Amor Filial | 9.789 lecturas |

Soy una completa perra y puta con mi hermano

Nunca creí que la atracción hacía mi hermano fuera a crecer.

Siempre he dicho que las relaciones entre familiares no se debe dar. Que es malo y algo enfermiso, pero su físico y su personalidad me mata cada minisegundo. Cada vez que lo miro vivo un viaje de adrenalina pura. Que es la que libero cada vez que lo sueño. Soy una chica de 16 años. Extrovertida, tranquila, loca, callada, soy de todo un poco. Así somos y así seremos. Quizás esto que me pasa es por mi edad, pero lo dudo.

Salgo con mis amigos, y aunque existen muchos chicos con quién andar solo pareciera que vivo para Sebastián, mi hermano. Él es un chico delgado, hace deporte, lo que lo hace atractivo. Claro, no esta musculoso pero está marcado. Es de piel clara, ojos color piel, nariz puntiaguda, mide 1.78. Y tiene un culo tonificado que afortunadamente me he guardado las ganas de agarrárselas accidentalmente. Para mi está super bueno y no sería la única ya que mis amigas suelen chulearcelo cuando vienen a mi casa. El tiene 24 años, estudia su segunda carrera en administración de empresas. En fin. La verdad es que esto que digo me lo he guardado por mucho tiempo. Diría que 5 años y ha sido tanto hermoso como desesperante.

La relación con él es estupenda. Ambos nos tratamos bien. Somos muy unidos. Y eso a hecho que esté completamente loca por él. Yo no se si en un momento le he gustado. Yo me considero bonita como todas. Soy de piel blanca, delgada, practico spinning y eso ha hecho que mantenga la forma que toda chica desea. Nalgas tonificadas, cintura delgada, pechos duros, tamaño mediano, y de estatura mido 1.65. Como decía, no se si en algún momento sintió algo por mí como suele suceder, y aunque lo considedo o lo consideraba mal ahora no me importa con lo que por suerte sucedió. Esta semana fuimos a una fiesta mi hermano y yo. Fue el cumpleaños d enuestra prima Sara. Papá y mamá no fueron ya que sólo fue fiesta de chicos. La familiar es más adelante. Durante la fiesta platiqué, bailé, tomé, todo lo que uno hace en una fiesta excepto coger. Y si así fuera, ya saben con quién sería. Como mi prima y yo ibamos en la misma escuela. Conocía casi a todos sus invitados. Dentro de ellos estaban otros primos, los hermanos de Sara, otros chicos universitarios que ella conocía. Había tomado unos cuantos tragos y pues como sabrán no falta que tuviera la necesidad de desahogarme.

– ¿te puedo decir algo?, le pregunté a mi prima.

– que pasó, dime.

Mi prima Adriana era una de las personas en las que más confiaba, pero el estar borracha me dio la confianza para soltarlo todo con ella.

– pero no le digas a nadie, ¿si?

– si, ya dime.

– me gusta…Sebastián.

– ¿cuál sebastian?,

– …mi…hermano.

– heee!! ¿como que te gusta?

– si, me gusta.

– wey, pero es tu hermano, no inventes.

– descuida no lo sabe, por lo mismo. Yo también se que es malo.

– ¿segura?

– si, tranquila.

– ¿y porque él? Hay un chingo de tipos queriendo contigo.

– están bien pendejos.

– tú también mija, pero…bueno sólo te pido que no hagas pendejadas.

– descuida, seguro que si le digo, me mandará lejos.

Sólo me miraba. No estaba tan borracha a morir sólo mareada pero consciente de loque hacía. Según yo.

– deja de verlo sino caeras más en él, me decía.

– solo velo, dije

– si, lo veo ¿y que?

– está buenísimo.

– hey, mirame. Tienes que dejar de pensar en él. Es tu hermano, ¿cuanto es la probabilidad de que suceda algo?

– no lo sé.

– nada. A como lo veo. El te mira como lo que eres. Su hermana y es algo que no cambiaras. ¿entendiste?

Estuve toda la noche con ella. Dos horas despues el alcohol ya se me había bajado un poco.

– ya estoy mejor, le dije.

– que bueno, no quisiera que algún tipillo se aprovechara.

– descuida. Ya es algo tarde. ¿que hora es?

– las 3 de la mañana.

– buscaré a Sebastián para irnos, dije.

– de acuerdo.

