Mi primo me cogió muy rico en su cumpleaños
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Este 5 de Junio mi primo Sebastián cumplió 28 años y mi tía le había organizado una fiesta sorpresa junto con toda la familia y sus amigos más cercanos. Aunque yo soy menor que él por 4 años quería ser la excepción de las invitadas, quería verme como la más hermosa de todas, incluyendo a mi competencia: su novia.
Agradezco de ser una chica de piel clarita y delgada para poder lucirme cuantas veces quiera y más para la persona que más adoro. Sebastián.
¿porque él?, me a gustado desde hace tiempo pero nunca había tenido las agallas para decírselo. Era sábado 8 am y mi mamá ya empezaba a fastidiar.
– ¡¡Daniela ¡¡Despierta!! Gritaba desde la cocina.
Taparme con las almohadas no lograba sofocar su voz chillona. No tenía de otra, tenía que levantarme para ayudar a mi tía. Ayudé toda la mañana. Sebastian sale de trabajar a las 6 pm por que teníamos hasta esa hora para preparar todo tal y como estaba planeado.
Habían dado las 4 pm. Se me hacía tarde para arreglarme. Fui a mi casa a mi bañarme. Salí 20 minutos después, y revisé mi closet. Parecía que todo el montón de prendas parecían ser sólo una, no me decidía por cual poner. No se porque seremos tan complicadas. No quería verme elegante como si fuera a una gran fiesta, la verdad no. Quería vestir algo juvenil, fresco, algo que me hiciera ver sensual y rica. Sobretodo para él. Decidí por unos mallones cafes ajustados, una blusa blanca de manga larga muy pegada a mi cintura y unas botas cafe oscuro. Me peiné, me puse maquillaje, y listo. Habían dado las 5:30. Llegaron mis tías, tíos, primos y primas. Dieron las 5:50
– ¡valla, te luciste hoy, hermanita!, me decía Jorge, mi hermano.
– pues claro, es un día especial.
– me imagino, me decía seriamente.
No le hice caso, y fui a platicar con la familia.
Habían dado las 6. Su novia Paola emocionada. No cabe duda que era un dia muy especial para ella como el que yo intentaba tener tanto para mí como para él. Mi tía en el teléfono.
– ¡ya viene, preparence!, decía.
Se escuchó el auto estacionarse. Todos estaban emocionados, pero más yo.
La puerta se abría.
– ¡¡Felidades!! Todos gritaron, familia y amigos.
El rostro de Sebastián reflejaba alegría. Bajó su maleta y se acercó Paola a él dandole un abrazo.
Verlos juntos era algo que me generaba algo de celos pero tenía que aguantarlos.
Cuando la estaba abrazando miró al rededor para ver quien más estaba. Me vió. Su mirada me comió de pies a cabeza. Saludó a todos, pero en ese momento yo fui a la cocina. Crear tensión era una forma para hacer que se acercara a mí. Había pasado una hora. Solo veía como estaba sentado con su novia. Me hacía tonta para que no me viera. Notaba como miraba a mi lugar pero no quería verlo. No sabía si podía pasar algo entre él y yo, pero por si sucedía, estaba lista. No me preocupaba si tenía novia. Me preocupaba quedarme sólo pensando en él, sin haber logrado algo.
– tía puedo ir a tu cuarto a recostarme.
– ¿ya te aburriste, hija?
– no, es que me dule un poco la cabeza. Sólo será un rato.
– está bien, sube. Cuando sea el pastel te avisamos.
– gracias.
Subí a las recámaras. Pasé por la de mis tios, y me detuve en la de Sebastián.
Entré. Miré sus cosas, sus fotos, su certificado, revistas de musica y artistas. Vi un libro de “Teorías de la administración”. Vi que tenía un separador. Abrí esa parte y lo que era fue un sobre. Tenía curiosidad por saber que contenía. Cuando lo intente abrir, Sebastian llegó por detrás pegando su cuerpo a mí.
– ¿que haces aquí?, me preguntó cerca de mi oreja derecha.
Tragué saliva. Sentía que estaba frita. Me armé de valor y respondí:
– sólo visito tu cuarto, tiene tiempo que no vengo aquí.
– ¿y visitarlo significa tocar cosas personales?, me preguntaba serio y tranquilamente.
Pensé que se enojaría, más no fue así.
