Ser mujer de 43 años con un culo parado y unos pechos ni grandes ni chicos pero muy ricos para darles unas buenas lamidas, y verla desnuda es algo muy excitante para un hombre. Y tambien para una mujer si tiene una mente muy pervertida y sucia como la mía. Me llamo Isabel, y tengo 43 años. A pesar de ya llegar casi a los 50 me gusta aprovechar estos años. El poco tiempo que tengo lo uso para hacer yoga y caminadora.
Me considero una mujer bonita. Soy de piel blanca palida, cabello negro, delgada. Diría que tengo un cuerpo como de jovencita, pero mi rostro lo cambia todo aunque sea bonita, pero aún así me gusto y me admiro mucho por quien soy.
Llegar del trabajo no es nada fácil y más si trabajas dos turnos.
Era sábado 8 de la noche. Llegué algo estresada, necesitaba relajarme. Así que decidi recostarme un poco. Pasaron 30 minutos. Se escuchó la puerta principal.
– ¡ya llegué! Gritaba mi hijo Jorge.
– ¡ven!, lo llamaba.
Llegó a mi recamara.
– pensé que llegarías más tarde, le decía
– no, quería llegar temprano hoy, contestó mirandome muy fijamente el trasero. Estaba recostada boca abajo.
– ven, siéntate, déjame verte mejor, le pedía estirando mi mano. Estaba tan agotada que no quería ni moverme.
– se acercó sentándose en la orilla de la cama. Me acarició la espalda. Su mano larga recorrió mi espalda hasta mi cuello y mis hombros. Me masajeaba.
– Dios, que bien se siente.
– ¿te gusta?
– me fascina, contesté.
– ¿quieres que te de un buen masaje?
– jaja porfavor. Pero no me vallas a endulzar con tu paleta, ¿he? Le advertía al ver que venía con una paleta en la boca.
– como crees. Se quitó su sudadera y se montó en mis piernas.
Tomó mis hombros y me empezó a masajear con sus pulgares en forma circular.
– mmm que rico, dije.
Bajó lentamente sus manos a mis costillas. Me frotó esa parte del cuerpo. Su palma cubría mis costillas y sus dedos rosaban mis dos pechos. Bajó a mi cintura.
– ¿dónde aprendiste a dar masajes?, le pregunté.
– vi en la tele unas clases.
Subió sus manos sin despegarlas de mi cuerpo. Viajó desde mi cintura, pasando por mis laterales y tomo mis brazos para estirarlos hacia mi cabeza, descubriendo mis axilas. Se recostó sobre mí. Su pecho se pegaba a mi espalda. Abrió sus piernas de modo que pudiera estirarse mejor. Dios, podía sentir su miembro pegarse a mi culito muy parado. Mi pantalón de vestir estaba muy ajustado a mi traserito, por lo que sentía como si no tuviera nada. No dije nada, pero estaba segura de lo que estaba haciendo. Su cuerpo estaba completamente arriba de mí. Su rostro estaba a pocos centímetros de mi oreja.
– ¿aún sigues estresada, mamá?
– un poco, contestaba con los ojos cerrados disfrutando del momento.
– te quitaré tu saco, para que tu cuerpo respire.
Levanto la parte de atras de mi saco y me lo fue subiendo por mi cabeza y resbalandolo por mis brazos hasta quitarmelo por completo. Lo aventó a un lado de la cama. El aire se sentia muy rico.
– ¿puedo sacarte la blusa de tu pantalón?, preguntó con una voz muy varonil. Aunque aún tiene 21 años tiene una voz muy fresca pero sexy.
Sin decirle nada yo sola me la saqué. Resbaló sus manos por mi espalda hasta mis hombros. Pasó amis brazos y los encaminó hacia mis manos. Su pecho nuevamente se pegó a mi espalda, y su verga ni se diga. La presionó en mi culito. La tenía ya dura. No pensé que le pasara eso. Hacía tiempo que mi esposo no me hacía sentir así. Su mano cubrió la mía y entrenlazamos nuestros dedos. Su rostro acariciaba mi cuello. Respiraba cerca de mi mejilla.
– hueles muy rico, mamita.
– …¿si?
– si, tienes un aroma muy fresco y penetrante.
