Monté la cara de mi papá mietras dormía
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Hoy soy Carolina soy una chica de 20 años que está locamente enamorada de mi papá. A pesar de ser su hija y ser menor, mi forma de seducirlo no ha evitado que el detenga esto, lo queme provocó hacer lo que les contaré a continuación. Este sábado papá se quedó a trabajar horas extras y se quedó a dormir en la sala para no despertar a mamá. Yo me había parado a tomar agua y verlo casi muerto en el sofá me incitó a probar algo que no había hecho antes. Papá y yo ya habíamos cogido en días pasados. Pero esta vez no fuimos ambos los que iniciaron esta vez, sino yo y mi perversidad. Eran las 3:30 am cuando me levanté. Pasé junto al sofá y lo miré. Me tiene loca. Fui a la cocina, me serví y me tomé el agua mirándolo. Esos dos minutos pasaron de volada. Dejé mi vaso y regrese a mi recámara. Me acosté y me quedé pensando. Extrañaba todo lo que hemos hecho. Sus caricias, su forma de desvestirme y su forma de cogerme y de probar mi cuerpo. Me atrevo a decir que sus labios y su lengua han pasado por cada rincón de mi cuerpo. Me paré y fui a él. Me recargue sobre la pared mirando. Me bajé mi pans y me lo quité. Caminé a él y vi como estaba acostado. Su cabeza estaba recostada sobre el brazo del sofá apoyada sobre su brazo izquierdo. Su mano derecha estaba colgando casi en el suelo. No lo pensé más. Me bajé el calzón y lo aventé al sillón. Levanté mi pie izquierdo y lo recargue sobre el respaldo del sofá abriéndome por completo. Me sostuve con la pierna derecha. Mi trasero estaba totalmente abierto y a unos cuantos centímetros de la cara de mi papá. Fui bajando el culo hasta presionarlo en su cara. Dios, no creía lo que estaba haciendo. Me daba risa y me gustaba. Sentía su nariz acariciando mi vagina. Le hunté suavemente la vagina bien abierta.
– que rico, dije.
Me inquine hacia adelante para que mi clítoris tocara su nariz. Que rico se sentía. Frotaba mi clítoris en su nariz. La cara de mi papá estaba siendo aplastado por mi traserito blanco. Empecé a mover las caderas formando un círculo. Me hice para adelante haciendo que mi ano tocara su nariz.
– eso, así, que rico, dije presionando mi apestoso culo en su nariz.
Pasé mis manos a mi culo y me lo abrí y al mismo tiempo presioné mi rabo en su nariz.
– eso. Huele, papito. Huele mi sucio culo.
Temía a que despertara pero por otro lado no me importaba porque al despertarse sabría que hacer conmigo. Puse mi mano derecha sobre su cremallera y presioné para sentir su verga. Aunque no estaba parada se le notaba larga. Sentía su bulto. Desabroche su cinturón y su botón. Bajé el cierre y metí mi mano. Sentirla por arriba de su bóxer no era suficiente para mí así que se lo saqué y se la jale muy despacio para que no se despertara.
– mmmm que rica.
Se le paró un poco. Tambaleaba su vergota.
No iba a esperar mucho así que me agaché un poco y me la metí a la boca.
– me encanta tu verga, papito, dije.
Lamí su punta, la succioné.
– ¿que haces, Carolina?
– silencio, despertaras a mamá, le dije succionando su ricota verga.
– Aaahhh!!! Espera…
– no digas nada. Se que te gusta.
– si…pero…
No dijo nada más. Justo cuando me saqué su pene de mi boca, las manos de papá tomaron mi trasero.
– que rico lo tienes, dijo.
Aunque soy una chica delgada, tengo un culo parado y lindo, a mi parecer. Se que a él le gusto y es por eso que no me preocupa hacer lo que hago. Mordió mi glúteo derecho y luego resbaló toda su lengua desde mis pliegues cerraditos hasta mi ano. Que rico sentí, en verdad. Su saliva humedecía mi rajita y mi rabito.
