No sacaba la vista de mí. Miraba cómo me tenía enterrada la polla aquel hombre, y cómo me tenía inclinado, totalmente en pelotas, dándome por el culo. El hijo de puta no se movía, seguía allí mirando, acariciándose la polla, y viendo como me daban por el culo.
Ese día había bajado al centro de la ciudad donde vivo (La Coruña), iba salido y con ganas de que me dieran por el culo. Había ido por la tarde a los aseos de cuatro caminos y de la calle Fernández Latorre, como no había tenido suerte, decidí bajar hasta el centro de la ciudad, dispuesto a encontrar quien me diera por el culo. Llevaba el culo que me hervía de la calentura que tenía, estaba dispuesto a dejar que me follara el primero que me lo pidiera, no miraría si era viejo o joven, guapo o mal parecido, el primero que quisiera darme por el culo, iría con él; esto siempre lo pensaba cuando andaba caliente y salido como ese día, pero luego siempre esperaba a encontrar algo que me gustara, a no ser que diera con algún lanzado que no te daba tregua, y terminaba follándome; y eso fue más o menos lo que me pasó ese día.
Al estar llegando a la plaza de Orense, crucé hacia la acera que iba hacia los jardines de Méndez Núñez, de esa manera me daba menos reparo cruzar hacia ellos, ya que era como si saliera del puerto. Seguí por la rosaleda, y entré en los jardines de Méndez Núñez. Sabía que aun era algo temprano; serían alrededor de las 10 de la noche, pero llevaba una calentura y ganas de ser follado, que me hacía perder toda la timidez que tenía.
Nada más entrar en los jardines, ya tuve suerte, me había tropezado de frente con el hombre que me había dado por el culo en una ocasión, en la casa abandonada que había junto al viaducto, no hacía mucho tiempo. Nada más verme ya me saludó, Hola, me dijo acercándose a mí. Cuanto tiempo sin verte, ¿te acuerdas de mí?
Sí, le contesté; claro que lo recordaba, me había dado por el culo en aquella casa abandonada que había junto al viaducto, y que rico me había sabido; me había puesto colorado como un tomate sin saber que decir, por lo que nervioso cómo me estaba empezando a poner, saqué el paquete de tabaco encendiendo un cigarrillo, a la espera de que él continuara con la conversación.
¿Entonces hoy que milagro verte por aquí? Decía él al ver mi nerviosismo y enrojecimiento.
Me encogí de hombros, contestándole que dando una vuelta.
¿Tienes dónde ir? Me preguntó a la vez que nos poníamos a caminar despacio los 2 juntos.
No, no tengo a donde ir, le contesté, esperando que él tuviera donde llevarme, o al menos supiera de algún lugar donde me pudiera follar.
Ven, dijo agarrándome de la mano y tirando por mí, metiéndonos entre unas cañas de gramíneas que había en los jardines, donde empezó a meterme mano.
Dios, ni tiempo me dio a reaccionar, ya me había metido entre aquellas cañas que supuse eran gramíneas, y se había abalanzado sobre mí. Me sobaba el culo y agarraba la polla por encima del pantalón, manoseándome sin parar. Echó mano al cinturón aflojándolo, me desabrochó el pantalón, mientras yo le decía que allí no, que era temprano y aun había mucha gente. Cuando me di cuenta, ya me estaba bajando el slip y pantalón por las rodillas. Me agarró la polla empezando a menearla, mientras me decía que callara, aquí nadie nos va a ver, además lo estás deseando, mira cómo estás maricón, andas bien salido y con ganas de polla. ¡Ohhh maricón que bueno estás! Jadeaba mientras me iba sobando e intentando quitarme la camiseta que llevaba. Ya me la tenía por los hombros, y yo con los pantalones y slip sobre los tobillos, con el culo al aire, la polla tiesa a más no poder, y un nerviosismo que me hacía estar más excitado. Deseaba que mediera por el culo, quería sentir cómo me abría el culo y me follaba la polla de aquel hombre maduro, que intentaba desnudarme y follarme prácticamente en la vía pública.
Cuando terminó de sacarme la camiseta, me abrazó a él, empezando a morderme el cuello, mientras me iba metiendo mano y jadeando, ¡ohhh que bueno estás maricón! ¡ohhh que bueno! ¡Dame el culito que te lo voy a follar! Anda sácame la polla que te quiero dar por el culo, me dijo sin soltarme y dejar de meterme mano.
Le aflojé el cinturón, luego desabotoné el pantalón, bajé la cremallera, sacándole la polla mientras empujaba el calzoncillo para abajo, liberando la polla y huevos de aquel hombre maduro que estaba a punto de darme por el culo en la vía pública, prácticamente a vista de cualquiera que pasara por allí.
