Sólo tú haces explotar mi cuerpo
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La siguiente historia pasó hace unas semanas, y aunque siempre me he considerado heterosexual, lo que viví en estos dias me hizo conocer algo más de mí.
Estoy loco por él. Ver sus fotos me enamora cada segundo y cada minuto más. No puedo negarlo, su belleza me ha hipnotizado de una manera descomunal, a tal punto de aceptarlo sin ningún problema. Tengo mi novia, pero lo que he compartido con ella y lo que siento por ella, no se compara con lo que siento por él. Él ha aceptado su homosexualidad y lo refleja en cada foto que publica en su Facebook. Es guapo, piel clara, pelo largo, delgadito, y sus poses me han enamorado muy rico. Aunque lo tengo agregado como amigo, nunca he platicado con hasta el día que lo conocí personalmente en una fiesta.
Fue un sábado. Dentro del grupo de mis amigos, hay un chico que es gay, que se llama Alejandro que fue quien invitó a este chico. Mario. La fiesta fue el cumpleaños de una de nuestras amigas. Justo cuando vi que eran las 8 con 15 minutos, tocaron la puerta. Abrió Diana y gritó diciendo:
– “tú como siempre llegando tarde a las fiestas”
– “no mi amor, es que mi acompañante demoró mucho en el tocador”, le contestó Alejandro.
No vi bien quien era, puesto que la puerta me tapaba.
– pasen pasen, los invitaba Diana. Fue en ese momento cuando vi que era él.
Al principio no lo podía creer. Era como un maldito sueño verlo. No pensaba que se conocían.
Yo estaba con unos amigos tomando una cerveza. Ellos son complemente heterosexuales y yo digamos que igual, y si no es así bisexual pero sin anunciarlo. Y menos a Daniel. Mi mejor amigo.
Nosotros nos llevamos bien con Alejandro, ya que es muy cercano a nosotros como amigo y cuate, auqnue luego lo molestamos por comportarse como chica.
Mis ojos no se apartaban de él. Era como un imán para mi. Se veía tan lindo. Su cabello largo llegandole al hombro, planchado, obvio pero bello. Se veía muy claro que desearía ser una chica. Tenía una playera blanca acompañado de un sueter de negro pegadito a sus brazos. Su pantalón ni se diga, muy ajustado a su cinturita, a sus piernas. Y unos convers.
Se veía lindisima. Esa es la frase indicada. Saludaron a las chicas y a uno que otro chavo. Se que me gustan las mujeres pero últimamente algo ha cambiado en mí, que puedo decir con seguridad que él era el o la más hermosa de la fiesta. Vi que miraba a su al rededor. Fijé mi mirada en él de forma que nuestros ojos se cruzaran. Y lo hicieron. Me vió justo cuando hice que me viera, regreso su mirada y nuevamente nos vimos. Di por hecho que al menos sabía que existía pero eso no significaba la gran cosa. Seguí tomando y platicando con los chicos. Pasó media hora y busqué la manera para acercarme. Alejandro platicaba con él y unas chicas. Se que Alejandro desde que empecé a jalar mucho con el grupo de amigos me anda queriendo tocar y hablar bonito porque quizás le gusto pero sinceramente no es mi tipo. Soy guapo, y reconosco que no soy el buenote acá y todo, pero tengo lo mío. Soy delgado, moreno pero no tanto. Tengo cuerpo de deportista. Toda mi vida he ido a natación y por esa razón tengo un porte que llama la atención. No soy de esos que se quieren ver trabados y mamados. No me gusta ser así. Más si se me nota que hago deporte. En fin. Me acerqué junto a ellos de modo que me vieran más no viendome como si fuera caminando hacía ellos.
– oye amigo, saludanos, me llamaba Alejandro.
– ah hola, no te vi, perdón jaja. Dije en tono apenado. Estiré mi mano hacia él.
– te pasas he, me decía.
– jaja tranquilo, ya no lo haré.
– mas te vale. Ah mira, el es Omán, un amigo mío.
Lo miré y sentí mi corazón latir más fuerte.
– hola, mucho gusto, lo saludé estirando mi mano.
– hola, saludó sonriendo.
Tocar nuestras manos me hizo dar un paso que nunca creí darlo. No sabía que más decir. Su mirada me enamoraba más. Su físico me atraía mucho. Su cutis lo hacía parecer chica.
Saludé a las otras chicas y dije:
– bueno pues los veo en un rato.
– claro.
Ya la fiesta fue avanzando, platicabamos unos con otros. Tomabamos, boteabamos. Y si. Lo miraba cada vez que quería y tenía la oportunidad. Vi en una de esas que se dirigía al baño. Fui tras él sin que me viera.
