Mi marido sigue trabajando por el norte, tengo mi joven amante
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Llega el día en que junto en mi casa a Leo y Olga? ambos cruzaron sus miradas y se excitaron sin palabras se abrazaron acariciaron en mi presencia luego se trasladaron a mi cama, sentía los besos y los murmullos de acoso, no sé cuanto se estrechaban, lo que si sé que una media hora duró los placeres de emparejarse hasta que sentí los gemidos satisfactorios apasionados de Olga y el chirriar de mi cama.
Me acerque a curiosear y el cuadro que veo me conmueve excitándome?, desnudo sobre Olga también despojada de sus ropas, quien lo abrazaba ardiente y acariciaba la cabeza de Leo, mientras abiertas sus piernas se movían estas angustiadas por las violentas y astutas penetraciones y su boca abierta me afligía impetuosa lanzando al aire gemidos de bienestar y encanto, extasiada siendo penetrada por este joven macho movía su pelvis con desesperación al sentirse copulada con estilo satisfactorio, se estaba prodigando en satisfacerlo y a su vez en apreciarse abrumada por sus esforzadas metidas de este sabroso pene en su vagina, despeinada, moviendo su cabeza alterada de lado a lado, besando y lamiendo de placer la cara del muchacho, estaba en éxtasis entregando su cuerpo a este semental.
Quince minutos mas duro el regocijo hasta que sentí como Olga gritaba excitada y ardiente entregando sus orgasmos a este adolescente macho, y como gruñía mi Leo sobre la hembra regándole su matriz con sus esencias testiculares. Luego silencio?
Leo se retira a sus labores de verdulería y Olga se queda a charlar conmigo, en verdad me decía es un machote a pesar de su edad, apenas 15 años y como monta, es un placer sentirse abrazada y empotrada por este macho?, imagínate me abrió de piernas y luego se acomodo en el centro de ellas subiéndomelas sobre sus hombros quedándole mi sexo a su pericia, y que pericia, me hacia bramar enterrándome su pene en mis entrañas.
Casi de inmediato, de manera certera sus manos tomaban mis nalgas y la apretaban contra su cuerpo mientras entraba su pene, comenzaba suavemente a penetrar mi húmeda y caliente vagina, al tiempo que aunque me decía sonriéndose, una y otra vez, con seductora voz, eres mía. Sin dejar de mover mis caderas, no dejaba por supuesto de quejarse, diciéndome con una gran sonrisa en mi rostro, hay me duele, que rico mi semental, no dejes de metérmelo.
Divinamente continuaba penetrándome, como un verdadero salvaje, por mi parte, no paraba de mover mis caderas, como gozaba con sus duras penetraciones, la verdad es que no sabía ni que hacer, pero al ver su sonriente rostro de satisfacción supe lo estaba pasando feliz. Olga era feliz y mas feliz se consideraba haciendo feliz a este joven semental.
Sus manos y sus intrusos dedos me recorren las protuberancias de mi cuerpo, mis senos son acariciados y pellizcados sus pezones, mi trasero fue decorosamente acariciado, pero al llegar a mis piernas este macho perdió su agraciada cortesía, los dedos apresaban mis muslos recorriéndome con ansiedad, su agitada respiración me alerto de posibles libertinajes, pero no fui capaz de apartarlo sus caricias las necesitaba después de años sin recibirlas, mi cuerpo se negaba a rechazarlo deseaba ser acariciado, de pronto siento sus manos entre mis piernas y sus dedos escarbando bajo mi calzón en busca de mi vagina, la encuentra e introduce dos dedos en ella, Dios como me menee y suspire excitada de esas caricias
Al poco ya me estaba corriendo de gusto mientras me besaba, no me podía creer que estuviera abrazando y besando a otro hombre y encima este me llevaba a descubrir nuevos placeres, nunca me habían besado con tanta pasión.
Cada vez que estoy con Leo me dice Olga me olvido que soy una mujer casada de 30 años, casada y con hijos. Estoy en trance y no me opongo a ninguna de sus ocurrencias, pronto comienzo a sentir como ese pene trata de dilatarme mi vagina para introducirse en ella, lo logra y me siento estimulada, aguijoneada, fogosa entregada como una mujer adultera a este macho. Sabia donde tocarme para ponerme a tope, ya notaba bajar mis líquidos por mis piernas. Pero yo quería que me la metiera, me penetraba con una energía increíble mientras me comía el pecho y besaba constantemente yo estaba ida de placer, cada embestida era un gemido y cada vez mas fuerte, su cara también era de placer y eso a mi me gustaba. Era increíble yo una dama casada y con hijos entregada cual ramera a los brazos del hijo de mi vecina, en verdad era consolada con pasión y no me arrepentía de ser embestida por este juvenil macho. Como gemía y me estremecía en la cama ensartada por ese maravilloso pene que tenía embarazada a mi vecina y que poco me importaría si también me embarazase, Leo era una maquina productora de semen y cuando los eyectaba en mi matriz me estremecía, ardiente y entregada a sus pasiones y solo pensaba en recompensarme y hacerlo feliz. Éramos unos locos amantes cuando estábamos en glorioso apareamiento, no nos importaba si mis hijos pequeños de solo cuatro y un año nos veían aparearnos solo pensaba que necesitaba y deseaba a ese macho un muchacho, pero como me arremetía y me complacía era su hembra, era su mujer.
Mi marido sigue trabajando por el norte mas de dos años y yo sigo siendo empotrada este tiempo por mi amante muchacho, tengo un embarazo que no se cual de mis dos machos me fecundó, pero soy feliz con mi vientre dilatándose por el embarazo.