De la taquigrafía al inmenso placer
Isabelita, una chica de 19 años (entonces, que ya ha llovido) trabajaba en las oficinas de la misma empresa que yo, era muy simpática y alegre pero también muy reservada, una muñeca, tenía un cuerpo sin curvas marcadas, la cintura casi lisa con las piernas y las caderas apenas se notaban, usaba gafas de lentes […]
De la taquigrafía al inmenso placer