Me cogí a la hija de mi sobrina Michell
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Hola, les traigo un nuevo relato. Me llamo Arturo, tengo 46 años y este relato es 100 % real. Mi sobrina Michel se vino de otro país porque no le alcanzaba el dinero que ganaba y le pidió a mi madre si podía dejar a su hija Rebeca, de 18 años, con nosotros. Mi madre aceptó. Rebeca es una chica de piel blanca y cabello. Es muy inocente. Bueno, todo comenzó cuando mi mamá me dejó solo en casa porque tenía una emergencia. Yo estaba en mi cuarto con la puerta medio cerrada cuando puse un canal porno y empecé a hacerme una buena paja pensando en mis sobrinas. De las veces que me la he cogido, estaba tan concentrado que no escuché. Cuando Rebeca llegó, vi una sombra: era Rebeca, que me estaba espiando. En eso me la agarré más fuerte y le dije su nombre.
—Rebeca, te quiero coger —me vine diciendo.
Ella se fue rápido a su cuarto.
Pasaron los días y ella no me hablaba.
En eso, mi mamá me manda al súper y le dice que me acompañe en el viaje. Le digo: Le pregunto qué le pasa conmigo, si se ha atrevido a decirme que me vio haciéndome una paja en su nombre, ya que ella no se atrevió. Le digo que la he visto cuando me masturbaba. Ella me dice que sentía pena, que no fue su intención espiarme, que no se pudo contener y sintió algo extraño al verme hacer eso. Le pregunté si había estado con algún chico y me dijo que no. Entonces le propuse que estuviera conmigo y seríamos solo nosotros dos. Ella aceptó. Entonces me dijo que tendríamos que esperar a que estuviéramos solos, como ese día. Le dije que mi mamá siempre me dejaba solo los martes. Está bien, yo el martes salgo temprano del instituto.
Mi madre salió como de costumbre ese día. Me dijo que llegaría tarde, ya eran la una. Cuando llegó Rebeca del instituto, me abrió la puerta, le di un beso y ella dijo: «Qué rico besas, Arturo». Nuestras lenguas se entrelazaban cuando bajé su mano y la metí por su falda. Empecé a masturbarla mientras ella apretaba las piernas. En eso, le dije que se quitara toda la ropa. Mi pene estaba muy duro, solo pensaba en quitarle la virginidad. La acuesto en mi cama y empiezo a hacerle el amor. Le hice sexo oral y no tardó mucho en tener su primer orgasmo.
—Dios mío, qué rico —dijo—. En eso yo le dije que si se atrevía a hacerme lo mismo y me respondió que no sabía qué hacer.
—No te preocupes, yo te diré lo que tienes que hacer —le dije—. Imagínate que es una chupeta.
—Está bien, lama la puntita, Arturo —dijo ella.
—Sí, mi amor, trata de metértela en la boca, hacías —le dije.
—Qué bien lo haces. Se ahogó un poco, casi vomita.
—Es suficiente. La acosté en la cama, te va a doler un poco al principio, pero está bien. Trataré de aguantar. Empiezo a rozar la entrada de su vagina. Ella solo me decía que lo estaba sintiendo rico. Lo que le estaba haciendo. En eso meto la punta de mi pene y ella trata de cerrar las piernas.
—No te preocupes, amor. El dolor se te pasará.
En eso sigo metiendo mi pene. Ella me decía que le dolía mucho.
En eso, de un solo empujón, se la meto. Ella gritó.
En eso, la beso para calmarle el dolor. Ella me abrazó y me dijo:
—Rebeca, estás bien, solo un poco adolorida.
En eso, empiezo con el mete y saca. Ella solo decía: —Qué sabroso se siente, ¿quieres que te lo meta suave o duro?—le pregunté. » En eso la embisto con fuerza, y ella me dice: «Es eso, me voy a orinar. No aguanto más.
» Se viene en su segundo orgasmo. Yo casi vengo también. Le digo que monte en mi verga. Ella se la mete sola y empieza a cabalgar.
»Está toda excitada, ya no aguanta más y me viene dentro de su vagina. Nos abrazamos y nos dimos un beso que duró unos tres minutos.
Desde ese día, todos los martes me la cojo, solo esa primera vez. Le acabo dentro, pero siempre termino fuera. Ya tenemos un mes teniendo relaciones. Bueno, hasta aquí este relato. Luego les seguiré contando.
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