– sabes bien rica.
Reí y le chupé la verga. Abrí bien la boca y me metí toda. Me llenaba la garganta su ricote miembro.
– eso, métetela toda.
Levantó su cadera para que me entrara su pene. Dios, su verga me penetraba la garganta. Su punta atravesaba mi campana. Estar agachada me cansó un poco por lo que me enderece. Sus manos abrieron mi traserito y me lo volvió a lamer. Su lengua acarició mi colita. Separó mis glúteos y metió su cara a mi culo. Su nariz y su boca chocaban en mi zona.
– mmm que rico, dije.
Su lengua rosaba mi rabito. Lo humedecía. Lengüeteaba mi sucio culo.
No se porque me excitaba tanto que me chupara ahí, aunque preferiría que chupara mi vagina. Me agarré el culo para separarme las nalgas y me senté en su cara.
– vamos, papito, chúpalo, me gusta.
– si, cosita hermosa. Estás bien buena.
– órale!! Cómeme el culo.
Moví mis cadera formando círculos y me movía de adelante hacia atrás, embarrándole todo. Subí mi mano izquierda a mi pecho derecho y empecé a pellizcarme el pezón muy suavemente, mientras que la mano derecha la bajé a mi clítoris empezando a rascármelo.
– Aaahhh!!! Que rico!!!
– eso, mi amor, tócate.
– sii!! Se siente bien rico.
Me tomó de la cintura y me bajó de él hacia la derecha. Me agarró del brazo y me aventó al sillón quedando recostada. Agarró mis piernas y me las abrió apoyándolas en los brazos del sillón. Quedé completamente abierta.
– mira que ricota te vez, me alagó y al mismo tiempo me lamió mi rajita metiéndome la lengua. Di un profundo respiro al sentir su larga lengua en mi vagina. Acariciaba mis pliegues. Me los jalaba. Subió a mi clítoris y comenzó a lengüetearlo.
– Aaahhh!!! …papá!!! Siii!!!
– sabes muy bien, hermosa.
– ¿si?, ¿te gusta?
– me encanta.
– si, a mi también. Sigue!!! Chúpala!!!
Cuando le pedí que siguiera, aumento el ritmo de su lengua haciéndome jadear como una puta loca.
– Aaahhh!!! Rayos!!! Siiii!!!! No pares!!! Por favor!!!
Sentía que iba a explotar.
Al ver mi expresión disminuyó el ritmo y bajó a mi rabito. Lo chupó. Abrió toda su boca y lo cubrió jugándolo con su rica lengua. Podía sentir como me la quería meter en el culo. Se me hizo tan repugnante eso pero a la vez me excitaba más.
– eso, papito, métela, empújala más fuerte!!
– me gusta mucho tu culo, mi nena. Eres hermosa.
Sentía el rabo cubierto de su saliva. Me sentía sucia, más de lo que ya estaba siendo. Subió a mi clítoris nuevamente y al mismo tiempo en que empezó a lengüetearlo, penetro mi ano con uno de sus dedos.
– mmmm si!!!
– ¿te agrada eso?
– …si, mucho. Mételo más.
– ¿asi?, preguntó introduciendo lentamente su largo dedo en mi rabito.
– sii… Así!!
Sentí que lo había metido todo. Lo retiró poco a poco hasta sacarlo por completo. Al sacármelo lo olió.
– que rico huele tu culo, mi vida.
Simplemente me sentí un poco apenada. Reí…
– no lo se jaja.
– si, huele bien, contestó y probó su índice que fue el que me había metido.
Tragué saliva e hice un gesto de desagrado.
– ¡ay! No hagas eso!!!
– sabe asquerosamente rico.
Lamió mi ano y colocó dos dedos. Su índice y dedo medio.
– ¿los meterás?
– si, quiero ver tú culo bien abiertote.
– …pero me va a doler.
– no te dolerá, sólo relájate. Besó mi clítoris y comenzó a lamerlo con cariño.
