Mudanza en el camión de papa (padre e hija)
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Estaré enferma, o mi grado de perversión supero mis límites del prejuicio, un deseo irrefrenable de sentir dentro de mí la verga de mi padre, dicotomía que me asalta, ¿depravación o enfermedad?
Lo cierto es que me encanta tener sexo, no como a todo el mundo, pero lo que es seguro, me gusta.
Hoy estoy en una nueva versión de mí, queriendo explotar todo mi potencial sexual, quiero incursionar con alguien de mi familia y he elegido a mi padre, persona que amo más en el mundo. Siempre fueron fantasías normales, nunca pero nunca se me había ocurrido con mi padre, hasta hace aproximadamente tres o cuatro meses, cuando le estaba dedicando una paja al nuevo vecino que esta fuertísimo, su cara se me fue transformando hasta llegar a visualizar los rasgos de mi papucho, teniendo en ese momento un orgasmo como nunca lo había tenido, mis fluidos salieron a chorros de mi vagina.
Pensando mucho, quería saber si el morbo que sentía por tener sexo con quien había inseminado a mi madre, era normal, sobre todo las cosas que había pensado que le haría. Al fin y al cabo no tiene nada de malo, si alguien de tu entorno te ama y desea.
Prejuicios, solo prejuicios que fuimos incorporando con el correr de los años escuchando a nuestros mayores. Que eso no se hace que eso no se dice, que eso no se toca.
La Biblia, el cielo, el infierno. Mi gran duda, si Adán y Eva tuvieron dos hijos, Caín y Abel, y dios dijo creced y multiplicaos, con quien tuvieron descendencia Caín y Abel. Caín mata a su hermano y se envía al este del Edén donde se casa con una mujer y la “Conoce” a ella. Debido a que Adán y Eva fueron los primeros seres humanos (de la que todas las personas que vienen después), la esposa de Caín era su hermana.
Abraham se casó con su media hermana Sara de Ur.
Los eruditos religiosos dicen que Dios suspendió las leyes del incesto en los primeros días de la humanidad con el fin de garantizar que el hombre se extienda sobre la tierra.
Entonces, ¿por qué no puedo amar sexualmente a mi padre?
A poner en marcha mi plan de una vez.
Soy una mujer de veintidós años, mi físico no es de una modelo, (no soy partidaria de los estereotipos) pero estoy apetecible, mi novio decía potencialmente cogible, con un metro setenta de altura, (Salí a mi madre) tetona y culona, no desproporcionada, los hombres habitualmente se giran para decirme cosas, debiendo reconocer que me molesta, pero me gusta.
Mi papa, es un caballerazo de cincuenta años que se mantiene físicamente bien por su trabajo, (tiene una empresa de mudanzas) no necesita gimnasio, la naturaleza lo doto de un físico privilegiado, mide un metro ochenta y dos, y pesa ochenta kilos, no es Brad Pit pero zafa, en este punto no me interesa lo físico ni bello que pueda ser, lo importante es la delicadeza con que me trata y sobre todo el amor y ganas de comérmelo que tengo.
Iniciando la fase uno:
Muchos mimos, caricias, acercamientos y roces varios. Al no sentir incomodidad en él, puedo continuar.
Iniciando fase dos:
(Habiendo leído los apuntes de viajes, observe un viaje a la ciudad de Córdoba, distante dos mil cuatrocientos kilómetros de nuestra localidad. Tomando nota mental, un viaje de dos días de ida y dos de vuelta, con uno de estadía, la cuenta me da cinco días para concretar.
Iniciando fase tres:
– Papito, si algún día tenés algún viaje afuera y vas sin ayudantes quisiera ir, tengo ganas de viajar. (Con carita tierna y ojos de borrego que va al matadero)
– Si mija, con todo gusto, (revisa los papeles) mira, que coincidencia, se ve que tenés sentido de la oportunidad, anda preparando un bolso con ropa, dentro de unos días salgo para córdoba y el cliente pidió sin ayudantes porque son cuatro de familia. ¿Te interesa ese viaje?
– Si papa, lo más interesante es compartir “todo” con vos.
– Bueno señorita, prepare sus cosas con tiempo, salimos temprano.
Fase tres, completada con éxito.
Llegado el día, mi papa fue a cargar el camión, pasó a buscarme por casa y emprendimos el viaje, sin prisa pero sin pausa.
