Relato erotico del poder de una paja
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Hace algunos años, no muchos, mi esposa y yo decidimos alquilar un chalet en un pueblo del mediterráneo para paras el mes de agosto. A través de un conocido conseguimos uno precioso de dos plantas con piscina, aunque estaba a 8 kilómetros del mar las vistas eran preciosas y el sitio era estupendo. Llegamos el 1 de agosto y nos instalamos, la verdad necesitábamos descansar de un año duro en el trabajo para ambos.
A los tres días de estar allí me llamó un viejo amigo que lo estaba pasando verdaderamente mal. Su jefe había decidido prescindir de sus servicios, su mujer lo había dejado hacía unos seis meses y se encontraba bastante deprimido.
Le dije que se olvidara de todos sus problemas y que se viniera unos días a la costa con nosotros. Mi mujer, Carla, apenas conocía a Jose porque él vivía en Madrid y nosotros en Bilbao. Me dijo que no estaba para gastar dinero y le contesté que con nosotros lo ahorraría, que se viniera que corríamos con todos los gastos. De todos modos no somos mucho de salir a comer fuera y un plato más en la mesa no supone tanto gasto.
A Carla no le gustó mucho la idea porque le gusta preservar su intimidad y aprovecha la piscina para tomar el sol desnuda, pero aceptó a regañadientes. Aunque me aclaró que seguiría desnudándose en la piscina y que si me molestaba era problema mío. Lo entendí como un chantaje para retirar la invitación, pero la verdad es que no me importó. Jose era un íntimo amigo de la infancia y nos teníamos mucho aprecio.
Los días hasta la llegada de Jose transcurrieron con toda normalidad, la única cosa en la que Carla y yo no nos ponemos de acuerdo es en los horarios ya que yo soy de madrugar para hacer un poco de deporte y ella es más nocturna. Con esa rutina a partir de las 11 de la noche yo me quedo dormido y ella mira la tele, lee un libro, o bien se mete en internet a mirar cosas. A veces se acuesta caliente y me despierta a las dos de la mañana para follar, cosa que me encanta porque tenemos muy buen sexo. Solemos aprovechar otras horas del día para follar.
El 10 de agosto llegó Jose a Benidorm y bajé con el coche a buscarlo. Carla se quedó en casa preparando la cena ya que su autobús llegaba a las 9 de la noche. Cuando llegamos a casa había preparado una cena de bienvenida bastante buena, con velas, mantel de domingo y toda esa parafernalia.
Estuvimos charlando animadamente y riéndonos bastante. Carla se sentía muy cómoda ya que Jose y yo éramos como hermanos. Cuando se hicieron las 12 de la noche me dio sueño y dije que me iba a dormir, a lo que mi amigo, riéndose, dijo
– Joder Patxi, las viejas costumbres no se pierden, ¿Sigues madrugando hasta en vacaciones?
– Sí, le contesté, ya es un vicio para mí
– Bien, dijo Carla, al menos ahora tendré con quién charlar hasta que me de el sueño.
Y fue así, me fui a dormir y ellos se quedaron charlando como si fueran viejos amigos. A la hora, más o menos, me despertaron unas risas. Salí de la habitación y pude verlos sentados en el sofá tranquilamente charlando y riéndose.
Por la mañana Carla me comentó que estuvieron hasta las tres y que se lo pasó muy bien. Que se alegraba de que Jose estuviera unos días con nosotros.
Después de desayunar Carla se desnudó y se fue a la piscina a tomar el sol. De vez en cuando entraba al agua a refrescarse un poco y volvía a su tumbona. Allí estaba cuando se levantó Jose y salió a saludarnos, el pobre se quedó un poco cortado de ver a mi mujer en pelota picada. Debo decir que Carla es delgada y tiene un cuerpo muy bonito, pechos no demasiado grandes, bonito culo y una depilación muy arreglada en el pubis.
– ¿Te molesta ver a Carla desnuda?, le pregunté
– No, para nada. Es que me sorprendió un poco, solo eso.
Y tanto que le sorprendió, su erección era descomunal y no había forma de disimularla.
Después de comer decidimos bajar a una cala muy bonita que hay en la zona. Allí Carla iba con un pequeño bikini y sin parte de arriba. Tomamos el sol, charlamos, no bañamos y jugamos un poco en el agua. Con los juegos Carla y Jose rozaron sus cuerpos varias veces y cuando mi esposa salió del agua mi amigo decidió quedarse un rato más para nadar.
