Mi nuevo amante, mi vecinito
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Todo empezó una tarde en que fui a buscar a mi vecina, entré sin tocar ya que hay muchísima confianza, escuché unos gemidos, me acerqué lentamente imaginando que mi vecinito estaba cogiendo a su noviecita santa, pero qué sorpresa me llevé, estaba desnudo en su cama masturbándose, comprobé que su verga era grande, más grande de lo que imaginé, me quedé en la puerta que estaba entrecerrada, viendo ese hermoso espectáculo, su verga pasaba de su ombligo. Mientras estaba envuelto en su placer yo veía como rebotaban sus huevos grandes tambien, sus gemidos y muecas indicaban que estaba apunto de venirse, y cuando lo hizo fue sensacional, anhelaba estar cerca para recibir esa leche en mi cara, pero me conformé con ver, el chorro de su leche fue tan poderoso que llego al respaldo de la cama, hasta cara recibió un buen chorro, aun no terminaba cuando volteó a la puerta y me vio, se asustó y busca la sábana para taparse, me dijo que me fuera que no debía estar ahí, para calmarlo le dije que no se preocupara, que eso era normal, y que tambien yo lo hacía y seguido ya que casi siempre estoy sola y con deseos. Le prometí que no diría nada a nadie, pero para empezar a armar las cosas, le pedí que por favor no dijera a nadie que yo tambien me masturbaba, que eso era un “secreto”.
Desde que lo sorprendí en la puñeta se me metió a la cabeza, trataba de idear como acostarme con él sin presionarlo y que no pensara que era una buscona. Hasta que la oportunidad llegó. Un jueves la vecina me pidió que cuidara a Iván, ella se iba a su pueblo, que solo le diera la comida y cena, pero aproveché y le dije que me quedaría sola, ya que mi marido viajaría el fin de semana y no llegaba hasta el martes, que mejor se quedara conmigo, sirve y nos cuidaba a mi y a mis hijos, pero lo mejor era que mis hijos tambien estarían con sus abuelitos.
Ansiosa esperé el viernes, me desesperaba porque mi marido se fuera al viaje, ya por la tarde estaba sola, mi mente hurgaba la manera de hacer las cosas, como loca esperé a que llegara, me asomaba a cada rato por la ventana y de repente lo vi. Corrí a arreglarme más, cuando abrí la puerta se sorprendió al verme en una bata muy cortita que enseñaba mis nalgas, le dije que iba adarme una ducha pero que estaba servido, que cenara mientras me bañaba. Lo noté nervioso, no quitaba la vista de mi trasero.
Ya en el baño dejé la puerta entreabierta, mientras me bañaba, enjabonaba mis nalgas, tetas, y acariciaba mi raja como masturbándome. Cuando terminé me puse la misma batita, pasé por donde estaba y le dije que no tardaba, entré a mi recámara y me puse un baby doll, que el esposo de mi cuñada me regaló, su color morado hacía resaltar mis blancas tetas y mis nalgas, me senté un rato con el en la mesa, platicamos de cosas sin importancia, pero enmudecía cuando me levantaba para que viera mis nalgas. Luego le dije que me iría a acostar, era temprano, casi las 9 de la noche, que si quería podía ver la TV, y se acostara donde quisiera, en la sala o en la recamara de mi hijo. Me levanté, le di un beso de despedida noté que se turbó todo al sentirme cerca, ya que mis tetas rozaron sus manos.
Me dirigí a la cama, y como se estaba haciendo costumbre, dejé la puerta entreabierta, en mi habitación puse una luz apropiada, de esas que se controlan la intensidad, para que me viera bien, y verlo yo si que se diera cuenta. No pasó mucho tiempo para que se asomara, estaba boca abajo, mis nalgas estaban a la vista, de repente movía mis caderas y acariciaba el trasero, metí debajo de mi cuerpo una mano, y empecé a masturbarme delicadamente, como no se animaba a entrar, me volteo para seguir masturbándome. Me vino una idea; miré a la puerta e hice como si me sorprendiera, el se asustó y se quitó de la puerta, creía que había echado todo a perder. Luego de un rato entró violentamente, se abalanzó a mi cama con su verga de fuera.
– ¡Qué haces Iván!, ¡No, vete por favor! – le dije sin oponer resistencia.
– ¡Mira, ya me calentaste mucho, ahora te chingas y me das al menos una mamada!.
– ¡Pero eres algo joven para mí!.
– ¡Como quieras, mira esta verga sé que se te antoja cabrona!.
– ¡Por favor, no me hagas nada!.
– ¡Ya sé que estas caliente y yo te voy a dar verga!.
– ¡Pero… pero… !.
Empecé a mamar su enorme palo mientras agarraba mi cabeza, como si me sometiera, y me gustó eso, que fuera un verdadero macho dominante. Primero fingí que me obligaba, luego de un rato me olvidé de la actuación y disfruté tremenda verga, lamía, chupaba, succionaba, trataba de meterla toda, no sabía que hacer con tremenda verga, mordía suave sus huevos, los arañaba, se la puñeteaba y cuando pasaba la lengua desde los huevos a la punta, notaba que el recorrido era mucho, su verga era larga y gruesa, digna de una película pornográfica.
