Soy una morena caliente y me gusta mi hermano
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Me llamo Ana, tengo 37 años, morena de pelo largo, tengo una talla 120 de pechos, soy de piel morena y hasta ahora me había pasado la vida en el pueblo sin saber lo que era divertirme, me había pasado la vida cuidando de mi madre y al fallecer me vi sola. Mi hermano me dijo que me fuera con él a pasar el verano, y de pronto me vi viviendo en su casa, con él mi cuñada María y mi sobrino Daniel de 20 años. Los primeros días apenas salía de mi dormitorio a pesar de que mi sobrino venía a intentar darme conversación e intentar que saliera de mi letargo.
Cuando fueron pasando los días fui cogiendo confianza, y me di cuenta que entre ellos había tal confianza que paseaban desnudos por la casa, al principio esta situación me cortó bastante, pero uno era mi hermano al cual había visto de niño en numerosas ocasiones y otro era mi sobrino, así que no le di más importancia de la que tenía, María era una mujer dos años mayor que yo, y a sus 39 años mantenía un cuerpo muy bonito, rubia de tetas medianas, pezones muy oscuros, completamente depilada, y muy blanca, era una mujer que llamaba la atención sobre todo por la forma de vestir que tenía, siempre muy provocativa.
Lo que más me llamaba la atención era las noches, todas las noches escuchaba los gemidos de mi cuñada, y estaba segura que si los podía escuchar yo, también los podía escuchar mi sobrino, eso llegó a excitarme tanto que todas las noches esperaba la dosis de sexo de mi cuñada, yo me había tirado más de 15 años sin nada de sexo, así que por nada me veía excitada, y andaba siempre mojada. Cuando veía a mi hermano o a mi sobrino, me los imaginaba follándome como locos, y la verdad es que mi calentura iba cada día en aumento, así que yo ya también andaba medio desnuda por la casa, enseñando mis grandes tetas, y la verdad es que mi hermano y mi sobrino me las miraban y se empalmaban y eso me producía una mayor excitación aún.
Una noche mi hermano faltó de casa por motivo de trabajo y pensé que esa noche no habría ración de sexo, pero cual fue mi sorpresa cuando comencé a escuchar los gemidos de mi cuñada, y cuando me acerqué a la puerta, pude comprobar que los gemidos venían de la habitación de mi sobrino, no me lo podía creer, la puerta estaba entreabierta y pude ver como mi cuñada montaba a su propio hijo lo dos de espalda podía ver como la polla de Daniel entraba hasta los huevos en el coño de su madre y como esta gemía como una posesa sin importarle que yo los pudiera escuchar. Me pajeé en la misma puerta y me corrí a la misma vez que lo hicieron ellos, sin saber si me habían escuchado o me habían visto.
Me acosté tan mojada que cuando desperté por la mañana estaba aún con los pezones duros, sin pensármelo, me acerqué a la habitación de Daniel, justo cuando mi cuñada salía de su habitación solo con un pequeño tanguita que apenas le tapaba sus grandes labios, me saludo con un beso y me dijo que pasara a la habitación de Daniel, que su desayuno la estaba esperando y que si quería lo compartía conmigo, no la entendí pero pasé y me sorprendí al ver a Daniel apoyado con los codos en la cama y la polla completamente tiesa, sin esperar le dio un beso en los labios a su hijo y le preguntó si había dormido bien, a lo que el respondió que si, pero que necesitaba que lo ordeñara ya, los miraba con la boca abierta, María se colocó entre las piernas de su hijo y sin esperas comenzó a chupársela, se la sacó de la boca para invitarme a colocarme a su lado, estaba hipnotizada y sin poder decir que no, me vi sentada a su lado, y ella ofreciéndome la polla de su hijo, 15 años sin ver tan de cerca algo semejante no lo pude resistir y antes de que se pudiera arrepentir me la metí en la boca, creo que me corrí en ese momento.
Daniel tampoco pude aguantar mucho más, no sé si por lo mal que se lo estaba haciendo, o por sentir una boca nueva recorriendo su miembro, pero la verdad es que me vi sacudida por un montón de descargas que me llenaron la boca con la leche de mi sobrino, cuando me la saqué de la boca aun tenía su semen en mi boca, pero María se había abalanzado a sacarle las últimas gotas de la leche y cuando se incorporó me cogió de las mejillas y metió su lengua en mi boca rebuscando todo lo que podía llevarse. Cuando se separó de mí, yo estaba como una moto, había sentido unas manos recorrer mis tetas y supuse la boca de mi sobrino chupando con ganas mis pezones, María dijo que tenía que irse a trabajar y añadió que le sacara la leche que le quedaba a su hijo, que sino esa noche no la dejaría en paz, Daniel se tendió en la cama y pude ver como su polla estaba de nuevo dura, me saqué la camiseta que llevaba puesta y me aparté mi braga y sin preámbulos me senté encima de Daniel, este abrió la boca intentando decir algo, pero ya la tenía hasta los huevos, solté un gemido, era la primera vez en mucho tiempo que sentía algo así dentro de mi, y como una loca me puse a cabalgarlo, sin poder reprimir los gemidos que salían de mi garganta, sus manos jugaban con mis pechos, los apretaba se subía a chupármelos, los mordía me apretaba las nalgas con fuerza, y todo eso me hacía gemir como una loca, me corrí varias veces antes de que él me apartara y me tendiera en la cama se sentó sobre mi pecho metió la polla entre mis tetas y se movió hasta correrse llenándome todo el pecho y la cara con su leche caliente. Se tendió a mi lado y nos quedamos dormidos.