Soltó mi mano izquierda y se sacó su paleta poniendola en el buró que estaba junto a la cama. Volvió a sostenerme. Estar así me generaba excitación pero a la vez pena. No imaginé hacer eso con él, pero me estaba gustando. Una vez soñé que tenía sexo con él. En mi sueño eran tan dominante, como lo estaba haciendo en esos momentos. Y aunque podría reaccionar enojada por lo que estabamos haciendo, no se apartaba de mí.
– mamá…no se que me pasa.
– ¿porque?, ¿que tienes?
– sabes que eres muy bonita, y…aunque eres mi mamá me gustas mucho.
Me quedé callada, no sabía que responder. Tragué saliva. Me puse nerviosa. Mi corazón comenzó a palpitar más rapido.
– si te digo algo… ¿prometes no decirlo?.
No sabía si estaría bien confesarle lo que soñe, pero si ambos pensabamos igual, porque no probar.
– …claro, dime.
– hace dos semanas, si no me equivoco fue el miercoles. Tuve un sueño en dónde tu y yo teniamos sexo.
– ¿Encerio?, preguntó sorprendido e interesado.
– si. Quizás fue porque ese mismo dia por accidente te vi desnudo, ¿recuerdas?
– si.
– y pues…quedarme con esa imagen de tí, mi sueño respondió a ese momento.
– y…¿te gustó?
– mmmmhhh…si. Me excitó mucho.
Apretó mi mano.
– me gustaría soñar contigo algún día, sabes.
– ¿porque quisieras solo soñarme?
– para poder disfrutarte. Tocar y probarte.
La verdad me gustaría que lo hiciera en ese momento, pero no estaba muy segura de poder pedirselo. Estaba mal. Él es mi hijo. Pero la necesidad de hacer algo intimo y pervertido aumentaba caa vez más. Con sus caricias me había activado ya.
– ¿y…. porque… No lo haces ahorita?
Guardó silencio. Al ver que no decía nada. Levanté un poco el culo para que tocara su rico miembro otra vez. Al hacerlo mordi mis labios para contener mi excitación.
– Dios…mamá…
– ¿que pasa?, pregunté.
– me encanta lo que haces. Tienes un culo muy rico. Me decía al mismo tiempo en que bajó su mano derecha a mi entrepierna, rosando su pulgar en la zona de mi vagina.
– Aaahhh…Dios… Gemí lentamente.
– la tienes caliente y húmeda, mamita.
– …ajá…si…
Volvió a cubrir mi mano derecha.
– quiero cogerte mamá. Querio que te entre toda mi verga en tu rica vagina y en tu rico ano.
Sus palabras me generaban mucha excitación.
– no digas eso, dije, aunque era todo lo contrario.
Se abrió más y me presiono bien el culo con su miembro.
– Dios, la tienes muy dura.
– si mamita. Esta bien lista para meterse.
– la tienes más larga que tu papá.
– que rico, así te gustará más. ¿Sabías que un día me masturbe pensando en que te cogía bien rico por el culo?. Me gustaría hacerlo ahorita. Ver como te entra y te sale. Ver como resbala en tu sucio ano birn húmedo.
– shhh!!! No digas eso.
– claro que si mamita, te lo seguiré diciendo hasta que lo haga. Me gustaría verte el culo bien abierto y probartelo con la lengua. Seguro que te sabe bien rico.
– no! No pienses hacer eso! No vez que cago por ahí!
– no me importa, me contestó con una actitud agresiva y me dió una fuerte nalgada.
Soltó mis manos, las bajó a mi estomago y jaló la blusa reventando los botones de la blusa. Me la quitó con rapidez dejando mi espalda desnuda. Sólo me quedaba el sosten.
– me encantas, mamá. Tu piel es tan linda y suave.
Se levantó de mis piernas y me desabrochó el pantalón. Me lo bajó dejándole ver mi calzón blanco. Me desató los tacones y me sacó el pantalón. Estiré bien mis piernas. Levante el culo y retorci mi espalda. Miré de reojo hacia atrás. Se quitó el pantalón y la playera. Su cuerpo me encendió más. Se le marcaba ligeramente el abdomen. Los musculos del brazo se le marcaban.
Se subió sobre mí. Dios, frotaba su verga en mi culo.
– ¿te gusta, mamita?
– si…me gusta.