Al regresar en la camioneta solo miraba el cielo recargando mi cabeza sobre mi brazo apoyado sobre la ventana.

– ¿cansada?, me preguntó Sebastián cariciandome la nuca. Sus manos en mi cuello me daban escalofrios.

– algo.

Lo miré. Su rostro me encantaba.

– llegamos.

Se estacionó. Bajé de la camioneta. Aún estaba mareada pero podia caminar. Abrió la puerta y tropecé.

– ¡cuidad! Dijo tomandome del brazo para evitar caerme.

Puse duro el brazo y me impulce hacia él.

Reí.

– ¿no te lastimaste? Preguntó, tomandome de los brazos y quedando frente a frente.

– no, jaja

Lo miré a los ojos. Apreté mis labios. Su boca s eme antojaba tanto. No podía, la poca luz que había dejaba ver su lindo rostro.

– ¿que?, preguntó.

Sin contestar, me lancé a su boca. Mis labios tocaron los suyos. Acaricié sus mejillas.

Me aparté de él.

– me gustas, Sebastián.

– ya lo sé.

– ¿como?

– leí por accidente tu diario. Te quedaste dormida con él. Cuando fui a apagar tu luz tuve curiosidad y leí un poco.

Mi corazón empezó a latir muy rápido. De nervios y de pena.

Miraba a todos lados, no lo podía creer. No sabía que más decir. Acaricio mi cara. Me peinó, apartando mi cabello del rostro.

– ¿porque lloras? Me preguntó.

– no lo sé. Seguro piensas que estoy enferma o algo.

– entonces ya somos dos, dijo graciosamente.

– ¿eh?, ¿como?, pregunté ansiosa.

– no sabía si decirtelo. Tenía miedo, y algo de nervios.

Mordí mi labio inferior y me levanté de puntillas para darle de nuevo un beso.

Sus manos tomaron mi cintura pegandome a él.

– cuando te abrazo es inevitable dejar de pensar en tí. Tu aroma, tu cuerpo, toda tú me vuelve estupido.

– yo tambien me siento así, dije limpiandome pas lágrimas.

– no cabe duda que hasta llorabdo te vez linda.

Reí y lo abracé precionando su pecho con mi oreja izquierda.

Me sentía super bien. El alcohol me había dado el impulso para soltar todo sin pensar en lo que pasara.

– estás hermosa me dijo agarrando mi trasero.

– y tu estás buenísimo.

– jaja tu estás mas rica.

Levantó mi culo. Sus manos cubrian por completo mi culito.

– tienes un rico culo. Te vez bien buena.

– cargame, le pedí subiendo mis piernas.

Se agachó y me tomó de los muslos cargandome. Rodeé su cintura con mis piernas.

– ¿que hacemos?, preguntó.

– tu que quieres hacer, respondí.

Apretó mi traserito y me besó el cuello.

Camino de reversa empujando la puerta con la espalda hasta cerrarla.

– ssshhh!! Los despertaremos!!, le dije en voz baja regañandolo.

– tranquila, he cerrado más fuerte y nada. Suerte tenemos de que no nos han robado.

Reí. Camino para las escaleras. Al llegar al segundo piso nos encontrabamos con la pared. Siguió caminado hasta topar la pared. Mi espalda se recsrgaba de el muro frío. A nuestra izquierda había un espejo que llegaba al suelo. Nos miramos. Lo miraba. Me lamió el cuello.

Cerré mis ojos para disfrutar.

– que rica sabes, en serio. Me gustaría hacerlo con todo tu lindo cuerpo.

– si, hazlo.

Giró a la derecha. Había una mini sala con tv. Nos metimos al pasillo donde se encontraban nuestras recamaras ya que la de papá y mamá era la principal y quedaba frente a la salita.

– ¿crees que nos hayan escuchado?, pregunte preocupada.

– no creo, tranquila.

Se detuvo.

– ¿a dónde?, preguntó, refiriendose a uno de nuestro cuarto.

– la verdad no me importa en dónde, si es en el tuyo o en el mío o en el baño.

Entró a su cuarto. Cerró la puerta muy despacio. Caminó en medio de la oscuridad.

– no me vallas a tirar.

– tranquila.

Encendió la lámpara de su buró. Con esa poca luz admiramos nuestros rostros por unos segundos. Sus manos se metieron a mi blusa acariciando mi espalda subiendo lentamente al broche de mi sosten. Me desabrocho. Me subió la blusa desnudando mi suave espalda.