Mi vestimenta para el acompañamiento no era la que había pensado para ir calentándolo en el recorrido, fui con unos jeans y remera, debajo de ella, como era habitual en mí, una tanga y corpiño haciendo juego. La artillería pesada la llevaba en la valija que había preparado, reservándola para su oportunidad de ser lucida.
El camión es uno moderno sin ser cero kilómetro, al que mi papa lo cuida como si fuera de oro, tiene doble cabina con una cama cucheta bastante amplia, los asientos parecen sillones domiciliarios de lo cómodos, estéreo último modelo, hasta bluethoot tiene, luces interiores de colores, (infaltables en camiones para viajes largos).
Durante el camino hablamos de bueyes perdidos, aunque tire algunas “notas picantes” le pregunte si había tenido aventuras con mujeres en la ruta a lo largo de su carrera como transportista, a lo que me retruco diciendo que estaríamos igualados con mis aventuras de la escuela secundaria.
Habiendo pasado ya varias localidades, la noche avisaba que llegaba, mi corazón latía cada vez más fuerte a medida que la oscuridad abrazaba el cielo.
Llegamos a un parador que solo los que andan en la ruta conocen.
– Hija, paramos a cenar y luego continuamos hasta la próxima localidad y hacemos noche ahí.
– Si papito, el que conoce sos vos, yo me entrego por entera.
– Ha bueno, como estamos hoy. (Riendo)
– Sí señor, así somos los artistas.
Ambos riendo nos encaminamos a cenar, pedimos una parrillada para uno, soy de poco comer y mi papa tiene que cenar para alimentarse nomas, porque, según me dijo, luego le da sueño tiene que seguir manejando.
Llamo al muchacho que hacía de mozo y le dijo.
– Para mi princesa por favor su postre preferido, flan con dulce de leche y crema y para mí un café.
– Papi, te acordas aun el postre que me gusta.
– Más vale preciosa, tu madre no me perdonaba un olvido y sos tan igual a ella, que me asuste, pensé que me ibas a regañar.
– No señor, no lo voy a regañar como usted dice, al contrario lo voy a mimar mucho y llenarlo de besos.
Me levante, fui hasta su silla y lo comencé a besar por toda su cara, aprovechándome de la comisura de sus labios, a la que le aplique un par de besos y logre tocar con la punta de mi lengua como al descuido. Había comenzado la fase cuatro.
Luego de cenar continuamos el camino, fuimos hablando de muchas cosas, mientras yo me había acercado a su lado y le acariciaba la pierna derecha, no legando a tocar su verga pero si pasando cerca, lo que hizo incomodarlo, pero no dijo nada, incomodo, pero se notó, por su erección, que le gustaba mi juego.
– Bueno cariño, ya hemos hecho casi la mitad del camino, te parece que en ese parador seguro hagamos noche o querés dormir en una cama.
– No papi, vamos a dormir aquí, sin gastar es mucho mejor, por ahí podemos ahorrar ese dinero y dormir cómodos después de dejar la carga.
– Me parce bien mi pequeña gran dama.
Iniciando fase cinco:
Nos acostamos en la cucheta del tráiler, si bien cómoda, es pequeña para dos (cosa que ya lo sabía) lo que nos “obligo” a dormir en cucharita, primero lo abrace yo a él, apoyando mis duritas tetas contra su espalda, cosa que no le molestó, al contrario, paso su mano por sobre su cadera y se agarró de la mía.
Pensaba rápido, mi cabeza no tenía asimilado que ocurriría eso, pensé en ir más lento, pero bueno, que le vamos a hacer (reía en silencio).
Iniciando fase seis:
Lo llame por primera vez por su nombre, para marcar el territorio.
– Jorge, por favor me permitís bajar a la cabina un segundo.
– Si adelante.
Pase sobre él y ya en la cabina me saque los pantalones, quedando solo en tanga.
– Ahora sí, ya estoy más cómoda, estoy acostumbrada a dormir desnuda, hoy no lo voy a hacer, por eso me quedo en ropa interior, córrete para allá.
Me miro perplejo pero no dijo nada, se corrió quedando donde estaba antes yo.
Volvimos a hacer cucharita, pero esta vez me abrazaba él.
