Tenía la vagina totalmente empapada de jugos vaginales
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Eran las 10 de la noche de un dia lunes, ya los hijos se preparaban para dormir, se oía el agua de la ducha caer suavemente, relajante, fresca, y sin apuros caía sobre el cuerpo blanco y terso, tenía la piel excitada, se nota por lo erizada que estaba, sus pezones resaltaban de sus pechos bien proporcionados, redondos, suaves, las aureolas de color café tierno, sus manos acariciaban cada una de sus curvas hasta llegar a su exquisita vagina, allí se detuvo masajeando suavemente y con destreza esa excitante cavidad depilada, de pronto sus gemidos comenzaron a salir apresurosos de su boca,, sus dientes mordian sus labios carnosos parecia que iba brotar sangre de ellos, mientras sus manos seguian acariciando con destreza su clitoris, metía cada uno de sus dedos hasta el fondo de ese camino placentero, cuando de pronto se dio cuenta que la estaba observando, que había visto y escuchado cada uno de sus gemidos, cada una de sus caricias, era una mujer de unos 43 años bien puestos, bien cuidados, su pelo largo castaño, su piel blanca con un rosado excitante, sus pechos grandes y redondos, exclamaban pasión, que festin se han de ver dado los hijos al mamar esas hermosas tetas, sus nalgas del tamaño ideal, torneadas, sin imperfeccion alguna, clamaban sin cesar ser cogidos con bestialidad; termino de bañarse, salio de la ducha, se dirigio al dormitorio, comenzo a perfumar ese bello cuerpo, grande, donde habia carne de que agarrarse sin llegar a la obesidad, no era gorda, simple habia sido formada con las mejores medidas, la veía con mis ojos, yo ya habia pasado por la ducha minutos antes, imaginandome las cosas que haria esa noche; entre al dormitorio, vi como se deslizaba de su cuerpo esa toalla blanca, dibujando su figura, hasta caer al suelo, mis pupilas se dilataron al ver semejante espectaculo, me volvia loco su piel, sus pechos, su vagina, sus nalgas, toda ella me llenaba de lujuria y pasión, de pronto se acerca a mí, me abraza, sus pechos quedan pegados a mi piel, sintiendo su pasión brotar, cada uno de sus pezones razgaban en mí algo indescriptible, comenzo a quitar mi short, ella tomando la iniciativa,, quede sin nada, mi pene quedo a la vista, descubierto en todo su espendor, sus veinte centimetros erectos con sus doce de grosor para ella era un espectaculo, algo que le hizo hacer brillar sus ojos, de ellos salio un brillo y comenzo tomar mi pene con sus manos, diciendome ” que grande es… no sabes como la he deseado estos días ” yo veía como la acariciaba, como jugaba con sus manos con mi pene, de pronto se puso de rodillas, la tomo con las dos manos y se la introdujo en su boca, comenzo a mamarla con fuerza, succionando, besando, la mordia con sus dientes, la apretaba con delicadeza, era una tortura bella, parecía una niña golosa con su paleta de dulce, se sento en la cama abrio sus piernas, su vagina quedo a mi merced, me dijo con vos suave, dulce pero excitada ” ya ven, metemela toda que no aguanto más esta tortura….” trate de complacerla, era algo rico ver esa vagina depilada, tan aseada, grande y abultada, de su clitoris ya salian esos liquidos, ya habia tenido su primer orgasmo, le puse mi pene en la entrada de su vulva, rozandola suavemente, ella gemia poco a poco, apretandome cada vez mas fuerte, de pronto la tomo con su mano y se la metio toda, entendí que ya ella no aguantaba, que queria sentirla dentro por completo, la embestí como una bestia, habia entendido que queria ser cogida como una prostituta, la tome en mis brazos, la cambie de postura, le saque mi pene de su vagina y la metí en su culo, pego un grito callado de placer, quedo sin aliento, esperando las embestidas, cada una le hacían dar gemidos sollozos de placer, sus pies estaban entrelazados en mi cuello, le habia levantando sus piernas hasta mis hombros y habia introducido mi pene en su hermoso culo, eso la excito tanto que cada embestida que le daba pedía más, entre sus gritos de placer decia ” dame más de eso mi amor, cogeme asi, fuerte, duro, asi, asi mi amor,” parecia que no le importaba que su ano fuese despezado por mi pene, de pronto quiso cambiar, se puso de perrito, donde ese culito me puso más excitado, viendo como se movia para adelante y para atrás, veía como culiaba, oía como gritaba de placer, saque mi pene de su ano, lo metí rapidamente en su tortita, estaba hinchada, estaba tan rica que despues de esas embestidas que le dí comenze a mamarle su panochita, ella era una loca de placer, ese movimiento hizo que ella tuviera un orgasmo en mi boca, jamás habia saboreado ese liquido, jamás, oía sus gritos quedos, silenciosos, hacia el esfuerzo de no ser escuchados por los niños ni por los vecinos. Yo hacia el esfuerzo de no eyacular, era demasiado, mucha excitación, pero esta vez, la puse en otra posición, ella acostada en la cama boca arriba, levante su pierna hasta topar a su cintura, le metí mi pene hasta el fondo, sentí tan apretadita esa panochita que me costaba embestirla, sus gemidos, enormes, al fin llego lo que esperabamos, los dos tuvimos juntos nuestro orgasmo, fue un diluvio, esa cama quedo tan mojada, nos parecio que duro como cuatro minutos ese orgasmo. Tenemos veintiun años de casados y comparo los primeros años con estos y no cambio mis ultimos años de intimidad.