– No se queda a nadar, me dijo Carla
– Lo sé, le contesté, su erección es indisimulable y le da vergüenza salir así
Por la noche se repitió la misma rutina, cena, yo a dormir y ellos charlando. Todo normal ese dia y los dos siguientes. Siempre con Jose empalmado cuando veía a Carla Desnuda o cuando jugábamos en la playa o en la piscina.
El sábado decidimos ir a bailar a un sitio de música latina. Carla iba preciosa con su vestido de tirantes blanco. La verdad es que yo no soy un gran bailarín, ¿habéis visto algún vasco bailar salsa?, pero Jose y Carla sí que bailan bien y estuvieron haciéndolo durante bastante rato hasta que Jose dijo que se sentaría un rato a descansar. Carla se quedó bailando en la pista con otra gente que estaba de fiesta.
– ¿Te cansaste de bailar?, le pregunté
– No tío, te tengo que confesar algo, pero me da mucho corte??.
– Jajajajajaja, me reí sonoramente, no te preocupes ya me he dado cuenta de tu erección. Y Carla también. Y volví a reirne.
– Es que llevo bastante tiempo en dique seco y con lo buena que está tu mujer lo estoy pasando bastante mal. Me da mucho corte
– Tranquilo, le dije, ella no se asusta. Es más, creo que se siente halagada
Al volver a casa nos fuimos directamente a dormir y noté que Carla estaba muy caliente. Follamos como locos y lo pasamos muy bien en la cama. Al terminar le pregunté si se había puesto cachonda con Jose.
– Sí, la verdad es que me pone muy cachonda que cada vez que nos rozamos se empalme. Pero al mismo tiempo me siento mal por él
– Si, yo también me siento un poco mal. El pobre lleva bastante tiempo sin follar y está muy salido, Pero se lo está pasando bomba contigo
Al dia siguiente misma rutina, piscina, empalme, playa, empalme, etc. Al volver a casa mientras Jose se duchaba hablé con Carla.
– Joder, creo que habría que ?echarle una mano? a Jose
– ¿Qué dices?, inquirió ella
– Nada, tonterías mías, le dije
Se quedó pensando unos momentos, mientras preparábamos la cena.
– Tienes razón, soy una calientapollas
– Joder, tampoco es eso. Tú actúas con normalidad, es cierto que él se calienta contigo pero no todo es culpa tuya
– ¿A qué te referías con ?echarle una mano??
– Pues eso, a echarle una mano. La derecha o la izquierda, dije riéndome
– ¿Me dices que le haga una paja?
– Hombre, poniéndome en su lugar a mí me encantaría que me hicieras una paja
– Bueno, ni derecha, ni izquierda porque con el pollón que tiene voy a necesitar las dos manos, dijo riéndose.
La cena transcurrió con normalidad, como siempre. Aunque noté que esa noche Carla bebió un poco más de lo de costumbre. Al rato de terminar de cenar yo, como siempre, me marché a mi dormitorio despidiéndome de ambos. Pero cerré la puerta de la habitación sin entrar. Me quedé arriba para ver y escuchar lo que pasaba. Estuvieron charlando de varias cosas y cuando ya me iba a dormir de verdad, después de un silencio un poco largo escuché la pregunta de Carla
– ¿Te molesta que tome el sol desnuda?
– Nooooo, para nada. Además estás en tu casa.
– Ya, pero he notado tus erecciones cuando me ves. Sí, didimulas muy mal. Igual que cuando jugamos en le agua
– Lo siento, dijo Jose avergonzado, no puedo evitarlo. La verdad es que lo paso bastante mal por vergüenza y también por el dolor de huevos que me produce. Mañana me voy, es una situación incómoda, para colmo cuando te vas a la cama con Patxi te oigo desde mi habitación y??.
– Lo siento, de verdad, no queremos que te vayas. Creo que puedo hacer algo para aliviar tus tensionaes
– ¿Dejar de desnudarte?, no sirve, ya te he visto y ahora me pones hasta con un hábito de monja.
– No, no me refería a eso. Ahora mismo estás incómodo, con las piernas cruzadas de forma antinatural intentando disimular otra erección
– Sí, otra vez, lo siento
– Déjame terminar. Tal vez pueda echarte una mano, literal
– No entiendo, dijo Jose aunque creo que no se lo podía creer.
– Eso, echarte una mano, o las dos. Vamos, masturbarte para aliviar tensiones.