Di la vuelta y ahí estaba. Actue lo más natural.
– ¿vas a entrar?, pregunté.
– si, pero está ocupado.
– está bien.
Me quedé a esperar. El nervio me comía.
Salió la persona y entró él.
– “que pendejo soy”, me dije a mi mismo, y me reí.
Había pasado ese día. Pasaron tres días. Decidí ir a caminar por la tarde. Pasé por el parque y lo ví. Estaba sentado en una banca. Caminé hacia dónde estaba. Veía su celular. Quería que volteara. Caminé lentamente. Alzó la mirada y me vió.
Sonrió y saludó.
– hola, ¿Omán, verdad?, pregunté.
– hola, si jaja.
– jaja perdón es que no hemos hablaod mucho. ¿como estás, que haciendo?
– muy bien, gracias. Estaba esperando a una amiga pero me acaba de decir que está ocupada.
– que mal, oye…
– si, dime
– ¿que harás ahorita?
– pues, nada creo…¿por?
– bueno es que…pensaba ir a tomar algo, ¿me acompañas?
– jaja no lo sé…
– andale, vamos. Yo invito, te conviene jaja
– jaja pues…
– igual sirve para ya no ser tan desconocidos.
– jaja está bien. Solo un rato
Ambos fuimos a dar la vuelta. Nos conocimos mejor. Cuando ya era momento de despedirnos, no faltó pedir su número.
– bueno pues, ya debo irme. Muchas gracias por la bebida.
– de que. La verdad me gustó platicar contigo.
– igual a mi.
– oye…me pasas tu número.
– si, claro.
Se peino. Se veia tan lindo. Moria por probar su boca. Por acariciarlo, pero era imposible.
Nos despedimos. Pasaron 4 dias. Y mande el primer mensaje. Fue surgiendo la conversación.
– oye me podrías hacer un favor.
– ¿sobre que es?
– es que necesito hacer una entrevista y necesito a alguien que no sea familiar. Y es que e spara mañana.
– ¿y como sería?
– pensaba que vinieras a mi casa, acá tengo mis cosas. Logré convencerlo durante la platica. Estar por primera vez con él era como un sueño. Llegó. Abrí y estaba ahí, en mi puerta.
– hola, me saludó.
– hola. Pasa, pasa.
– gracias.
Lo entrevisté.
– terminamos, dije.
– ¿es todo?
– es todo, si. Oye, que mal educado soy, no te ofrecí agua o algo.
– jaja no te preocupes, está bien.
– no, como crees. ¿tengo refresco, jugo de naranja y agua natural.
– bueno, si, agua de naranja, porfavor.
– ahora vuelvo.
Fui por el agua. Tenia nervios. Quería hacer algo. Estaba enloqueciendo. Me encanta. Regresé con él.
– aquí está, toma.
– gracias.
– si.
No podía dejar de mirarlo. Estaba parado frente a mi. Vestía unos jeans muy ajustados. Una playera gris de manga larga y sus convers.
– ¿qué?, me preguntó al ver que lo miraba. – no, nada.jeje.
– es que veo que me miras.
No le contesté y me armé de valor para dar ese paso que definiría todo.
Esperé a que quitara el vaso que tapaba su hermoso rostro. Di un respiro y me acerqué a él y lo besé. Mis manos cubrieron sus mejillas. Abracé su rostro. Sus manos se colgaron de mis brazos sin apartarme de él. Sus labios eran tan suaves. Jalé su labio inferior con mis dientes y lo succioné suavemente como si lo exprimiera. Abrí un poco los ojos y miré su boca. Sus labios carnosos eran mios en ese momento. Y no podía perder la oportunidad. Me aparté de él lentamente subiendo la mirada. Mis ojos viajaron de sus labios a sus ojos. Nos miramos sin decir una palabra. Ambos estabamos confundidos. Reímos coquetamente.
– me encantan tus labios, dije.
– y a mi los tuyos, dijo tímidamente.
Resbalé la yema de mi pulgar sobre su mejilla terminando en sus lindos labios.
Me miraba fijamente. Me peinó el lado derecho de mi cabeza. Pegué mi pecho al suyo y lo volví a besar. Naufragar en esa rica boca suya era un inicio de algo nuevo para mí, que sin duda no me arrepentiria por nada. Bajé mis manos a su cintura y lo tomé. Detrás de él estaba mi mesa de trabajo. Lo empujè haciendo que su lindo trasero tocara en el borde de la mesa.
– subete a la mesa.
– pero tiene libretas.
– tiralas, descuida. Empujalas, le ordené.
