Me cogió aquel mecánico simpático y atento
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Casualidades del destino…
Llevaba todo el día buscando zonas donde mi empresa poder construir hoteles, ya que trabajo en una cadena hotelera de nivel internacional y mis funciones son la de desarrollar y encontrar zonas, lugares donde mi compañía pueda edificar un hotel, resort, etc…
Se hacía de noche y desgraciadamente para mí me quedé tirada con mi coche y mi seguro no me cubría la zona donde estaba ya que era a más distancia de lo contratado, algo que no entendía y me cabreó, el caso es que estaba sóla…
¡¿Qué podía hacer?!
¡¿Me quedaría a dormir en el coche?!
De repente y como caído del cielo me vi recompensada, divisé a lo lejos unas luces como de un vehículo que se acercaba, casualmente una grúa y el conductor, un hombre de mediana edad educado que se paró y me dijo:
Buenas noches, señorita. ¿Tiene algún problema?, necesita ayuda.
- Si tengo un problema con el coche y no se que hacer, aparte el seguro dice que a esta distancia de casa no me cubre la garantía.
- No se preocupe voy a dar un vistazo.
- Gracias me llamo Eva.
- De nada yo soy Samuel.
Se puso a revisar el coche por varias partes y al final me dijo que era problema de radiador y de correa de distribución, y esas piezas hasta la mañana siguiente o unos días después no se podían arreglar ya que el taller más cercano era el suyo y estaba a unos 30 kilómetros y hasta mañana no abría ya, aparte había que pedir seguramente las piezas…
Cosas inesperadas de la vida…
Así que Samuel, se puso a preparar la grúa y el coche, para llevarlo a su casa hasta el día siguiente que lo llevaría a su taller. Cuando subió el coche a la grúa nos subimos a la parte delantera y salimos hacia su casa que estaba a unos diez kilómetros de allí y a unos dos kilómetros del pueblo.
Mientras íbamos camino hacia su casa hablamos de todo un poco, le conté de donde era, donde vivía, a qué me dedicaba y le dije también que era separada desde hacía dos años…
Samuel hizo lo propio me contó su vida resumidamente y me comentó que al enviudar de su mujer por una enfermedad, decidió venirse al campo y llevar otro tipo de vida más tranquila y que dejó la gran ciudad para encontrarse consigo mismo.
La verdad es que hicimos buenas migas y se notaba algo en el ambiente:
- Te prometo que haré cuanto esté en mi mano para arreglar tu coche y que puedas irte lo antes posible si así lo deseas…
- Gracias Samuel, aquí se está de lujo pero el deber me llama, jaja…
Le gustó oír su nombre de los labios de una desconocida de ciudad y siguió hablándome como si nos conociéramos desde siempre.
- Bueno, ¿Qué hacías tú a estas horas por estas carreteras solitarias?
- Trabajando, aunque ya había terminado y me volvía a casa. Trabajo en una empresa que monta hotelitos rurales y de todo tipo;
- ¿Y has visto algo interesante?
- Sí, hay zonas interesantes, creo que se puede montar algo relacionado con las aves y la naturaleza; la flora y fauna de esta zona es rica en variedad y matices.
Samuel me comentó que se vivía muy tranquilo en su zona y que pasó de estar en una gran urbe a vivir en un pueblo de apenas 1.000 habitantes. Yo le dije que cuando acabé mis estudios de turismo trabajé en todo lo relacionado con el sector ocio-turismo, hasta que entré en la empresa actual que estoy donde desempeño un cargo intermedio.
Llegamos a su casa y Samuel aparcó frente a una pequeña nave que había junto a su chalet, no parecía nada un garaje convencional y me dijo:
Este no es mi taller oficial, allí iremos mañana pero aquí tengo algo de herramienta y suelo mirar mis vehículos o los de los conocidos, veré que puedo hacer.
Mientras Samuel ojeaba de nuevo mi coche en busca de alguna solución intermedia, me dijo que lo esperara en el despacho y allí lo esperé sentada en unos sillones grandes de cuero negro muy bien conservados.
Después de varios minutos de repaso en mi coche, me comentó que al final era cosa de cambiar piezas nuevas porque las mías estaban rotas y que así no podía circular, por lo que hasta el día siguiente no se podía hacer nada, había que ver si se disponían de las piezas rotas o había que pedirlas y que las enviaran de fábrica.