Lamérmelo rápido o despacio me generaba un tremendo placer. Mordí mis labios sofocando un poco mis gemidos. Mientras chupaba mi punto aprovechó para meterme sus dedos. Mi rabito ya estaba un poco dilatado así que no fue difícil meterlos. Su saliva había mojado bien mi hoyo. Conforme sus dedos fueron entrando en mí, se me agrandaba mi rabito. Mis esfínteres se abrían. Se estrechaban lentamente. Apreté un poco.
– tranquila.
– …eso intento.
Al finalizar mi frase, me enterró sus dedos con fuerza.
– Aaahhh!!! Dios!!!
– cállate, estúpida, la despertaras!!!
– lo siento, es que…me dolió un poco.
Sus dedos estaban bien hasta adentro. Los movía de un lado a otro. Me acariciaba por dentro.
– ¿no tienes mierda en el culo?
– no creo, o no se.
– si me embarraste, te doy una cachetada por puerca.
Retiró sus dedos y los miró detenidamente.
– ven, pruébalos.
– ¿que?
– anda, chúpalos. Quiero que sepas a que sabes.
– …no se. Eso es asqueroso.
Se recostó sobre mi pecho y acercó sus dedos a mi boca.
– vamos, hazlo!!. Yo lo hice.
Tragué saliva y abrí la boca para que me los metiera.
– chupa, lame.
Lo hice. Probé sus dedos con sabor a mi culo.
– eso!!! Lo haces bien. El sabor de mi culo era ácido y a la vez dulce. No se, no sabía tan mal pero tampoco bueno. Mientras los chupaba volvió a mi vagina a lamerla. Hacerme eso, me incitó a chuparlos con más ganas.
– Aaahhh!!! Papá!!! Espera!!!
– ¿porque?, ¿que pasa?
– quiero hacer del baño. Quiero orinar.
– no, solo es la sensación.
– no si…hablo en serio.
Se apartó de mí y miró a su al rededor. Se paró y tomó un vaso de la mesa y regresó.
– vamos, orínate aquí.
– ¿eh?, ¿porque?
– vamos. Quiero verte.
– pero…¿porque?
– ver a una linda y hermosa chica como tú orinarse es muy excitante. Mírate: piel blanca, cuerpo delgado, culo parado, cabello lacio. Eres perfecta.
– no se…
– ven, siéntate.
Lo obedecí. Puse mi culo a la orilla del sillón de modo que mi vagina estuviera al aire.
– vamos!!! Orina!!!
– me da un poco de pena.
– no temas, te verás bien.
Colocó el basó abajo de mi vagina.
No dije nada y empecé a mear. Eran muchas las ganas de orinar por lo que sentí un alivió. Miré como mi agua salía de mi vagina.
– que rico, dijo con una voz excitada.
Resbaló su mano en mi rajita, mojándolo de mi agua.
– ¿que haces, papá?
Su mano ocasiono que salpicara el suelo.
– está calientita tu agua, que rico.
El vaso estaba por llenarse.
– detente, me ordenó.
Lo hice, goteando un poco.
– valla!! Creí que saldría toda amarilla y sucia pero no. Mis riñones estaban limpios parecía agua natural. Los olió.
– ¿alguna vez has tomado orines?
– papá no, como crees!!!
– me gustaría que lo hicieras.
– ¿¿que??, pregunté estupefacta.
– si. Una de las cosas más ricas, excitantes y sucias es ver a una chica tomar sus meados.
– pero es que no…eso es…no se…asqueroso.
– no para todos.
– cúmpleme ese deseo, ¿si?
– no, Papá!!! Estás mal!!!
– lo vas a hacer, porque lo vas a hacer, me dijo enojado tomándome de la mandíbula.
– pero…es que…
– vamos, no temas, te va a gustar.
No sabía que hacer.
Me dio el vaso y esperó a que lo hiciera. Miré mis orines. Los olí. Coloqué la orilla del vaso sobre mis labios y tomé un sorbo.
– que asco, dije haciendo gesto de desagrado.
– hazlo, de nuevo.