Deje pasar un largo rato, y acerco más mis glúteos, por la dureza de su pija sabía que no estaba dormido, hago que su verga caliente se apoye más en mi culo de niña perversa, mala, suavemente hago movimientos ascendentes y descendentes como si el me estuviera cogiendo, en este punto ya sabía que iba a pasar, pero no ahora, tenía que preparar bien el asunto. Fase seis más que satisfactoria.
Nos dormimos así, con ese juego depravado, que ya era parte de los dos.
Al despertar no le quedó otra que llamarme para salir de la cucheta, bajo del camión y fue a higienizarse para continuar. Siento mi culo pegajoso, el ladino me lleno de semen y solo con mi juego, vamos bien me dije, ya lo tengo donde quería.
Regresó con facturas y el termo con agua caliente para el mate.
– Voy preparando el desayuno, anda al baño y cuando regresas partimos.
– Buenísimo Jorge, espero hayas dormido bien.
– Mejor de lo que te imaginas.
– No me lo imagino, lo sé. (Guiñándole un ojo)
El resto del viaje transcurrió sin más, solo algunos comentarios picaros sobre películas eróticas que habíamos visto y alguna que otra rutera que cruzamos en el camino.
A la llegada, el paisaje era imponente montañas por todos lados con sus colores variados, que llenaban mis ojos de imágenes bellas, taladrando mis pupilas.
Papa reservo una cabaña en un parador bellísimo al lado de un lago inmenso, como era del sindicato de transportistas estaba a un precio accesible, me quede en ella a la espera que llegue de descargar la mudanza.
Cosa rara en la cabaña, había solo una cama del tipo matrimonial, el resto, parecía una cabaña salida de un cuento para niños, me parece que en este punto, lo que venía ideando, quedo por tierra, porque mi papa ya tenía preparado su plan. Pensarlo solamente había hecho que moje mi tanga de una forma fantástica.
Lo primero que hice fue ir al mercado a comprar algo para comer y esperarlo a papa con algo rico. De regreso entre a la ducha para darme un buen baño y depilarme para esta noche, nuestra noche.
Me hice “la Reina” de las depilaciones, no yo si no el diseño, que diseño, no hay diseño, removí todo el vello alrededor del pubis vagina y ano, dejando todo totalmente calva la zona, ya que a mí me incrementa la sensibilidad y si hay sexo oral, se siente más rico.
Pensando en lo que vendría y la experiencia de anoche en el camión, sumado a la depilación, no tarde mucho en mojarme nuevamente lo que dio paso a una buena paja al mejor estilo Elena (así me llamo pero todos me dicen ele) tocándome la entrada de la vagina en todo su contorno y presionando mi clítoris con movimientos circulares mi libido estaba por las nubes, no dude en introducir dos dedos en la cavidad pensando que era mi papa, lo que hizo venir un orgasmo impresionante, me reía sola pensando que fue la paja más corta de mi vida.
Ya terminado mi proceso de aseo masturbatorio, comienzo con la cena, no podía preparar algo elaborado, por las comodidades de la cocina, tenía un anafe de dos hornallas, sin horno, así que decidí hacer unos bifes a la criolla con papas fritas. Escucho la puerta y veo entrar a mi padre.
– Hola Jorge, pasa derecho al baño, ya está la ropa preparada y la cena casi lista.
– Gracias mi amor, merecidas vacaciones cortas te voy a proporcionar, te lo mereces, pensé en quedarnos unos días más.
– Gracias Jorge, te amo. Menos charla y más agua, a bañarse ya.
– Si mama, ya voy
Nos echamos a reír como dos adolescentes, cosa que me extraño es que se acercó y me dio un beso casi en la comisura de los labios, devolviendo mi beso del parador.
Ya con una reparadora ducha, salió, se sentó en una silla frente a mi cenando con una, de dos botellas de vino que le regalo quien contrato la mudanza.
Luego de la sobremesa con postre incluido, lavamos los pertrechos que utilizamos para cocinar y comer, menos los vasos, que los usamos para acabar el vino, que por cierto estaba muy rico.
