Mi primera vez con una diosa perfecta en la cama
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Ella es una joven alta de 20 años, delgada, de piel un poco oscura, tetas firmes y grandes, que hacen que todos los hombres que le pasan por el lado la miren, bueno es toda una mujer de isla caribeña. Ella es modelo, un poco de actriz y cantante, así que se pueden imaginar que clase de mujer tengo por novia, una diosa. Es curioso como nos conocimos, y es más curioso como fue que llegamos hasta la cama. No fue fácil acostarme con ella ya que era virgen todavía, pero algo en mi me decía que no me arrepentiría de hacerlo.
Una tarde salimos a ver una película al cine y al salir me di cuenta que estaba un poco bellaquita, lo sabía por la cara que traía al salir. Me dijo de camino a su casa que no la llevara todavía, que quería ir de paseo antes de llegar. Yo accedí a su propuesta y me dirigí hacia la playa (vivimos en el caribe así que tenemos agua por todas partes).
Allí nos detuvimos a hablar, luego de hablar, como ya saben por experiencia, comenzamos a besarnos. Comenzó besándome el cuello, y luego deslizó su mano hasta mi pantalón agarrándome el bicho. Lo tomó en su mano y lo miró con asombro ya que nunca había visto un pene en persona y mucho menos tan grande (no es por alardear, pero mide mas de 9 pulgadas y es bastante gordo). Su desespero fue tal que lo sacó del pantalón y comenzó a pajearme, un poco torpe por su inexperiencia, pero era sin duda la mejor paja que jamás una mujer me ha hecho.
Yo solo la miraba mientras me pajeaba y miraba a sus dos grandes tetas, no pude más. Quité su blusa y su sostén y comencé a chuparle los pezones. Vaya que pezones, eran grandes, jugosos, duros, bien parados por su excitación y estaban sensitivos ya que era la primera vez que alguien los tocaba. Apretaba esas tetas trigueñas mientras que ella me pajeaba y gemía de excitación, le pedí una mamada pero no lo hizo por miedo a morderme, que luego les contaré.
Yo bajé mis manos hacia su pantalón y lo desabroché, metí mi mano hasta llegar a su coño y descubrí que ella se depilaba allá abajo y esto hizo que comenzara a masturbarla. Minutos después ya nos habíamos corrido los dos a la misma vez. Luego encendí mi auto y nos dirigimos hasta su casa. Ya yo había probado ese coñito tan rico y sin un solo vello y sinceramente quería más. Ella, para ser su primera vez pajeando no lo hizo nada mal, y yo sabia que todavía estaba bellaca.
Pasaron los días y ella solo me hablaba de lo que habíamos hecho ese domingo en la noche. Era todavía otoño y nos encontrábamos en una reunión con unos amigos en mi casa. Antes de la reunión se acercó a mí y me dijo que tenía una deuda pendiente conmigo, la mamada. Yo me quedé idiota con su comentario y me dijo que se la cobrara después de la fiesta. Cuando todo el mundo se fue ella se acercó a mí y me dijo:
– Bueno ya se fue todo el mundo, ¿Qué quieres hacer?
– Tu me debes algo (le dije), quiero cobrar una deuda que tienes pendiente.
– Bueno, te advierto que no sé hacerlo así que no me compares.
– No me importa mi amor, yo te digo.
Me bajó el pantalón, quitó mi ropa interior y procedió a mamármelo. Nunca había sentido una boca tan diestra para mamar. Tomaba mi gran bicho y ponía en su lengua, entraba y salía de su boca, lo raspaba con sus dientes, lo chupaba, sin duda era la mejor mamada que me habían dado. Pero eso no era todo. Se levanto del piso y me dijo al oído:
– Bebé, yo no tengo reflejos en el paladar.
En ese momento la tomé por la cabeza y le introduje todo mi miembro hasta la garganta. Imagínense eso, una mujer que no se atraganta con un bicho en la boca, no se ahoga. La niña era virgen todavía, nunca había chingado y mucho menos mamado, pero a la hora de venirme saqué el bicho y me dijo:
– ¿Que haces?
– Me voy a venir
– Y… ¿Porque lo sacas?
– Porque me voy a venir
– ¿Para que está mi boca?
Cogió el bicho en sus manos, lo apretó y se lo metió nuevamente en la boca para que derramara toda mi leche dentro de ella. Su primera mamada, su primer lechazo en la boca. Me limpio la cabeza con la lengua y se tragó toda esa leche, yo estaba petrificado, estaba cumpliendo mi fantasía de adolescente. Una mujer virgen, sin experiencia, que al momento de ver mi verga se transformara en tremenda diosa de la bellaquera. Eso fue lo que pasó.
Mi tarde no terminó ahí, luego la llevé al cuarto y comencé a desnudarla. Nunca la había visto completamente desnuda, era espectacular. La besaba, la mordía, la apretaba, tiraba de sus pezones, la lamía, hasta llegar a su chocha. Ahí estaba, depilada completamente, mojada como nunca y latiendo porque sabía que pronto iba a tener lo que quería.
La abrí con mis dedos y comencé a lamerla, que chica más rica. Ella gemía del placer desconocido que le provocaba mi lengua. Me vi tentado a meter un dedo, pero no lo hice, sin avisar tuvo su primer orgasmo en mi boca. En ese momento me dijo
– Métemelo por favor, hazme mujer de una vez, no me tortures más.
Tomé mi bicho, que estaba a punto de estallar, y lo introduje poco a poco. Penetrar ese coñito virgen no tiene explicación. Piel con piel, mi miembro haciéndose camino en su himen, moldeando su vagina y ella, gimiendo y gritando de placer. Me pedía mas y yo trataba de dárselo suavemente para que no le doliera. La sentía haciéndose mujer bajo mi cuerpo y yo lo metía hasta lo más hondo de su ser.
Ella me mordía, me gritaba que se lo empujara mas duro, que ya se iba a venir, que con semejante bicho no sabía porque se había tardado tanto en perder su virginidad conmigo. De repente sentí algo nuevo para mí, un orgasmo de mujer. No un orgasmo cualquiera, fluido salió de su vagina y bañó mi pene y mojó mi cama. Mi novia tiene un talento que no todas poseen, y era mío. Al sentir eso no tuve mas opción que correrme. Inundé toda su vagina y mi semen, de tanto que era, se desbordó cayendo sobre sus fluidos en mi cama.
Nos quedamos abrazados en un orgasmo. Nos besamos, lloramos un poco, y pedí perdón si en algún momento le había dolido, a lo que ella contestó:
– Papi, vamos otra vez
Nos metimos en la ducha, y ya se pueden imaginar en que acabó todo.
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