Chúpala me ordenó llevando mi cabeza hacia su polla.
Me sujeté sobre sus caderas empujándole el pantalón y calzoncillo hacia abajo, mientras abría la boca metiéndome aquel rico falo que me iba abrir el culo y follarme hasta dejarme preñado.
¡Ohhh maricón! ¡ooohhh que gusto! ¡chupa maricón! ¡chupa que te voy a dar por el culo! ¡ooohhh que rico se siente!
Después de un rato chupándole la polla al maduro aquel, me levantó ordenándome que me diera la vuelta.
Me estaba dando la vuelta, cuando me ordenó, quítate el pantalón que así te follaré mejor.
Dios que nervios, estaba en plena vía pública del centro de la ciudad, en medio de unas cañas de gramíneas de los jardines públicos, con los pantalones y slip por los tobillos, sin camiseta, a punto de que me dieran por el culo, y el hijo de perra aquel, quería que me quitara por completo el pantalón y slip, y así tenerme completamente en pelotas para darme por el culo. Aquello además de ponerme nerviosísimo y estresarme, me ponía tan caliente y excitado, que, con mucho miedo y nervios, accedí a realizar lo que me pedía.
Cuando me agaché para sacarme los zapatos y poder quitarme el pantalón, me sujetó por las caderas, llevando una mano a mi culo, metiéndome un dedo en mi hoyito.
Uy maricón, ya estás lubricadito, mmm, y que calentito se siente tu culito. Así me gusta, relájate y deja que te abra el culito pedazo de maricón.
Ya me había sacado el pantalón y slip por completo, cuando me metía otro dedo en el culo, ¡ooohhh! Gemí al notar como me entraban los 2 dedos en el culo.
No grites tanto que nos van a escuchar en todo el jardín, joder, me dijo sin dejar de meter los dedos en mi culo.
Dios que nervios y excitación tenía. Las piernas ya me empezaban a temblar, y el culo estaba que me echaba chispas porque le metieran una buena polla y me lo preñaran bien preñado de leche.
Métemela, le dije, métemela ya que no aguanto más.
Tranquilo maricón, tranquilo que no pasa nada. Aquí nadie nos va a molestar, y te voy a dar por el culo hasta que te salga por las orejas mi polla. No te preocupes que te voy a dejar el culo bien abierto y bien preñado de leche.
Sujetó la polla con su mano llevándola a mi hoyito, mientras con la otra mano me empujaba por la espalda para que me agachara más, quedándole mi esfínter dispuesto para ser abierto por su polla.
Nada más colocar la punta de su polla en mi ojete, empujó su polla moviendo sus caderas, entrando todo el glande en mi culito.
¡Ohhh! Gemí al notar entrar su polla, ¡ooohhh! Volví a gemir al sujetarme las caderas y enterrarme el resto de su polla al dar otro movimiento a su pelvis.
¡Ohhh que gusto maricón! ¡ooohhh que gusto! Gemía el muy cabrón mientras movía sus piernas pegándose más a mí, a la vez que con sus manos tiraba de mi culo pegándolo a su pelvis, enterrándome la polla en lo más profundo de mis entrañas.
Así maricón así, así me gusta tenerte, con el culito abierto y mi polla enterrada en tu culo, ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto me da maricón!
Anda maricón, anda y mueve el culito para que te vaya entrando más mi polla. Me decía el muy cabrón, moviéndome las caderas con sus manos haciéndome que su polla entrara y saliera de mi culo cada vez más rápido.
Se escuchaba el ruido de algunos vehículos pasar, y los gemidos y jadeos que dábamos, y el chof, chof chof chof, de su polla entrando en mi culo. Cuando de pronto empezamos a escuchar los ruidos de pisadas entrando entre aquellas cañas de gramíneas donde nos encontrábamos, yo desnudo por completo, empalmado como un burro e inclinado recibiendo una polla por el culo, y a aquel hombre maduro, dándole por el culo a un jovencito al que sujetaba por las caderas teniéndolo completamente en pelotas y la polla ensartada en el culo.
Quedamos parados mirando a ver quien era, seguramente se tratase de algún maricón que nos había escuchado y venía a ver que pasaba, o sería algún otro madurito que nos había visto entrar o al pasar por allí nos escuchó, y venía a ver si le dejaban participar de la fiesta. Cuando se asomó a donde nos encontrábamos, pudimos ver que se trataba de otro maduro de mediana edad, en busca de algún culito donde meter la polla. Joder, el tío era feo pero feo como él solo, vamos que era feo con ganas; se me pareció al jorobado de notre Dame; se nos quedó mirando, no sacaba la vista de mí. Miraba cómo me tenía enterrada la polla aquel hombre, y cómo me tenía inclinado, totalmente en pelotas, dándome por el culo.
