Me excita que mi mujer lleve ropa de deporte sudada
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Asi esta el Verano de 2017. Mes de julio. Cerca de la playa. 34 ° y 87 % de humedad. 16.45 h. Y yo trabajando en la oficina.
De repente, un whatsapp de mi mujer:
– ¿Cuándo vienes? ¿Te falta mucho?
La verdad es q podía estar trabajando hasta las 12 de la noche, pero el calor era insoportable, y, a estas alturas del año, ya todo da igual.
-Voy en un par de horas- respondo resignado.
Y me suben las pulsaciones cuando recibo este emoticono:
-?
– ¿Qué pasa? ¿Qué haces?
– Estoy haciendo un poco de deporte en la bicicleta elíptica ?
Me pone estas caras porque sabe lo que me excita verla con ropa de deporte y sudando.
– Voy en 18 min- contesto mientras me toco el paquete q empieza a endurecerse.
– ?- vuelve a constestar ella con un emoticono, sabiendo q ya me tiene en el bote.
Asi q cierro el portátil, y saldo del despacho, despidiéndome de mis compañero con un breve “tengo q irme”, mientras me pongo el maletín delante para q no se note mi ereccion.
Efecitvamente llegué a casa en menos de 15 minutos, y allí m encontré a mi mujer. Una mamá que no llega los 40 años, pero que tiene un cuerpo de escándalo. Castaña, ojos azules, un pecho muy bonito, un culo espectacular y un coñito alucinante.
Llevaba unas mallas grises y una camiseta de runner de tirantes. Y, efectivamente, su hombros y su pecho brillaban del sudor q empapaba todo su cuerpo.
Cuando me vio, sonrió y me dijo:
– ¿Me dejas acabar? – con la boquita muy pequeña y una sonrisa de viciosa q aún me excitó más.
– Sí, pero déjame q te ayude- respondí yo mientras me quitaba la ropa en menos de 30 segundos.
La cogí de las caderas y la bajé de la elíptica. Estaba sudada, pero su olor no era desagradable. Ella nunca huele mal.
Asi q le bajé los tirante y le empecé a lamer las tetas y el cuello. Estaba saladita y muy mojada.
La llevé hasta el sofá q había en el salón y la estiré en él. Ella sonreía mientras me acariciaba la polla con las manos.
Cuando estaba totalmente tumbada en el sofá, le bajé las mallas y admiré la preciosa forma de su pubis, ligeramente rasurado y, al levantar las piernas, pude ver su fantástico culo.
No lo dudé, empecé a lamer desde su frente, hasta su cuello, sus axilas sudadas, y su pecho. Luego bajé hasta su cadera y noté como arqueaba su cintura hacia arriba, ofreciéndome su precioso coñito. Después de unos breves pero pasionales besitos por el pubis y las ingles, le abrí las piernas y empecé a besar sus labios vaginales. Estaban hinchados y muy mojados, y no sólo por el sudor. Mientras lamía su clítoris, metí un dedito primero en su coño, y noté un calor y una humedad muy excitante. Luego metí dos dedos. Tres. Y finalmente el cuarto, pues notaba q su vagina estaba totalmente dilatada.
Ella se abría totalmente y apretaba ligeramente mi cabeza contra su coño. Pero notaba un ligero tirón hacia arriba. Signo inequívoco de q quería mi polla dentro.
Asi q volví a subir, repitiendo el mismo proceso q al bajar. Lamer su vientre plano, sus tetas y su pecho mojado aún en sudor, pues hacia mucha calor. Ella me cogió del cuello y me metió la lengua hasta la garganta. Sabía besar muy bien.
No me costó mucho acertar con la polla en su caliente y mojado coñito. A la primera penetración ya me di cuenta q socorrería en breve. Porque, además de estar buena, tiene cierta facilidad para llegar al orgasmo mucho antes que yo.
Efectivamente, me cogió las manos q tenía alrededor de su espalda y me la bajó hasta su culo. Allí, apretándola fuertemente contra mi, podía acercar mis dedos a su ano y a su coño, q rezumaba un jugo espeso y abundante.
Empezó a gemir fuertemente y un calor inmenso inundó mi polla dentro de su coño. Se había corrido.
Eso aún me excitó más, y me alejé un poco de su cara, para ver el gesto de placer y satisfacción que le había quedado.
Saqué un poco mi polla y vi q estaba brillante y recubierta de su corrida, tan grande, q me había empapado los huevos.
Sin sacarla del todo, arremetí contra ella, q parecía haberse relajado, pero q apuntaba a que quería más. Le estiré los brazos hacia arriba y volví a lamer su cuerpo, q seguía sudando y ardiendo.
Asi estuve unos minutos, suave, despacio. Hacía mucho calor y yo también sudaba mucho. Pero enseguida me puede de nuevo a la faena y volví a incrementar el ritmo. A los pocos segundo ella volvía a poner cara de vicio y volvía a correrse en mi polla.
– ¿Quieres acabar por detrás? – preguntó sonriendo.
Sabía q era la mejor forma de acabar, para mi. Así q se giró. Se puso a cuatro patas en el sofá y me dejó a la vista su espectacular culo. La estampa se completaba con su espalda recubierta de sudor y mi polla brillando y marcando las venas,y con el capullo enorme y morado. Le metí los dedos en el coño y unté su ojete con su propio flujo. No hay lubricante mejor.
Cogi mi polla con la mano y apunté a su agujerito q, de estar totalmente cerrado, pasó a abrirse poco a poco para dejar entrar mi polla. Puse las dos manos en sus nalgas y las abrí para disfrutar de mi visión: mi polla entrando y saliendo despacio de su fantástico culo. Y , claro, con todo ello, con todo lo que llevaba, no tardé mucho en notar q ahora me tocaba a mí. Así q incrementé el ritmo hasta que sentí q mi vista se nublaba y un chorretón de leche inundaba su culo. Apuré hasta la última gota de semen dentro de ella y me tumbé a su lado.
Mientras veía su cuerpo sudado y un poco de semen saliendo de su culo le dije:
– Buenas tardes. Perdona pero aún no te había saludado.
Y ella cogio la cara y me dio un morreo con sabor a sudor, sexo y elíptica.