Sus manos acariciaban mis brazos, mis manos, mis dedos. Bajé la cabeza como si estuviera triste. Olió mi cabello.
– te vez muy bien hoy.
– no iba a venir fachosa.
– te vez mejor que Paola.
Decirme eso, me agradó mucho, había logrado mi primer objetivo.
– ah…gracias. Sonreí.
– ¿porqué no me hablaste hace rato?
– pues…estabas ocupado con tu…chica.
– ahora estoy contigo, me dijo.
Giré mi cuerpo para quedar frente a frente. Miré su rostro. No lo culpaba por gustarme, la verdad es guapo. Y quizás una que otra tipa quiera con él a pesar de tener a la mascotita de su novia, pero a mi no me impedirá confesar mis intenciones.
– ¿y Paola?
– está abajo.
– ah…por cierto, muchas felicidades, le dije y lo abracé.
Su cuerpo pegado al mío erizaba mi piel. Tenía un rico aroma. Nos depegamos y nos miramos. Miré sus labios, sus ojos, todo. Se acercó a mí y me dió un beso. Sus labios me hicieron olvidarme de que alguien nos descubriera.
Se apartó y dijo:
– creo que la cerveza ya me hizo efecto. Reí y me acerqué a su boca. Sus manos rodearon mi cintura y me sostuvieron fuertemente.
– eres hermosa y más ahorita, me alagó.
– ¿mejor que Paola?
– si, mejor que ella.
– espera, le dije apartandome y llendo a la puerta para cerrarla. Al hacerlo regresé corriendo hacia él y me aventé para que me atrapara. Al hacerlo abracé su cintura con mis piernas y su cuello con mis brazos.
– me gusta tu aroma, primo. Hueles rico.
– tu heles riquisimo, preciosa. Me gustaría desnudarte y oler todo tu cuerpo.
– si, a mi también me gustaría, contesté.
Me sentó en la mesa. Lo solté. Me subí la blusa deseperadamente mostrando mi brasier.
– estás tan buena.
Se acercó pegando su cuerpo a mi pecho. Vestia muy bien. Tiene un trasero que enamora y una forma de vestir muy autentica.
Abrí bien mis piernas para que se acercara bien a mí. Cuando lo hizo, presiono su miembro en mi entrepierna.
– la tienes dura, dije.
– como no la voy así, si te tengo casi desnuda y bien abierta.
– quiero que me la metas.
– si, y eso voy a hacer, mi vida. Ya que no lo hice en años anteriores, está es mi oportunidad.
Cubrió mi culo con su grandes menos y me acercó más a él de modo que mi vagina tocara bien su verga dura. Me excitaba muy rico lo que hacíamos.
– ¿te gusta tener así de abierta?
– si mi amor, me calienta mucho que estés bien abiertota.
Resbalé mi mano derecha sobre mi pelvis hasta mi vagina. Aunque tenía mi mallón, mi sexo humedecia esa parte de mi cuerpo. Me acaricié suavemente mi vagina.
– estoy mojada
– que sabroso.
Presioné mi mano de modo que me entrara con todo y prenda en mi vagina. Tomó mi mano y se la llevo al rostro. La olió.
– que rico te huele, primita.
Mordí mis labios. Resbalé mi mano sobre sus labios. Bajé por su pecho, su abdomen hasta llegar a cinturón. Bajé lentamente sobre su cierre y presionando para tocar muy bien su verga. Dios, estaba duro. La tenía gruesa.
– está dura, dije.
La acaricié sobre su pantalón.
– tengo unas ganas de metertela bien dentro, Daniela.
– que rico, yo tambien quiero. Quiero que me cogas bien rico. Que me la metas toda.
Su mirada vagaba por todo mi cuerpo. Por mis pechos, mi abdomen, su entrepierna.
– apoyate de la mesa. Levantate con las manos, quiero quitarte el mallón.
Lo obedecí tan rápido como pude. Me levanté. Tomó el resorte de mi pantalón por la parte de atrás y me los jaló resbalandolos sobre mi culo y mis muslos.
– que rica te vez así, me dijo excitado.