Calculo que fueron los efluvios del destilado de uva, que solo nos bastó en ese momento mirarnos a los ojos, tomarnos de la mano, levantarnos y fundir nuestras bocas en un intenso beso, en el cual nuestras lenguas danzaban al son de la música que sonaba de fondo, la que nos invitaba a sacarnos la ropa mutuamente, al llegar a sus calzoncillos y bajarlos, su cipote salió disparado de su encierro, palpitante, caliente y lleno de venas, el que no dude en llevarlo a la boca, por primer vez saboreaba el lugar por el que alguna vez salió el espermatozoide que fecundo el ovulo que me engendro.
Si bien no era inmenso, me costaba succionarlo, yendo desde su punta hasta casi la pelvis, haciendo tope en mi garganta, hecho que en varias oportunidades me dio arcadas.
No hizo falta mucho tiempo para que se descargara dentro de mi boca, creo que su excitación se elevó, pues, mientras chupaba y saboreaba su pija, no deje de mirarlo a los ojos con la mejor cara de perra que podía poner.
Sabia rico su semen calentito, no desperdicie ni una sola gota, porque lo que se cayó entre mis tetas lo junte con mis dedos y lo introduje en mi cavidad bucal.
Con sus fuertes manos me tomo de las axilas haciéndome parar, me beso sin importarle que aún quedaban restos de su semen, bajo sus manos a mi vagina, que se encontraba húmeda por demás, perdiendo sus dedos dentro de ella, también mi orgasmo fue casi instantáneo, con unos grititos y gemidos le anuncie la llegada, su cara fue de sorpresa, (no sabe que aparte soy multiorgásmica) y felicidad.
Me alzo en brazos llevándome a la cama, me deposito con dulzura en ella abriendo mis piernas, para perder su cabeza entre ellas, con su hábil lengua comenzó a recorrer todo el contorno de mi vagina, separando los labios con una habilidad que no tuvo ninguno con los que he estado, la suavidad y tersura me excitaba cada vez más, hasta que la puso dura para jugar con el clítoris, haciendo como si fueran ochos a su alrededor tuve otro orgasmo, fluidos que recibió al instante para beberlos con fruición.
Puso su cuerpo sobre el mío, su verga ya recuperada hurgo entre mis pequeñas piernas encontrando lo que buscaba, la entrada de mi vagina, que vulnero sin mucho esfuerzo penetrando hasta su fondo, siempre con una dulzura y delicadeza que nunca había sentido, comenzó con su mete y saca, por momentos suaves y lentos, por momentos más duro y rápido, siguió con ese ritmo por un rato, paro en seco dándome vuelta y poniéndome en cuatro (perrito) hizo una estocada a fondo, me daba más duro que antes, otro orgasmo mío.
Cuando me escucho gemir sentí algo tibio en el culo, el muy guacho me lo escupió para meterme un dedo, moviéndose más rápido, no tenía pensado bajo ningún concepto darle el chiquitito, nunca había entrado nada que se le parezca a una verga por ahí.
De repente escucho algo que me encanto, el gemido y los gritos que tantas veces había escuchado a través de la pared cuando cogía con mi mama, mientras estaba descargando su líquido seminal dentro de mí tuve otro orgasmo, esta vez fue distinto, Sentí una sensación de liberación desde dentro hacia afuera. Mi corazón me latía muy rápido, al sentir esa sensación, apure el ritmo. Logre por primera vez un “squirting” un gran chorro de líquido trasparente e inodoro salió de mi concha palpitante, en realidad de mi uretra, una cascada de placer, además de fascinación.
Caímos rendidos sobre la cama húmeda.
– Ele, no sé si lo que hicimos está bien.
– Tranquilo Jorge, si llegamos a este punto era porque ambos lo deseábamos, no sientas remordimiento.
– Es que me parece.
Lo calle con un beso en su boca, el que fue respondido amorosamente.
– Papa disfrutemos el momento y los momentos que están por venir.
– Si, la verdad tenés razón, a disfrutar lo más que podamos, al fin y al cabo la vida es una sola. Me di cuenta que estoy enamorado de vos, pues sos una persona única.
Volvimos a hacer el amor, como así también los otros dos días que nos quedamos en la cabaña.
Al regreso, no perdimos oportunidad de tener nuestras sesiones de sexo desenfrenado, sobre todo cuando tenía viajes largos, en los cuales fui su acompañante fiel.
“El amor es escándalo, desorden, transgresión: el de dos astros que rompen la fatalidad de sus órbitas y se encuentran en la mitad del espacio”
Octavio P.