Lo hizo. Hizo un espacio y se sentó.
– aún no creo que esto esté pasando, dije.
– menos yo, dijo riendo y peinandose.
Me acerqué a él quedando entre sus piernas. Resbalaba mis piernas sobre sus muslos. Me incliné a él y besé su cuello. Tenía un aroma muy rico. Es un chico hermoso. Sus manos descansaban en mis hombros.
– ¿te gusta como te beso?.
– si, continúa.
– abrazame, le pedí.
Sus brazos tomaron mi cuello. Y sus piernas rodearon mi cintura.
Al ser un chico delgado, no tuve complicaciones para cargarlo.
Caminé a mi cama. Mis piernas tocaron el borde del colchón.
– agárrate bien, le pedí.
Subí mi rodilla derecha a mi cama y me incliné de modo que su espalda fuera callendo al colchón. Su cuerpo tocaba mi cama. Nunca imaginé que pasaría eso.
Soltó mi cuello.
– estás hermoso, le dije.
Río y acarició mis mejillas con las yemas de sus dedos. Su pelo largo alborotado cubría sus ojos y sólo dejaba a la vista esos labios finos que moría por comerlos. Sin dejar cae mi cuerpo sobre el suyo. Me apoyé de mis brazos. Su cuerpo estaba encerrado por mi. Mis labios recorrieron la calida y suave piel de su cuello. Su aroma me enloquecia. Mis manos vagaban por su cintura, su estomago, sus costillas. Toqué cada centimetro de su lindo cuerpo. Sus dulces y finas manos me tocaban igual. Las rosaba por mi espalda, mis brazos. Rasguñaba mi espalda.
– quitame la playera, me pidió.
Puse mi mano sobre su estomago y metí mi mano encontrandome con su ombligo. Lo acaricié. Subí por sus costillas. Llegué a sus pezoncitos y los jalé suavemente.
Desnudé su estomago y bajé a él. Respire el aroma de su piel.
– me encanta tu aroma. Es dulce.
– besame, me pidió.
Quería desnudarlo todo. Tocar su cuerpo, lamerlo. Desabroché su cinturon y bajé su cremayera. Su boxer rojo se asomaba. Bajé su pantalón hasta sus rodillas. Se notaba como su miembro estaba un poco duro. Se notaba un bulto en medio de sus piernas. Acerqué mi cara y lo olí.
– huele muy rico.
– sacamelo, jalamela.
– si, pero con mi boca. Quiero lamerte todo esto.
Desnudé su zona. Saltó de un brinco su pene herecto. Bailaba. Se tambaleaba de un lado a otro. Lo tomé con mis manos y se la empecé a jalar suavemente
– así, sigue.
Mojaba mis labios de lo bien que se entojaba mamarsela. Quería chuparsela, succionarsela, y lenguetear su punta. Que jadeara como lo perra que es. No podía esperar más, abrí mi boca y lamí su glande. Cubría su punta con toda mi lengua. Su cuerpo se retórcio al chupar su rica verga. Olía tan rico. La metí más a mi boca de modo que me entrara la mitad.
– que bonita la tienes, le dije. La tenía semiherecta, suave, camientita. Se la succioné.
– que rico me la chupas, me decia mientras se acariciaba su pancita.
Me saqué su miembro de la boca y resbale mi lengua por todo su tronco desde sus huevos hasta su puntita. Chuparsela y sin ningun vello, lo hacía mas rico. Subí mi boca a su ombligo y se lo lamí. Fui dandole besos por su pecho. Le quité la blusa. Nuestras caras estaban de frente.
– ¿quieres que te coja, hermoso?
– si, metemela
– quitate bien el pantalón, le ordené. A lo que respondió rapidamente.
Me quite mi camisa y me desabroche el pantalón. Me lo quite dejandome sólo el boxer. Abrió sus piernas haciendo alargar su verga era muy excitante. Me daban ganas de metermela otra vez a la boca. Me incliné y le lamí la punta. Se la lengueteé.
– Aaahhh!!! Jadeo.
Me recosté sobre él, haciendo que nueros miembros se encontraran.
– que raco, brota mi pene con el tuyo, me pidió.
– sacamelo, y hazme lo que quieras, soy tuyo, precioso, le dije.
Pasó su mano por el frente de mi boxer. La tenía un poco dura. Lo que le había hecho me había calentado.
– quiero que me metas todo esto.
– claro, mi amor. Quiero venirme en tu culo.
– si, hazlo. O en mi boca.
Metió su mano tomando mi verga. La froto suavemente.
– eso, así. Jala, dije.
Lo hizo durante dos minutos. Retiré su mano de mi pene y agarré sus piernas.