Su nariz se metió a mi cuello. Vagaba en él.

– que rico hueles. En verdad que es adictivo tu aroma.

Al quedar frente a su cama me soltó de modo que caí de espaladas sobre su cama.

Destapó mi estomago, me quitó la blusa dejando sólo con el brasier desabrochado. Resbalo su nariz por todo mi estomago besando mi ombligo. Subió a mis pechos y se detuvo.

– las tienes muy sabrosas. Separé mis piernas para que se acercara a mí. Me arrancó con rudeza el sosten, y acarició la punta de mi seno izquierdo con su nariz.

– que rico te huele.

Mordí mis labios al sentir su caricia.

Luego hizo lo mismo. Acaricio la punta de mi teta con sus labios. Al hacerlo preciono mi sexo con su mano derecha.

– chupame, le pedí, y accedió.

Tomó mi punta y la jaló con sus ricos labios. Dios, hacerme eso con delicadeza me excitó tanto. Devolví su peinado cuando me lamió el pecho. Sentía como succionaba la teta como si fuera un bebé. Tomó mis brazos y los llevó a mi cabeza para que no me moviera. Empezó a moverce como si tuvieramos sexo pero con ropa. Lo hacía tan bien.

– ven, quitate el pantalón.

Soltó mis brazos y desabrochó mis jeans desesperadamente. Al hacerlo solo quedé con mi calzoncito negro que casi ni me cubría.

– que rica estás, ven, dijo al ver mi cuerpo casi desnuda. Giró mi cuerpo de modo que mi cabeza quedara sobre las almohadas. Acarició mis pantorrillas y mis muslos. Apoyó sus rodillas sobre la cama y se inclinó a mi. Sus labios cubrieron mi boca. Sus besos eran tan profundos que serían imposibles negarme a ellos. Sus manos largas vagaban por todo mi cuerpo. Bajó a mi pelvis. Lentamente fue vagando a mi vagina. Aunque tenía mis bragas negras sus caricias me hacían estremecer. Parecía como si no tuviera nada.

– quitamelo, dije.

Bajé mis manos y lo hice yo misma quedando desnuda por completo. Sin dudarlo bajó a mi vagina. Me besó haciendo retorcer micu erpo. Lamió mi sexo con tanta tranquilidad disfrutando cada centímetro de mi piel. Podía sentir mis pliegues húmedos.

– hazmelo, le pedí jadeando de placer.

– espera, respondió acariciando mi clitoris con la punta de su lengua.

– Aaahhh!!! Gemí tranquilamente.

Empezó a lamerlo muy suave. Sus caricias me mataban de placer haciendo que mis manos rasguñaran la colcha deseperadamente.

– siento…siento que me vendré, dije muy excitada.

Tomó mis muslo y flexionó mis piernas. Al quedar con el culo al aire resbalo su lengua desde mi ano hasta mi clitoris, entiendo su lengua entre mis pliegues.

No creí que hiciera eso, pero me excitó muchísimo. Mordí mis labios de lo rico que fue hacerme eso. Se detuvo en mi clítoris y empezó a lenguetearlo.

– Aaahhh!!! Rayos!!!

– sabes rica,

– lo haces bien…Aaahhh!!!chupamela!!!

Me enloquecia su boca. Valió la pena decir lo que siento.

Se empezó a desabrochar su cinturon. Se desabrochó la camisa. Me incliné hacia él para ayudarlo. Dios, me enamoré de su cuerpo. Tenía marcado el abdomen. No tanto pero si se le notaban un poco los cuadros. Besé su pecho, lo acaricié, resbalaba mi nariz en él llevando su aroma dentro de mí. Me empujó a las almohadas, rebotó mi cuerpo, se quitó el pantalón y su boxer. Su verga saltó. Estaba muy parada. Que rica se la tenía.

– ven, dijo tomando mi cadera y acercandome a él.

Se recostó sobre mí listo para penetrarme.

– espera…dije.

– ¿que?

– aún no lo he hecho.

– ¿eres virgen todavía?, preguntó sorpendido.

– mmm…si, dije arrugando mi cara.

– tranquila, solo dime cuando pare

– …ajá…

Di un leve respiro y tragué saliva.

Tomé sus brazos y cerré los ojos.

Sentí su punta resbalarse sobre mi vagina.

– ¿lista?

– si, hazlo.