Mis pies colgaban, bajé mi culo apoyandolo nuevamente sobre la mesa. Me quitó las botas y el mallon lentamente. Me liberó de esa prenda que no lo dejaba verme como el deseaba. Sus manos vagaban por mis pies, mis tobillos, mis piernas, mis muslos hasta llegar a mi zona más íntima. Juntó tres dedos de su mano derecha y los resbaló desde mi muslo izquierdo hasta mi sexo bien mojado y caliente.
– ¿te gusta?, preguntó.
– …ajá…
Bajó sus dedos lentamente hasta la entrada de mi culo. Aunque tenía puesto mi calzoncito blanco, sentía como si no tuviera nada protegiendome.
Precionó levemente mi ano sobre mi calzón. Sentí como mi prenda se introducía en mi hoyo.
– que rico es esto, decía él.
Se inclinó hacia mí dandome un suave beso en los labios. En ese momento dobló mi prendita y me penetró lentamente la punta de su dedo en mi ano. Di un hundido jadeo. La sensación de hacerme eso fue unica. No lo había sentido eso desde que lo hice en el baño con mis propias manos. Que fue hace un año. Besó mi cuello. Miré el techo.
– sacamelo, le pedí.
– ¿estás segura?
– ajá…
Giraba su dedo dentro de mí culo. Me acariciaba por dentro. Me lo retiró lentamente. Al sacarlo lo resbaló sobre su lengua.
– …no hagas eso…sucio.
– ¿porque no?. Si sabes muy bien.
Se pegó a mí, presionando su dura verga sobre mi vagina.
– quiero vertela, le decia yo.
– desabrochame, entonces.
Desabroché su cinturón, su botón, bajé su cierre. Al asomarse su boxer, se lo bajé un poco y metí mi mano.
– la tienes dura y caliente.
Se bajó el pantalón y el boxer dejando salir su tremenda vergota. Dios, la tenía muy parada. Sus venas se le marcaban en todo su tronco.
– Díos mío, dije hechando mi cabello hacia atrás.
Tomó su miembro y lo frotó sobre mi vagina. Se sentía muy rico. Necesitaba que me la metiera. Apoyé mis manos sobre sus hombros y solo observe cono me acariciaba la vagina con su rico y largo miembro. Se quitó los zapatos, el pantalón y su boxer. Se agachó y me jaló a la orilla de la mesa. Olió mi vagina. Pegó su nariz sobre mi calzón húmedo.
– así mi vida. ¿te gusta?
– me fascina, preciosa. Hueles riquísimo.
Su nariz la sentía muy dentro de mi rajita. Acaricié su cabeza. Abrí bien mis piernas. Sin pensarlo de más, tomó mi prenda y la rompió como pudo. Rasgandola lentamente. Al desnudar por completo mi sexo, respiró en él y me dio una profunda lamida en mi clítoris haciendo estremecer mi cuerpo de placer.
– Aaahhh!, apreté los dedos de mis pies y solté un leve jadeo.
– Me encantas primita, sabes muy rica.
– tú tambien me encantas.
Tener su lengua en mi vagina me calentaba mucho. Me la resbalaba por todas partes. Acariciaba mis jugosos pliegues, los succionaba suavemente haciendo endurecer mi clítoris cada bez más.
– chupamela, mi vida. Lo haces muy rico.
Bajó su lengua llegando a mi ano, lo lamío.
– Dios, sigue, le pedía modiendo mi labio inferior.
Se levantó rebalando su lengua por toda mi vagina.
Ver su larga verga me generaba unas ganas de que me penetrara con ganas. Que me llenara mi sexo, mi culo, mi boca. Agarró su miembro y lo untó sobre mis húmedos pliegues. Tragué saliva cuando lo hizo.
– se seinto caliente y suave, dije.
– yo siento mojado.
Acerqué mi mano tomando su largo miembro.
– nunca pensé hacer esto, dije.
– yo tampoco, pero me gusta que este pasando.
Empecé a jalarsela lentamente. Resbalaba mi mano sobre su ricota verga. Mis yemas y mi palma resbalaban de arriba a abajo. Subí mi mano en a boca, formé un poco de saliva y la dejé caer sobre la palma de mi mano regresandola a su verga lubricandola con ella.
– Aaahhh!! Me encanta como me masturbas, Daniela.
– lo sé, la tienes muy dura. Me encantaría chupartela.
– si mi amor, que rico cogerte por la boca y metertela bien adentro, me dijo metiendo dos dedos en mi vagina.