Lo hice. Tomé un trago. Sabían ácidos, estaban calientes. Tomé medio vaso de orines.
– me encantas, me dijo.
Me recostó sobre el sillón y lamió mi rajita orinada.
– sabe bien rica. Escupió mi vagina, se paró y agarro su vergota colocándola en mi entrada. Sin decir algo más, la metió.
– Aaahhh!!! Papá!!!
– tranquila!!! Que rico te entra!!!
– papi!!! Aaahhh!!! Rayos!!! Está muy metida!!!
Empezó a meter y a sacar. Cogerme era de maravilla. Tenía su verga bien parada.
– ¿te gusta?
-…sii!!! Me…gusta!!! Sigue!!!, contesté agitada y excitada.
– que rico!!! Me gusta como te la meto!!!
– sii!!! A mi…también.
Aumentó el ritmo haciéndome jadear más fuerte.
– Aaahhh!!! Sii!!! Rayos!!! Rayos!!! Papá!!!
– ¿que pasa, mi amor?
– siento…..siento que voy a explotar!!!
– siii!!! Hazlo!!!
– Aaahhh!!! Dios!!! No puedo!!! ¿Que pasa?.
– quiero que te vengas!!!, dijo.
– siii!!! Tu igual!!
Me cogió con desesperación.
– Aaahhh!!! Puta madre!!! Rayos!!! Nooo!!!
Esa última palabra hizo que explotara en un rico orgasmo. Me tapó la boca y sacó su verga rápidamente dejando liberar ese rico orgasmo. Expulsé un chorro convertido en un placer indescriptible. Mientras expulsaba ese chorro. Mi papá me frotaba con rapidez la vagina, haciendo que expulsara pequeños chorros de agua. Mis piernas temblaban.
– que rico. Me mojaste la mano de tu exquisito orgasmo.
Estaba exhausta. Cansada.
– ven, párate, dijo tomándome de la mano.
Quedé de pie y me pegó a la pared quedando con lo pechos presionando el muro.
– separa tus nalgas, quiero verte el culo.
Hice lo que me pidió. Abrí mi culo y se agachó detrás de mí. Rozó su lengüita sobre mi culo abierto. Se paró y resbaló la punta de su verga sobre mi hoyo.
– tengo unas ganas de metértelo bien hasta adentro.
– si, me gusta, hazlo.
Besó mi hombro derecho.
– antes quiero hacer algo. No te muevas.
Me quedé quieta mirando la pared.
– ya volví.
– ¿a donde fuiste?.
– eso no importa. Levanta el culo.
De repente sentí algo duro presionando mi ano.
– ¿que es eso?.
– es una zanahoria.
– ¿que?
– tranquila, solo quiero ver como te entra en tu hermoso culo.
La punta de la zanahoria había entrado en mi orificio. Al tener cubierto de saliva el rabito no sentí mucho dolor. Dios, la zanahoria estaba un poco gruesa. Cerré mis puños al írmela metiendo. La retiró un poco y la volvió a empujar con más fuerza. Rodeó mi estomago con sus manos y me besó el cuello mientras me fue penetrando más el culo.
– Está algo gruesa.
– ahorita se te pasa.
Sacó lentamente la zanahoria y la enterró nuevamente consiguiendo que me llenara más de lo que había esperado.
– aaaaa!!!
– sssshhh, ssshhh, no grites, me tranquilizaba.
Gran parte del trozo estaba muy dentro. Lo movió, resbalándola por dentro. La empujó más hacia adentro.
– aauu!!! Ya no!! Está muy metida!!
– cállate!!
Resbalé los dedos por mi culo para calcular que tan metida la tenía. Sólo quedaban como tres centímetros para tenerla toda en el culo.
– ya sácala, le pedí.
– sácatela, pero sin las manos.
– ¿que?
– si, hazlo. Anda.
No había otra forma más que expulsarla como si estuviera cagando. Pujé pero no salía.
– no puedo.
– si puedes, órale. Quiero ver como sale de tu rico culo.