Frotó su verga sobre mis pliegues y fue empujando poco a poco.

Apreté sus brazos.

– espera, espera.

Se detuvo.

– ya, respondí apretando mis labios.

Al empujar sentí un ardor como si me estuvieran cortando.

– Dios!! Detente!!, golpeando su brazo.

– callate, no grites.

– perdón, esque me duele.

– iré despacio.

Le hizo. Apretaba los dientes aguantando el dolor de su penetración. Y aunque no lo metía mucho me hacía sufrir con ganas. Pasaron minutos y el ardor fue disminuyendo.

– metelo un poco más, le pedí.

– ¿segura?

– …ajá

Su punta estaba dentro de mí así que hundió un poco más su verga en mí. Al hacerlo abrió un poco más mi vagina. Lo abracé apoyando mi mentón sobre su hombro.

– metela más

Sin decir algo más, lo hizo. Apreté mis labios y cerre mis ojos para aguantar la penetración más el dolor no fue como cuando la metió. El ardor ya se había esfumado y empezaba a gustarme.

– ¿te sigue doliendo?

– …no…sigue, contesté acariciendo su pelo. Retiró su miembro sacando un poco la cabeza de su pene y me penetro lentamente toda su verga.

– Aaahhh!!! Que rico, jadeó mi hermano.

– sii!!!hazlo otra vez, le pedí. Penetrarme de esa forma había desatado en mí un placer indescriptible.

– ¿te gustó?, preguntó.

– si, mucho, hazlo, sigue haciendolo.

Me abrazó y me la metió de igual manera.

– Aaahhh!!! Solté un rico alarido.

– me encanta metertelo, se siente muy rico.

– sii, a mi también!!

– ¿te gusta como te la meto?, ¿como te cojo?

– si, me encanta, cogeme como quieras, hazme lo que tu quieras.

Me enterró fuertemente su verga.

– Aaahhh!!! Dios!!!! Lo abracé fuertemente y jalé su pelo.

Lo hizo dos veces seguidas. Sentía molesto pero a la vez muy sabroso. Su verga me generaba un placer insdescriptible. La sacó. Me resbalaba su punta sobre mis húmedos pliegues. Nos miramos. Se acercó a mi cuello y lo lamió. Me penetró lentamente.

– metela toda, le pedí.

Me obedeció y me la sacó. Retirar su miembro y meterlo me daba un placer interminable.

– quiero que te inques en la cama, me pidió.

Lo hice. Giré mi cuerpo y me puse en cuatro apoyandome de los brazos y de mis rodillas.

– estás bien buena. Tienes un culo bien rico.

Me dió un lindo azote haciendo temblar mi nalga derecha. Tomó mi culito y se inclinó a mis nalgas dandome una lamida en el ano.

– que rico sabe tu culo, se decía.

No pensé que fuera a ser tan perverso. Los hombres lo son y nosotras también pero no creí que el fuera a ser así. No se le ve pero demostrarlo me hizo desearlo más. Dejé prado mi traserito para ver que más haría. Pegó su cadera a mi culo y me penetró lentamente separando mis pliegues con la punta de su verga.

– Aaahhh!!! Siii!!, jadeaba yo.

Su verga me abria muy rico la vagina.

Extendí mis manos sobre la colcha y bajé mi cabeza. Sus manos sobaban mi culo y mi espalda. Sus largas manos cubrieon mi colita, y sin percatarme metió el pulgar de su mano derecha en mi orificio anal. Tenía un poco apretado el ano pero conforme fue penetrandome se me fue abriendo. Cerré mis ojos y mordí mis labios mientras introducía su dedo en mí.

– me excita tu culo, hermanita.

– ¿encerio?

– cuando usas tus jeans muy ajustdos me dan ganas de cogerte.

– cuando me veas así cogeme, le contesté…Aaahhh!!!, conteste justo cuando me empujó su miembro.

Sacó su pulgar de mi trasero.

– que rico sabe tu culo, me dijo con un tono excitado.

Hacerme saber que había chupado su pulgar se me hizo algo muy sucio pero mi excitación me hizo ignorarlo.

– quiero meterla en tu culo, corazón.

– si, hazlo!!, cogeme por el culo!! Metemela!!, le pedía mientras me penetraba la vagina.

– ¿te gusta como te entra?

– sii, me gusta mucho!! Metemela más!! Quiero que te vengas!!

– no creo que quieras!!

