Mi prima resuelve mi complejo (primo y prima)

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Cuán dañino ha sido el porno a mi actividad sexual.

Haciéndome cargo de mi estupidez, he visto como de a poco mi autoestima cayó por el suelo, mi actividad sexual menguo, por querer imitar a ese que salía en las películas xxx.

Desarrolle mi complejo, debido a una autoimpuesta presión en mi psiquis, asumiendo una exigencia de rendimiento en la cama, ergo, sexual.

¿Mis grandes miedos?, que mi miembro no alcance una erección, su tamaño, si en la cama soy un buen amante y sobre todo algo que comenzó desde la escuela, ya adolescente, ni modo que me gustó ser el feo, quien la tenia del menor tamaño o el más gordito, mi autoestima fue cayendo a niveles abismales, me había olvidado verme desde otro punto, observarme obsesivamente, no había enfocado mis objetivos en recuperar el daño hecho a mi manera de relacionarme con el sexo femenino.

Hasta que llego a mi vida esa persona especial.

Con mis veintisiete años recién cumplidos, me encontraba en el departamento disfrutando un rico mate con unas tostadas mañaneras, acompañado de la paz que me daba haber terminado de pagar el préstamo que me otorgaron para saldar el valor de mi sueño, la casa propia, cuando escucho mi móvil avisando una llamada entrante.

– Hola tío como andas tanto tiempo.

– Que haces Robertito como va esa nueva vida de solitario.

– Todo bien, extrañando el barullo de casa, ¿te puedo ayudar en algo?

– Si, la verdad que mucho, hable con tus padres y me dijeron que directamente hablara con vos.

– ¿Tan grave es? (dije riendo)

– No, el tema es el siguiente, tu prima, Luna, quiere ir a estudiar a la capital, sabes bien que aquí no tiene oportunidades y me pidió si podía hablar con tus padres para que le dieran una mano con su residencia y ellos me dieron la idea de preguntarte a vos, así no estás tan solo.

– Pero como no tío, ¿acaso no somos familia? Tengo inclusive dos habitaciones, ella tendría su espacio para no ser molestada.

– Gracias Robertito, siempre tuviste un gran corazón.

– No hay por qué darlas, solo avísame cuando llega para tener todo acondicionado.

– Si todo va bien en aproximadamente una semana estaría por allí.

– Listo tío, la espero, abrazos para todos y sabes que los quiero mucho.

– Gracias sobrino, nosotros también te queremos.

Grata sorpresa, venia mi prima a quedarse un tiempo conmigo, me dedique a hacer el aseo y acomodar la pieza vacía para que estuviera cómoda.

En exactamente siete días recibo el mensaje a las seis treinta de la mañana, estaba en la terminal de ómnibus, a escasos cinco minutos de casa. No había pasado ese tiempo aun, cuando suena el timbre.

Al abrir la puerta me encuentro con una Luna irreconocible, (no la recordaba así) alta, aproximadamente un metro sesenta y pico, casi setenta, piel aceituna, ojos verdes, cabello a los hombros moreno, cuerpo privilegiado, senos medianos (se apreciaban firmes) y un culito redondo, parado, llevaba unas calzas color negro que le marcaban todo, cuando digo todo, es todo, quede helado. Tengo que hacer un paréntesis observando una expresión, hay tres cosas que no mienten, los locos, los niños y los borrachos, ahora me tomo la licencia de agregar una cuarta, los locos, los niños, los borrachos y “las calzas” no mienten.

– Primo, (se lanzó a mis brazos) tanto tiempo de no vernos.

– Hola Luna, si tenés mucha razón, ha pasado mucho tiempo. Pero pasa, no te quedes en la puerta.

Ingreso al departamento, la ayude con tres de las cuatro valijas con ropa y elementos que traía para afincarse. Mostrándole su cuarto le pedí que se acomode y se sienta como en su casa, mientras preparaba algo para desayunar.