Tomó la parte que cubría mi ano y la estiró de forma que entrara en mi linea que separaba mis gluteos. Parecía como si tuviera una tanga. Se agachó y me lamío el culo. Me fue resbalando el calzón desnudando mi traserito. Lo bajó hasta mis rodillas. Tomomis nalgas y las frotó. Me las separaba. Podía sentir como mi ano se abría. No lo tenía tan apretado.
– estás bien sabrosa, me decía excitado.
Plantó sus dos manos en mis nalgas, las separó y resbaló su lengua húmeda en mi ano.
– Aaahhh!!! Dios!!! No hagas eso!!!
– ¿porque mamá?. Sabe rico tu culo. Tenía ganas de darte una buena lamida. Escupio mi orificio y me metió uno de sus dedos muy despacio.
– relajate, mamita. Te va agustar. Deja que te lo meta todo.
Dios, tener todo su dedo en mi culo me generaba una sensación rara pero placentera.
– esta muy profundo tu rico ano. A puesto a que te puede entrar toda mi larga verga, mamá.
– no lo sé.
Me lo sacó. Giré la cabeza y lo miré de reojo. No tenía en mente de lo que iba a hacer. Acercó su dedo a la nariz y lo olió. Al hacerlo, hice un gesto de asco. Despues de hacer lo que hizo, se chupó el dedo.
– Sabes asquerosamente rica, mamita.
Aparte de buenota, ricota.
Se inclinó a mi trasero y me dió una rica y larga lamida desde mi vagina hasta mi ano.
Se recostó sobre mí y me dijo a mi oido:
– quiero darte una rica cogida. Meterte toda mi verga en tu hermoso culo y tu exquisita vagina.
Lo que me había hecho fue algo tan repugnante pero muy excitante para mi. No imaginé que mi hijo me haría ese tipo de cosas. Se bajó su boxer y me untó su rica vergota en las nalgas.
– abre bien el culo, mamita, dijo y apartó su pecho de mi espalda, quedando sentado en mis muslos.
Bajé mis manos a mi culo y me lo abrí de modo que le mostrara mi ano bien abierto y mi panochita bien mojadita.
– eso, preciosa. Te vez bien ricota. Al estar bien abiertota para él me metió un dedo en el culo. Me pe etraba lentamente. Me lo metía y me lo sacaba. Sentía yo muy rico. Me gustaba tanto que levanté mi culo para que s eabriera más.
– eso, así estás mejor. Tu vagina está bien abierta lista para que te la meta.
Al decirme eso, acercó su verga ami panocha y me la unto en mis pliegues.
– Mmmm…que rico, dije.
– ¿quieres que te coja mamita?
– si, hazlo, cogete a tu rica mamita. Metemela bien toda.
Abrió mi vagina con la punta de su verga. Me la resbalaba sobre mia pliegues separandolos lentamente, hasta meterla.
– Aaahhh!!! Rayos!!!! Siiii!!! Dije al penetrarme.
– que rico mamá!!! Dios!!!
Me penetraba lentamente. Se sentía tan rico.
– sigue papito!!! Metesela a tu mamita!!! Dios!!! La tienes muy larga!!!
– que bueno que te gusta
– siii!!! Aaahhh!!! Cogeme más rápido!!! Metela toda!!!
– ¿así? Me preguntó introduciendome muy profundamente su miembro.
– Aaahhh!!! Siii!!!! Así!!!! Dije con una voz cortada e invadida de placer.
– sientela mamita!!! Es toda tuya!!! Aaahhh!!! Siento como si me viniera muchas veces!!!
– si, bebé!!! Vente!!! Llename de tu rico semen!!! Expulsame todo!!!
– si!!! Eso quiero!!!
Sus largas manos me tomaban los brazos muy fuerte. Me penetraba muy fuerte y rico.
– ven, levanta más el culo. Me la retiró y me puso en cuatro. Me inqué sobre la cama y puse el culo bien paradito. Me rosaolos dedos en el culo. Me lo acarició. Frotaba mi ano con la yema de sus dedos. Mordí mis dedos cuando me hizo eso. Me gustaba que me tocara esa zona. Me frotaba el clítoris con mis manos.
– dame mi dulce, mamita.
Se lo di. Lo lubrico con su saliva.
– apoyate de la cama, dijo.
Volví a ponerme en mi posición. Me acarició el culo y luego hizo lo menos esperado. Rozó la paleta en mi rico ano, y de un segundo me la hundió.
