Mi primera vez con un mayor
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Hola, este es mi primer relato. Espero que les guste. Me llamo Michelle, tenía 18 años, poco pecho pero un culito paradito, era delgada, morena y de estatura baja. Estaba en el instituto.
Tenía un vecino de unos 29 años, feo, pero tenía algo que me llamaba la atención y no sabía qué era.
Un día pedí permiso para ir a misa sin mis padres y me quedé a ver con el vecino. Nos apretamos muy rico: me metía la lengua y me tocaba las tetas y el culo. Igual en el Insti, yo me escapaba para ir a tomar licor con él. En eso siempre me manoseaba, pero no pasaba a más.
Un día me escapé y me fui con él a un lugar apartado. Me sacó la picha, uff, pero pequeña y gruesa, y me enseñó a mamarla. Literalmente, cada vez que nos veíamos, me ponía a mamar picha y me manoseaba las tetas. Me chupaba las tetas y me comenzaba a tocar la panocha, eso me gustaba de verdad.
Un día salí con mis amigas. Nos escapamos del Insti para ir a hacer locuras, pero nos vio la policía. Como andábamos con uniforme, yo lo llamé para que viniera a por mí porque estaba super contenta. Me llevó a una cabina y comenzamos a besarnos. Lo pasábamos tan bien que se me mojaba la bragueta y él me comenzó a chupar las tetas, riquísimo. Me puso a mamar como de costumbre.
Yo estaba tan excitada que solo quería tragar leche, pero esta vez él tenía otros planes y me comenzó a chupar el coño. Tengo muy buen coño, es grande y estaba peludo, eso le encantaba a él. Me comía la panocha peluda deliciosamente, yo solo sentía la lengua pasar de arriba para abajo hasta que llegó a mi culo y me lo lengüiaba riquísimo. Yo estaba más excitada que nunca, ya que nunca me lo habían hecho. Además, estaba super contenta y es lo mejor, culear cuando uno está borracho.
Decidió que ya era hora de desvirgarme y me puso encima para penetrarme. No aguantaba el dolor, era insoportable, pero lo hacía lentamente hasta que la metió toda y comenzó a penetrarme de forma profunda y lenta. Yo estaba llorando porque me dolía muchísimo; tenía el chocho demasiado grueso para su pequeño pene. Pero a él le excitaba verme llorar y me la metía más fuerte, y yo, a pesar de que me excitaba mucho, un vecino me iba a poder follar cuando quisiera.
Después de un rato, me la sacó y me la sentó en el estómago. Era una poza de sangre. Nos fuimos a bañar y, en el baño, no aguanté y me la volvió a meter más duro aún. Duró más en llenarme de leche, por si se corría en mi chocho cuando se corrió.
Nos duchamos, nos vestimos y me fue a dejar al Insti. Ya era la hora de salida y me había quedado a ver con mi hermana. Cuando me vio, me dijo: «A usted se la cogieron». Le dije: «¿Cómo sabe?», y me dijo: «Se le nota».
A partir de ahí, empecé a pedir permiso para ir a la iglesia y me iba con mi vecino a follar, pero siempre me ponía a masturbarle y, como me gusta, no había problema.
Una vez salimos y estábamos en una calle solitaria, me llamó mi hermana y me dijo que mi novio se había acabado de ir de mi casa, que fuera a por ella. Le dije a mi vecino que fuéramos a por ella y que después terminaríamos lo que estábamos haciendo, y me dijo que sí. Cuando llegamos, mi hermana estaba llorando mucho, pero le dije que iba a terminar algo. Cuando llegáramos a mi casa, tenía que esperarme fuera del coche y me dijo que no había problema.
Cuando llegamos, comenzamos a follar muy rico porque a mi vecino le excitaba saber que su hermana estaba afuera y sabía que estábamos follando, así que me excitaba muchísimo; ya no me dolía tanto como las primeras veces, no podía ni caminar. Pero, de repente, llegó la policía y nos descubrió: estábamos desnudos y nos alumbraba, y nos dijo que los vecinos nos estaban viendo.
Luego de eso, yo me hice de un novio, pero aun seguía viendo a mi vecino porque a mi novio no me lo podía coger; mi vecino sí, ya que el manipulaba para que solo mi panocho fuera de él, hasta que se terminó la relación sexual porque me enteré de que había desvirgado a otra vecina de unos 19 años.
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