Ya tenía preparado el mate y unas galletitas cuando apareció en la sala que oficiaba de cocina y comedor. Una remera deportiva, que marcaba más sus pechos, unos pantaloncitos cortos de la misma tela que la calza (dejaban ver lo mismo) y unas pantuflas garra de león, que le quedaban hermosas pero cómicas.

Pasamos largo tiempo hablando de cosas que pasaron tanto en nuestra niñez como en nuestro paso por la adolescencia, hasta llegar al día de hoy, noviazgos, aciertos, fracasos, deslices, familia amigos, todo lo que se cuenta la gente después de largo tiempo de no verse.

Me conto que venía a continuar la carrera de psicología que había comenzado en forma virtual en pandemia y si era posible dada la situación, conseguir algún trabajo.

Mi trabajo a veces es muy absorbente, y esta semana sí que lo fue, no permitiéndome interactuar con Luna demasiado.

Llegado el viernes solo tuve que ir a recorrer un par de obras (soy arquitecto) cosa que hice por la mañana para liberar la tarde y pasar tiempo con Luna.

– Hola Roberto, llegaste temprano hoy, pero tranqui, ya hice las compras para almuerzo y cena, prepare tarta de jamón y queso para ahora y asado para que hagas a la noche.

– Que genio, fantástico sos un amor.

– Te lo mereces sos mi salvador y mi héroe.

– No es para tanto.

Pasamos la tarde hablando de su semana, que consiguió ingresar a la facultad y anduvo conociendo el barrio, plazas cercanas, de lo atrevida que está la juventud, que le dijeron varias barbaridades etc.

Llegada la tarde, fuimos al patio (pequeño pero patio al fin) acondicionamos todo para cenar afuera, (la noche estaba linda).

Cuando el carbón ya estaba de un color rojo intenso lo esparcí debajo de la parrilla, me cerciore que la temperatura estuviera acorde para poner el asado sobre ella y así lo hice.

Luna llego con dos copas que las había llenado con vino tinto y nos sentamos a beber, esperar por la carne y dialogar.

Al no estar acostumbrado a beber habitualmente, los efluvios etílicos comenzaron con su efecto de… “habla, que lo haces muy bien”.

Le comente mi teoría del efecto nocivo del porno, como se generaron mis complejos y demás.

– Tranquilo primo, la persona más fea del mundo puede tener la mejor calidad sexual que exista, pero, siempre hay un pero, solo lo puede tener si ella misma se ve atractiva y su autoestima no este batallada.

– Existen en la vida, como me ocurrió, esos momentos altamente traumáticos, toxicidad en las relaciones, que hicieron mierda mi seguridad, contaminando mi autoestima, cuando me hacían notar mis defectos físicos, gordura, fealdad y sobre todo el tamaño de mis partes.

– La gran mayoría de las mujeres preferimos un pene con, aproximadamente, 16 centímetros de longitud, la vagina no tiene sensibilidad a lo largo de toda su profundidad. Solamente es sensible, en la primera zona cercana al orificio que comunica con el exterior.

Nos miramos y echamos a reír, no podía creer estar hablando de eso con mi prima.

Luego de una opípara cena, bien regada con vino tinto, (demasiado para ambos) llevamos la vajilla al lavabo, abriendo otra botella, e hicimos sobremesa, literalmente.

Luna, acerco su silla, tomo mis manos mirando fijamente a mis ojos, muy despacio y suavemente fue acortando la distancia que separaba los rostros, hasta que nuestros labios hicieron contacto, se abrieron ligeramente para dar paso a nuestras ansiosas lenguas, que en su ritual, bailaban dentro de nuestras bocas demostrando nuestro deseo de entregarnos el uno al otro. Sin pronunciar palabra, en ese beso nos dijimos todo, siendo una catapulta para arribar al placer absoluto. Ese beso fue dado con nuestras almas, no con los tibios y húmedos labios.