Lo intenté de nuevo. Dios, la tenía toda metidita. Pujé fuertemente y fui saliendo poco a poco. Puso su mano abajo para atraparla cuando me saliera.
– mmmm que rico te sale.
Salió la mitad y de golpe salió toda cayendo en su mano.
– está toda húmeda de tu rico culo. Creí que estaría cubierta de mierda pero al parecer no. Sentía el ano todo abierto y húmedo. Metió dos de sus dedos sin ningún problema y se los chupó.
– que delicia de trasero.
– mmmm puto puerco.
Me azotó el culo fuertemente
– aaaa!!!
– cállate, pendeja!!!
Se molestó y me pellizcó la nalga derecha y tapándome la boca. Colocó la punta de la zanahoria en mi ano abierto y la metió lentamente hasta llenarme el culo otra vez. Me destapó la boca.
– …Dios!!!
– ¿sientes rico? ¿eh?
-…Si, respondí con los ojos cerrados.
– Aaahhh!!! La siento bien metida.
– que rico, preciosa. Te vez bien buena con esto metido en el rabo.
– me gusta que me digas eso.
-vamos!! Sácala de nuevo.
Lo obedecí pujando nuevamente. La zanahoria resbaló de mi culo toda lubricada.
– mmmm que rico, dije.
La sensación de como me salía, era riquísima. Parecía como si estuviera cagando un gran trozo de mierda.
– toma, chúpala.
La excitación y todo lo que estaba haciendo, me incitó a aceptar. Saqué mi lengua y la lamí.
– eso, cosita hermosa. Chúpala, prueba tu sucio culo.
– …ajá…
– sostenla con los dientes, te voy a cargar.
Abrazó mi estómago y me cargó. Me llevó a mi cuarto. Emparejó y me aventó de modo que caí hincada sobre el colchón quedando en cuatro con el culo parado. Me dio una fuerte nalgada que en vez de quejarme lo disfruté. Colocó sus dos manos en cada glúteo y me lamió desde la vagina hasta mi ano.
– mmmm que rico, dije.
– ¿te gusta, ahora?
– si. Hazlo de nuevo, le pedí.
Separó mis dos nalguitas y lengüeteó mi sucio culo.
– eso, chúpalo!!!
– que rica estás!!
– ¿si?, vamos, méteme la lengua, papito.
No se porque algunas chicas nos encanta que nos hagan eso. Quizás porque nos excita más y no sólo por placer como si nos chuparan el clítoris. Levanté bien el culo apoyando el mentón sobre el colchón. Se apartó un poco sin soltar mi traserito.
– Dios, que buen culo tienes.
Frotó mi anito con la yema de su pulgar. Lo empujó hasta meter sólo la uña. Mordí mis labios. Lo sacó y me quitó la zanahoria de la boca. Me colocó la punta. Como ya tenía un poco abierto, entraron como tres centímetros a mi colita. Deseaba que la metiera. Quería ese trozo duro en mi culo. La empujó lentamente haciendo que mi rabito se estrechara.
– mmmmm…
– ¿que sientes?
– rico, sigue, métela.
La forma en como me penetraba el hoyo, me fascinaba. La metía tan rico que era inevitable decirle que se detuviera.
– ay que rico!! Métemela más!!
Pedirlo, lo animó a complacerme. Me la enterró hasta el fondo. No pensé que me fuera a caber tremendo cacho en mi culo. Era una sensación extraña pero rica.
– ya la tienes toda bien metida, hermosa.
Pujé y volví a disfrutar de esa rica sensación. Tenía tan lubricado el rabito que la zanahoria salió volando. Bajó mi colita de modo que se flexionaran más las rodillas y quedara como escogidita. Subió su pie izquierdo a la cama dejándolo en la orilla y me insertó su rica verga.
– Aaahhh!!!, solté un jadeo al ser penetrada y rasguñé la sabana. Dios, la tenía tan larga. El grosor de su miembro hizo que mi ano se estrechara y me doliera un poco.
