Siempre lo deseé con una mujer ahora lo se
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Nunca creí que me atrevería… pero sucedió. Mi nombre es Lessie, tengo 30 años y les voy a relatar mi primera experiencia con una mujer. Mi primera relación con una hembra fue cuando yo tenia 24 años, fue en un viaje que hice a Chile de vacaciones, que viajé sola por que dos amigas con las cuales habíamos hecho planes de viaje, no pudieron ir ya que mis jefes me adelantaron las vacaciones. Me alojé en un lindo hotel frente a la playa (me encanta la playa) de Arica y antes de conocer a mi Tania, conocí a Roberto un chileno que era todo un HOMBRE con mayúscula, por que me hizo sentir (lo que nunca había sentido con mi novio) las pasiones y delicias que mi cuerpo no conocía.
Fue al salir de mi habitación que nos cruzamos y nos dirigíamos ambos al ascensor.
– Hola me dijo, ¿de vacaciones?
Aunque yo no soy de hablar con desconocidos, la personalidad de este Hombre hizo que le contestara con un
– Sí, de vacaciones.
– Y tú?
– Igualmente – contestó – Vivo en Santiago y he venido por unos días aquí.
Su voz era ronca, muy sensual, 30 años, 1.80 mts. de estatura, delgado pero a la vez se le notaba robusto, ojos grandes y marrones que envolvían al mirarte.
– Tienes alguna cita?
– No respondí rápidamente (en ése momento no sé por que contesté así, pero luego mi cuerpo me daría la respuesta: ya lo deseaba).
– Te invito a tomar algo, te parece?
Y sin esperar respuesta, me tomó del brazo y nos dirigimos al bar del hotel, yo lo seguí sin decir una palabra y enseguida ya estábamos sentados en un apartado del bar. El bar casi en penumbra, no tenía muchos clientes en ése momento me gusto, para poder disfrutar de mayor intimidad con Roberto. El se sentó muy junto a mí, lo que me agradó y no hice nada para separarme de él y luego de tomar unos vodkas, ya conversábamos como viejos amigos.
A veces es más sensual describir las cosas paso a paso, les digo esto para no aburrirlos con mi historia.
Resumiendo un poco, Roberto se acercó apenas a unos centímetros de mi cara y sentí su aliento caliente cerca a mi boca diciéndome:
– Lessie, tu nombre al pronunciarlo, me enerva, Lesssiiiie.
Al escuchar como pronunciaba mi nombre, lo mire y no resistí más, fundiéndonos en un alocado beso
sentí su olor, olor a macho, olor a sexo, no podía más. Los primeros besos que nos dimos, fueron aparentemente delicados al principio, pero al sentir su lengua húmeda y ardiente en mi boca, ya no pude aguantar besándonos apasionadamente, me abrió la blusa y tomó mis senos aprisionándolos suavemente, me puse muy arrecha, luego me pellizcó los pezones, fue en ése momento que me abandoné. A partir de ése momento mi mente decía:
– Amor, tómame, soy tuya.
Y como si me escuchara, sentí su mano entre mis piernas buscando el centro de mi placer y… ya estábamos en su habitación. Tenía un pene de 18 cm. más o menos que lo dominaba a su gusto y fueron oleadas y oleadas de orgasmos que tuve y el animal me hacía venir cuando el quería. Allí supe del “DOLORPLACER” una palabra combinada que necesito cada vez que estoy con un hombre o mujer. Me dominaba a tal extremo, que era muy delicado por momentos y luego se volvía un animal, llevándome a sentir un deseo tal que hacía lo que me pidiera (él me rompió el culo) me hacía chillar y llorar de placer, era incontenible cuando se vaciaba en mi, su leche caliente me inundaba con una fuerza y un calor no sentido ni pensado anteriormente difícil de contar en un papel lo que sentía por dentro.
Estuve con él 7 días que fueron los más maravillosos que recuerde hasta ahora a pesar que estoy casada, me arrecho cada vez que rememoro ésos momentos.
Cuando se fue por motivos de trabajo, estuve sola 1 día nada más por que al día siguiente me dirigí a un bar y mientras que tomaba mi bebida preferida: vodka, leía un libro de GABO. Al cabo de unos minutos se me acerca una rotita a iniciarme conversación sobre el libro, que buen pretexto ¿No?. Al cabo de un momento ya éramos amigas y teníamos 3 vodka adentro cada una lo que nos animó a contarnos algunas intimidades; le conté de Roberto mi hombre y los días que pasé con él y ella me contó de sus aventuras, luego me invitó a una disco para seguir la charla lo cual acepté con gusto.
Al entrar a la disco (que era muy privada) nos llevaron a un salón (también privado) en el cual estábamos solo las dos lo que me pareció extraño, pero como estaba alegre, no le tomé importancia. Nos sirvieron sendos vodkas y la música era muy sensual luego de apurar unos tragos Tania que era su nombre me invitó a bailar. Antes que nada Tania es una morena de 1.70 de ojos claros con un cuerpo voluptuoso, excelentes caderas senos no muy grandes pero fuertes y piernas muy bonitas (luego la conocería en todo su esplendor) me tomó de la mano y me acercó hacia ella.
Empezó bailando muy sensualmente y luego me tomó muy suavemente de la cintura y me apretó hacia ella, en ése momento me dio vergüenza y sentí que la cara se me encendía pero no dije nada, me deje llevar. Al acercarme, sentí su olor a un perfume que me embriagó y si no me tuviera agarrada de la cintura seguro que me caigo. Sus movimientos eran muy suaves y sensuales y cerca a mi oído me dice:
– Te gusta?.
A lo que yo tontamente le respondo:
– Que?.
– Bailar así, conmigo.
– No lo sé, me siento rara.
– Por qué?
En ése momento calidamente me toma la cara.
– Nunca lo he hecho de bailar tan pegada a una mujer.
– Pero si es agradable – me dice y pasa suavemente sus carnosos labios junto a los míos.
No sé en que momento pero sentí su lengua húmeda y sus labios gruesos abriendo mi boca, quise retroceder pero a la vez quería más, el deseo de lo prohibido, la curiosidad lo que sea pero me dejé y respondí con timidez a ése beso. Muy suavemente empezó a besarme, me metió la lengua y se unió con la mía, su saliva y la mía se juntaron en una mezcla de placer y ya no pude separarme de ella. Me arrastró suavemente al asiento amplio que había en el privado y empezamos a abrazarnos y a disfrutar de los besos más ardientes y jugosos que hubiera probado en mi vida, mi corazón latía como nunca, sentí que mis pezones se ponían duros y mis piernas las sentía mojadas por que mi conchita se desbordaba de flujos que salían desde muy adentro.
Esta historia continuará.