Tres veces al año, me convierto en prostituta

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Soy una Mujer que casi ronda en los 40 años y mi marido y yo, fantaseamos que él se folla a otra y que yo tengo, así le digo, otro picador. A pesar de mi edad, conservo un buen cuerpo, mi cara esta atractiva, tengo unos bustos grandes, una cola llamativa y unas bonitas piernas. A veces me visto con minifaldas, minivestidos o vestidos arriba de la rodilla y otras me pongo jeans o vaqueros, pero siempre llamó la atención. No falta hombre que me piropee o me llame mamacita, bizcochito, culito, y hay varios atrevidos que me han propuesto invitarme a comer, o de plano e mi trabajo, me dices que estoy hermosa y que harías mucho por mi.

En el trayecto al trabajo los conductores de colectivas, me dan un trato y quieren conversar conmigo. Y la verdad, tengo muchos admiradores, así que en ocasiones, cuando me enojo con mi marido, hasta me he citado con algunos de mis pretendientes, aunque nunca he ido.

De tantas fantasías y realidades, en una noche que mi marido y yo tomamos, se nos ocurrió ir un fin de semana a un burdel en una ciudad fuera de la provincia de donde vivimos. Así es que me arregle, me puse una diminuta tanga, una súper minifalda color rojo, una blusa del mismo color escotada, sin mi bra y un abrigo muy largo, con unas zapatillas de plataforma, como de las que usan las prostitutas. Además me llevo otras vestimentas, todas muy atrevidas, pues me había dicho mi esposo que era necesario que me cambiara algunas veces.

Llegamos al lugar, mi esposo habla con los encargados, pasamos, pero de forma separada, había muchos hombres y Teiboleras. Mi esposo inmediatamente se fue con una chica, muy joven y se la sentó en las piernas. Yo estaba temerosa, y deje mi abrigo y me fui a sentar junto con otras chicas. No paso tiempo y al rato estaba sentada con varios hombres en una mesa, ellos, habían pedido una botella y comenzaron a tomar, mientras dos de ellos acariciaban mis piernas. Más tarde, salía a bailar con varios de ellos, quienes me tomaban de las nalgas, parecía una puta. Mientras mi esposo disfrutaba de los pechos de una teibolera. Yo estaba caliente de ver a mi marido y de mi misma, tomando con varios hombres, quienes además jugaban con mis piernas y con mis pechos. Después uno más joven, como de 25 años, me pidió me sentara en sus piernas, y yo obedecí, estaba de lado, me besaba mis senos y acariciaba mis muslos.

Después uno de ellos, el más grande, de unos 65 años, me llevo a una cabina, para que le bailara, ahí me acaricio mi cuerpo, me desnude, y como una experta, lo monte, claro el tenía ropa, me beso los pechos, me acaricio las nalgas y me beso mi espalda y mis pechos, yo pude sentir como su verga se le paraba y en lo que dura la canción, pude observar como se mojaban sus pantalones, se había masturbado y más que le había bailado con mis nalgas sobre su pene. Regresamos, me vestí con otra ropa, aun más diminuta, otra tanga, sin medias, y un topless, y otras zapatillas de tacones súper altísimas. Realmente parecía una puta. Pero creo que estaba gozando. Mi marido seguía con la misma chica y ahora la tenia montada en sus piernas. Estábamos muy cerca, el me veía y yo lo veía. Escuchaba que conversaba y el me escuchaba, a pesar de la música.

Después otro de los hombres, parecían ejecutivos, me llevo a la cabina, y otra vez se repitió la acción, pero este fue más atrevido, casi se tragaba mis senos, me mordió las nalgas, y besaba mis piernas, y cuando me senté, sentí su verga parado encima de su pantalón, lo que me excito y al quitarme la tanga, sólo me quede con mis zapatillas, pude sentir, su verga, pero afuera, que choco con mis nalgas, afortunadamente, había acabado la canción y uno de los vigilantes de la cabina entró rápidamente. Me había excitado mucho, pero no quería que me penetrara.

Al regresar los otros tres hombres habían conseguido otras chicas y sólo el más joven quedaba sólo. Así que cuando llegue y como me gustaba, me senté en sus piernas, estaba nervioso, pero poco a poco se fue calmando. Eran casi las doce de la noche, yo estaba un poco tomada y de repente otra chica me jalo y me llevo a un privado, me dijo que me cambiara, lo hice, y en unos minutos estaba entrando a la pista de baile, con una canción, y me encontré frente al tubo. No sabia que hacer, los hombres gritaban, me manoseaban cuando iba en la pasarela, y no me quedo más remedio que bailar en el tuvo, como pude creo que lo hice bien, ya que tomo clases de aeróbic y pilates.