El hijo de puta no se movía, seguía allí mirando, acariciándose la polla, y viendo como me daban por el culo.
Tranquilo que no pasa nada, dijo el que me estaba dando por el culo, le gusta mirar y pajearse, y si lo dejan, también le gusta dar por el culo.
Joder, pues menudo panorama. Menos mal que yo andaba salido y más caliente que una perra en celo, y a aquellas alturas ya no me importaba nada. Si quería mirar y pajearse, pues que lo hiciera, y si quería darme por el culo, que se apuntara, seguro que cuando terminara de darme por el culo el que me estaba follando, le dejaba que metiera la polla en mi culo ardiente y vicioso.
El que me estaba follando siguió dándome por el culo, mientras el mirón, empezó a sacarse la polla y pajearse mientras miraba como me follaban. Menudo rabo que tenía el Quasimodo aquel; era un rabo bien largo y bien formado; desde luego era más bonito que la cara y cuerpo de aquel hombre. La boca se me hizo agua al verle el rabo que tenía, pasé la lengua por los labios, sin poderme sacar la vista de aquella polla.
Gozando como estaba mientras me daban por el culo, miraba para la polla del mirón aquel con ojitos de cordero degollado y lujuria, relamiéndome los labios con la lengua y deseando que se acercara y me dejara disfrutar de aquel rabo que me mostraba mientras se pajeaba mirando cómo me follaban.
Poco a poco el mirón empezó a acercarse a mí; no sacaba la vista de mis ojos viendo cómo le estaban rogando que se acercara y me dejara tocar aquel rabo que me mostraba; Cuando estuvo a mi altura, eché la mano alcanzándole el rabo que no dejaba de meneárselo.
Una vez que estuvo pegado a mí, dejó que le agarrara la polla pudiendo disfrutar de ella. Mientras él me acariciaba la cabeza y cara, yo apoyaba una mano en su cintura, y con la otra en su polla, se la iba descapullando y meneando suavemente, mientras seguía siendo enculado por el otro hombre.
El mirón con sus manos acariciando mi cara, fue acercándose hasta quedar pegado a mí. Tenía su polla delante de mi cara invitándome a que abriera la boca y le dejara meterla en ella.
Y eso hice, abrí la boca llevándome aquel rabo a mi boca, empezándome a tragar aquel rabo que me tenía hipnotizado.
El Quasimodo aquel empezó a mover su cadera, metiéndome más su polla a la vez que me sujetaba por la cabeza.
Me sujeté a su cintura, dejando que me follara la boca, mientras el otro cabronazo, seguía dándome por el culo.
Dios que morbo y excitación sentía, me estaban dando por el culo y metiendo una polla en la boca, en plena vía pública teniéndome totalmente en pelotas, y expuesto a cualquier mirada de cualquiera que pasara por allí y nos escuchara, ya que solo nos cubrían aquellas cañas de gramíneas que había en el jardín.
El que me daba por el culo, agarrado a mis caderas, sacaba y metía su polla en mi culo sin dejar de jadear y decir lo que le gustaba, ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh como me gusta tu culo maricón!
Notaba entrar y salir su polla de mi culo y como me iba masajeando la próstata, haciendo que mi polla fuese soltando gotas de semen, al ritmo del bamboleo que me daba mientras me follaba teniéndome inclinado, sujetado a la cintura de aquel Quasimodo que, agarrándome por la cabeza, me estaba metiendo el rabo en la boca.
Dios como me gustaba y excitaba aquello, estaba disfrutando de 2 pollas, una que me follaba la boca, y la otra me rompía el culo.
El hombre que me estaba dando por el culo, empezó a gemir más fuerte y clavándome los dedos en las caderas, empezó a gritar que se corría. Me corro, me corro, ¡ooohhh maricón me corro! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto maricón!
Estaba soltando toda la corrida dentro de mi culo, teniéndome clavada la polla en lo más profundo de mis entrañas, sin dejar de impulsar su pelvis, pegándome con los huevos en la entrada de mi ano.
Toma maricón, toma leche, toma, toma toma maricón, gritaba mientras iba derramando todo su semen dentro de mi culo.
Cuando su polla dejó de soltar todo el semen, sudando y recuperando el aliento, sacó la polla dándome palmaditas En el culo a la vez que me decía, ay maricón que culito más rico y calentito tienes.
¿Vas a dejar que te de por el culo el mirón?
¿O prefieres que te haga una paja y te corras? Me preguntaba llevando una mano a mi polla para empezar a meneármela.
No, deja que no me quiero correr todavía, le contesté a la vez que me daba la vuelta, agarraba su polla que acababa de sacar de mi culo, llevándomela a la boca. Empecé a chuparle la polla y lamerle todos los restos de semen que quedaban mientras le acariciaba y masajeaba los huevos, dejando que mi culo quedara expuesto para ser penetrado por la polla del mirón.
