Pecados de medianoche con mi hermana
Mi hermana mayor, me dijo de venir a visitarme, pasar unos día conmigo. He de decir que ya hemos dormido juntos en alguna ocasión, pero en camas separadas.
Llegó el día en que venía y llegó por la tarde. Estuvimos por la ciudad, paseando y cenamos fuera y volvimos a casa. Ella estaba muy cansada. Cuando llegamos dijo que quería dormir y se iba a cambiar, momento en el que fui al baño para dejarla sola. Al volver estaba tumbada en la cama con una camiseta de deporte ancha y seguía teniendo la falda que llevaba y los calcetines.
- “Deberías cambiarte y ponerte cómoda” – le dije
- “Así estoy bien, me quitaría la falda y calcetines, pero estoy demasiado cansada, me quedaré así” – me contestó (aclarar que suele dormir en bragas y camiseta de deporte ancha)
- “No seas vaga, que vas a estar más cómoda. ¿Quieres que te ayude?” – le respondí
- “Como quieras” – dijo bostezando – “Yo me voy a dormir”
- “Ya te ayudo yo, descansa” – antes de que acabara la frase ya tenía los ojos cerrados y estaba medio dormida.
Le quité los calcetines sin problema y me dispuse a quitarle la falda. Estaba boca arriba, por lo que la parte de arriba podía bajarla fácilmente, pero la parte de abajo me era imposible. Intenté empujarle un poco para que girara, pero no reaccionaba. Al final se me ocurrió meter la mano por su espalda y levantaría un poco para poder tirar. Lo hice y funcionó un poco, pero su culo seguía sobre la falda, así que puse mi mano en su culo, para levantarlo y noté lo suave y redondo que era. Me quedé un minuto disfrutando de esa sensación ya que, aunque alguna vez lo había visto, no sabía que tenía un culo tan suave, redondo y firme. Lo levanté, aprovechando para apretarlo un poco y sentir ese tacto, y saqué la falda. Seguía con mi mano en su culo y ella dormida enfrente mía y en bragas, la situación me estaba calentando mucho, pero decidí no hacer nada por si se despertaba. Me cambié y me tumbé en la cama para dormir.
Intentaba dormir, pero no paraba de recordar lo que había pasado. A pesar de la oscuridad de la noche, en la pequeña cama notaba a mi hermana a mi lado y podía escuchar su respiración profunda. Me acerqué un poco para sentir su cuerpo y noté que estaba tumbada boca abajo, lo que dejaba ese culazo a mi entera disposición. Acerqué mi mano tímidamente y la puse sobre su culo; ella no reaccionó. Apreté un poco, esperando por si reaccionaba, pero nada pasó. Ya con un poco más de confianza, empecé a tocar su culo a mi antojo, acariciándolo, apretándolo e incluso paseando un dedo por entre las nalgas.
Tras esto último, ella se movió, momento en el que me quedé quieto pensando que se había despertado. Sin embargo, solo se dio media vuelta y se puso boca arriba. Aprovechando la situación, puse mi mano en su barriga, movimiento ante el cual no hubo reacción. Viendo que seguía profundamente dormida, pasé mi mano bajo su camiseta y subí buscando sus tetas. Ella es de tetas grandes, y jugué un poco con sus pezones. Pasé las yemas de mis dedos por ellos, acariciándolos en círculos; y cuando empezaron a endurecerse los pellizqué un rato.
Estaba a mil y quería más, así que bajé mi mano hacia su entrepierna y comencé a acariciarla sobre las bragas. Al poco vi que estaba mojada, aparté las bragas a un lado y metí un dedo. Su interior era húmedo y cálido, se sentía muy bien. Comencé a mover mi dedo y noté como su coño se contraía y estiraba, por lo que metí un segundo. Seguí un rato follándola con mis dedos, hasta que la noté muy mojada. Mi polla estaba pidiendo guerra y no me lo pensé; me puse sobre ella y empecé a meterla. Le costaba entrar, por lo que la abrí un poco de piernas y entró más fácil. Metí la punta y noté como un gemido, pero después no escuché nada más aparte de su respiración. Comencé a bombear lentamente, pero necesitaba más y aumenté el ritmo. Podía escuchar la respiración agitada de mi hermana, pero estaba muy cachondo e iba a llegar al final. Notaba mi polla tensándose, indicando que el clímax estaba cerca. La embestí con todas mis fuerzas y, al tiempo que me corría, su coño empezó a exprimir mi polla y gimió.