– sii, vente dentro de mí!!

– mejor en tu culo, preciosa!!

– …ajá!!! Dónde tu quieras!!

Me azotó el culo con una fuerte nalgada y retiró su largo miembro. Sacarlo me hizo estremecer mi cuerpecito y gozar de una sensación exquisita de placer.

– ¿estás lista?

– …si…metela.

Miré atrás y vi como me lamía el culo. Estiré mi brazo izquierdo y presioné su cara para que no se apartara de mí.

– anda, chupame, lo haces muy rico, decía yo.

Lengueteaba mi ano. Me comía muy sabroso. Dios, no creí que fuera tan perversa. Meterme su lenguita en el culito me excitaba demasiado.

– que rico, mmm!!!

– ¿te gusta, pinche sucia?, me dijo dandome un azote.

– si, me encanta, respondí.

Metió uno de sus dedos a mi ano hundiendolo hasta el fondo.

– Aaahhh!!! Sii!!!

– uuuhhh que rico, mi vida.

– siii!!! Que rico.

Lo retiró y metió dos dedos logrando que se me agrandara el ano.

– Dios, me duele!!!

– ssshhh!!! Tranquila!!!

Meterme sus dedos me generaba un dolor insoportable.

– sacalos, me duele, porfavor, le rogaba.

– aguantate, si bien que te gusta, me dijo.

Sentía como los pliegues de mi rabo se dilataban consiguiendo que se me abriera más. Los sacó lentamente, liberando mi culito.

– que rico. Me dan ganas de meterte mi lengua.

– si, metemela. Chupame el culo, le dije mientras me acariciaba el ano con mis dedos y a la vez metiendome uno por uno. Todo me excitaba. Separó mis nalgas y metió su rica lengua en mi culo.

– mmm…que rico me lames, dije rascando mi clitoris al mismo tiempo. Frotar mi sexo me volvía loca.

– Dios, aún no me la metes y siebto que me vendré.

– no, espera hermosa, aún falto yo, dijo.

Escupió mi ano y mojó todo mi hoyo de su saliva. Colocó su punta en la entrada de mi colita. Empujó.

– tú metela. No importa si me duele, al final terminaré disfrutandolo. Que zorra me escuchaba pero no importaba. Quería que me cogiera como el deseara.

– está bien, respondió.

Se quedó callado por unos segundos y sin previo aviso empujó con fuerza su hermosa verga.

– Aaahhh!!! Rayos!!! No mms!!!

– ssshhh!!! Ssshhh!!! Relajate, corazón, me tranquilizaba.

Su miembro había entrado. Resbalaba su gruesa polla en las paredes de mi trasero.

– lo tienes bien apretadito, que delicia. Así lograras masturbarme muy rico.

– sacala un poco, ¿si?

Al parecer pedirle eso hizo que se enfureciera mucho provocando que me la metiera muy fuerte.

– aaauuu!!! Me duele!!! Dije arrugando mi cara aguantando el espantoso dolor. Sentí horrible que hiciera eso. Me la sacó muy despacio y volvió a metermela.

– Aaahhh!!! Duele, duele!!!

– tranquila, dijo golpeando mi culo.

Me la sacó, escupió mi ano y metió su punta empujandola lentamente hasta penetrarme toda.

– siento mi culo muy abierto, Sebastián.

Empujo su miembro logrando meterlo todo. Mi hoyo ya estaba más que abierto y dilatado. No me quedaba más que dejar que me siguiera cogiendo. Pasaron 5 minutos. Y sin seguir pensando en el tiempo, el gusto por ser penetrada por el culo empezaba a surgir. Estaba tumbada en la cama sin poder moverme. Sebastián estaba sobre mí. Meterme y sacarme su rica y larga verga me generaba una sensación muy rica.

– Aaahhh!!! Que rico te entra, hermosa!!

– sii!! Sigue!! Metemela toda!!! Cogeme!!

– ¿ahora si te gusta, perra?, dijo excitado.

– si!!! Me gusta, me gusta tu verga!! La tienes muy larga!!

– que bien!! Me encanta como te la meto!!

– a mi igual, Aaahhh!!!

La sacó de mi culo y me jaló. Me puse de pie. Me sostuvo de la cintura y me dijo a l oreja:

– ¿quieres que te siga cogiendo?

– si,

– ¿ahora como quieres?

– no lo sé, no tengo ni idea.