Le permitimos a nuestra ropa caer poco a poco al suelo, dejando nuestros cuerpos librados a la lujuria del momento con la impunidad que nos dio el alcohol.

Tomándola de su cintura, la alce, ella cruzo sus piernas en mi espalda trabando sus pies, la deposite en la mesa de madera sentándola sobre su tibia superficie, bese todo su torso, sus pezones aprisionados en mis labios se erguían más y más duros a medida que los hacia danzar con la lengua, sus gemidos escapaban de la boca acompañados de breves suspiros y alguna que otra palabra que no logre entender.

La piel de su abdomen fue rozada por mi lengua en su derrotero hacia la presea del placer. Separando sus delicadas piernas, hice contacto con sus labios mayores, la humedad me hizo saber que estaba por el buen camino, el sabor agridulce hizo explosión en mi boca acrecentando mi excitación. Curiosa e inquieta como badajo de campana, mi lengua exploro hasta el rincón más recóndito de su vagina ardiente, su clítoris endurecido fue la mejor invitación al placer que he tenido hasta ahora, No pudiendo contener mucho tiempo más el clímax, hasta estallar en un gran susurro que se convertía de a poco en gemidos, empujando con su pelvis mi rostro embebido de ese orgasmo interminable.

Ya repuesta, se recostó sobre la misma mesa, que conservaría nuestro secreto. Su cabeza quedo colgando sobre uno de los lados, tomando mi mano me llevo hacia ella, con las suyas se aferró a mis caderas llamando a mi sexo para que ingrese a su cavidad bucal. La posición le permitía tenerla pronta para, lo que se avecinaba, una “garganta profunda”. Comenzó respirando fuerte por la nariz, para mantener luego un ritmo más lento pero parejo, alineo su boca a mi pene, jugando con él, lo lamio, chupo y mamo, a medida que lo fue introduciendo para jugar con la lengua y sus labios, cosa que me enloqueció, tiene una técnica asombrosa, como luego le dije, una “artista bucal”. Introducía el miembro a la medida justa, (por la experiencia solo de haberlo leído), sabía que daba arcadas, a ella no le dio en ningún momento, cuando por momentos me descontrolaba ella dominaba la situación con sus manos en mi cadera y sabia como hacerlo.

Cuando estaba ya por derramar mi líquido seminal, ella detuvo la acción, bajó de la mesa, puso sus dos pies en el piso, abrió sus piernas recostándose con su abdomen, sobre esa mesa, cómplice de esta agitada noche.

Su hermoso culo en pompa, dejaba expuesto su sexo dispuesto a ser explorado, me acerque con la sola carta de invitación que era mi sexo erecto deseoso de entrar a la fiesta que me proponía el de ella.

Con el miembro viril elevado a su máximo exponente, me dispongo a vulnerar su rosada vulva, mi pene se fue abriendo paso entre sus labios, suave y lentamente, con la licencia que me dio la lubricación de su cálida y esponjosa “cueva del placer” que rebosaba de fluidos, propiciados por su eyaculación anterior.

El vaivén de mi sexo contra el suyo era, podría decir, rítmico.

Veo que con ambas manos se toma fuerte de los laterales de la mesa, tensa su cuerpo y sus nalgas se endurecen aún más, su cabeza se inclina hacia arriba, sus labios se separan y deja escapar una serie de gemidos mezclado con gritos de placer.

– Que hermoso primo, me voy, acabooo. (la o, se estiró por unos segundos)

Mis movimientos se incrementaron en rapidez, que, nuevamente le producen otro orgasmo, haciendo que yo obnubile mis sentidos, esa rapidez de movimientos se complementaron con golpes casi frenéticos de cadera, mis testículos, a punto de permitir al esperma salir de su encierro, golpeaban contra la zona del clítoris ahora con un ritmo vehemente.

Explotamos ambos en un orgasmo espectacular, mi semen chocaba contra el cuello del útero, palpitante, mientras que su vagina apretaba y soltaba entre contracciones rítmicas mi pene.

