Pauline mi profesora de Inglés
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Siempre había tenido la fantasía de estar con una mujer. Nunca lo había hecho. Solamente había estado con un hombre, mi novio que era diez años mayor que yo. En nuestra relación el llevaba la voz cantante y yo me limitaba a seguirle, intentando aprender. Me costaba quizás por mi timidez. Quería probar cosas nuevas y salir de ese proteccionismo al que me tenían acostumbrada. Esa represión me había hecho tener pensamientos ardientes a los que no podía dar rienda suelta… Así que cuando mis padres se fueron de viaje aquel fin de semana de noviembre vi el cielo abierto. Quería hacer algo pero no sabía exactamente qué.
Le dije a mi novio que estaba cansada y que me iba a casa de mis abuelos todo el fin de semana. Me quedé en casa pensando qué hacer… Estaba llena de energía y muy cachonda. Me tumbé en la cama y empecé a masturbarme sin pensar en nada. Necesitaba tocarme descargarme pero no con mi novio sino cambiar. Después pasé suavemente mi mano por el abdomen. Noté un hormigueo que recorría todo mi cuerpo. Mis pezones se erizaron. Estaba desesperada de cachonda. Fui al baño y me metí en la ducha dándome con el chorro en el clítoris. Y mientras lo hacía pensé en objetos cotidianos que me pudieran hacer disfrutar. En seguida vino a mi mente el cepillo de dientes eléctrico. Estaba recién cargado. Salí de la ducha y me senté en el suelo con las piernas abiertas. Encendí el teléfono y lo acerqué a mi clítoris sin tocarlo. Me decidí a posarlo sobre mi clítoris y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Me volví loca. Después lo introduje por mi vagina y lo agité mientras giraba. Cepillito! Me has salvado la vida!.
Volví a mi habitación. Sonó el teléfono. Era mi profesora de inglés. Se me había olvidado por completo que tenía clase. Me estaba llamando para retrasar la clase a las seis en vez de a las cinco. Le dije que si le importaba que lo dejásemos para otro día pero me dijo que no. Suspiré malhumorada. Vale, entonces a las seis.
Mi profesora de inglés tenía 23 años. Estaba estudiando medicina y había venido de Inglaterra un año a vivir a España. Se llamaba Pauline. Se parecía a Heidi Klum, salvando las distancias, por supuesto. Era alta, rubia, ojos claros y nariz pequeña. Delgada y de constitución atlética pero con formas. Era muy guapa y tenía un aire muy hippy.
Me vestí para la clase y en unos minutos sonó el timbre. Era Pauline. Qué pereza me daba la clase y cuanto me molestaba que hubiese venido. Empezamos.
Estaba cachonda. Y me empecé a fijar en ella. A mirarla como mujer. Ella no se daba cuenta. Estaba concentrada en la clase y me mando hacer un ejercicio mientras se iba al baño. Me desabroché un botón de la camisa y al oír que venía empecé a terminarlo rápidamente. Le enseñé lo que había hecho acercándome a ella. Está muy bien… dijo después de fijarse en mi sujetador. La miré y sonrió. Volví a acercarme para preguntarle una duda y la hablé bastante cerca. Notaba que se estaba poniendo nerviosa pero no hacía nada y mi ansiedad casi adolescente estaba acabando conmigo.
Cuando me estaba empezando a morir de vergüenza por lo que había hecho con mi camisa, se levantó de la silla y se sentó delante de mi en un sillón. No le di importancia hasta que se abrió de piernas y empezó a tocarse entre las mismas mientras me miraba. Qué haces Pauline? dije haciéndome la escandalizada pero encantada de que al fin se hubiese decidido… Es que me he puesto cachonda con tus tetas. Solté una carcajada y me levanté. Quieres ver las mías? dijo mientras se bajaba la camiseta que llevaba y dejaba ver sus pezones rosas. Me acerqué a ella y me beso en los labios metiendo su lengua profundamente.
Entonces me dijo que le daba morbo que le besase por todo el cuerpo. Besé sus tetas. Hice lo que en otras ocasiones me había hecho mi novio a mí. Mordisqueé sus pezones y nos lamí en círculo con la lengua.
Bajé hasta su ombligo. Llevaba vaqueros y puso mi mano entre sus piernas. Me inició en las caricias dejando que yo continuase. Le hice cosquillas con las unas en su sexo por encima de los vaqueros. Quítatelos dije mirándola fijamente.
Se los quitó y abrió las piernas de manera inhumana poniendo cada extremidad en los brazos del sillón. Llevaba braguitas de algodón de florecitas. Me acerqué a su sexo que estaba abierto de par en par sólo protegido por un trozo de tela. Lamí la cara interior de sus muslos y me acerqué al núcleo de su placer en contadas ocasiones. Pero la definitiva fue cuando me decidí a mordisquear sus bragas. El olor que salía de su sexo era atractivo me estaba poniendo a mil por hora. Miles de hormonas me estaban volviendo loca. Empecé a besarle por las bragas dejándolas totalmente empapadas.
Se estaba excitando mucho. Me acerqué a su sexo y arrancándole la ropa interior me encontré con lo que nunca había visto tan cerca. Estaba totalmente depilada. Entre los labios se asomaba el clítoris de color púrpura y unos prominentes labios interiores que me estaban volviendo loca. Me pidió que le lamiera el coño(al utilizar esta palabra me puso mas cachonda todavía y me lancé a su sexo). Empecé a chupetear por todas partes lentamente. A mi no me gustaba cuando mi novio me lo hacía rápido. Así que intenté poner la misma pasión que cuando besaba en la boca. Se estaba retorciendo de placer. Ponte de rodillas le pedí. Quería verlo desde otra perspectiva y así empecé a lamérselo otra vez. Subí al ano y me decidí a chupárselo también con mi lengua que estaba desatada. Estaba alucinada. No dejaba de jadear.
Entonces me miró con deseo y comenzó a besarme en la boca mientras me tocaba entre las piernas. Yo llevaba un vestido y no me costó separar las piernas para dejarme hacer… Metió sus dedos en mi vagina y los agitó volviéndome loca. Me quitó la camisa y el sujetador y me besó en los pezones. Me dejé. Estaba dada al placer solo quería disfrutar y sabía que ella no iba a parar hasta que notase que me había corrido. Cerré los ojos y me concentré en lo que me estaba haciendo para sentir cada caricia. Descendió por mi tripa y llegó a mi sexo. Era frenética. Mezclaba lo suave con lo brusco. Me estaba encantando. Se notaba que sabía donde tenía que tocar para ponerme como loca. Y así fue. Tuve un par de orgasmos. La experiencia fue total, aunque no lo he vuelto a repetir. Al día siguiente quedé con mi novio y me notó mucho más expresiva. Quizás lo que me faltaba para estar a la par como amante con mi novio, era soltarme un poco y sin duda gracias a Pauline lo hice.