– que rico, la metí casi toda.
Se recostó sobre mi empujándome su pene hasta el fondo. Sus huevos chocaban con mis nalguitas.
– me encantas!!! Eres una chica hermosa y rica!! Seguro tus compañeros de la escuela desearían cogerte como ahorita.
– si!!! Tal vez!! Aaahhh!!! Que rico!!!
Metí mi mano por debajo de mí haciéndola llegar a mi pelvis y comencé a rascarme el clítoris. Me lo froté mientras su verga me entraba y me salía.
– ¿te gusta, corazón?
– sii!!! Me gusta que me la metas!!!
La fue retirando poco a poco y la metió de un golpe.
– Aaahhh!!!! Puta madre!!!
– cállate!!! Me regaño dándome un fuerte azote. Sofoqué el dolor mordiendo mis labios. Metía y sacaba, metía y asacaba con rapidez. Se masturbaba con mi hoyo.
La sacó y sin querer se me salió un pedo.
– mmm que rico!! Dijo, volviéndolo a meter.
– lo siento, no pensé que me lo echaría.
– descuida, me excitó mucho eso.
No creí que fuera tan sucio. Aumente el ritmo de mis dedos sobre mi clítoris. Mis manos en mi vagina y su verga en mi culo era una combinación perfecta. Dejarme hacer eso era delicioso. La sacó diciéndome:
– ven, voltéate.
Lo hice y me penetró la boca.
– vamos, prueba tu rico culo.
Dios, su verga me cubría toda la boca. Agarró mi cabeza y me la enterró más hasta que me entrara toda. No podía mover la lengua. Su punta había atravesado mi campana y había llegado a mi garganta dejándome con poco oxígeno. Al estar acostada sobre mis pechos y con la cabeza en la orilla, él tenía el control sobre mí. Le gustaba tanto que lo hacía rápido.
– abre bien la boca.
Su verga rozaba mi paladar y se metía. Mi saliva empezó a escurrir por mis labios y a regarse por mi mentón. Sus manos tomaron mi cabeza y me empujó todo su pene sin querer soltarme. Mi respiración empezó a agitarse y mi corazón a palpitar más rápido. El choque de su verga generó un charco debajo de mi lengua lubricando mis labios.
– vamos!! Trágatela!!!
Dios, no me soltaba y estaba quedándome sin aire. Me estaba asfixiando. Quería toser pero no podía. Mis ojos comenzaron a derramar lágrimas. Mi cara estaba caliente. La sentía como cuando estás conteniendo mucho el aire dentro de tí. Al patalear me soltó y me liberó. Parecía que iba a vomitar, solté un eructo, pero no lo hice.
– tranquila, me dijo acariciándome.
Su verga estaba cubierta de mi saliva. Estaba algo mucosa.
– …ya no…, dije tosiendo.
– ven.
Me jaló de la pierna izquierda hacia él. Me cargó y me aventó hacia las almohadas. Me encantó que hiciera eso. Aunque es delgado, tiene fuerza. Y sobre todo, es guapísimo. Quizás lo digo porque me gusta pero puedo asegurar que otras putas lo ven atractivo. Aparte porque tiene un culo que enamora con sólo vérselo una vez. Me recosté sobre las almohadas y abrí mis piernas dejándolas flexionadas. Miré a él y vi como su verga le bailaba. Estaba bien larga. Se subió a la cama y se acercó a mí. Besó mi rodilla, bajando a mis muslos. Separó más mis piernas y resbaló su lengua sobre mi vagina. Lamió mis pliegues hasta mi clítoris.
– mmmm…que rico, dije.
Abrió mis pliegues y lengüeteó mi clítoris nuevamente.
– Aaahhh!!! Sii!!! Así!!!
Su lengüita me lamía bien rico. Quería cerrar las piernas pero no me dejó. Subió a mi pelvis, besó mi ombligo, mis costillas. Agarró mi verga y me la untó sobre mi rajita.
– ¿quieres que te la meta?