– Joder, eres la mujer de Patxi y??..
– No soy ?la mujer? de nadie. Soy una mujer, punto. Estoy casada con Patxi, y lo quiero un montón, y me lo paso muy bien follando con él, pero soy responsable, en parte, de tu situación y quiero ayudarte.
– Ya pero Patxi y yo somos como hermanos y??.
– Sí, lo sé. Por eso él está de acuerdo
– ¿Qué?. ¿Has hablado esto con él?
– Si, y está de acuerdo. De hecho fue idea suya.
Se hizo un silencio sepulcral surante unos minutos que a mi me parecioeron horas. Creo que cada uno estaba pensando en las consecuencias de lo que estaban hablando hasta que Jose decidió romper el hielo
– La idea no me desagrada, pero me da mucho corte. ¿Qué hago? ¿me saco la polla aquí, delante de ti para que me masturbes?
– Joder que brutos que sois los tíos, dijo Carla.
Dicho esto se acercó un poco a él, estiró su mano hasta llegar al paquete y empezó a sobarlo lentamente. Jose descruzó las piernas, echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos disfrutando del sobeteo.
Carla estuvo sobando la polla de Jose por encima del pantalón hasta que éste decidió sacarla para que mi mujer le hiciera una paja en condiciones. La verdad es que tenía un pollón y a ella le estaba gustando darle placer. En un momento él le pidió que le enseñara las tetas para correrse antes, Carla sin dejar de masturbarlo se bajó los tirantes del vestido dejando sus pechos al aire.
Jose no paraba de mirarle las tetas y se estaba poniendo cada vez más cachondo, su cara era un poema. Carla se concentraba en su trabajo y le estaba haciendo una paja de campeonato hasta que Jóse no pudo más y se corrió con un chorro de semen que llegó hasta el suelo mientras Carla siguió acariciando su polla que iba decreciendo poco a poco.
– Gracias Carla, ha sido la mejor paja de mi vida
– De nada dijo ella, mientras disimuladamente saboreaba el poco semen que tenía en la mano
Decidí entrar al dormitorio sin hacer ningún ruido. Estaba súper cachondo y tenía que bajar mi erección para que Carla no sospechara nada. Ella tardó poco en subir a la habitación y cuando se metió en la cama me abrazó por detrás y me dijo
– Le acabo de hacer una paja a Jose
– ¿Sí?, le pregunté haciéndome el tonto
– Si, ¿Te molesta?
– Para nada, de hecho fue idea mia. ¿Cómo estás?
– Súper cachonda
– ¿Quieres que te coma?
No necesité respuesta, al instante tenía su coño húmedo en mi boca y la verdad es que tardó muy poco en correrse gimiendo más alto que otras veces, supongo que un poco a propósito para que la escuchara Jose. Mientras seguía retorciéndose de placer por la intensa corrida le abría las piernas y empecé a follarla con una pasión desmedida. Estábamos los dos a mil. Lo hicimos en varias posiciones hasta que para terminar decidí correrme en su boca e hizo algo que no suele hacer. Se tragó todo mi semen y estuvo limpiándome la polla un rato largo.
Al dia siguiente todo normal, piscina, empalme, playa, empalme, etc. Por la tarde, cuando llegamos a casa, mientras Carla se duchaba, Jose y yo preparábamos la barbacoa en silencio, pero con normalidad. Hasta que él decidió romper el silencio.
– Patxi, eres mi mejor amigo, pero anoche pasó algo que no sé dónde encuadrarlo.
– Tranquilo Jose, estoy al tanto de todo
– ¿En serio?, ¿de verdad fue idea tuya?
– Si, te veía muy mal. Y que te hagan una buena paja no es como si te la hicieras tú.
Se quedó en silencio unos instantes y me dio un abrazo que casi me parte las costillas. Para romper la tensión le dije
– Carla y yo hemos decidido turnarnos. Esta noche te hago la paja yo
– Y una mierda, me contestó. Y largamos la carcajada los dos. E eso apareció Carla y preguntó
– ¿De que os reis?
– Nada, cosas de hombres, dije yo
– Más bien mariconadas, contestó Jose. Y nos reimos los tres.
Sin darme cuenta le había insinuado a Jose que esa noche tocaba otra paja. Cuando él subió a ducharse le comenté a Carla la conversación y el motivo de las risas, a lo que ella me dijo
– Joder, ya me has comprometido para esta noche también.
