No me quedaba más remedio que ejercer la prostitución
📋 Lecturas: ️
⏰ Tiempo estimado de lectura: min.
Mi nombre es Salma, soy de Egipto y vine a España, llegue a este país sola y sin saber nada de castellano. Había estudiado en mi país pero solo en árabe, por eso no podía aspirar a trabajos normales. Pues primero tendría que pasar muchos años practicando el idioma en una academia y eso a mí me resultaba imposible ya que mi economía era muy escasa. Solo traje lo justo para pagar el alquiler de la vivienda y para comer lo necesario. Así que me decidí a alquilar la vivienda a los pocos días de llegar a Sevilla y me puse a buscar trabajo de inmediato.
Transcurrió mi primera semana en la vivienda y no había encontrado trabajo, yo estaba desesperada y no sabia que hacer. Me puse a pensar y no me quedaba más remedio que ejercer la prostitución. Pregunte a la gente de la calle que si conocían los barrios y las avenidas repletos de prostitutas, la gente me comentaban que no sabían pero al final logre que un chico me explicara de forma que yo le pudiera entender bien una calle donde permanecían las prostitutas, así que agradecí mucho a aquel muchacho y me dirigí hacia esa calle. Allí estaban cuatro chicas jovencitas, deduzco que de la misma edad mía, yo me acerque a ella las salude y le dije que con quien tenia que hablar para comenzar el trabajo. Las cuatro jóvenes me explicaron la oficina a donde tenia que ir para hablar con el jefe de aquella empresa. Recorrí un par de kilómetros hasta que llegue al lugar que me indicaron aquellas prostitutas, yo entre y al momento salió una chica que deduzco que también era prostituta por la forma de vestir y calzar, esta me dijo que se llamaba Maria y que hiciera el favor de entregarle mi abrigo, yo le hice caso y ella me condujo hasta el despacho del jefe. Maria entro en la oficina mientras yo esperaba en el pasillo, yo en ese momento miraba y examinaba las paredes deterioradas de aquel pasillo mientras escuchaba como el jefe le gritaba a las personas que habían dentro, pues supongo que estaba enfadado y que ese jefe tenia muy mala leche.
Pasaron diez minutos y yo me quede allí embobada mirando la bombilla que colgaba del techo, inmediatamente escuche que se abría la puerta y que salía un hombre a decirme que podía pasar, yo le seguí entre en aquella habitación maloliente, allí estaba Maria sentada en el sofá con las piernas cruzadas y fumándose un cigarrillo; al momento un tipo alto y guapo se levanto del sofá y me dijo que me sentara, yo le hice caso y me senté también me ofrecieron un cigarrillo pero yo lo negué, entonces el jefe me dijo su nombre y me pregunto que edad tenia además me dijo que todas las chicas que trabajaban con el además de ejercer la prostitución tenían que dedicarse al trafico de drogas para incrementar el sueldo anualmente y que su empresa se llevaba el 60% de las ganancias obtenidas ya que la mercancía les aportaba mucho capital cada mes. Y para concluir me dijo que yo empezaría esa misma noche y que me pondría en el mejor lugar en el de mas categoría que era la calle esa donde estaban el resto de las prostitutas.
Yo, convencida totalmente tras escuchar a Juan, acepte de inmediato y firme mi contrato. Así pues salí de aquella casa y volví a la calle donde estaban el resto de las chicas, me coloque en la acera y deje el bolso en el suelo. Al momento las cuatro chicas se acercaron y dijeron sus nombres. Ellas eran de diferentes nacionalidades: Myriam (rumana), Marta (española), Melina (colombiana) y Sorina (también rumana) yo seguidamente me presente, les conté un poco mi vida y ellas empezaron a contarme las suyas. Más o menos nos parecíamos mucho ya que todas habíamos pasado por lo mismo y además permanecíamos solas en el país buscando la estabilidad económica.
Pero recuerdo que una de las chicas me dijo que si pasaba un día sin pagarle al jefe me echarían de allí y que tenía que obedecer en todo momento. Me aconsejo que mantuviera la calma en el caso de que me cruzara con las bandas callejeras y que si por cualquier motivo estas me atacaran que les entregara las drogas. Al poco tiempo apareció un tipo feo con chaqueta de cuero negra y unas gafas oscuras mientras caminaba y se acercaba hacia mi gritaba a las otras que se pusieran a trabajar o las mataría a todas. Yo al escuchar aquellas palabras sentía miedo y me alejaba poco a poco de aquel tío pero este se acerco a mi y me agarro del brazo muy fuerte, me dijo que tenia que vender la mercancía entera y que a partir de las cinco metiéramos el dinero en bolsas de plástico y que las depositáramos en contenedores.