– pues si como vas a saber si eres una puta virgen, me dijo metiendo su verga por el ano.

– Aaahhh!!! Que rico!!!

– eres bien puta, ya me di cuenta.

– callate,

– callate tú puta, me penetró con fuerza.

– Aaahhh!!!

Pasó sus manos a mi estomago. Me abrazó. Nos quedamos pegados por un momento. Poco a poco sus manos fueron vagando. Bajó por mi pelvis hasta llegar a mis pliegues muy mojaditos. Al estar a la altura de mi clítoris empezó a acariciarme. Que lindo me tocaba. Me comencé a excitar muy rico. Bajé mi mano cubriendo la suya y recosté mi cabeza sobre su hombro.

– ¿te gusta, corazón?, me preguntó.

-…Ajá…, la excitación no me permitía contestar claramente. Estaba muy calientita. Abrí un poco las piernas para que tuviera más acceso a mi vagina. Frotó cada centímetro de mi sexo humedeciendo sus largos y suaves dedos. Mi clítoris se endureció.

– estás muy excitada, ¿verdad?

– si, mucho, contesté lamiendo mis labios. Sus dedos se movian circularmente al rededor de mi duro clítoris consiguiendo que mi excitación creciera.

– Aaahhh!!! Sii!!!que rico!!!!

– ¿sigo?

– si, no pares.

Aumentó el ritmo de sus dedos.

– si!! Que rico!!

– ¿quieres venirte en mi mano?

– Dios, no lo sé!!! Aaahhh!!!

Mis ojos dibagaban en toda la habitación. Miraba por todas partes. Subí mis lamos a mis pechos y me jalé las puntas. Las tenía bien paraditas. Que rico, la verdad. Faltaba que me lamieran al mismo tiempo mis lindas teteas. Necesitaba que me lamieran mis puntas. Que me las apretaran. Al no tener a alguien más que lo hiciera, lo hice yo misma. Con mi pulgar y mi indice de cada mano pellizcaba mis puntas.

– eso, mi amor. Te vez linda.

– ¿te gusta como me toco?

– quien te viera le encantaría, nena.

Reí penosamente.

– me gusta mucho tu verga. Dejame chuparla.

– ¿quieres probarla?

– si, quiero tenerla en mi boca.

– ¿aunque haya estado en tu culito, preciosa?

– si, no me importa.

– eso lo hace más rico, ¿no?

Me besó el cachete y me retiró su pene de mi culo. Sacarmela me hizo disfrutar de una rica sensación. Me di la vuelta y me arrodillé quedando sentada sobre mis talones y apoyandome de mis rodillas. Miré su miembro. Dios, nunca había visto uno y mucho menos tan cerca.

– esta larga, dije.

– tocala, chupamela, bonita.

No perdí más tiempo y descaradamente me la metí a la boca como una puta hambrienta come vergas.

– Aaahhh!! Eso hermosa, jadeo mi hermano acariciando mi cabeza.

Sabía un poco raro, como dulce y salado. No dudaría que a eso sabe mi culo. La verdad que rico. Si pudiera me lo chuparía yo misma. Lengueteé su punta y su duro tronco. Lo lubricaba de mi espesa saliva. Me la saqué diciendo:

– sabe rica.

– ¿a que te sabe?

– pues…sabe un poco dulce y a la vez ácido.

– que rico. Cuando lamí tu culo a eso me supo.

Dios, me gusta el sabor de mi colita, pensé. La verdad me gustó.

– ¿a ti te gustó hacerlo?

– lo haría las veces que me lo pidieras y hasta de las que no.

Reí

– que sucio eres, le dije riendo.

– ven, comete mi verga.

La tomé y la lamí desde sus huevos hasta su punta.

– que rico lo haces, mi vida. ¿Ya lo habías hecho?

– no, la verdad. Para nada. Creo que es la necesidad de querer hacerlo.

Abrí mi boquita y me la metí toda hasta sentir su punta en mi campana.

– eso, tragatela, disfrutala.

Me gustaba que me incitara. Abrí bien la boca para que me entrara más. Que puta soy, pensé de mi misma. Tomó la parte de atrás de mi cabeza con sus dos manos y me penetró la boca. Mierda, su verga me había llenado por completo. Su punta resbalaba por mi garganta casi dejandome sin aire. Me heché para atrás.

– rayos, espera!! Tonto!!