– Aaahhh!! ¿que pensaría Palola de lo que dijiste y de lo que me estás haciendo?, le pregunté excitada.
– no se, no me interesa, pero…seguro me terminaría, y a ti te querrá dar una madrisa.
– es una pendeja. Pobre idiota, me gustaría que nos viera cogiendo.
– metetela, quiero cogerte ya, me decía ansioso.
– ¿eso quieres?
– si, eso quiero. Estás bien rica.
Sin decirme algo más. Se pegó más a mí consiguiendo penetrarme lentamente.
Su verga resbalaba entre mis pliegues metiendose poco a poco en mi vagina. Estar bien mojadita facilitó metermela bien rico.
– Aaahhh!!! Dios!!! Está adentro!!, Gemí y dije excitadamente.
– sii!!! Se siente bien sabroso penetrarte.
– sacamela y metemela otra vez, le pedí.
Tener sólo la mitad de su miembro me generaba mucho placer. Retiró su verga lentamente sin sacar su punta y me la volvió a meter bien hasta el fondo.
– Aaahhh!!! Solté un leve jadeo y lo abracé pegando mi cara a su pecho.
– ¿te gusta como te entra, mi vida?
– si, me encanta, hazlo de nuevo.
Se aparto y volvió a penetrarme con fuerza.
– Rayos!! Que rico!!!, dije.
Mis manos acariciaban su espalda.
– la tienes muy gruesa y dura, primo.
– ¿te gusta como te cogo?
– ajá…Aaahhh!! Muy rico!!
– me encanta como jadeas.
Al decirme eso, me hundió su verga dos veces seguidas.
– Aaahhh sigue!! Cogeme!!
Bajé mi mano derecha a mi clítoris y me comencé a frotar.
– me excitas mucho, primita, dijo.
Cubrió mi culo con sus largas manos y se inclinó hacia mi recostandome sobre la mesa y me penetro toda su larga verga.
– Aaahhh!! Sii!!! Que rico!!! Metela!!! Cogeme!!!, le dije abrazandolo.
Mordí suavemente su cuello al hundirme su miembro.
– Dios, no pensé que esto pasara.
– ni yo…Aaahhh!! ¿te gusto?, le pregunté.
– me encantas y me excitas mucho. Tienes un cuerpo exquisito.
– espero que nadie llegue.
– tranquila, ven, agárrate fuerte.
Lo abrece fuertemente sin sacarme su verga. Giró su cuerpo y caminó hacia el sillón de su computadora. Se sentó.
– date la vuelta, me dijo.
Me levanté dejando salir su verga de mi interior. Retirarla me generó una sensación muy placentera. Me di la vuelta y le di la espalda, dejando mi culo a la altura de su rostro.
– espera, no te sientes, me ordenó acariciando al mismo tiempo mis muslos con la yema de sus dedos. Sus manos erizaban mi piel blanca y me excitaba cada vez más. Noté como mis pliegues se abrían. Subió a mi vagina tocando mis húmedos pliegues. Los jaló suavemente con sus dedos. Mordí mis labios. Me peiné para distraerme un poco. Me tomó de la cintura y me jaló haci él estando parada. Modio mis nalgas, las chupo. Abrio mi culo y me lamío el ano resbalando su lengua sobre él.
– que rica sabes, mi amor, me dijo precionando la punta de su lengua en mi sucio culo.
– Dios!! Que rico me lames, dije.
– ven, sientate, me dijo sentandome sobre él.
Agarró su verga y la resbaló por toda mi vagina. La untó en mis pliegues y la introdució de un golpe. La sensación de tenerla bien metida era fantastica. El placer y las ganas de ser cogida me incitó a sentarme para que me llenara.
– metemela toda, papito. Andale, cogete a tu primita, aprovecha.
– que rico es coger, y más a tí. ¿Sabías que me masturbe una vez pensando en ti?
– ajá, ¿y que pensaste?
– en como te cogía por el culo y por la boca. Imaginaba como me venía en tu rica cara.
– Aaahhh, jadee ligeramente. No se si sería capas de hacer eso, agregué.
– ven recuestate sobre mí.
Lo obedecí. Cubrió mi estómago con su largas manos acariciando mi ombligo. Las subió por mis costillas.
– que buena estás, Daniela. Que suerte tengo de tenerte.
