Me encanta vestirme de putita

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Mi nombre es Gabriel, me siento por dentro mujer, y lo que les voy a contar nunca me pasó hasta ahora, pero me encantaría que me pase. Me encanta vestirme de mujer, de nena putita, musculosa ajustadita, pollerita cortita, muy cortita, zapatitos con taco, corpiño y tanguita bien metidita en la colita. Tengo muy linda colita y lindas piernas, y cada vez que me visto y me veo en el espejo me encanta como me veo.

Cierto día, caminando por Belgrano, en Buenos Aires, tengo curiosidad por entrar a un gimnasio para averiguar que clases había y ver si podía empezar yo alguna. Entro, eran las 14:00 hs, y veo poca gente, y todos hombres, eran 6. Estaban haciendo sus ejercicios con pesas y esas cosas, y al entrar enseguida uno de ellos se me acerca y me pregunta si me podía ayudar en algo. Le contesto que si, que estaba averiguando que tipo de clases daban, y el muy amablemente me explico, mientras hacia sentía como los demás me miraban y hablaban entre ellos y se sonreían. Yo no los mire y hacia como que no los escuchaba. Cuando el dueño del gimnasio me termino de explicar me invito a mostrarme las comodidades del gym, acepte gustosa a hacerlo.

Mientras caminábamos seguía sintiendo como los demás me miraban y hablaban entre ellos, y hasta llegue a escuchar algo como: como le haría el culito! Yo, trate de no mirarlos, pero por curiosidad los mire, y uno de ellos me guiña el ojo, avergonzada baje la mirada y seguí con el dueño caminando. Cuando termino de mostrarme las instalaciones, me presenta a los demás, y uno de ellos dice: para que vas a hacer ejercicio si así estas bárbara!. Me sonrojé y lo mire al dueño, el cual dice: tiene razón. Yo me sonreí de los nervios, pero esos nervios empezaban a gustarme demasiado, me estaban haciendo sentir bien, con sus palabras. Les contesto que me parecía que me faltaba hacer ejercicios para endurecer la pancita, con lo cual el dueño me pone una mano en la panza tocándomela y mirándome a los ojos me dice: a mí me parece que así estas bien. Y cuando termina de decir eso me pone la mano en la cola, diciéndome que me veía bien por todos lados, y yo no sabia que hacer.

Nunca había estado en esta situación, que me encantaba, y de solo pensar que los 6 me estaban mirando y tratando de cojerme, ya me excitaba como nunca antes. Lo mire y sonreí, después mire a los demás, que estaban muy excitados también como yo, y no me resistí a nada, deje que ellos hagan de mí lo que querían. El dueño no me sacaba la mano de la colita y empezó a metermela por debajo de la pollerita, tocando el hilito que tenia de tanguita, tocándome la rayita de la cola, con un dedo, un dedo muy grueso, que me llenaba de placer… Los otros se acercaron y empezaron a manosearme toda, la pancita, las tetas, uno de ellos me metió un dedo en la boquita y se lo empecé a chupar, mientras me decía: así, así putita… eso me hizo poner mas excitada, chupándoselo con mas placer. El dueño me saco la tanguita y me metió su dedo en la cola, pajeandome la colita, su dedo entraba y salía y me decía: que putita que sois, sois nuestra puta! Yo solo atine a hacer que si con la cabeza, mientras su dedo me hacia gemir y sentir un placer que nunca antes había sentido. Los demás comenzaron a sacar sus pijas y uno de ellos me agarro de la cabeza y me la hizo chupar, yo no me negaba a nada, con lo cual ellos se aprovechaban cada vez mas de mí, de mi pasividad. Otro me agarro la mano y me la hizo poner en su pija, y empecé a pajearlo, me hicieron arrodillar y así yo chupaba una pija y pajeaba a las demás, que se iban turnando para que yo se las chupara y se las pajeara… Me sentía una putita, y me encantaba eso.

Uno de ellos me hizo parar y poner contra una de las maquinas del gym, me agarro de la cola y me abrió las nalgas, mientras me pegaba chirlos, me decía que era mi macho, que todos eran mi macho, y yo su putita, su nena putita, yo los miraba de costado, todos empezaron a decirme asquerosidades a lo cual yo solo hacia que si con la cabeza. El que me abría las nalgas comenzó a meterme su pija en la cola, primero la cabeza la sentí en mi ano, como jugando con mi agujerito, luego sentí que con todas sus fuerzas me la metió hasta el fondo, al principio me dolió muchísimo, pero después no paraba de gemir y gritar de placer, me agarro de la cintura y me empezó a cojer, a cojer sin parar, mientras los demás me hacían chupar sus pijas. Lo que también me excitaba mucho eran sus físicos, todos eran de un físico enorme, bien grandotes y musculosos. Yo, una pequeña nena de 1,70, contra ellos que el más bajo era de 1,80 y pesaba 90 kilos, me sentía que no podía escaparme, ni tampoco quería hacerlo. Mientras el otro me cogía, el dueño al cual se la estaba chupando me agarro de los pelos y me la hizo tragar hasta la garganta, con lo cual me atragante, me la saco e hizo lo mismo otra vez y así como 4 o 5 veces, después la tomo en sus manos y empezó a pegarme en la boca y en la lengua con su pija hasta que estallo en leche dentro de mi boquita. Yo se la seguí chupando, y mirando a los demás mientras seguían cojiendome me la trague toda la lechita.

El que me cogía me acabo dentro de la cola, y enseguida vino otro y me empezó a cojer la cola también. Mientras todo esto ocurría se reían y me decían lo putita que yo era, y yo no me negaba a nada y seguía diciéndoles que si con la cabeza, hasta que uno de ellos me dijo: decidlo, decir que si! que sois una putita! Yo empecé a decir: si, si. Y todos se reían y seguían pajeandose y aprovechándose de mí. Uno a uno paso por mi cola, y uno a uno pasaron por mi boca y manos. Yo solo quería que sigan cojiendome, me encantaba! Hasta que todos terminaron en mi boca, haciéndome y obligándome a que me tragara la lechita y se las limpiara con la boca. Yo a todo no me negaba, y cosa que ellos me decían que haga yo lo hacia sin decir nada, porque me re gustaba todo eso, y aparte me encanta que me dominen.

Cuando todos se sintieron satisfechos, me dijeron que me querían bañar, que me querían limpiar y que así no podía ir a la calle. Uno de ellos me agarro de la mano y me llevo al vestuario, todos vinieron y abrieron una de las duchas a la cual me metieron, y con sus manos me seguían tocando, me bañaban y me tocaban toda, me metían la mano bien adentro de la cola que la tenia roja de tanta pija y tanto placer, cuando terminaron me secaron, uno de ellos me alcanzo la ropita, y me vestí. No los quería mirar a la cara así que con la cabeza gacha espere a que alguno de ellos me dijera que me podía ir, entonces uno acercándose a mi oído me dice: Vas a volver no? Yo lo mire y le dije solamente que si. Así fue como me fui toda dolorida a mi casa a descansar. Desde ese día solamente de pensar lo que me hicieron me hace sentir que me encanta ser mujer.

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