– callate, estupida, ssi bien que lo disfrutas!! A puesto que te tragarias mi semen!!

– dios, que asco.

– ven, come.

Abrí mi hocico y me la metió. Al tenerla adentro empezó a empujarmela y a sacarmela. Parecía que me cogía por la boca. La verdad si lo disfrutaba aunque no pareciera. Estuve así 5 minutos, cambiando de ritmo.

– parate, ven, me tomó d ela mano y se sentó en la cama recargandose en la cabecera.

– subete.

Lo miré. Su miembro tambaleaba de lo parado que lo tenía. Lo obedecí. Me monté sobre él.

Rodeó mi cintura y chupó mis pechos.

– que ricas tetas, corazón.

– chupalas, son tuyas.

– claro que si, preciosa, todas mías.

Lamía mis puntas. Me mordia suavemente y me jalaba los pezones.

– eso, mi amor, succiona, Aaahhh!!

– que rico, hermosa.

Manoseo mi culo y me metió dos dedos en mi rico ano.

– Aaahhh!!! Que rico!!! Metemelos más!!!

– ¿te gusta?

– si, se siente rico.

– sólo no me vallas a ensuciar sino te doy unas cachetadas.

– no idiota, no soy tan sucia y puerca como tú.

Meterme sus dos dedos se sentía fantastico. Me los hundía bien hasta el fondo de mi culo. Los movía dentro de mí como si me acariciara.

– está bien profundo tu culito, preciosa.

– si, si metiste toda tu vergota.

Me sacó sus dedoa y se los metió a la boca.

– Dios, no ahags eso.

– te sabe bien rico. Me dan ganas de chupartelo otra vez.

– callate, no sigas.

– ¿que tiene? Apuesto a que con loa que te llevas te harían lo mismo. Si tienes un rico culo que con solo vertelo haces que se me haga agua la boca.

Sus palabras me excitaban. Justo uando terminó de hablar me penetro la vagina con su ricota verga.

– Aaahhh!!! Sii!!! Mmmm que rico!!!

– eso, mi amor, brinca, saltame, has que te coga bien sabroso.

– si, bebé, dije y comencé y saltar lentamente haciendo que su verga me resbalara.

– sii!!! Que rico corazón, decía Sebastián.

– metemela toda. Llename el culo!!

Volvió a meterme sus ricos dedos en mi ano.

– así!!! Sii!!! Que rico!!! Cogeme!! Aaahhh!!! Estaba yo estupidamente excitada.

– bajale a tus gritos, loa despertarás.

– no puedo, encerio!!!

Me azotó el culo como castigo pero hizo calentarme más. Me recoste sobre su pecho. Su forma de coger me encantaba.

– Dios!!! Me vendré!! dijo.

– hazlo!!! Llename de tu rico semen!!

– no, estás loca!!

– andale!!! Tomaré pastillas luego!!

– no lo sé!!

– si!! Vamos!!! Obedece a tu hermanita!! Andale y dejaré que me hagas lo que quieras y en donde quieras!!

– Aaahhh!! Que rico sería eso!!!

– sii!!! Muy rico!!! Vestiré más pervertidamente!! No me pondré calzón para que me cojas todo un día completo!!! – para!! Para!! Está bien!! Sii!! Me gusta!!!

– sii, bebé!!! Vamos!!! Vente!!!

– sii!!! Ya casi!!! Brinca más rápido!!!

Lo hice!! Salté con ganas para que expulsara su chorro dentro de mi vagina.

– Aaahhh!!!! Puta madre!!! Casi está!!! Siii!!! Sigue!!! Sigue!!!

– Dios!!! Se siente riquisimo, vente ya!!! Hazlo!!!

No faltaba mucho, la verdad. Despues de mi último jadeo sentí las pulsiones de su verga de como me llenaba de semen por dentro.

– Aaahhh!!! Siii!!! Yaaaa!!! Dios!!! Aaahhh!!! Me vengo!!! Siii!! Que sabroso!!! Wooow!!! No lo puedo creer!!!

– siii hermoso!!! Vamos!!! Llename más!!! Expulsalo todo!!!

Retiró sus dedos de mi ano y los resbaló sobre mi boca. La abrí y me los chupé.

– eso, preciosa!!! Chupalos!!

Lamer sus dedos que me habían penetrado en culo sabían deliciosos. Que puta y puerca era y soy. No cabe duda que no sólo los hombres son pervertidos.

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