– flexionalas, le ordené.
Lo hizo. Flexionó logrando que sus rodillas tocaran su pecho. Veia su traserito hermoso. Parecía un culo de mujer. Su piel es blanquita, sin vellos. Acaricié sus nalguitas. Me pegué a él. Coloqué mi punta en su ano y lo fui empujando. Miré su rostro y vi como entrecerro los ojos y mordio ligeramente su labio inferior. Al notar que le gustaba, empujè con fuerza hasta lograr que le entrara mi punta. Sus manos rasgaban la colcha.
– tranquilo. Shhh…shhh.
Tu rico culo estaba apretadito. Su lubricación ayudó a que no tuviera mucha dificultad para meterla. La cabeza de mi pene estaba dentro de él. Me detuve y esperé a que su ano se abriera. Lo apretaba. Sin decirle, empuje con fuerza mi verga haciendo que entrara toda.
– Aaahh!!! Ya!!!
– Dios!!! Que rico!!!, dije.
Tienes un culo bien profundo.
– ¿te gusta?
– me facina.
Estuvimos cogiendo. Se la metía y se la sacaba. Cubrió su verga con su mano derecha y empezó a jalarsela.
– eso, masturbate. Lo hizo durante unos minutos.
– Quiero que cambiemos de posición, le dije al momento en que se la sacaba.
Se puso en cuatro sobre el colchón.
– ¿así?
– si. Levanta más el culo.
Se lo abrí y lo penetré. Mi verga entro muy fácil en su rico culo.
– Aaahhh!!! Si!!! Metela toda!!
– si, eso hago mi vida.
Se frotaba su pene rápidamente.
– eso, vente en tu mano, le dije.
Se sentía tan rico coger con él.
– creo que me vendré, me decía.
– si bebé, hazlo!! Vente!! Expulsa tu rico semen!!
Estabamos muy excitados. Jaló su verga con desesperación.
– si!!! Ya me vengo!! Lo siento!!, dijo.
– vamos! Hazlo!
– bañaré tu cama
– toma el botesito de plástico de los cotonetes, le dije.
Afortunadamente sólo tenía dos.
Lo tomó, dejandolo vacío. Lo puso debajo de él.
Se la jaló muy rico mientras le penetraba el culo. Me enloquecia su cuerpo. Me subí a la cama y lo monté. Metí birn adentro mi verga.
– Aaahhh!!! Dios!!! Siii!!! Que rico!!! Jadeaba.
– ¿te gusta como te entra?
– si!!! Metela más!! Llename el culo!!
– eso, hermoso, quiero que te vengas con mi verga adentro.
– sii!!! Cogeme!! Mete tu verga!! Metemela toda!!
Y eso hice. Le hundi todo mi miembro. Hice que mi huevos tocaran los suyos. Tenía muy profundo el ano. Que rico se Sentía. Al tener su pelo largo que lo hacía lucir como una chica, me enamoraba más. Más no me daba pena que fuera un chico. Era lindo.
– creo que me vendré!!
– ¿si?, preguntó cansado.
– si
– sacala y vente en mi boca, me dijo.
– ¿quieres eso?
– si, quiero que penetres mi boca. Quiero chupartela. La tienes larga, y me gusta.
Se la retiré y me sente en el borde de la cama. Se bajo rápidamente y empezó a chuparme.
– Aaahhh!! Sii!!! Que rico!!!
Dios, me la chupaba muy rico. Diría que es un experto. Mirar como lo disfrutaba me excitó mucho más. Como lo decía, su cutis estab bien cuidado. Tenia un roso fino. Parecia chica. Poco, pero parecía.
Lo tomé de la nuca y le penetre bien la boca.
– tragatela, preciosa.
Se dejaba que se la metiera bien. Su respiración era agitada. Se la saqué y empece a masturbarme para venirme en su rica boca.
– estoy a punto!!! Siii!!! Ya!!!
– hazlo!! Apurate!!!
– sii!!! Sii!!! Aaahhh!!! Dios mio!!! Que sabroso!!!
Gemí con ricura. Había expulsado mi semen en su boquita. Bañé sus labios. Lamía mi punta. Se tomaba mi espeso semen. Tomé su cara y le metí la verga.
– chupa, hermoso!! Tragatela!!!
Lo miraba. Me veía xon unos ojos que me excitaban. Estaban llorosos de que no podía respirar bien. Mi verga lo había llenado.
– ¿te gusta?, le pregunté.
Asintió.
Todo acabo muy bien. Y es algo que no olvidaré. Hice lo que quise con él. La hice mi perra. Y lo seguiré haciendo cuantas veces se me antoje.