Mis fantasías y mis deseos sexuales al tope

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Esto me ha sucedido hace algunos meses, y espero que entendáis porque envío este relato de forma anónima. Bueno, pues como decía, hace tres meses nos fuimos de acampada mi novio y yo junto con unos amigos. Para nosotros, que no teníamos ni casa ni coche, irnos de acampada suponía la ocasión perfecta para poder dormir juntos, cosa que hicimos cuando llegó la noche. En la tienda dormíamos solos los dos, así que nada más meternos dentro y apagar las linternas, nos pusimos a darnos el lote.

Cuando empezábamos a calentarnos de verdad, la cremallera de la tienda se abrió. Era uno de nuestros compañeros de acampada, que no soportaba los ronquidos del chaval con el que compartía tienda. Nos pidió mil perdones y que por favor le dejáramos dormir en nuestra tienda. Nos jodía mucho, pero no dijimos que no. Nos dijo que se dormía enseguida y que era un tronco, como para disculparse. El caso es que en 5 minutos su respiración era más profunda, así que mi novio y yo seguimos con lo nuestro, intentando no hacer ruido. Pronto, cachondos perdidos, estábamos follando, yo encima de él. Mi novio, puede que por la excitación de hacerlo con alguien tan cerca, se corrió enseguida, dejándome a medias.

Me metí en mi saco, todavía bien caliente y esperé a que se durmiera para terminar yo sola con el dedo. Empecé a masturbarme cundo oí algo extraño. Era nuestro amigo. Me había oído masturbarme y él estaba haciendo lo mismo. En principio me corté muchísimo… pero no sé, la situación me dió mucho morbo, me excitó saber que se masturbaba a mi lado… así que casi sin poder evitarlo, seguí con mi dedo. Estaba excitadísima, muy, muy caliente. El chico no me gustaba especialmente, pero la oscuridad, el morbo, no sé… el caso es que cuando noté la mano del chico buscando la cremallera de mi saco… pues le dejé hacer. Noté su mano en mi coño, un poco torpe, pero le guié al clítoris y usando su dedo como consolador le enseñé como tenía que moverlo. Cuando cogió el movimiento… llevé mi mano a su entrepierna y agarré su polla, que me pareció que estaba bien gorda, aunque no se veía nada. Intentábamos movernos poco y hacer el menor ruido posible, para que no se despertara mi novio, pero algún ruido hacíamos… pero eso le daba más morbo.

Nos masturbamos mutuamente y esta vez si me corrí bien, con muchos temblores. Noté como él también se corría manchando mi mano. Cuando paramos vino hacia mí y me beso en la boca, metiéndome la lengua bien dentro. Luego me sobó un poco las tetas, supongo que para tocarme entera. Creo que sé dió la vuelta, satisfecho y alucinando por lo que había pasado, que ni yo misma me explicaba. Pero lo hecho, hecho estaba. No tenía muchos remordimientos de conciencia, no sé, era extraño, no consideraba que hubiera engañado a mi novio. En esas estaba pensando cuando mi novio se acercó a mi oído y me susurró “Eres una puta”.

Me quedé de piedra. ¡Me había oído!. ¡Qué vergüenza!. Se me saltaban las lágrimas de pensar en las consecuencias. Al día siguiente hablamos y lo dejamos, bueno, me dejo él. Yo me quedé hecha polvo porque llevábamos saliendo varios años y había estropeado todo en una noche. Seguí llamándole para intentar hablar y volver y, al final, me perdonó y volvimos a salir.

Pero las cosas habían cambiado entre nosotros. Nos prometimos mayor confianza y contárnoslo todo sin mentirnos, sobre sentimientos y sexo. Así, empezamos a hablar de las cosas que nunca nos habíamos atrevido a decirnos, sobre todo él. Me empezó a contar sus fantasías sexuales, cosa que a mí me encanta, porque le quiero mucho y quiero que sea feliz conmigo. Nos prometimos que íbamos a ser más activos en la cama y a probar algunas cosas.

Cuando por fin nos entregaron el piso, empezamos a practicar el sexo como nunca lo habíamos hecho y a cumplir algunas de nuestras fantasías, que os cuento:

El me pidió correrse en mi boca. A mí me gusta que lo haga en mis pechos, así que llegamos al acuerdo de ir “a medias”, así que los primeros chorros de eyaculación van a mi boca y el resto a mis pechos. Me encanta mirarme en el espejo y verme sucia. No me trago el semen y lo dejo caer junto a mi saliva por mi pecho, así me ensucio más.

Hemos intentado el sexo anal, pero no puedo, me duele muchísimo y no hay manera. De momento consigo meterme zanahorias, con mucha paciencia y lubricación. Creo que algún día podremos hacerlo. Una de mis fantasías es que me hiciera sexo oral conmigo encima, es decir, yo de rodillas y él debajo tumbado. Esto me vuelve loca, porque además de notar su lengua puedo mover mis caderas y frotarme con su cara. También quiere que me acueste con otra mujer, pero en esto no estoy muy convencida. Si lo hago sería dejándome hacer, pero no creo que fuera capaz de hacerle nada a otra mujer. Si me gustaría verle follando con otra. No sé, me daría morbo verles delante de mí hacerlo.

Lo que más me ha excitado de momento es un día que salí en minifalda y sin bragas. Me obligó a sentarme en un banco de un parque, enfrente de unos viejos, separando las piernas para que me vieran. Me gustó mucho ver las caras que ponían mirándome.

También me encanta que juegue conmigo, metiéndome cosas en el coño, como desodorantes, pepinos, velas.

Hay algo muy, muy guarro que me encantaría que me hiciera. Es un poco fuerte, pero no sé por que me atrae. Me gustaría verle hacer pis y que se lo hiciera encima de mí. Esto es una guarrada, lo sé, pero me excita mucho pensarlo.

Y la última que hemos decidido hacer es esta que estáis leyendo. El quería que escribiera todo para que lo leyera todo el mundo. Me pidió que escribiera mis fantasías y mis deseos para que los supierais todos.

Bueno Sergio, pues ahí tienes, ahora ya sabe todo el mundo la suerte que tienes… 😉

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