– Ha sido sin querer, pero después puedes tener tu premio como anoche
– En ese caso voy a esforzarme para calentarlo todos los días. Paja y polvo, paja y polvo, no está mal, dijo riéndose.
Por la noche la misma rutina, cena, una copa, mi marcha temprano a ?dormir?.. Solo que esta vez no tuve que esperar tanto. Al poco de subir oí a Jose decirle a Carla
– Patxi se ha marchado sin hacerme la paja, y le contó la broma de la tarde
– Pues que morro, ¿no?. Me tocará otra vez a mi.
Estaban medio de coña, medio en serio, se miraron y sin más dilación Jose se puso de pie frente a Carla, se quitó los pantalones y le dijo
– Masturbame despacio mientras me acaricias los huevos
Carla obedeció y empezó a masturbar a mi amigo con una mano mientras que con la otra le sobaba los huevos. Esta vez fue él quien le bajó los tirantes del vestido para liberar sus pechos.
Carla lo estaba haciendo muy bien. Sentada al borde del sofá con una mano estirada por debajo de la polla de Jose y con la otra masturbando su miembro con suavidad. Por la postura su cara quedaba bastante cerca de donde se desarrollaba la acción y ella miraba fijamente aquel miembro erecto para concentrarse en su trabajo. No sé si eran imaginaciones mías o la polla de Jose cada vez estaba más cerca de la cara de Carla.
No sé cuanto duró aquella paja, pero yo estaba también a punto de explotar. Me ponía muy cachondo ver el trabajo que le hacía mi mujer a mi amigo.
En un momento él empezó a acariciarle el cabello, primero con una mano y luego con las dos aprovechando para acercar cada vez más su polla a la cara de Carla. Ella seguía a los suyo y no parecía molestarle tener el glande de Jose a escasos centímetros de su cara, hasta que entreabrió un poco la boca y Jose entendió aquello como una señal. Con sus manos dirigió la cabeza de ella para apoyar su polla en la boca de mi mujer, pero sin forzarla, simplemente apoyada allí. Fue Carla la que terminó de tomar la iniciativa y empezó a meterse poco a poco aquel miembro en su boca para terminar haciéndole una mamada en toda regla.
Vi como Jose sujetaba la cabeza de mi esposa y movía su pelvis adelante y atrás para follarla por la boca hasta que en un momento se la metió casi toda (entera no le cabía) y soltó un gruñido gutural que salía de sus entrañas. Carla seguía con la mamada y noté, por sus acciones posteriores, que se había tragado todo el semen de mi amigo además de recoger lo que había en sus labios con los dedos y metérselo a la boca.
Al acabar él se sentó, más bien se tiró en el sofá con una cara de placer indescriptible y mirando a los ojos a Carla le dijo
– Gracias, joder que corrida
– Ya me he dado cuenta, dijo ella
– De verdad, gracias, repitió él.
– Nada, pero una cosa??.
– Dime
– Para Patxi hoy ha habido solamente paja. Esto no tendría que haber pasado
– Vale, estoy de acuerdo, nos hemos dejado llevar. Solo paja
Entré a la habitación y pude escuchar a Carla entrar al baño. Cuando se acostó a mi lado su aliento olía a menta fresca. Me abrazó por detrás y me dijo
– A cumplir el trato, yo ya hice la paja?..
– Sí, ahora toca el polvo
Y volvimos a follar como locos, solamente que esta vez para correrme me puse de pie, hice que ella se arrodillara frente a mi y comencé un mete-saca en su boca como el que un rato antes le había dado Jose. Cerré los ojos y pude sentir lo mismo que había sentido mi amigo, inclusive me acarició los huevos como se los había acariciado a él. Y me corrí, vaya si me corrí en su boca, era tanto semen que no le daba tiempo a tragarlo. Caímos rendidos los dos en nuestra cama y nos dormimos abrazados.
Al dia siguiente fue todo normal, como siempre. O casi.
En la piscina y en el mar, cuando jugábamos en el agua Jose ya se cortaba menos y acariciaba con más descaro el cuerpo de Carla. Ahora cuando la cogía por la cintura para sacarla del agua ya los hacía con una mano, mientras que con la otra acariciaba sus tetas. Carla disfrutaba de aquellos juegos, lo notaba en su cara y en la forma de mirarme. Me estaba poniendo cachondo a propósito.