– sii, métela
La resbaló de arriba a abajo separando mis pliegues y la presionó logrando que me entrara la punta.
– mmmm!!!
Resbalé las plantas de mis pies sobre el colchón y lo tomé de los hombros. Al tener lubricada su verga de mi saliva, me la metió con mucha facilidad.
– Aaahhh!!! Ya está!!!
– siii!!!
Lamió mi cuello. Lo abracé y él rodeó mi cintura con sus manos. Empezó a moverse lentamente.
– eso!! Que rico!!.
Le gustaba.
– hazlo más rápido!!!
– ¿más?
– …ajá!!!
Me hizo caso. Aceleró el ritmo de su penetración.
– así!!! Siii!!! Mmmm!!!
– Estás bien chula
– sigue!! Metela más!! Cógeme!!
Me cogía con fuerza. Con rapidez y a la vez con lentitud, haciéndolo perfecto.
– cambiemos, ven, dijo apartándose de mí.
Se acostó en mi lugar mientras que yo me subí en él, con mis pechos hacia arriba. Me tomó de la cintura para no dejarme caer. Agarré su verga y me la hunté en mi húmeda vagina. Buscaba mi orificio para meterla. La presioné hasta conseguir penetrarme.
– Aaahhh que rico!!!, gemí.
– se siente bien rico.
– sii!! Mucho mejor!!! La tienes bien larga!!!
– si!! Tu culo así me la pone!!
– mmmm está bien dura!!
Me penetraba muy despacio. Su verga me entraba hasta el fondo y me salía resbalando por mis paredes vaginales. La sensación de ser cogida en esa posición me generaba tanto placer. Seguro su punta tocaba esa parte que hace que toda mujer muera de placer. Y si, hablo del punto G. Cada vez que la metía sentía un delicioso placer.
– Aaahhh!!! …sii!!!
Jadeaba lentamente.
– ¿te gusta así?
– ….siii!!! Se…siente bien…mmmm Aaahhh!!! Vamos!!!
– ¿más rápido?
– siii!!! Más!!! Métela con más ganas!!!
Levantaba su cadera y me bajaba para que su verga me entrara. Aumentó su ritmo con ganas, con desesperación, como si quisiera venirse.
– Aaahhh!!! Ssiii!!! Así!!! Que rico!!! Que rico!!! Rayos!!!! Me encanta esto!!!
Me volvía loca.
– cállate!!! No grites!!!
– …es que…no puedo!!
– me encanta tu cuerpo, mi vida. Estás hermosa.
– ¿si?,…Aaahhh!!! Puta madre!!!
– tranquila, no digas eso.
– siento que me vendré!!! Sii!!!
– Vamos!! Vente!!! Quiero verlo.
– Dios!!! Aaahhh!!!! No aguanto!!! Siii!!! No pares, no pares!!! Métela más!!!
– si, mi amor, lo que tu digas!!!
– siii!!! Así!!! Aaahhh!!! Eso!!! Eso!!! Sii!!! Ya casi!! Ya casi!!! Si!! Sii!!! Más!! Métela!!!
– vamos, pequeña!!
– sii!! Sii!! Aaahhh!! Rayos!! Rayos!! Ya no puedo, ya no!! Dios!!!! Aaahhhh!!!!
Su verga salió de mi vagina dejándome expulsar un fantástico orgasmo.
Ese último jadeo se convirtió en un fascinante orgasmo que hizo llevarme al cielo. Mis ojos se me cerraban como si me fuera a desmayar. Mis piernas temblaban pero eso no impidió que no me frotara con mucha desesperación mi rico sexo.
– que rico!!! Siii!! Aaahhhh!!!
Me salían pequeños chorritos como si me orinara.
– me encantó esto, mojaste mi verga con tu rico líquido.
No le contesté. Estaba muy cansada. Apenas estaba recapacitando. Su verga chocaba con mis muslos y mi vagina. Cubrió mi rajita con sus dedos y me la rasaba.
– la tienes cerradita, mi vida.
