Mi Patty linda en su primera mamada
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Teníamos 18 años recién cumplidos, y éramos novios hacía 2. Sin embargo, era muy difícil vernos a solas, sus padres la cuidaban mucho y sólo cuando salía a algunas labores de colegio en un horario diferente buscábamos la manera de vernos y poder iniciarnos en el placer sexual.
Aquella vez, pudimos vernos en mi casa, ella iba de uniforme de colegio, y yo estaba en el mismo curso, el último de secundaria, pero estaba en pantalones cortos. Timbró, con el miedo de ser observada por algunos de mis vecinos, pero logré abrirle rápidamente y creemos que nadie nos vio.
Mis padres, estaban fuera de la ciudad y teníamos al menos media hora sólo para nosotros.
Subió a mi habitación, y fuimos besándonos poco a poco, mi erección no se podía disimular, así que me quité los pantalones cortos y quedé en mis pantaloncillos que parecían tienda de campaña.
Ella iba poco a poco respirando más rápido y perdiendo el control medida de que nos besábamos. Primero contra la pared, y luego se fue cayendo tendida en mi cama, a mi merced. Hacía calor, pero encendimos el aire acondicionado y logramos mejorar la temperatura, así que fuimos agitados, calientes, excitándonos cada vez más.
Ninguno de los 2 habíamos tenido sexo, pero yo ya no podía esperar más, así que a medida que fuimos avanzando, logré sacar mi verga del bóxer y me lo quité completamente. Era la primera vez que ella veía un pene, lo miraba, lo acariciaba, le pedí que lo metiera en su boca, que me lo mamara.
-Pero, no lo he hecho aún, me dijo Patricia.
-Tranquila, yo te iré guiando de acuerdo a lo que sienta, y si quieres te puedo pasar mi lengua en tu cuquita.
-No Papi, no quiero desnudarme toda, yo te lo chupo.
Antes que ella llegara me había lavado bien, así que tenía un aroma a limpio que la ayudó a decidirse (pues cuando habíamos hablado previamente del sexo oral, me decía que no le gustaría tanto porque no le parecía muy higiénico).
Después de mirarlo, empezó a jugar con la punta de su lengua y la punta de mi verga, que estaba roja, endurecida, y aunque mi pene todo es pequeño, bien tieso sí estaba. Lo lamió primero, y luego poco a poco lo fue metiendo en su boca, le cabía casi todo, y pidiéndole que fuera cuidadosa con los dientes empezó succionar, a succionar, a chupar, a mamar. Y mientras tanto estaba jugando con mis dedos en su vagina, que estaba bien mojada, lograba meter mi dedo por entre su hilo dental blanco de encaje, pero ella con su idea de casarse sin haber perdido la virginidad, no aceptó que le quitar el hilo ni que se lo metiera. Yo sabía ya su decisión y decidí respetarla, así que me dediqué a dedearla, y con su clítoris bien duro empecé a notar que se iba mojando. Metí mi dedo en mi boca, untado de su humedad y lo chupé todo. Tenía unas tetas que me encantaban, y unos pezones grandes que sobresalían cuando se excitaba y se endurecían.
Mi verga estaba como para partir lo que fuera. Así que la dejé que chupara, que mamara a su antojo, lo había muy bien para ser su primera vez. Yo me masturbaba con frecuencia, pero por esos días llevaba varios días sin hacerlo, así que mis testículos estaban bien cargados de semen.
Cuando me fui a venir, le avisé que iba a salir un chorro de semen, ella que nunca había visto una eyaculación ni había sentido el calor de una venida no sabía bien cómo eran las cosas.
-Me voy a venir.
-Qué? -Susurró sin sacar completamente mi verga de la boca.
-Que me estoy viniendo, va a salir semen, ¿te lo puedo echar en la boca?
Ella aceptó mi propuesta de recibir lo en la boca asintiendo con la cabeza, sin dejar de chupar. Le avisé, y a pesar de que se preparó, salió un chorro muy grande que la sorprendió, y luego de pasarse el primer chorro y recibir el siguiente en su boca y dejarlo ver en su lengua, sacó mi verga de la boca, y se decidió a ver cómo salía (y según ella “sonaba” la verga al salir el chorro). Lo disfrutó, a pesar de la sorpresa del gran chorro, y luego se lo pasó, con cara de excitaba, de satisfecha, y de feliz.
Mi cara no podía mostrar mayor agrado, yo era la primera vez que le daba semen a su boca, y era la primera mamada que me daban, lo disfruté muchísimo. Incluso, en este momento, recordando aquello sucedido ya hace casi 20 años, tengo mi verga parada y está la punta mojada de recordar a c.