Regalo del día del padre
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*Mi hija me dio una agradable sorpresa, vestida de colegiala.
Por cuestiones de trabajo, el Día del Padre salí desde la madrugada porque me tocó supervisar una obra y regresé por la noche. Igual mi esposa estaba fuera de la ciudad por cuestiones de trabajo. Regresaría en una semana. Mi hija Dianita me llamó para felicitarme y decirme que no me entretuviera en nada, que me fuera inmediatamente para la casa.
Pensé que mi hija quería salir con sus amigos, notifiqué a mi jefe que ya estaba en la ciudad y me fui para la casa, para no hacer esperar a Dianita. Ella es mi hija mayor, la que les comenté en un relato anterior que tuve la fortuna de desvirgar.
Cuando abrí la puerta me llevé menuda sorpresa, mi hija estaba vestida como colegiala, empezó a bailar y a quitarse la ropa al compás de la música, hasta que quedó completamente desnuda, se acercó y comenzamos a besarnos. Le di las gracias por la sorpresa y le pedí que dejara que me bañara, estaba sudado de todo el día. Ok papacito, vamos a la bañera.
Me enjabonó de pies a cabeza y se entretuvo en mi pene que estaba como una estaca, acto seguido me empezó a dar una mamada de campeonato. Por mi parte, le agarraba sus ricos pezones que estaban bien duros, además de sostenerle la cabeza para tener más empuje con su boquita. Me dijo que ahí mismo se quería tragar toda mi leche y efectivamente terminé llenándole su boquita de manjar, no dejaba escapar nada y lo poquito que cayó sobre sus senos lo limpió con sus dedos y se los chupó.
Salimos de la bañera, la llevé en mis brazos a su recámara. Nos íbamos besando, la llevaba agarrada a la altura de sus hermosas nalgas. Le pedí que se pusiera de cuatro en la orilla de la cama, empecé a mamarle el culito y de ahí llegaba a su rajita, sin descuidar su clítoris que estaba paradito, ya que mi bella hija estaba super caliente y tuvo otro orgasmo, porque cuando me la estaba mamando tuvo el primero.
Mi hijita me suplicaba que ya se la metiera, gemía, me insistía: “Ya papi, métemela por favor, ya quiero sentir tu rica y hermosa verga en mi chochito, quiero que me hagas venir, ya papito lindo no me hagas sufrir, quiero sentirte dentro”, por lo que procedí a meterle mi pene de una sola estocada, gritaba que era mi zorrita, que quería que la preñara. De escucharla me excité aún más y terminé por llenarle de semen su panochita.
Una vez que nos venimos los dos, nos quedamos acostados para recuperar fuerzas, porque quería metérsela por su rico y apretado culito. Ella comenzó a jugarme el pene con su manita, lo cual me encanta porque su suave piel me excita, además comenzó a besarme el cuello y fue bajando hasta meterse mi flácido pene en su boquita. De tanto que lo besó y metió en la boca, se me volvió a parar.
Mi hija de 22 añitos, con panochita bien rasuradita, se puso de cuclillas y poco a poco se fue metiendo mi rabo en el culito, mientras que yo le tocaba el clítoris con mi dedo para excitarla aún más. De tanto mete y saca ella tuvo otro orgasmo y por mi parte le llené su ano de lechita caliente y aprovecho para comentar que cuando mi hija está super caliente, se le presentaba el squirting, que según leí, se produce de forma involuntaria como respuesta a la excitación sexual. Lo disfruté porque le salió cuando le estaba mamando la vagina y me lo tragué completito.
Después de estas ricas cogidas que nos dimos, mi hija me dijo que me había preparado una rica cena, por lo que desnudos nos fuimos a la cocina para calentar la comida e irnos a disfrutar del platillo.
Finalmente nos fuimos a dormir y por la mañana, antes de irnos, ella a la escuela y yo al trabajo, volvimos a hacer el amor. Me pidió que hiciéramos el 69, por lo que aproveché a mamarle el culito y por la posición podía disfrutar de su vagina y de su clítoris. Tuvo un orgasmo y gimió bastante fuerte que creo que hasta la vecina escuchó. También me vine bien rico, pero esta vez en su boquita.