Me quedé tumbado encima, pensando que se había despertado y me iba a pegar y gritar. Por el contrario, la escuché suspirar y volver a roncar normal. Se había corrido dormida, no podía creerlo. Fui al baño, me limpié y me volví a la cama a dormir.
Al día siguiente, mi hermana me dijo que había dormido muy bien y estaba descansada. También me preguntó por su falda, recordaba haberse ido a dormir con ella.
- “No recuerdas que te dije que te la quitaras y como te daba pereza te ayudé?” – le contesté
- “Pues la verdad que no, pero una vez me da el sueño puede haber un terremoto que no me entero” – me respondió
- “Eso parece” – dije mientras recordaba mi aventura nocturna – “Bueno, ¿Qué te apetece hacer hoy?”
No hace falta decir que me aprovechaba de la situación, cada vez que podía.
El día pasó largo, esperando que llegara la noche y poder dormir con mi hermana. Llegado el momento, pasadas las 12:00 horas, me acosté primero. Mi hermana llegó media hora más tarde, y yo me hice el dormido, viendo como se desnudaba, quedándose con unas minibraguitas semitransparentes, que se le notaba su triángulo negro en la entrepierna, y unas tetas firmes, con las aureolas sonrosadas coronadas por dos deliciosos y duros pezones. Yo seguía inmóvil, viendo tan hermosa imagen, pues tenía la lamparita encendida. Luego se agachó, para coger la combinación, de espaldas a mí, dejando ver su culo a través de las braguitas.
Se acostó y pude notar el calor de su cuerpo al rozarse con el mío. Se tapó y, colocándose de espaldas a mí, al poco rato se quedó dormida. Esperé un tiempo prudencial, incluso di una cabezadita, y asegurándome de que estaba dormida, por como roncaba, y en la misma postura, suavemente alargué la mano para rozarla por su culo. Luego lo sobé por encima de la ropa, y como seguía dormida, poco a poco fui subiendo la combinación, hasta tener su culo a la vista, solo cubierto por la minibraguita. Volví a sobarlo y bajé la braguita para desnudar su culo. Seguí sobándolo, jugando con su ojete y recorriendo con mi dedo la raja del culo. Me unté de saliva el dedo índice, y también un poco a su ojete, y se lo metí poco a poco hasta la mitad. Lo saqué y seguí sobando su culo, bajando mi mano por la entrepierna, llegando a su coño y metiendo, esta vez, mi dedo corazón. Lo saqué y llevándomelo a la boca, disfruté del sabor de su coño.
Poco a poco me bajé mi pijama y los boxes, y con mi polla dura, comencé a pasarla por la rajita del culo, incluso a veces la acercaba al coño y metía la puntita. Mi hermana seguía roncando, mientras yo le sobaba el culo y el coño. En un momento, metí mi mano por debajo de su sujetador y comencé a sobarle las tetas, jugando con mis dedos en sus pezones, notando como se endurecían. Después de unos minutos, los dejé y volví a su culo, donde mi polla estaba apoyada entre sus nalgas. Volví a pasarla por la rajita, y apunté a su ojete. Empujé un poco y le metí la puntita. Esperé un poco y empujé un poco más, hasta meterle casi la mitad. Hice un movimiento de mete y saca, metiendo un poco más, hasta que noté mi corrida y la saqué, dejándole el culo blanco con mi leche. Fui al servicio por papel higiénico para limpiarla.
Cuando regresé mi hermana había cambiado de postura, y estaba boca arriba. Cuando me acosté a su lado, noté su piel, pues no la vestí y su coño estaba desnudo a mi disposición. Comencé a jugar con mi mano en su coño, pasando el dedo corazón por los labios vaginales, de arriba a abajo y viceversa, y a veces metiéndoselo. Mi polla volvió a endurecerse. Ella volvió a cambiar de postura, colocándose de nuevo de espaldas a mí. Esperé unos minutos y al notar que roncaba, volví a pasar mi polla por su culo, hasta llegar a la entrada de su coño, y penetrándola suavemente hasta `poco más de la mitad. Volví a acariciarle las tetas, mientras bombeaba dentro de ella. Después de unos minutos bombeando, sentí de nuevo mi corrida y al sacarla la solté en un poco de papel higiénico que había traído del servicio. Después de acariciar su culo, le subí las braguitas y le coloqué bien la combinación, y dándome la vuelta, me quedé dormido con la satisfacción de haberme follado otra vez a mi hermana.
¿Te gustó este relato? descubre más lectura erótica online en nuestra página principal.