Se colocó en la orilla de la cama, puso mis piernas en sus hombros, colocó su verga en la entrada de mi vagina, el sólo pensar que tan rica verga me cogería casi me provoca un orgasmo, casi me saca los ojos al meterla con tanta fuerza, estaba desesperado por cogerme, me dolió un poco pero estaba tan mojada que fue solo un poquito. Mientras me cogía en esa posición, sus manos alcanzaban mis tetas, mi vagina quería exprimir su vergota, apretaba y me movía disfrutando rica cogida, bajó sus manos para agarrar mis nalgas, uno de sus dedos buscaban mi ano, y lo frotaba rico. Luego me levantó, me sostuvo en el aire y se acostó en la cama, quedé arriba de él, mientras cabalgaba sus manos apretaban mis tetas, me volteó y me empinó, puso su verga en mi culo, pero me dio miedo, aunque no era virgen de ahí, sabía que me lastimaría. Pero la puse en mi raja, de esa manera su verga entraba por completo, se levantó tomándome de la cintura, cogiéndome con fuerza haciéndome venir como loca, gritaba de placer, me estaba trastornando esa cogida, en esa posición tuve otro orgasmo, mi raja estaba adolorida, luego la sacó, me dijo que quería mi culo.
– ¡Es grande tu verga, me lastimarás!.
– ¿Tienes lubricante?.
El vecinito sabía lo que hacía, saqué el lubricante que a veces uso con mi esposo o mi cuñado cuando me visita, me iba a poner pero Iván lo tomó, lo abrió y empezó a lubricar mi culo, y su vergota. Metió poco a poco su palo, a pesar de que me han cogido muchas veces por ahí, me estaba doliendo, pero la sensación de tener tremenda verga en mi ano me excitaba más que dolerme. Empinada como estaba traté de abrir mis nalgas con mis manos para facilitar el trabajo, cuando ya estaba la mitad, bruscamente la metió toda, quería llorar del dolor, quería sacármela, pero el cabrón no me dejó, poco a poco el dolor se estaba llendo y empecé a disfrutar la cogida anal que me daba.
– ¡Ya ves mamita, te dije que te iba a gustar!.
– ¡Ajá, me encanta papi, me encanta esa vergota en mi culo!.
– ¡Mami, que rico culo tienes, desde hace mucho eres la reina de mis puñetas!.
– ¡Si mi amor, te la puñeteas pensando en mi!.
– ¡Si, y ahora te estoy cogiendo, no creí que un día te cogería!.
– ¡Cógeme cuando quieras papi, cógeme toda la noche mi amor!.
No supe cuanto tiempo había pasado, pero mi ano recibía sin dolor esa verga, que cuando la sacaba sentía un enorme vacío. Cuando sentí que se venía, recordé la tarde en que se masturbaba y le pedí que echara su leche en mi cara, quería probarla.
– ¡Mejor me vengo en tu culo, es riquísimo mami!.
– ¡Noo, quiero tu leche, sentir el primer chorro en mi cara!.
Se quitó y se colocó frente a mí, parado en la cama, acercó su verga a mi cara, ansiosa esperaba su leche y cuando disparó, sentí mi cara ardiendo de tremendo chorro, como loca tragaba su leche, no quería desperdiciar nada, sus huevos se contraían en cada chorro que salía, él mismo tomaba su semen con sus dedos y me lo daba da tragar, mojó toda mi cara y mis pechos, parecía que me había bañado con su leche. Nos acostamos, se puso detrás de mi y metió su verga en mi culo, aún estaba bien dura, descansamos y nos quedamos dormidos, cuando despertamos me dolía el ano, su verga seguía en mi culo, la saqué para descansar, despertó y me pidió que se la mamara para parársela bien, lo hice tan rico que se le paró casi de inmediato, me volteó y me lubricó de nuevo, metió su verga en mi culo y empezó a cogerme como loco.
– ¡Mami, siempre había soñado con tus nalgas y hoy son mías!.
– ¡Son tuyas papi, pero esa vergota es mía tambien!.
– ¡Claro, de nadie más aunque tu tengas tu marido y te coja, yo soy el dueño de este rico culo!.
Me recostó boca abajo, se sentó en mis nalgas y empezó a cogerme, así sentía que apretaba más mi culo, se agachó para tomar mis tetas mientras seguía presionando su verga en mi culo, entraba y salía como Juan en su casa, mi culo ya se había adaptado a el tamaño de ese pene, sus movimientos aceleraron y se vino, en mi recto, llenándome de rica leche, dando una sensación de lubricidad, parecía que mi culo era capaz de tener otra verga igual al mismo tiempo, me lo agrandó.
Todo ese fin de semana la pasamos como si fuera luna de miel, el sábado me cogió igual y se vino dentro de mí, estaba tan excitada que no me importó si me embarazaba, dejé que su leche se quedara en mi vientre, pues me dormí sobre él.
Ahora es otro amante mío, y como vive casi frente a la casa, viene seguido, casi todos los días y siempre quiere cogerme por el culo, dice que es lo mejor, y yo logro venirme cuando me coge así, aunque siento mi culo abierto aunque no me esté cogiendo me excita saber que lo tengo así, y que Iván mi vecinito es el causante de que así lo tenga, ahora mi marido, ni mi cuñado batallan para cogerme por ahí, aunque claro que con mi marido trato de apretar más y me pongo lubricante para depistarla, pues creé que es el primero y el único que me coje por el ano.
MARLEN
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