– Aaahhh!!! Espera….
– ¿que mami?, ¿no te gusta?
– si…pero…
– déjate bonita. Siempre e querido penetrarte el culo con algo tan rico como una paleta.
– tu paleta me abrió todo el culito, mi amor.
– que rico, ¿no?
– ajá…solo que es algo sucio, ¿no crees?
– no, es algo muy excitante.
Jaló el palito de la paleta y me la fue retirando poco a poco abriendo los pliegues de mi ano. Se abría mi hoyo muy lentamente. La sacó y me la resbalo sobre la boca. No quería chuparla la verdad pero sabía que me obligaría.
Medio abrí la boca y poco a poco la fui chupando hasta metermela.
– eso mamita, que rico.
Nunca pensé hacer eso. Se pegó a mi y me metió su verga por el ano.
Estaba algo gruesa. Me la empujó con fuerza hasta lograr meterla bien toda. Me heché hacia atrás.
– Aaahhh!!! Dios!!! Me haces mas grande el culo, bebé.
– si mamita, que rico se siente cogerte, me dijo al sentarme en su verga.
– que rico me llenas, mi vida. La tengo toda bien adentro.
Me abrazó el estomago. Bajó su mano en mi panochita bien mojada y me empezó a masturbar el clítoris con sus lindos dedos.
– mmmhhh que rico!!! Sigue!!!
– Aaahhh!!! Siii!!! Díos mamita!!! Tiene un culo bien sabroso!!!
– siii!!! Cogete a tu mami!!!! Vamos!!!
Su penetración cada vez más avanzaba. Me lo metía con ganas. Me la sacó y me la metió en la vagina.
– Aaahhh!!! Gemí y cerré mi ojos.
Dejarme coger por mi hijo era tan delicioso, tan excitante, tan placentero y perverso.
– me a encantado todo lo que me haz hecho, mi vida, dije.
– ¿si, preciosa?, preguntó dandome un lindo beso en la mejilla.
– si, tu papá no sería capas de hacerlo tan bien como tú.
Sus manos me invadian el estomago. Subió a mis copas y me las bajó desnudando mis lindos senos. Los tenia bien paraditos. Mis puntas estaban duritas como para que me las jalaran con la boca. O que me las chuparan como si bebieran de ellas.
– dios mamá, estás mas rica. Tus ricas chichis están bien paraditas.
Tomó mis puntas con sus dedos y me las apretó como si exprimiera leche de mis tetas.
– Aaahhh!!! Jalamelas!!! Aprietamelas como si me exprimieras leche, mi vida.
– que rico sería eso.
Me recosté un poco en su pecho y empecé a brincar lentamente.
– sii!!! Sigue!! Jalamela!!!
– sii hermoso!! Aaahhh!!!
– rayos, mami!!! Creo…que me vendré!!!
– si, hazlo!!! Vamos!!! Llename de tu semen!!!
– si!!! Aaahhh!!! Si!!! Dios!!!!
– vamos!!! Cogete bien rico a tu mami!!!
Me empecé a masturbar más rapido, mientras el me lo metía y me lo sacaba más rápido.
– siii!!! Que rico!!! Me vendré, pequeño!!! Siii!!! Yaaa!!! No puedo!!! Vente conmigo!!!!
– si, mamita!!! Aaahhh!!! Puta madre!!! Dios!!! Siii!!! Woow!!!!
– vamos mi amor, masturbate con mi vagina!! Aaahhh!!! Que rico!!! Siii!!!
Su rostro reflejaba mucha excitación. Estaba por venirse y lo hizo. Me tomó la cintura y me penetró con desesperación. Como si fuera su primera vez.
– Aaahhh!!! Mamita!!! Siii!!! Que rico!!! Dios!!! Me estoy viniendo!!!! Siii!!!! Se siente riquísimo!!!
Dios, sentir su espeso semen me encantaba. Estaba tan caliente. Pulsaba su rica verga dentro de mi. Sentía como expulsaba su rica lechita. Me abrazó fuertemente.
– mamá, no creí hacer estoy contigo pero no me arrepiento de hacerlo, me dijo con una voz cansada.
– yo tampoco mi vida, y me gustaría que me vuelvas a coger así de rico, le dije y lo besé.
– si mamita, mientras mi papá no se enteré.
– y no lo hará.