Mi hermana virgen traga mi leche

Hola, chicos. Este es mi primer relato. Espero que lo disfruten mucho y que también se masturben si se calientan demasiado.

Les voy a contar la vez que me recibieron en casa con una bienvenida bastante cachonda. Verán, yo siempre he estado fuera de mi país natal por trabajo, lo que me ha impedido tener una pareja estable, ya que tengo que viajar a muchos países.

Por eso, siempre he tenido sexo con amigas o con prostitutas contratadas por internet. Pero nunca me imaginé que la chica que me pondría la verga dura sería mi hermana…

Primero me voy a describir para que se pongan cachondas las chicas que están leyendo esto. Soy alto, más alto que la media de mi país. Siempre me ha gustado hacer ejercicio, así que estoy en forma.

Tengo la piel clara, pero gracias a mi ascendencia africana tengo la nariz y los labios característicos de las personas de ese continente. Sobre todo mi pene, que llega hasta la parte más sensible de la vagina y es muy grueso. No es por presumir, pero las panochitas quedan abiertas después de sacar mi espada.

Ahora tengo que describir a la chica que me puso dura la polla, mejor que cualquier puta que haya contratado. Verán, mi hermana es hija de mi padre, pero no de mi madre, y aunque tiene la misma edad que yo, parece una princesa.

A pesar de eso, ella tiene un culo enorme y unas tetas grandes, no las más grandes del mundo, pero tiene unos pezones y areolas rositas. Cabe aclarar que yo nunca miré a mi media hermana con ojos de deseo o lujuria; siempre convivimos como si fuéramos amigos, ya que nunca nos consideramos hermanos porque ella era fruto de una aventura. Era un tremendo manjar que me estaba perdiendo. Dios mío.

Bueno, ahora vamos al grano. Todo comenzó en las fiestas decembrinas. Mi vuelo aterrizó el día 22 de diciembre. El plan era llegar cuatro días antes para ayudar en lo que se necesitara, ya que hacía mucho tiempo que no iba a mi casa.

Llegué en plena madrugada y, desde el primer momento, supe que ese día no sería como cualquier otro. Cuando entré en el baño para ducharme, vi a mi hermana con un dildo a toda potencia.

Tengo que reconocer que eso me excitó bastante; se me puso dura, pero gracias al tipo de pantalón que llevaba puesto, no se notó. En fin, salí de prisa y me encerré en mi habitación. Escuché que ella también se había ido y, con el dildo vibrador aún activo, lo escuché.

La verdad es que, durante unos días, me olvidé de esa escena; sin embargo, todo iba a cambiar el 24 de noviembre. Ese día, aproveché que todos habían salido a hacer las últimas compras para darme placer.

Como no suelo masturbarme con porno ni con fotos cachondas, tardó en ponerse dura. Ya habían pasado unos minutos y mi verga apenas se estaba poniendo dura.

En eso, escuché un gemido en el cuarto de al lado y después una voz que decía: «Oh, sí, cariño, mi coño virgen es todo tuyo». Y, de repente, mi verga ya estaba flácida y dura. Me puse a hacerme una paja al ritmo de los gemidos, que eran cada vez más fuertes.

Estaba a punto de correrme cuando me puse a pensar de quién eran esos gemidos. Y, como si mi verga me dirigiera, fui al cuarto de al lado y la vi a ella con un antifaz y un vibrador bastante grueso.

Me masturbé mientras ella seguía con lo suyo. Entonces decidí acercarme a ella, aparté su vibrador y deslicé mi lengua por su coño rosado y lampiño. Ella reaccionó y se quitó el antifaz.

—Oye, ¿qué haces…?

(Le puse la mano en la boca).

—¡Cállate! ¿No querías una polla? Te la daré si me das tu coño virgen. ¿Aceptas?

Ella dijo que no, pero yo no pude resistirme y la penetré. Fue la mejor sensación que experimenté: vagina caliente y húmeda por los fluidos combinados de placer y lujuria.

—¡Sácalo ya!

—No. Nunca había tenido una virgen tan puta, ahora voy a hacerte mujer, hermanita.
—Está bien. Pero no te corras dentro.
—¿Eres tonta? No me digas lo que tengo que hacer, agradece que te estoy haciendo mujer.
—¡Pendejo! Estás cometiendo un incesto…

Yo seguí, no podía dejar de aprovechar la oportunidad de tener a una virgen montando mi verga.

Me corrí dentro de ella y la obligué a limpiarme la verga llena de semen y fluidos con su lengua. Me corrí en su garganta durante la mamada, me encantó.

¿Quieres que continúe con la historia? Dímelo.

Advertencia: ninguna persona fue obligada a mantener relaciones sexuales con otra. Todo lo que se cuenta aquí es ficticio, únicamente con el fin de entretener.

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OblivionZRck
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