– tocame toda, primito.
Metió sus manos a mi brasier y cubrió mis ricos pechos.
– me encantaría mamarte tus ricas puntas. Las tienes bien duras.
– aprietamelas, mi amor, le dije.
Y eso hizo. Con su pulgar e índice me presionó mis puntas.
– Aaahhh!!! Cogeme más rápido. Metemela toda.
Separé mis piernas dejandolas colgando. Empezó a cogerme muy rico penetrandome muy fuerte, de modo que sus testiculos chocaran con mis pliegues y mis nalgas.
– Aaahhh!!! La tengo bien adentro.
– ven, volteate, me ordenó.
Lo hice. Me paré y me di la vuelta quedando frente a él. Tomé su verga bien húmeda de mis flujos y me senté introduciendomela.
– Aaahhh que rico, ven, dijo muy excitado tomandome de la cintura y bajandome lentamente.
Su rostro reflejaba mucho placer haciendo morirme de excitación al penetrarme por competo su largo trozo de carne.
– Aaahhh que rico me la metes, dije.
Separó sus piernas sintiendo como su ricota verga se alargaba más dentro de mí.
– Rayos!!! Aaahhh!! Se alargó más!! Sii!!
Di un brinco suave, dejandola entrar más.
– eso, preciosa, sigue, deja que te coga bien rico!!
Agarró mi culo y me lo apretó con sus largas manos. Salté en su verga.
– Aaahhh!!! Que rico te entra mi vida!!
– sii!!! Cogeme!!!, lo incitaba al mismo tiempo en que saltaba en él.
Saltaba y bajaba lentamente resbalando su verga entre mis pliegues bien mojaditos.
– me encanta como te la metes, prima. Ven, dijo inclinando hacia mí.
Me abrazó rodeando sus brazos por mi espalda y hundiendo muy despacio su miembro dentro de mí.
– Aaahhh!!! Siii!!! Que rico!!!, gemí.
Lo abracé descanzando mi mentón en su hombro. Lo acariciaba de la nuca. Sus manos vagaban por toda mi espalda. Bajaron a mi culo y lo empezó a acariciar. De pronto me dió un rico azote.
– Aaauuuu!!
– callate tonta, que te escucharan.
– entonces no me pegues, contesté.
– tu no me dices que hacer, contestó con un tono agresivo hundiéndome al mismo tiempo su verga dos veces seguidas.
– Aaahhh!! Dios!!
– saltame, cogete tu misma!! Andale!!
Lo hice. Tenía tantas ganas de coger que lo hice. Empecé a brincar más rápido.
– Dios!!! Que bien se siente!!! Siii!!! Que rico!!! Aaahhh!!!
Justo en ese momento acaricio mi culo y me metió sus dedos por el ano.
– Aaahhh!!! Siii!!! Que rico lo haces!!!
– ¿te gusta?, ¿quieres que te los meta bien?
– si, hazlo!! Metemelos bien en el culo!!
Tener sus dedos en mi trasero era algo muy placentero. No me creí capaz de dejarme hacer eso. Ser penetrada por mi mi culo era algo muy pervertido pero a la vez muy excitante.
– me encanta hacerte todo esto, hermosa. Estás bien buena.
– a mi me también me gusta que lo haces. Se paró y me retiró su verga diciéndome:
– sube tus rodillas al sillón, y para bien el culo. Subí al sillón y levante mi traserito de modo que me viera todo mi culo bien abierto para él. Me acarició las nalgas y resbalo su pulgar sobre la linea que separa mis dos glúteos. Bajó lentamente y al llegar a mi ano, presionó fuertemente su pulgar en mi hoyo metiendo su uña en mí culito.
– Aaahhh!! Siento que se me abre más!!
– que rico, mi amor, eso quiero para meterte toda mi lengua.
– ¿te excita eso?, pregunté.
– me excita mucho.
En ese momento, retiró su pulgar y lo chupó, disfrutando del sabor de mi culo.
– Dios, sabes bien sabrosa.
Me dió nuevamente un fuerte azote.
– aaauuuu!!! Nooo!!
– callate, estupida, si no te vuelvo a dar otro, me dijo enojado tapandome la boca con su mano izquierda.
Acarició mi ano húmedo con sus dedos y me penetró dos de ellos. Su indice y su dedo de en medio estaban entrando lentamente en mi culo.