Mira Eva te voy a ser sincero, en el pueblo no hay ni hostales, ni pensiones ni mucho menos hoteles y lo más cerca de eso está a cien kilómetros, ósea que si a ti no te importa puedes quedarte en mi casa a pasar la noche hasta que mañana veamos que hacer con tu coche realmente.
Tengo una habitación de invitados que nadie usa porque vivo sólo, si a ti no te importa puedes usarla..
- Muchas gracias Samuel, le dije entusiasmada.
- De nada Eva, es lo mínimo que puedo hacer por ti, no te voy a dejar que duermas en la calle, jaja.
Era muy tarde y aún no había cenado y estaba hambrienta, Samuel me ofreció una bata de baño limpia, toalla y ropa de sport por si quería ducharme y ponerme cómoda, a lo que accedí sin más.
¿Una noche romántica con un complete desconocido?
Después de una reconfortante ducha, nos pusimos a cenar tranquilamente con una buena botella de vino y entre risas y copas se fue pasando la noche.
Tras la cena nos sentamos en un amplio sofá que había en el comedor y allí nos tomamos un café delicioso seguido de una copita de wiski y junto a la chimenea que estaba encendida ya que aún hacía frío en la zona.
La casa era muy acogedora, no muy grande pero todo aseado y ordenado, muy limpia. Samuel me comentó que desde que se mudó aquí pues estaba muy tranquilo y bien pero que de vez en cuando se echaba de menos una compañía y si era femenina mejor que mejor. El techo abuhardillado era testigo de todo lo que allí se estaba cociendo y no era otra cosa que dos personas libres, maduras y con ganas de conocer, experimentar, disfrutar de la vida que pasa tan fugaz por cada uno de nosotros.
El sofá era tan grande y cómodo que se podía hasta dormir en él.
Las risas se volvieron sonrisas según forcejeaban suavemente y nuestros cuerpos se rozaban de vez en cuando.
Después de ducharse Samuel se había puesto un pantalón de chándal de algodón que le quedaba estupendo, realmente un hombre muy atractivo más alto que yo, moreno, ojos marrones, de tez morena y cuerpo fibroso probablemente por practicar algún deporte o por llevar alguna tipo de alimentación sana. Era el típico cincuentón atractivo, muchos chicos de veinte podrían envidiar su cuerpo.
No se si el alcohol si la chimenea o lo que era, pero me sentía cada vez más atraída por él. De repente un silencio se apoderó de ambos y cada uno sumido en sus pensamientos luchó contra sus instintos más íntimos, había una atracción entre nosotros, algo que ya no se podía parar y sin mediar ni una sola palabra nos abrazamos de repente y nos besamos apasionadamente.
A principio nos quedamos algo cortados los dos, pero supimos reaccionar y no fue de otra manera que conocer nuestros cuerpos a la luz de la chimenea, era algo mágico, romántico, excepcional…
Atracción fatal…
Nos desnudamos lo más rápido posible y nos fundimos dos en uno, hicimos el amor varias veces de mil formas posibles, tuvimos varios orgasmos y al final nos dormimos juntos y abrazados cuál película de hollywood.
A la mañana siguiente al despertarnos nos dimos un abrazo muy cariñoso y de complicidad, nos duchamos juntos haciendo realidad nuestras fantasías más íntimas y después de gozar irremediablemente bajo la fina lluvia de la ducha, desayunamos para retomar energías.
Después del desayuno salimos en busca de las piezas que le hacían falta a mi coche pero por suerte o por desgracia para mi no habían en el taller de Samuel y las pidió para que las trajeran lo antes posible, pero era una cosa que vendría en un par de días o tres mínimo.
Sólo quiero contaros que los días que estuve en casa de Samuel esperando mientras traían las piezas nuevas de mi coche, fueron los más increíbles que he tenido junto a un hombre y que sentí orgasmos que nunca creí de poder tenerlos, fueron experiencias una tras otra y es algo que nunca olvidaré.
Por cierto sólo deciros que después de un año y medio en el pueblo de Samuel mi empresa construyó un hotelito rural…
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