Reto a mi novia a publicar sus nudes
Hola de nuevo a todos,
Este relato es breve y tal vez no tan emocionante como los anteriores. Sin embargo, cuenta algo que sucedió y que me excita muchísimo y por el título ya deben saber sobre qué va.
Para empezar quiero decir que mi novia, Sara, es una mujer por momentos muy tímida. Muchas veces tiene problemas de confianza y no se siente atractiva. Dicho esto, hay ocasiones en las que casualmente Sara se siente muy guapa y a gusto con su cuerpo. Cuando esto ocurre, a ella le gusta tomarse fotos. Selfies, fotos de sus outfits, y sí, bastantes imágenes subidas de tono.
Lo que más me excita es cómo cambia su mirada cuando lo hace. Sara pasa de ser la chica dulce y reservada a una mujer segura, coqueta, atrevida. Esa noche fue especial: llevaba un top negro ajustado que dejaba ver el inicio de su escote y un pequeño short que apenas cubría sus muslos. Se colocó frente al espejo y empezó a tomarse fotos, al principio normales, pero poco a poco fue subiendo el nivel.
Primero fueron gestos sensuales, luego una pose más atrevida levantando el top para mostrar un poco más de piel. Yo, sentado en la cama, no podía dejar de mirarla. Ella notaba mi mirada y sonreía, como si el saber que la deseaba aumentara su confianza. Entonces, sin decir palabra, se bajó lentamente el short, revelando una lencería negra que le quedaba perfecta.
El ambiente cambió. Ahora Sara posaba para mí, no para la cámara. Me miraba por encima del hombro, mordiéndose el labio mientras dejaba caer uno de los tirantes de su top. En cada foto que tomaba se veía más desinhibida, hasta que su mano desapareció bajo la tela de la lencería.
“¿Te gusta verme así?” – susurró.
Yo solo pude asentir, ya completamente excitado. Me acerqué y la abracé por detrás, besando su cuello mientras ella seguía tomando fotos. La cámara capturaba su rostro de placer mientras mis manos recorrían su cintura y subían hasta acariciar sus pechos por encima del top.
Cuando no aguanté más, le quité el teléfono de las manos y la giré hacia mí. Su respiración estaba agitada, sus mejillas encendidas, sus ojos brillantes. Nos besamos con hambre, con deseo contenido, mientras mis manos exploraban cada rincón de su cuerpo.
La llevé hasta la cama, y cada prenda que caía era una foto mental que no olvidaré jamás. Ella, la mujer tímida, ahora estaba encima de mí, segura, atrevida, mostrándome una versión que pocas veces dejaba salir. Y yo, completamente entregado, disfrutaba cada segundo de esa transformación.
Desde esa noche, cada vez que veo esas fotos, recuerdo no solo lo hermosa que es, sino lo excitante que puede ser cuando se siente segura de sí misma. Y ahora, cada vez que se toma una foto, sé que algo intenso puede suceder.
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