– ¿te gusta?, preguntó.
No respondí. Su mano no me dejaba hablar. Solo sentí un ardiente placer. Sus dedos me agrandaban el hoyo de mi culito. Me sacudia sus dedos para que entraran bien hasta el fondo. Dios, podía sentirlos bien adentro.
– espero que no me los manches de mierda, maldita. Si no, te los meto a la boca, por puerca.
Cerraba mis ojos para sofocar un poco las lagrimas que necesitaba soltar. Giraba ambos dedos de izquiera a derecha, rosando mis paredes anales.
Empezó a sacarmelos muy despacito, sintiendo un alivio. Al sacarmelos por completo mire hacia atrás de reojo y vi cono se los metió a la boca.
Tragué un poco de saliva, sin creer en lo que había hecho. No sabía que hacer y mucho menos que decir. Sentía el ano muy abierto. Se agachó y me lamió el rabo. Que rico, sentir su lengua en mi culo bien abiertote me excitó mucho. Tal vez al inició sufrí mucho pero al final me lo compensó. Sentía su lengua meterse en mí muy sabroso.
– si, así! Chupame! Comete mi culo!
– si, mi vida! Estas bien sabrosa!
Escupió mi culo y lo lamió.
– Aaahhh!! No pares!
– quiero venirme, mi amor.
– Déjame chupartela. Metemela en la boca!
Se apartó de mi culo y me bajó del sillon. Se sentó. Al hacerlo me arrodillé rapidamente y tomé su verga y me la llevé a la boca.
– eso, mi amor. Chupamela.
Al tenerla dentro, empecé a lenguetear su punta.
– Aaahhh!!! Sigue!!
Succioné su verga como si quisiera exprimir su rico semen. Me la saqué y s ela escupí, bañandola de mi rica saliva. Verla bien lubricada me incitó a metermela otra vez. Me la llevé hasta la garganta. Sus testiculos tocaban mis labios.
– Aaahhh!! Dios, primita!! Me gusta como me la mamas!!
Puso su mano sobre mi cabeza evitando que me la sacara.
Mi saliva empezó a brotar de mi boca. Se formó un pequeño charco en mi boca. Me la saqué. Tomé su verga y empece a masturbarlo desesperadamente.
– ¿quieres que me trague tu semen?, le pregunté.
– si!! Si, quiero!!
– esta bien, mi vida, yo tambien quiero. Y devemos apurarnos porque ya tardamos.
– si, jalamela más rapido!
Se la jalé con rapidez. Quería que se viniera con ganas. Tragarme su espeso semen era algo nuevo para mi, pero siendo de él lo gozaría mucho.
– sii!!! Eso!!! Creo que ya!!! Aaahhh!!! Ya casi!! Ya casi!!! Vamos, ven acercate!!, me dijo agarrando mi cabeza y acercando mis labios a su verga.
– si, bebé. Vamos!!! Vente ya!!
– siii!!! Jalamela!!! No te detengas!!!
– sii!!! Ya!!! Eso!!! Metetela a la boca!!! Estoy listo!!! Ven!!!
Me metí su verga y se la jalé con ganas.
– Aaahhh!!! Dios!!!! Sii!!! Que rico!!! Aaahhh!!
Woow! Su semen invadía mi boquita. Soltaba mucho semen. Estaba espeso y calientito. Decidí tragarme cada gota que expulsaba. Que sabroso.
– que rico, primito!!! Me encanta tu semen!! Sabe riquisimo!!
Lami y succioné su punta. Estaba agotado. Su rostro reflejaba lo satisfecho que había quedado.
– devemos volver, dije poniendome mi pantalón ya que mi calzon lo había roto.
– vamos, sal, ahora voy, dijo
– me encantó todo esto, primo. Muchas gracias. Le di un beso en sus labios, me puse mi blusa y salí cuidadosamente.
Al bajar, actue como si hubiera estado dormida, como había dicho.
– hija, ¿donde estabas?, me preguntó mamá.
– estaba arriba, dormida.
– oye, ¿estás sudando?, estás caliente.
Solo reí. Había tenido toda la razón.
Bajó Sebastián. Volteé a verlo. Ambos nos miramos. Despues de eso, los dos actuamos como si nada hubiera pasado.