Mi esposa y nosotros dandonos harto sexo caliente
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Me llamo Martín tengo 40 años, mi esposa 36, un hermoso culo y mejores tetas, mi sueño siempre fue que otro la cogiera, lo que nunca imaginé es que yo también recibiría. Me llevó muchos años y trabajo convencer a mi esposa Alicia, de que incluyéramos a otro hombre en la cama, a mi en realidad me desvelaba la idea de hacerlo con ella y otra mujer, pero sabía que al principio a ella no la excitaría. Por lo tanto decidí sugerir a un hombre, a Alicia le encantaba como yo la penetraba por el culo, también en varias oportunidades aceptó de buen gusto el inmenso consolador que tenemos por el mismo lugar mientras yo la penetraba por la vagina.
Lo difícil sería, incluir a una hombre, por lo que me aboqué a buscar en los anuncios de los diarios a uno que lo hiciera por dinero y que estuviera seguro que a ella le gustaría, lo contacté era un joven de 27 años, con muy buen lomo, y bastante “oficio”, le expliqué lo que deseaba y las “resistencias”, él me dijo que lo mejor en estos casos es intentar hacerlo cuando ellas están un poco ebrias, ya que es esas circunstancias no ponen resistencia, lo que me consta. Quedé con Mariano, que lo llamaría a su celular cuando viera que la situación se encaminaba y allí coordinaríamos.
La ocasión se presentó cuando concurrimos a un cumpleaños de unos amigos, logré que Alicia tomara lo suficiente y cuando nos retiramos acordamos ir a un albergue transitorio. Cuando llegamos tomé una habitación con Yacuzzi, y pedí inmediatamente Champaña, mientras Alicia se duchaba, llamé a Mariano que gracias a dios estaba desocupado, le dije en que lugar estábamos y me comentó que conocía a los encargados, por lo que acordamos que él se quedaría expectante a que yo le indicara que pasara a la habitación.
Cuando Alicia terminó de ducharse nos sumergimos en el yacuzzi a beber champaña, mientras mirábamos los videos pornográficos que ayudaron a excitarnos, a Alicia le llamaba mucho la atención como las mujeres soportaban tantas vergas simultáneamente. Allí comenzamos con nuestros juegos, ella estaba cada vez más “alegre” y excitada, nos besábamos y masturbábamos en el yacuzzi, nuestra excitación ya ameritaba que nos fuéramos a la cama, una vez allí, y mojados como estábamos apagué todas las luces, solo dejé el TV para seguir con los videos.
Comencé a lamerle su concha como a ella le gusta, siempre me ha dicho que lo hago muy bien, le metí todos los dedos que pude en su concha, y en su culo, realmente se retorcía de placer, nos pusimos en posición de 69 y ella mamaba mi verga como nunca. Cuando estuvo a punto, comencé a penetrarla, lo que la enloqueció aún más, debo reconocer que ella con unas copas y una verga en la concha pierde el control, allí comencé a susurrarle al oído que me gustaría que otro hombre la enculada, que su hermoso culo lo merecía y que si muchas veces había alcanzado orgasmos increíbles con mi verga en su culo, no se daba una idea de lo que le pasaría con dos. La noté mucho más excitada, tanto que me animé sin más preámbulo a levantar el teléfono y pedirle al recepcionista que lo enviara a Mariano, al principio ella reaccionó, me preguntó quien era Mariano, yo no le contesté, y le hundí más profunda mi verga en su vagina, ella se encontraba ya arriba mío, de espaldas a la puerta.
Mariano entró sigilosamente, ya tenía su ropa desabrochada como para no perder mucho tiempo y hacer del factor sorpresa nuestro mejor aliado, en segundos estaba desnudo lamiendo la espalda y el ano de mi esposa, al principio ella trató de darse vuelta pero yo la abracé fuertemente y la besé profundamente, ella comprendió que por sus prejuicios eso era lo mejor, le susurré al oído: relájate, esto es un consolador de carne y hueso.-
Mariano lo hacia con mucho oficio y muy bien, ella comenzaba a relajarse y disfrutar, lamía su espalda, sus hombros su cuello y sus nalgas de forma tal que Alicia se entregaba a sus deseos, fue entonces cuando le saqué la verga de la concha y me paré delante de ella para que la lamiera, hice señas a Mariano para que pusiera su verga en su boca y así contemplé por primera vez como mamaba dos vergas simultáneamente, la verga de Mariano era bastante más grande que la mía y estaba realmente dura, me excitaba rozarla con la cabeza de mi verga y sobre todo cuando eso sucedía adentro de la boca de mi esposa. Estuvimos así un largo rato, hasta que mi esposa reclamó por su vagina, entonces le pedí a Mariano que la penetrara, le pedí que se recostara boca arriba, mi esposa se sentó sobre su verga metiéndosela de una vez en la concha, de espaldas a Mariano, yo le volví a meter mi verga en la boca y contemplaba como la cogía, realmente ya debía controlarme para no acabar, lo que veía me excitaba demasiado, fue entonces cuando para no excitar más a mi verga le pedía a Alicia que se recostara encima de Mariano, boca arriba y comencé a lamer su clítoris.
Confieso que en un principio no evalué lo que buscaba, pero enseguida la descubriría, Mariano seguía penetrando a Alicia con mucha pasión, yo lamía el clítoris de Alicia y ella ya estaba totalmente enloquecida de placer, en un momento la verga de Mariano salió por completo, y rozó mi cara, cuando la introdujo nuevamente ya solté todos mis instintos, y de lamer exclusivamente el clítoris, comencé a lamer los labios de la vagina de Alicia, por supuesto también lamía la pija de Mariano, Alicia estaba tan loca con como la estaban cogiendo que no lo advirtió, en un momento ella comenzó a gritar, llegaba su primer orgasmo, cuando eso le ocurre acaba sobre la verga pero inmediatamente pide y suplica que no se mueva nadie, y se saca la verga, fue allí cuando la verga de Mariano quedó tiesa fuera de la concha de mi esposa, yo estaba aún a mil y comencé a chupar esa hermosa verga, la lamí, me la metí por completo en la boca, la masturbé de arriba a abajo, Alicia parecía, aunque quieta seguir teniendo orgasmos, entonces le pedía a ella que no lo dejáramos a Mariano sin acabar, ella se incorporó y comenzó a mamarle la verga, de repente me acerqué le corrí la cara y la besé profundamente, mientras los hacía tomé la verga de Mariano y la acerqué a la comisura de nuestros labios, hice presión con la cabeza y de besarnos pasamos a sobarle su espectacular pija.
Lo masturbamos uno de un lado y del otro, con los labios y las lenguas, hasta que sentimos que Mariano acababa, enseguida aparté mi cara y empujé la de Alicia para que tragara todo su semen, así fue, Mariano estuvo varios segundos llenando su boca con su leche, yo veía como la boca le rebalsaba y eso me excitaba aún más, tanto que yo también comencé a acabar sobre su cara y boca, tanta era mi excitación que ni bien terminé de hacerlo me arrodillé y besé profundamente a mi esposa, la que tenía leche en su boca que pasó con su lengua a la mía, luego entre los dos limpiamos hasta la última gota de lecha a Mariano.
Hasta aquí la primera parte de esta historia… lo que sigue es aún mucho mejor, ni bien disponga de tiempo lo compartiré con Uds.
Comentarios y sugerencias pueden escribirme a: [email protected]
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