Saque mi falo de su hermoso encierro mientras veía el líquido espeso, blanco y en cantidad, salir de esa vagina de labios pequeños, chorreando las piernas de Luna.

Sin decir una sola palabra y con cara de lujuria fuimos a higienizarnos.

Al regresar nos sentamos desnudos en el futon tomados de la mano.

– Querido primo, El sexo no es competencia, no importa saber quién es mejor en la cama, es un juego en el que debe haber calidad, no cantidad, si se unen ambas, mucho mejor, yo prefiero calidad.

– Es que soy inseguro, mi autoestima esta anulada por años de ser pisoteada.

– La autoestima y la seguridad, se dedican a echar por tierra los complejos y mejoran nuestras relaciones sexuales. Hace minutos atrás, me demostraste tu seguridad al momento del sexo y tu autoestima no está para nada baja, si no el hecho de desnudarte delante de mí hubiera sido imposible.

Sabes una cosa, acabas de aplicar una regla implícita.

– ¿Cuál Luna?

– Que el órgano sexual más importante es el cerebro. Rompiste esa barrera que interfería y, desde ya te digo, sos muy buen amante.

– Gracias primita, todo gracias a vos que te animaste, a mí no se me hubiera cruzado por la cabeza ni en sueños lo que hicimos.

Nos fundimos en besos hermosos, llenos de romanticismo y ternura, lentamente, Luna, fue escalando mi cuerpo hasta situarse sobre mí, tomando el control de la situación, con su tierna mano ubico el miembro entre sus piernas, el que se perdió suavemente dentro del introito vaginal, el ritmo suave del movimiento peneano dentro de su vulva alcanzo para que su boca deje salir los gemidos más hermosos que alguna vez pueda haber escuchado.

Estaba en pleno éxtasis cuando vi la invitación de sus senos para que los acaricie con mis labios, encerrándolos con suavidad, los bese con pasión y dulzura, sus gemidos se incrementaron, haciendo que mi urgente orgasmo se adelantara, mi semen presuroso y caliente se cobijó dentro de Luna, quien al sentir la tibieza del mismo en sus entrañas la hizo llegar también al clímax.

Entre jadeos y transpiración, agitación y corazones agolpados nos tendimos en el sillón.

– Primo, debo hacerte una confesión, es la primera vez en mi vida que alguien me hace el amor con tanta dulzura.

– Gracias Lunita, para mi esta experiencia también fue sublime, muchas veces en mi fantasía soñé con esta situación.

– ¿La verdad? A mí me paso lo mismo, infinidad de veces quise hacerte el amor, al ser demasiados pequeños no me animaba ni siquiera a insinuarme.

– Bueno, al fin y al cabo a partir de hoy nos tenemos mutuamente.

– Lo bueno es que pudimos romper con los tabúes abriéndonos a un sexo que no le vamos a poner límites.

– Siempre, mi fantasma, fue el poder estar a la altura de una mujer sin que sea traumático.

– Somos lo que exteriorizamos, tenés que quererte a vos mismo para poder querer a los demás. El narcisismo no es malo, con límites.

– En ocasiones, mis parejas destruyeron mi autoestima, relaciones tóxicas le dicen, parejas inestables, creando un entorno de esa destrucción, que se tradujo a mis relaciones por venir.

– El quererse es imprescindible, crear objetivos para mejorar valores y compartirlos en pareja. Aplica a ambos sexos.

Han pasado varios años que estamos compartiendo vida de pareja, pero creo, estamos en un punto donde queremos formalizar algo más serio entre nosotros, blanquear la relación. Es algo complicado, no imposible, Podríamos hablar de aquellos que se estancaron en el pasado, conservadores, pero también de la sociedad actual, más liberal y “aggiornada”.

Esperemos estén receptivos y actualizados cuando expongamos nuestro amor.

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