Fue sensacional, me desnude, afortunadamente conservo buen cuerpo, me quite mi diminuta ropa y mi tanga, los hombres enloquecieron y al poco rato, tuve que pasar unas cinco veces más los privados. Pero yo ya estaba súper excitada, así que regrese a la mesa y lo primero que hice fue tomar de su verga a mi joven acompañante, y mientras platicábamos, yo tomaba con mis manos su verga, le baje su cierre y metí la mano debajo de su pantalón y me deleitaba con su verga, estaba caliente, y el jugaba con mis pechos, me los besaba, mientras el de más edad, había subido mis piernas sobre sus rodillas y me acariciaba mis muslos y mi vagina, aunque sobre la tanga. Yo no resistía más, el haber sentido por vez primera otras varias vergas me tenia súper calentísima. Con el alcohol que ellos y yo habíamos ingerido, estábamos súper calientes. Me había olvidado de mi marido a quien ya no veía. Y los hombres me estaban acariciando toda, todita.

Ya casi eran las dos de la mañana, cuando, se me acerco uno mesero y me entrego, varios billetes y me dijo que era lo que me había ganado, era diez veces más de lo que gano en un mes en mi trabajo. Me guarde el dinero y al poco rato el más joven me dijo que fuéramos al motel de enfrente. Le dije que no salía, pero el insistió, sus amigos estaban con otras mujeres en otras mesas y yo buscaba a mi marido, de repente lo vi que salía con una chica de menos de 20 años. Seguramente se la llevaba al motel. Así que al ver esto, le dije, que si, y que saliéramos, fui rápido por mi ropa, me puse mi abrigo y salimos, pero además iba el hombre de más edad.

Me subieron a una camioneta muy lujosa, y entramos al motel. Me acosté, y el más joven comenzó a besarme, me desvistió, mientras el otro sólo veía. Yo estaba muy caliente y le mame su verga, mientras el chupaba mi concha, estaba gozando hasta que empecé a sentir, que alguien me besaba la cola, era el hombre más grande, que me mordía las nalgas, y yo creo que gozaba más, fueron varios minutos en que uno mientras me besaba la espalda, el otro chupaba mis pechos, mientras uno me besaba las piernas, el otro jugaba con mis nalgas o mis pechos, sentía muy rico, hasta que necesitaba ser penetrada.

Así es que el más joven se tiro boca arriba y yo como leona en brama comencé a tomar su pene con mis manos, y metermelo en la boca, mientras como gata en celo, el otro hombre me tomaba de las nalgas y las mordía, me besaba en el culo, me acariciaba mi clítoris, mi vagina, estaba yo a reventar, al fin me fui colocando en ese pene muy duro y grande, a l fin se me fue metiendo y sentía delicioso, cuando el más joven me iba cogiendo, mientras mis pechos caían encima de su boca. El más grande, no dejaba de jugar con mis nalgas y mis piernas, acariciaba sus formas y una vez que estaba yo en la verga del más joven encima de el, pude sentir como la cabeza de su pene, rozaba mi culo, y con el mismo liquido comenzaba a lubricar la entrada de mi culo y comienza a meterse poco a poco, mientras el otro entraba y salía de mi vagina y al fin tenia las dos vergas, dentro de mi. La del más joven por mi vagina y su boca en mis pechos, el más grande me empuja su pene en mi culo, mientras sus manos jalaban de mi cabello, como si estuviera galopando una yegua y su boca en mi espalda.

No se cuantos orgasmos tuve, pero estaba gozando, al poco rato ambos eyaculaban en mis agujeros, podía sentir como se desparramaba el semen de mi vagina y de mi culo. Después tuve que limpiar el resto de semen de cada una de esas vergas, las deje bien limpias y nos casi dormidos, porque entre sueño y sueño, sentía como una y otra verga, se cambiaban, yo estaba recostada sobre un lado y alguno de ellos de rato en rato, me penetraban, yo solo sentía por atrás sus cuerpos y como los penes, buscaban mi vagina. Hasta que nuevamente se desato la pasión y ahora el más viejo, de repente me puso boca arriba, me alzo las piernas y me penetro, después, se puso abajo, boca arriba y yo encima de el sin embargo pude sentir hasta el amanecer, cuando desperté, era porque nuevamente tenia, ahora la verga del hombre mayor en mi vagina, y después, el hombre joven, se acostó boca arriba, con su verga parada, se sentó en la orilla de la cama, me atrajo hacia el y me clavo su pinga, bien en mi culo y me llevo hacia atrás, mientras el más viejo, abría mis piernas y se me fue encima clavándome su palo en mi vagina. Ahí se movieron hasta que tuve otros orgasmos y ellos me echaron la leche calientita en mis agujeros. No sé que tiempo más duramos, pero cuando desperte, ellos ya se habían ido y yo había ganado más billetes que todo un año en mi trabajo.

Desde esa vez, dos o tres veces al año, mi marido y yo realizamos algunas visitas a ese lugar.

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