Me excitaban sus dedos acariciar mis humedecidos pliegues. Mi orgasmo había mojado mi vaginita. Estiré mi mano derecha llegando a tocar su punta. La pegué a mis pliegues y a mi rabito. Levanté un poco mis caderas haciendo que su punta rosara en mi ano. Lo presioné hasta meterlo.
– mmmm, empújala, le pedí.
– que rico, ¿quieres coger todavía?
– …ajá, si, contesté mientras me penetraba el ano.
– vamos, métetela con fuerza.
Me la saqué, escupí mis dados y me lubrique mi hoyo. Tomé su verga y me la metí nuevamente.
– que rico me entra.
– si, cosita. Sigue, métetela toda.
Me detuve un poco. Al tener el control de mi cintura, la bajó lentamente logrando que me entrara su largo miembro.
– Aaahhh!!!, jadeé.
Cerré mis ojos. Aunque ya me lo había metido en el culo, todavía me dolía.
– me encanta cogerte.
– mmm si!!! A mi también.
Me subía y me bajaba. Su verga me entraba y me salía.
– que rico!!, decía.
Le gustaba mucho masturbarse con mi culito. La tenía bien larga y dura.
– métemela más, papito.
– si, mi amor. Tengo unas ganas de venirme.
– …si, hazlo.
– si, que delicia. Cambiemos, acuéstate boca abajo.
Me la sacó y le cambié. Recosté mi cabeza sobre la almohada. Me montó el culo y me lo metió.
– Aaahhh, eso, así!! Me entra más rico.
Su verga me llenaba el culo. Estaba toda bien adentro. Levanté un poco el culo para que me la metiera bien hasta adentro. Sus manos separaron mis nalgas.
– Aaahhh!!! Ya casi termino.
– si, vente. Vente en mi culo.
– si, hermosa.
Me cogía con desesperación. Apreté un poco el ano.
– que rico, lo mueves. Me aprietas la verga.
– …¿te gusta?
– claro que si, preciosa. Me encanta. Esta bien lindo tu culo.
– eso!!! Ya casi!!! Aaahhhh!!!
Me cogió más rápido. Estaba apunto de venirse.
– vamos!! Hazlo!! Expúlsame tu rico semen.
– puta madre!! Si!!! Que rico!!! Aaahhh!!!
– si, papito!! Que rico!! Esta caliente!!
– Aaahhh!! Sii!! Está calientito!!
– que rico!!! Me gustaría comérmelo!!!
Su semen invadía mi trasero. Me sentía sucia.
– ven, métete los dedos, dijo tomando mi mano llevando a mi ano.
Me metí dos dedos. Sentía espeso. Me acaricié el ano por dentro. Me rascaba. Me lo saqué y vi mis dedos cubiertos de semen.
– chúpalos, me ordenó y lo hice.
– mmm que rico, dijo.
Regresé mi mano a mi rabito y pujé para que me saliera su delicioso semen de mi rabo. Al hacerlo se me salió un pedo.
– que rico!!, dijo.
Reí
– ¿te gusta?
– si, mi amor.
Me metí bien los dedos hasta el fondo.
– que rico se siente tener el culo lleno de semen.
– ¿si?
– si, respondí sacándome los dedos y resbalándolos por mi lengua.
Sentía bien húmedo el rabo.
– ábrete el culo, me ordenó.
Separé mis nalgas.
– que rico, lo tienes bien abiertote.
Me lo metió hasta el fondo y me lo sacó. Justo cuando salía de mi rabito me tiré otro pedo.
– que rico!!!
– Dios, como te puede gustar eso.
– ¿porque no?.
– nos venos en la mañana, me dijo al oído.
Se paró y me dejó acostada desnuda. Me paré y fui al baño para limpiarme. Luego me vestí de nuevo e intenté dormir.
Al día siguiente me sentía todavía abierta del culo. Abrieron la puerta. Era él. Caminó a mí y me dio mi pans.
– lo dejaste en la sala. Me dió un beso en la boca y salió. Reí solamente. No creí que comenzaría así mi día.