¡Ohhh maricón que gusto! Decía el que acababa de darme por el culo, eres bien maricón, te gusta el rabo ¿eh? Te gusta chupar pollas y que te den por el culo ¿eh? Pues chupa y déjala bien limpita pedazo de maricón.
Mientras empezaba a chupar aquella verga que me acababa de preñar el culo de leche, el Quasimodo mirón, agarrándome por las caderas, llevó su rabo a la entrada a mi ano, y de un fuerte empellón me enterró todo el rabo en el culo, mmm, solo pude acertar a decir al recibir aquella invasión en mi culo. El gran hijo de la chingada me había largado semejante envestida, que me hizo tragar toda la polla de un golpe y hasta la base atragantándome, no nos fuimos al suelo de milagro.
¡Eh, despacio Miura, que lo vas a reventar! Le soltó el otro hombre al que le estaba chupando la polla, casi nos tiras joder.
Me había llegado la polla que estaba chupando, a las amígdalas, y el rabo del Quasimodo que me la había enchufado en el culo, a la boca del estómago.
El toro aquel estaba desesperado por empotrarme la polla en el culo, y se notaba que ardía en deseos por llenarme el culo de leche y preñarme bien preñado. Había empezado un frenético mete y saca, que por veces me levantaba los pies del suelo, menos mal que me agarraba al que ya me había follado, si no ya estaría tumbado en el suelo, con la polla del Quasimodo clavada en el culo y follándome a todo meter.
Ya le había terminado de chupar la polla al maduro que me había follado, dejándosela bien limpia y reluciente, sin ningún rastro de semen, ahora solo me sujetaba a él, dejando que el Quasimodo terminara de romperme el culo y lo dejara embarrado de leche.
Solo se escuchaban los gruñidos del Quasimodo dándome por el culo, los gemidos que emitía yo al ser penetrado, y el chof, chof chof chof chof, del rabo que me estaban metiendo por el culo.
¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh dios que gusto! Como me estaba gustando aquello. Mi polla se bamboleaba soltando continuamente gotas de semen, que más que gotas ya era casi un chorreo continuo.
El que ya me había follado, al escuchar cómo gemía decía, joder maricón, como te gusta, se nota que lo estás disfrutando. Mira como se oye cuando te mete la polla en el culo; se escuchaba el chof, chof chof chof chof; joder te va a dejar el culo abierto que te va a entrar un puño en él. Hoy vas a quedar bien servido de polla, vas a quedar bien preñado maricón.
De pronto, el Quasimodo agarrándome más fuerte por las caderas, empezó a clavarme más a fondo el rabo, y levantándome en el aire me hizo poner erguido, y llevando su boca a mi cuello y oreja, me mordía a la vez que soltaba gruñidos mientras empezaba a correrse dentro de mí.
Dios, me daba unos empellones con su pelvis clavándome el rabo en lo más hondo de mis entrañas, notando como palpitaba e hinchaba su polla en mi culo, Soltando una gran cantidad de esperma que me hicieron que mi polla estallara soltando chorros de semen como si fuera un volcán en erupción.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh me corro, me corro! Gemía y gritaba mientras me corría a la vez que el Quasimodo me mantenía en el aire abrazado a él, Clavándome su rabo en lo más hondo de mi culo, y soltando su semen en él.
Cuando su polla dejó de palpitar y terminó de eyacular dentro de mí, dejó que apoyara los pies en el suelo, y mientras su polla terminaba de soltar el semen que le quedaba, fue mordiéndome el cuello y oreja a la vez que me acariciaba con sus manos dando pequeños gruñidos hasta que su polla terminó por salir por si sola de mi culito.
Dios, estaba sudando como si estuviera en una sauna. El Quasimodo me acariciaba el culo mientras yo recuperaba el aliento, y ayudado por el otro que me había follado primero, iba recogiendo la ropa y vistiéndome.
Cuando terminé de vestirme, salimos de allí, y caminando en medio de los 2, íbamos caminando por los jardines, iban tocándome el culo, diciéndome que les gustaba mi culito, y que hoy lo llevaba bien preñadito.
Eso era bien cierto, llevaba el culo bien abierto y llenito de leche, pero lo que ellos no sabían, era que todavía estaba caliente y con ganas de seguir siendo follado. Al llegar al semáforo que hay en la rosaleda, fui a cruzar por allí hacia la calle Sanchez Bregua, e ir a tomar algo a la cafetería que había. De paso a ver si me despistaba de ellos, y podía seguir buscando quien me diera otra vez por el culo.
Pero eso ya es otra historia que contaré en el siguiente relato.
Podéis escribirme a:
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