Halloween: Su diminuta tanga estaba demasiado húmeda
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Una de las mejores relaciones con mi amante. Tuvimos sexo a escondidas después de la fiesta de disfraces.
Graciela tiene 25 años, mide 1.65, tiene cabello largo, mirada y labios sensuales, un culo y unas tetas de buen tamaño.
La empresa organizó la fiesta de Halloween de aquel año un lunes 31 de octubre, previamente ya habíamos conversado; y ella iba a ir con unos familiares a aquel evento; el caso fue que llegó la noche y yo fui solo, me acuerdo que fui con jean, tenis y con un saco negro de caperuza, no fui disfrazado porque esa noche le dije a mi esposa que me tocaba laborar en la empresa en unos mantenimientos de equipos de cómputo.
De repente pude ver a Graciela, en ese momento muchos pensamientos perversos pasaron por mi cabeza, ella tenía un disfraz de ángel negro, era un traje con corset que afirmaba sus tetas ricas, era un traje en minifalda, medias en malla, alas con plumas negras y tacones.
La veía bailar de una forma sensual y en ocasiones cruzábamos las miradas en medio de la gente; sucedió que hablamos y le pregunté por sus familiares pues quería saludarlos; sin embargo, me dijo que ninguno había querido ir (No puedo dudar que esa noticia me alegró y mucho), fue en ese momento que le propuse ir a un motel para cerrar con broche de oro aquella noche, ella sin dudarlo me dio el Sí.
Yo estaba en otra mesa diferente a la de Graciela con otra amiga con la cual ya había tenido relaciones, pude percibir que ella quería que también esa noche estuviéramos; sin embargo, ella odia a Graciela y se notaba lo mucho más aun cuando esa sexy ángel negro miraba a mi mesa a cada momento.
El hecho es que mi amiga de mesa, decidió irse de la fiesta; argumentando que tenía un compromiso al otro día, la verdad no me opuse, al contrarío la acompañe a tomar el taxi que la llevara a su casa; ya tenía el camino libre para estar con Graciela.
Luego empezamos a escribirnos por WhatsApp:
- – Yo: nena, vámonos ya para el motel y poder estar más tiempo.
- – Graciela: bueno cariño, pero mis compañeras no me quieren dejar ir tan rápido.
- – Yo: bueno esperemos una hora más.
Efectivamente, nos quedamos en la fiesta un tiempo prudente; hasta que yo decidí irme pues Graciela estaba muy contenta con sus amigas y amigos.
Yo: Hey baby, mejor me voy, más bien dejamos esto para otra ocasión.
Graciela: Noooo, en otra ocasión no, ya mismo salgo, nos vemos en la salida.
De esa manera yo salí primero, y ella detrás de mí; la verdad varias personas nos vieron salir juntos; pedimos un taxi y nos marchamos a un motel cercano; esa madrugada ya estaba lloviendo, lo que me parecía mucho más excitante.
Rienda suelta en el hotel
Al entrar a la habitación, empezamos a desnudarnos, ella a mí; fue solamente quitar el saco y bajarme los pantalones, en cambio ella tenía muy ajustado ese corset, lo que hice antes que nada, fue besarla, bajé su escote y pude chupar y morder sus senos mientras agarraba su cabello largo; de esa misma manera le hacía sentir mi verga dura por encima de su ropa, ella estaba sentada sobre una silla de esas de asiento redondo sin espaldar cómo estilo bar.
Mientras la besaba empecé a desatar ese cordón del corset y ella con piernas me apretaba hacía ella fuertemente; pude luego llegar a sus diminutas tangas las cuales al quitarle aun de pie pude sentir que estaban demasiado húmedas, ella es de las que gime al besar y grita al sentirse excitada por mis mordiscos y cuando le metía mis dedos en su rica vagina.
Aun de píe ella se agacha y empieza a chupar mi verga, mi dura verga; ohh es delicioso; sentir su saliva y ese sonido que hacen sus labios cuando saca y mete a su boca; su lengua parece desquiciada la enreda en la cabeza de mi verga y como una serpiente, ella hace que las plantas de mis pies ardan aún más; sin quitar su mirada de la mía me masturba y azota su lengua con mi dura verga, la saca y la escupe de verdad ella chupa demasiado rico.
Aún tiene el disfraz y los tacones puestos, me parece demasiado excitante penetrarla aun con ese vestido; por eso la llevo a la cama y la pongo posición de perrita; mi verga siente lo húmeda que ella tiene su concha, demasiado húmeda; empiezo a meterlo muy fuerte, una y otra vez entra y sale; agarro muy fuerte su cabello y sus nalgas; ella en ocasiones voltea a mirarme con sus ojos de dolor pero pidiendo que no me detenga, se nota lo mucho que le gusta, no hace más que repetir: “rico papi, que rico papi, sigue, sigue”; le pego varias nalgadas y con mi dedo pulgar toco su ano y empiezo a meterlo; a ella le gusta aún más.
Sexo anal
Luego ella, cambia de posición; quiere estar sobre mí; me hago al borde de la cama y ella con un pie en el piso; se mete mi verga en su depilada concha; y empieza a moverse de una manera exageradamente deliciosa; de una manera brusca abre su vestido y se lo saca quedando completamente desnuda solo con los tacones; mientras se mueve encima de mí; se aprieta las tetas hacía el centro; a lo cual, y empiezo a apretarle sus tetas fuertemente con una mano, mientras con la otra toco su clítoris.
Ahora yo la acuesto boca abajo y pongo una almohada debajo de su pelvis; su culo queda firme y empiezo a penetrarla por el ano; abro sus piernas aún mas y es en ese momento que ella da un grito y grita de forma vulgar: “jueputaaaa, que dolor… pero no lo vayas a sacar, dale más, dale más!!”, de esa manera me volví su lacayo obediente; y empiezo a meterle y sacarle mi verga de su culo mientas muerdo su espalda; se siente muy rico; apretado y delicioso.
Ella aun boca abajo se mueve delicioso; y de repente siento que voy a eyacular; ella también siente que mi verga va a derramarse; de una manera rápida, pero calculada; saco mi verga y le quito el preservativo y ella me la chupa hasta que el semen sale en cantidades dentro de su boca; al abrir la boca veo su lengua inundada y ella se lo traga y los residuos que salen por el lateral de su boca; ella con sus dedos los devuelve hasta su lengua; no desperdicia ni una sola gota.
Con ella lo hicimos unas cuantas veces más; era sencillo decirle que nos viéramos solo para sexo ocasional, al poco tiempo se enamoró de otro tipo y decidió serle fiel; a veces hablamos, pero no trascendemos. Puedo decir que ella ha sido una de las mejores amantes que he tenido, por su forma de ser, su nivel de perversidad y su agradable amistad.
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