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Mi primera infidelidad con Alicia, la mas atenta de todas

La historia que les voy a contar es totalmente verídica, cambiaré los nombres por precaución, me llamo Roberto actualmente tengo 43 años y esto me sucedió hace ya más de 10, vivo en Madrid, casado hace ya casi 20 con una relación de lo más normal y monótona después de este tiempo, soy una persona normal, de complexión fuerte, ni feo ni guapo, soy analista informático y por mi trabajo visito muchas empresas, en una de ellas trabaja Alicia, es la recepcionista, todo amabilidad, morena también casada y con unos labios que invitan a soñar.

Como Alicia es una persona muy atenta, siempre cuando entraba o salía de esa empresa, me paraba a hablar con ella, comentábamos de todo, aficiones, trabajo, gustos, música y familia, de todo un poco, y siempre noté en ella una mirada un poco triste cuando se refería a su matrimonio, en pocos meses pegó un cambio más espectacular, se cuidaba más y yo le hacía comentarios más picarescos, lo típico de que se estaba poniendo muy buena, que vaya figurita tenía y esas cosas, me confesó que iba al gimnasio y que ya estaba harta de que su vida solo era el trabajo y la casa, y en una de esas me suelta que como que su marido no le atiende que ella es joven y tiene mucha vida por delante, o sea que había decidido cuidarse más, y salir a hacer cosas diferentes, yo me quedé un poco extrañado de que me contara esas cosas a mí, tampoco habíamos intimidado tanto como para eso, pero si es cierto que siempre hubo un feeling especial entre los dos.

Un día cuando llegué llevaba una faldita bastante corta, nunca la había visto usar ese tipo de minifaldas, la verdad es que le quedaba de miedo, tenía unas piernas espectaculares, y mientras hablaba con ella, varios empleados más de esa empresa pasaron por delante varias veces, era obvio que era para verla, ella me lo comentó y me dijo: “Mira esos no paran hoy de pasar por delante para ver si me ven las bragas”, me quedé sorprendido y no pude más que decirle, es que chica, con ese modelito despiertas pasiones, ella soltó una carcajada muy irónica y mirándome con una cara que nunca en ella había visto me dijo: “Pero lo que no saben, es que no llevo”, me quedé helado, yo soy muy tímido y como no me esperaba esa respuesta, me despedí y me fui.

A la media hora o así, me sonó el móvil, era ella, me dijo que si me había asustado, que no había pretendido hacerlo, simplemente es que conmigo tenía una confianza por que me veía buena persona y muy agradable, le dije que no, que simplemente tenía prisa, lógicamente ella notó por mi tartamudeo que me había impresionado y excitado.

Estábamos en navidad y como es costumbre en muchas empresas se celebran las típicas cenas navideñas con el personal, yo nunca había ido a una de esa empresa, pero ella me llamó muy contenta diciéndome que el jefe le había dicho que por que no venía Roberto también, no dudé le dije que si, que iría, y ella me dijo que me guardaría un sitio al lado suyo, estaba claro que esa mujer se me estaba insinuando en toda regla, y yo sin enterarme.

