a punto de vivir, pero era mi momento, no podía desaprovecharlo.
Al entrar, Andrea me indicó que me quitara la ropa, lo cual hice emocionado, mientras, ella se sentó en la cama y empezó a mamar la verga de Carlos, la cual empezó a crecer, yo no estaba seguro qué hacer y ella vió mi cara y me dijo –ven, ayúdame– uuuffff, me estaba ofreciendo la verga de su esposo, yo vi a Carlos y pude ver su cara de morbo y placer mientras ella tenía más de la mitad de su verga dentro de su boca, me acerqué, me senté en la cama y comencé a chupar esa verga deliciosa, que para ese momento ya estaba en su máximo esplendor, unos 22 cm de verga gruesa, cabezona y con unas venas deliciosas.
Nos turnábamos a meternos a la boca semejante trozo de carne, mientras ella lo tenía en la boca, yo chupaba sus huevos y al revés, ella era una experta en garganta profunda y aunque yo no soy mal mamador, me costaba un poco más de trabajo al principio, pero después me acostumbré y pude meterla completa a mi boca disfrutando de esa deliciosa verga enorme. Así estuvimos por más de 10 minutos hasta que ella se acostó en la cama boca arriba y abrió sus piernas, me hizo una señal y yo saqué la verga de Carlos de mi boca y me puse a hacerle sexo oral a ella, mientras hacía eso y disfrutaba de esa deliciosa concha depilada y ella ponía sus piernas alrededor de mi espalda, sentí como Carlos me tomaba del culo y me ponía en cuatro, me sorprendió, pero cuando quise hacer algo, sentí la lengua de Carlos pasar por mi ano, el placer y la sorpresa me hicieron gemir fuerte y ellos rieron pero siguieron con el morbo, sentía la lengua de Carlos mamar mi ano de una manera deliciosa, se notaba que no era la primera vez que lo hacía porque se escuchaba que lo disfrutaba mucho.
Mientras él se dedicaba a comerme el culo, yo empecé a meter un dedo en la vagina de Andrea, después dos, hasta tres, entonces ella me dijo –métemela, cógeme– Carlos dejó de mamarme el culo y yo me acerqué más a ella, la levanté, la puse en cuatro y voltee a ver a Carlos, quien tenía su enorme y deliciosa verga en la mano, jalandosela y con un movimiento de cabeza, me dio la aprobación para que pudiera ensartar a su esposa. Así que puse mi verga en la entrada de su vagina y la penetré, no fue tan difícil, debido a lo acostumbrada que está ella a la verga de Carlos, pero se sentía apretada y ella empezó a gemir, empecé el mete y saca, disfrutando de ese culo delicioso y tomándola del cabello para besar su cuello, cuando siento que Carlos se sube a la cama y acerca su verga a mi cara, me la da a mamar y yo empiezo a chuparla tratando de concentrarme en hacer bien las dos cosas y no perder el ritmo.
Estuvimos así unos minutos, yo sentía que no iba a aguantar mucho, tal vez Carlos notó eso en mi cara y me dijo –quiero cogerte, ¿puedo?– la pregunta me asombró y me calentó mil veces más, si es que se podía.
Andrea se levantó y Carlos me tumbó y me mandó a ponerme boca arriba, cosa que hice. Me tomó de las piernas, las puso en sus hombros, me acomodó y comenzó a empujar su verga a mi interior, con lo lubricado que me había dejado y lo dilatado por mi excitación, no le costó tanto trabajo, no era mi primera verga grande, pero si era mi primera verga tan conocida y fantaseada, así que yo estaba disfrutándolo como loco, en eso, Andrea se vuelve a subir sobre la cama y se sienta en mi cara, de frente a su esposo, así que ahora yo moría de placer, tenía una verga entrando y saliendo de mi culo, haciéndome ver las estrellas y un coño escurriendo sus jugos en mi boca, ellos se besaban y gemían.
Andrea se levantó, movió a Carlos y se acostó en la cama, me dijo –vuelve a cogerme– yo estaba a su antojo, para mi sorpresa ella era la más morbosa y caliente y dirigía la situación como una experta. Me puse sobre ella y volví a penetrarla, pero ahora, le dijo a Carlos –Ya sabes qué hacer– Sentí que Carlos se ponía detrás de mí aprovechando mi posición y volvió a penetrarme. Las sensaciones me sobrepasaban, sentía que me iba a desmayar, no iba a aguantar mucho, no pasaron ni cinco minutos cuando empecé a acelerar, a gemir más fuerte, Andrea lo notó y me dijo –Dale papi, vente adentro, me cuido– Yo empecé a embestirla como desquiciado mientras seguía con la verga de Carlos dentro de mi culo abriéndome y partiéndome en dos. Pocos instantes después me vacié por completo dentro de Andrea, chorros y chorros llenaron su interior mientras Carlos seguía moviéndose detrás de mí.
Sentí que Carlos sacó su verga de mi culo y me sentí vacío, en eso, se pone junto a Andrea y a mi y comienza a masturbarse como loco, para, segundos después botar toda su leche, un chorro me salpicó la cara, uno salpicó la cara de Andrea y lo demás cayó en sus tetas y su abdomen. Me acerqué a limpiarle la verga mientras Andrea tomaba lo que había caído sobre ella y lo lamía, después la besé a ella y después a él. Caímos rendidos en la cama los tres, yo estaba sin palabras, solo pude decir –wow, me sorprendieron, no sabía que les gustaba esto– Carlo soltó una pequeña risa y Andrea me contestó –Y no has visto nada aún–. No supe qué responder, así que nos quedamos acostados y yo caí rendido, no supe nada hasta la mañana siguiente, cuando me levanté y vi que estaba en su cama, desnudo y solo.
Me levanté, me vestí y baje a la cocina, donde los vi, frescos, bañados, tomando café y platicando, me vieron, sonrieron y me saludaron, les dije –tengo muchas preguntas, me tienen que contar cómo empezaron a coger con otros– Andrea sonrió, Carlos se rió y dijo –todo es culpa de mi esposa caliente y morbosa, ven, siéntate, te cuento– Y así empezó una semana llena de sexo, morbo y experiencias deliciosas que nunca olvidaré, espero pronto poder contarles más de eso y de todo lo que he vivido en otras ocasiones.
Gracias por leer, díganme qué les pareció y si quieren que les cuente más.
¿Te gustó este relato? descubre más relatos que te harán vibrar en nuestra página principal.