Por la nocha, después de la cena, cuando dije que me iba a dormir sorprendentemente Carla dijo que me acompañaba. Jose se quedó un poco cortado, pero supongo que lo entendió por lo de la noche anterior. Ella no quería que se repitiera. Nos fuimos a la cama y me dijo
– Estoy muy caliente
– Me lo imagino, le dije, he visto como te ha estado sobando todo el día Jose
– Necesito que me comas, que me folles, que me hagas de todo
Y se lo hice. La verdad es que conocía su cuerpo a la perfección y sabía qué tecla tocar en cada momento. Era una sinfonía sexual. Para rematar la faena me puse detrás suyo y empecé a follarla con un ritmo infernal mientras le metía un dedo en el culo, y luego dos. Y me corrí dentro suyo haciéndola vibrar de placer. Pero parece que no lo suficiente.
Nos acostamos y nos quedamos medio dormidos abrazados. Yo estaba casi roncando, pero por alguna razón no me quedaba dormido del todo cuando noté que ella se tocaba, se acariciaba el clítoris y suspiraba de placer.
Hacía calor y al parecer ella no estaba cómoda. Se levantó, se puso el tanga y bajó a la cocina a beber. Bajé despacio detrás suyo para no despertar a Jose. Pero Jose estaba despierto, de hecho estaba en la cocina. También había bajado a beber.
– Hola, qué calor, dijo Carla
– Sí, contestó Jose, ya es la segunda vez que bajo a beber. Por cierto, que placer verte así a esta hora, me encantan tus tetas.
– No empieces, no te voy a masturbar.
– Vale, perdona. Te veo congestionada, ¿estás bien?
– Si, bueno, es que?.
– No te cortes?..
– Vale, Patxi y yo hemos follado?.
– Si, lo sé. Os escuché
– Ya, lo siento. La cosa es que aunque me he corrido estoy como si me hubiera quedado a medias, no sé.
– Bueno, hoy por ti y mañana por mí
– No te entiendo
– Cuando yo estaba súper salido me hiciste una paja y una mamada, hoy te toca a ti. Patxi está durmiendo y aunque te masturbes no es lo mismo, te los digo por experiencia.
– Eso ya es infidelidad, gozar con otro que no sea mi marido
– Eres una mujer, una mujer casada felizmente y que ama a su marido, pero sigues siendo una mujer, un individuo único. Son tus palabras
Mientras decía esto se iba acercando a ella y comenzaba a tocarle el coño por encima del tanga. Carla no respondió, solamente se dejaba hacer, él intentó besarla y ella lo paró en seco.
– No, solamente mastúrbame para que me corra
– Vale, lo siento
Le quitó el tanga y comenzó a masturbarla mientras le acariciaba las tetas con la otra mano. En un momento paró, la cogió por la cintura y la puso sobre la mesa, le abrió las piernas y metió la cabeza entre ellas para comerle el coño.
Carla gemía de placer mientras Jose pasaba la lengua por su clítoris y le acariciaba las tetas con las dos manos. Retorcía sus pezones y la hacía disfrutar con los cambios de ritmo de su lengua.
– Siguie, sigue, ahhhhhhhh, un poco más abajo, decía Carla
Y Jose seguía mientras yo miraba todo ya sin esconderme, ¿para qué?. Carla no me podía ver porque sus ojos estaban cerrados y Jose tenía su cabeza entre las piernas de mi mujer. Yo estaba parado en la puerta de la cocina, de frente a Carla, con la polla en la mano masturbándome despacio mientras veía a mi esposa disfrutar.
Y se corrió, madre mía si se corrió. Mientras ella se corría él seguía comiéndole el coño intensamente. Tampoco podía hacer otra cosa, ella le sujetaba la cabeza con las dos manos hasta que paró. Jose se puso de pie, bjó a Carla de la mesa y la besó apasionadamente mientras la sujetaba por la cintura.
Cuando dejaron de besarse ella le dijo que no podía mantenerse de pie, se dio la vuelta y se afirmó en la mesa ofreciéndole una hermosa vista de su culo y espalda. Jose se bajó los pantalones, cogió su polla completamente erecta y la dirigió hacia el coño de Carla que estaba empapado . Apoyó su glande en la entrada y se la introdujo lentamente esperando la reacción de la esposa de su amigo. Ella no reaccionó, mejor dicho si reaccionó pero abriendo sus piernas un poco para facilitar la follada.