Llegó la cena y cuando entré al restaurante, la vi allí de pie estaba impresionante, tiene el pelo largo y rizado, y lo llevaba recogido, un traje chaqueta negro, con adornos dorados, y la falda con un corte de lo más sugerente, la blusa blanca muy escotada, vamos para comérsela allí mismo, nos saludamos y como ya habían llegado casi todos nos fuimos sentando, ella me cogió de la mano, y me hizo sentar como me había dicho a su lado, la cena fue transcurriendo de lo más normal, pero el vino y la sangría iba haciendo sus efectos, la gente ya hablaba en un tono más alto, y se formaban corrillos de conversaciones. En eso veo que ella se desabrocha aún más su blusa, yo estaba a su izquierda y veo perfectamente que lleva un sujetador de encaje muy pequeño que apenas le recogen los pechos, son normalitos de tamaño, pero muy firmes, ella me mira y sonríe pícaramente, sabe lo que esta haciendo, yo ya ni puedo ocultar mi excitación y le digo que me va a matar con esa visión, ella me dice que para eso lo ha hecho, que nunca ha estado con otro, pero que ya ha llegado la hora, que le gusté desde el primer día, y que si quiero lo podemos pasar muy bien, ella debió notar mi cara de asombro, pero sin más, pongo mi mano derecha por debajo de la mesa, y la apoyo en su pierna, la acaricio y noto que le gusta, separa un poco las piernas para facilitarme la labor, precisamente la raja de su falda me viene de maravilla, empiezo a subir la mano y acercándose al oído me susurra, “Hoy tampoco llevo bragas y son medias no pantys, y ahora mismo esta muy mojado”, es increíble, mi polla reaccionó inmediatamente, que caliente me había puesto, subí la mano, y efectivamente me encontré con aquel delicioso coño, algo peludito, fui pasando mis dedos por su rajita, ella me miraba con los ojos brillantes le estaba gustando aquello, la situación era incómoda porque nos podrían pillar en cualquier momento, pero no podía dejar de meter un dedito dentro de esa rajita tan húmeda, después de un ratito, lo saqué, y me lo metí en la boca, chupándolo, notando su sabor, estaba divino.

No tardaron mucho los demás en decir que fuéramos a acabar la velada tomando unas copas, quedamos en una conocida discoteca, pero yo le dije a Alicia, que me siguiera con el coche, nos perdimos del resto, y me encaminé hacia mi despacho, ella me seguía, estábamos a 15 minutos más o menos, el primer semáforo, ella se paró detrás, y me llamó por el móvil, me decía que estaba muy caliente, que tiraba besos, el vino hacía sus efectos, estaba algo borrachilla, algo alegre, me iba calentando diciendo que se estaba tocando el coño, que lo estaba preparando para mi en cada semáforo, luego parábamos el coche uno al lado del otro, y ella me enseñaba las tetas o el dedo todo húmedo después de tocarse su coño, íbamos los dos súper calientes.

Llegamos a mi despacho, aparcamos los coches uno detrás del otro en el parking, a esas horas no había nadie en el edificio de oficinas, estaba el parking vacío, solo nuestros coches, yo salí primero y ella se quedó en su coche, cuando me acerqué, ella se había quedado en el asiento y me hizo señas para que entrara en su coche, le dije que estaríamos mejor en el asiento de atrás ella asintió, una vez allí, se subió la falda y me ofreció todo su coño, me dijo que hiciera realidad una fantasía suya, que le comiera el coño allí mismo, que siempre había soñado con eso y nunca lo había echo, sin dudarlo un instante, me volqué sobre aquellos labios, estaba jugoso, muy húmedo, empecé pasando mi lengua por sus ingles, mordisqueando su piel, ella me pedía que le chupara dentro, yo la hacía esperar, quería verla más cachonda todavía, ella me cogía la cabeza y apretaba contra su coño, pero yo le chupaba alrededor, cuando vi que ya no podía más, introduje mi lengua en él, me lo comía con desespero, pasando toda mi lengua de abajo a arriba, una y otra vez, me detenía en su clítoris, lo tenía inmenso muy grande, casi lo podía coger con los labios, lo apretaba, ella se había sacado la blusa y se tocaba los pezones, se metía los dedos en la boca y los chupaba, estaba muy, muy caliente, se corrió en mi boca, echando una gran cantidad de líquido, era como una corrida de hombre, fue impresionante, los chillidos de placer retumbaban por todo el parking, fue una corrida brutal, al acabar con toda mi boca llena de sus jugos, me levanta la cabeza y empezó a chuparme la boca con desespero, quería notar sus jugos, era una hembra muy caliente y llevaba demasiado tiempo sin disfrutar tanto.

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