Esta es una historia real. Es lo que me ocurrió hace ya mas de 5 años. Fue mi primera vez y fue lo más delicioso que haya podido pasarme. Yo acababa de cumplir 18 años y recién había empezado el último año de secundaria. La carga académica era considerable. Muchas veces teníamos que hacer trabajos en grupo y tenia que ir a casa de mis amigos a estudiar. Carlos era mi mejor amigo de toda la secundaria vivía cerca de mi casa y pasábamos muchas tardes estudiando, hablando o simplemente juntos sin hacer nada. El siempre estaba solo en su casa por las tardes así que entre las 2:00 PM y las 6:30 PM cuando su madre llegaba del trabajo estábamos siempre solos.
Nuestros temas siempre terminaban en el asunto del sexo. Los dos teníamos curiosidad por saber si el otro se masturbaba. Todos los días la misma pregunta: ”¿Te hiciste la paja hoy?” La respuesta: “Yo no hago esas cosas”. Mentiroso! Decía él y luego yo le preguntaba, etc… así era cada día.
Un día estábamos todavía con el uniforme de educación física. Los dos teníamos t-shirt y shorts… nos quitamos los zapatos para estar más cómodos y nos sentamos frente a frente. Yo podía ver por la manga de sus shorts que no se había puesto calzoncillos. Mi curiosidad no me dejaba quitar la vista de ese paquete. Se le veían los vellos. Hasta que que Carlos me dijo: “Creo que voy a tener que quitarme los shorts porque sino se te va a caer la mandíbula como no cierres la boca”. Yo me quede mudo y como hipnotizado vi como Carlos se saco los shorts y ahí a mi vista quedo expuesto su órgano sexual. Yo me lo había imaginado más pequeño pero esto era una monstruosidad. Nunca pensé que sus testículos fueran tan grandes y peludos. La verga era gruesa desde la base hasta la cabeza, la tenia cubierta con piel pero pronto se bajo la piel totalmente y su cabezota rosada salió como una flor que se abre de entre la piel de su prepucio. Daba pequeños saltitos como si tuviera vida propia y así nos quedamos varios minutos sin saber que hacer. Carlos me dijo ahora te toca a ti. Yo sin pensarlo me saque los shorts pero deje puestos los calzoncillos… él me dijo: “No, tiene que ser todo!”.
Estaba muy excitado y no me daba vergüenza que él me viera que tenia una erección sin control. Era evidente que ninguno de los dos tenia experiencia en estos asuntos de sexo, solo teníamos unas ganas locas de experimentar y disfrutar de nuestro sexo. Sentí sus manos tocarme por vez primera y las mías también empezaron a acariciar su órgano. Casi sin darnos cuenta nos fuimos acomodando en posición de 69 y de pronto el aroma de su masculinidad lleno mi ser. Sentí su cabeza en mi boca, el olor de sus testículos sudorosos y la sensación de sentir sus pelos pubicos en mi cara me excitaba muchísimo. El tamaño eran como 7 y media pulgadas, pero gruesa y durísima. Así pasamos por mucho rato hasta que de pronto sentí que mi boca se llenaba de semen. Carlos estaba eyaculando en mi boca! La cantidad que salía era impresionante. Primero varios borbotones espesos, luego lubricante como agua espesa y después más y más esperma. Todo fue muy rápido.
Sin darme cuenta yo estaba haciendo lo mismo en su boca, solo que el no se lo trago sino que se lo salpique por toda su cara. Cuando por fin termino me lo saco de la boca y aun seguía saliendo, me restregó su cabeza por la cara y me quedo todo untado. Nos miramos y empezamos a reír como si hubiéramos hecho un chiste muy gracioso. Carlos me pregunto: ¿Te gusto? Yo le dije: Si! No solo me gusto sino que esto es lo que había soñado hace tiempo. Nos abrazamos y como automáticamente nos besamos y empecé a limpiarle la cara con mi lengua. Limpiaba mi semen de su cara y el se lo comía en besos, luego él hizo lo mismo conmigo. Todo mi cuerpo estaba entregado a él. Sentía su olor y su calor y deseaba que no se fueran nunca. de pronto me dijo, ya son casi las 6:10 PM mejor regresas mañana.
Al día siguiente en la escuela nuestro día transcurrió como si nada hubiese pasado. Al final de clase me dijo: Te espero en una hora! Yo llegue a mi casa, me bañe y me puse un short y t-shirt y enseguida me fui a casa de Carlos. El también se había bañado y estaba esperándome. No perdimos tiempo en miradas ni conversaciones. Simplemente nos quitamos la ropa como dos amantes de hace años y procedimos a besarnos y acariciarnos el cuerpo, nos tocamos todo. Acaricio mis pies, mis piernas, mi espalda, me acaricio las nalgas y pasaba su mano muy suavemente por la entrada del ano. Me dijo: ¿Tu sabes lo que quiero? Quiero penetrarte para que seas mío de verdad. Y luego quiero que me penetres a mí para sentirme tuyo! Yo le dije: Haz lo que quieras con mi cuerpo porque yo solo quiero tenerte. Así fue que me penetro casi de inmediato, no sentí dolor, solo su respiración jadeante y sus testículos pegando contra mis nalgas eran el único ruido. Me bombeaba tanto que el ano se me lleno de gas y cuando me la saco para cambiar de posición hizo un ruido como de motor… quedamos frente a frente y con mis piernas sobre sus hombros la penetración fue total. Me metió todo su órgano, hasta el final. Mi culo apretaba su verga con cada embestida como si lo hubiéramos hecho por mucho tiempo.
Luego sus movimientos se aceleraron y sentí que depositaba su leche en mis entrañas. Era un litro de leche caliente y espesa. Así nos quedamos por un rato hasta que me dijo ahora te toca a ti. Cuando me levante y me puse de rodillas para penetrarlo de esa forma, sentí que su semen se salía de mi culo y chorreaba por mis piernas. Tome un poco con mi mano y lo use de lubricante antes de insertarle mi pija. Pronto sus movimientos indicaban que estaba disfrutando mi órgano como nunca. Me dijo: “Quiero que te vengas en mi cara, quiero ver como te sale y me lo untas por toda la cara”. Así lo hice y luego que me vine empecé a besarlo y limpiarle la cara de mi semen. El empezó a besarme y comerse el semen.
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