Cuando despertamos ya era por la tarde y mi hermano y María ya estaban en casa, mi hermano me miró con cara de deseo, y me preguntó si había dormido bien, estaba en bóxer y pude ver como su polla estaba dura y apuntaba bien arriba, le dije que si, que hacía mucho, mucho tiempo que no dormía de esa manera, solo llevaba mi camiseta y una braguita completamente mojada, mis nalgas quedaban al aire, para ese momento mi sobrino estaba con nosotros en la cocina y me sorprendió al escucharlo.
Daniel – Papa, no te puedes imaginar como está la tita, tiene unas tetas de miedo y un culo que me ha dejado con las ganas de metérselas hasta los huevos.
Mi hermano – ¿Pues pregúntale? Puede que te deje que se la metas como mama.
Yo estaba hasta mareada, mi hermano y mi sobrino estaban hablando entre ellos de metérmela por el culo.
Mi cuñada me preguntó si tomaba algún anticonceptivo, a lo que contesté que no, y me dio una caja de píldoras y me dijo que desde ahora sería bueno para mí que me las tomara, y guiñándome un ojo me dijo que así disfrutaría más.
Mi hermano se sacó la polla del bóxer y preguntó: ¿Quién me ordeña, que no puedo más? Mi cuñada como quien no quiere la cosa, le dijo que tenía muchas cosas que hacer y que lo ordeñara yo. Yo estaba con la boca abierta sin saber que hacer ni que decir, pero tampoco podía quitar la vista de la gran polla de mi hermano, algo más grande que la de Daniel y mucho más gorda, no podía evitar estar completamente excitada y mirando a mi cuñada esperando su aprobación me acerqué hasta colocarme delante de mi hermano.
Cuando María me dio un beso y me dijo que lo disfrutes, me agaché para arrodillarme delante de mi hermano y sin espera me metí todo lo que pude esa tranca en la boca, comencé a pajearlo, mientras me tragaba todo lo que podía su polla, él soltaba pequeños gemidos, la tenía dura y tenía un sabor agradable, de pronto sentí unas manos por detrás mía que me obligaban a levantarme, Daniel me estaba sacando la braga y me sacó la camiseta, dejándome de pie delante de mi hermano completamente desnuda, este se abalanzó por mis tetas, me las chupaba y magreaba a la vez que Daniel jugaba con mis nalgas, y metía sus dedos en mi coño. Mi hermano tiró de mí hasta colocarme encima de él y me fue bajando hasta sentarme encima, me ensartó con su gran verga, me corrí cuando sentí como me penetraba, no podía impedir gemir como una loca, subiendo y bajando sobre mi hermano, seguía chupando mis tetas, mordía mis pezones hasta hacerme daño, pero gozaba, apretaba su cabeza contra mis tetas y en cada embestida sentía como mi corrida me venía, pero antes de correrme, mi hermano me pidió que me levantara, salimos de la cocina y me llevó hasta la moqueta del salón Daniel se tendió en el suelo, y me dijo que lo montara, miré a mi hermano, yo deseaba la polla de mi hermano, deseaba que se corriera dentro de mí, él me dijo que lo montara que él quería correrse en mi culo, eso me excitó mucho más, así que me senté encima de la polla de mi sobrino y comencé a botar sobre él, hasta que sentí a mi hermano colocarse detrás mía y lo dejé hacer.
Yo me había corrido varias veces ya, despacio me fue abriendo mi culo, y hasta que no la tuvo por completo dentro de mi, no comenzó a moverse, no sentí dolor, me gustaba su polla en mi culo, y estaba deseando recibir su leche, los dos me magreaban las tetas, mi corrida fue bestial cuando sentí la leche de mi hermano recorrer mis entrañas, solo escuché a mi sobrino decir, salté papa, y cuando salió él, mi sobrino me la hundió con fuerza en el culo, y sentí de nuevo la leche de este recorrer mi culo, fue mi mejor corrida, los dos se habían vaciado en mi culo. Y yo estaba rendida, apretaba mi esfínter porque me gustaba sentir la leche en mi culo, me fui al baño a ducharme, y me acosté rendida.
Desde ese día me tomo la píldora y follamos los cuatros como locos. Soy el juguete de mi sobrino que me usa a su antojo, un día por mi cumpleaños me tenía una sorpresa, tenía una fiesta sorpresa para mi sola, él y cuatro amigos suyos me estuvieron montando hasta dejarlos agotados, siento que tengo que recuperar el tiempo perdido y no me canso de follar como una loca. Pero esa historia la contaré en otra ocasión.