Comenzó un mete-saca lento que hacía que Carla vibrara cada vez que se la metían hasta el fondo. La polla de Jose era un poco más larga que la mía y la vagina palpitante de mi mujer disfrutaba con cada centímetro de penetración.
Parece que mi amigo y yo tenemos gustos parecidos porque notó que tenía el culo un poco dilatado (por mis dos dedos de antes) y comenzó a follarla por el coño con la polla y por el culo con su dedo pulgar primero, para luego meterle el índice y el medio al mismo ritmo que su pelvis se movía.
Desde mi posición no podía ver la cara de Carla, pero debía ser un poema dado los gemidos de placer que emitía. Jose seguía a lo suyo disfrutando de follarse el coño de mi mujer. A veces se la metía hast el fondo de un golpe y se quedaba quieto mientras sus dedos aumentaban el ritmo de follada por el culo. Cuando volvía al mete-saca aprovechaba para lubricar un poco más el ya dilatado culo de mi amada.
Hasta que sucedió lo que yo no me esperaba. Siempre había jugado a meterle dedos en el culo a Carla pero ella no me permitía que me la follara por ahí porque le dolía. La polla de Jose era más larga y un poco más estrecha que la mía y cuando se la sacó del coño y la apoyó en su entrada trasera ella le dijo
– No, por ahí no
– Shhhhh, tranquila, te va a gustar
– No, por favor, que me va a???aghhhhhhhhhhhh
No pudo terminar de argumentar, Jose empezó a metérsela lentamente y una vez que el glande pasó la entrada el resto ya fue coser y cantar. Cuando la tuvo toda dentro le dijo
– La tienes toda dentro, ¿lo notas?
– Joder, me duele un poco??
– Tranquila, ahora viene lo mejor.
Y empezó a follarla por el culo, primero lentamente y luego bastante más rápido. Mientras Carla se había empezado a masturbar al mismo ritmo que la follaban. Estuvieron así bastante tiempo, no sé calcular, hsta que Jose se la metió otra vez hasta el fondo y empezó a eyacular dentro del culo de mi mujer. Ella aumentó el ritmo de la masturbación hasta correrse por tercera vez esa noche.
Cuando salió de ella, Carla tenía el culo totalmente dilatado y se agarraba a la mesa para no caerse. Me alejé para que no me vieran, de hecho subí las escaleras para ir a mi habitación. Ella fue a asearse en el baño de la planta baja y él se sentó en el sofá a descansar, ya se había limpiado la polla en la cocina y estaba espatarrado en el sofá con la polla en la mano. Cuando ella salió del baño se sentó junto a él y comenzaron a besarse apasionadamente.
Jose acariciaba todo el cuerpo desnudo de mi mujer y ella lo besaba con pasión, hasta que comenzó a bajar por su pecho, su barriga, su pubis y al llegar a su polla semi erecta la besaba y lamía con adoración. Estaba agradeciendo a esa polla que tanto la había hecho disfrutar.
– Hazme una mamada, le dijo él.
Ella se arrodilló delante de mi amigo y mirándole con sus preciosos ojos verdes comenzó a chupársela mientras le acariciaba los huevos.
– Sigue puta, chúpamela así. A partir de hoy me quiero correr tres veces al dia, ya verás tú como lo hacemos
Ella seguía chupándosela, le encantaba aquella polla. El la hizo detenerse y le dijo que se pusiera a horcajadas encima suyo. Carla estaba como poseída, obedecía a todo lo que le decía Jose. Comenzó a follarla en aquella posición mientras alternaba entre acariciarle las tetas, besarla, meterle un dedo por el culo. Vamos que la disfrutaba enterita.
– Me voy a correr dentro
– Noooo, tengo riesgo de embarazo
– Me da igual, ya me corrí en tu boca, en tu culo y ahora quiero tu coño
Ella no respondió, solamente aumentó el ritmo de la cabalgada hasta que Jose descargó todo su semen dentro del coño de mi mujer. Se quedaron abrazados un largo rato y ella se vino directamente al dormitorio, ni siquiera se aseó. Se abrazó a mí y se quedó dormida.
Jose se marchó al dia siguiente. Me dijo que no podía quedarse más porque un conocido le había conseguido una entrevista de trabajo, en agosto, en Madrid
Carla ya no me pone pegas para que me la folle por el culo y nuestra vida sexual sigue siendo muy activa. Pero nunca me contó lo que pasó con Jose, solamente las pajas, aunque la segunda fue mamada.