El tipo empezó a reír mientras me acariciaba las piernas yo empecé a rechazarlo y el me cogió de los pelos fuerte y me propuso que follara que estaba muy rica que si no lo hacia no me daría nada del dinero extra de la droga. Aquel tipo era feo además apestaba a alcohol yo seguía negando la propuesta y me retiraba despacio recorrí algunos metros hasta que choque con la pared. Allí el chico me agarro muy fuerte me puso las manos en el culo y empezó a lamer mi cara con la lengua. Yo intentaba gritar fuerte pero no podía ya que me tapaba la boca con un brazo, mientras me hacia callar con la otra mano me quito el abrigo y lo tiro en la calle. Seguidamente empezó a bajarme la camiseta de un tirón rajo la poca ropa que cubría mis pechos dejándolos así al descubierto y tocándolos con sus manos, luego me bajo la falda y las bragas al mismo tiempo. Cuando ya me desnudo entera y me toco mis partes me sentó en un borde donde predominaba la oscuridad, se quito muy rápido la ropa y me penetro en esa postura. Yo, gritaba y me negaba pero aquello era inútil, no obstante; pensé en mi trabajo y esa fue la causa por que me tranquilice y deje follarme.
Aquel tipo me estaba follando como un salvaje y yo gritaba muy fuerte como otra salvaje hambrienta de polla pero de repente nos iluminaron unas luces de un coche que aparco en frente nuestra. Se bajaron dos tíos con camisas negras y gafas oscuras me ordenaron que les entregara todo la droga yo me negué e intente huir pero no me sirvió de nada uno de ellos me agarraba por los brazos mientras el otro disparaba al otro. Recuerdo que el chico que había follado conmigo minutos antes callo al suelo herido y ensangrentado, casi muerto y yo no podía hacer nada. Aquello era una mafia así que los dos chicos mafiosos cogieron la droga y se marcharon sin pagar. Después de que el coche se marchara yo me fui hasta el chico e intente reanimarle pero fue imposible había muerto, así que cogí mi abrigo y salí corriendo de aquel lugar.
Al poco rato aparecieron dos de las cuatro chicas prostitutas y me preguntaron que había pasado yo les conté todo y ellas se taparon la mano con la boca y me advirtieron del peligro que corría si no entregaba el dinero a las cinco además de darle la noticia al jefe del fallecimiento de su compañero. Ellas me dijeron que me fuera de allí que buscara muchos clientes y que reuniera el dinero antes de la hora prevista. La verdad es que tuve mala suerte mi primer día de trabajo un asesinato en plena calle y un robo de mercancías equivalentes a una gran suma de dinero.
Eran las tres de la noche y las calles estaban desiertas, todos los establecimientos estaban cerrados y no circulaban vehículos por la carretera así que me senté en el bordillo de la calzada y me puse a meditar sobre lo que había ocurrido, mi mente estaba bloqueada pero de tanto y tanto darle vueltas a lo mismo se me ocurrió una brillante idea: robar un coche y entregárselo al jefe. Así pues no tarde ni un segundo en levantarme y salir corriendo hasta una de las calles de aquel barrio donde encontré un coche de lujo, al llegar hasta el me agache para que la alarma no sonara al momento rompí los cristales del coche con un trozo de metal que había junto al coche, la alarma empezó a sonar y yo con el mismo metal golpee a la luz roja de la misma y la desactive. Empuje el coche unos metros hacia adelante y metí una de las llaves de mi casa presione con fuerza hasta que entro a fuerza pues el motor empezó a arrancar, huí a toda prisa de allí y me dirigí hasta la oficina. Al llegar allí la puerta de la casa parecía estar cerrada así que baje del coche y llame muy fuerte a la puerta, Maria abrió la puerta yo la empuje y entre muy deprisa al despacho. No obstante le explique todo al jefe. Afortunadamente el jefe quedo impresionada por a historia que le conté y pareció creerme, pues me interrogaba mucho con respecto a los tipos que habían matado a aquel muchacho de los suyos.
El me dijo que le daba mucha rabia pero que cosas peores le habían ocurrido y que esto no tenia mucha importancia por eso me dijo que le entregara la llave del coche y que me marchara sin problema concluyendo con que yo era una chica muy inteligente y que quería hacer el amor conmigo que me deseaba muchísimo y que estaba muy caliente, entonces yo le dije que no quería seguir trabajando allí que me marcharía a buscar mejores trabajos y que se quedaran con toda la droga y con todo el dinero. Juan me miraba con cara de asombro cuando le dije que se quedaran con todo el dinero y el me insistía pero yo decidí no aceptarlo, al fin y al cabo era dinero sucio, por ultimo el jefe se acerco a mi me dio un beso en la boca y me metió un cheque en el bolsillo. Joder y vaya suerte la mía por que el cheque contenía una cantidad enorme de dinero así que después de pasar un mal día piensen que mereció la pena integrarse en un grupo tan rico como este de las mafias de la prostitución.