Me cogí a 14 hombres diferentes en un día, busco lo que mi marido no me puede dar
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Muchas veces escuché hablar de la resistencia de una mujer para el sexo, me enteré que una mujer chilena había tenido sexo con 13 hombres diferentes en un día y que en cada unión había tenidos dos o tres orgasmos. Picada por esa nota, me decidí a probar mi resistencia, le comenté a mi esposo con la idea de ver mi resistencia, nos pusimos de acuerdo y un día domingo decidimos dedicarlo al sexo, fue todo un fracaso, porque de las 7 de la mañana hasta las 10 de la mañana, solo pudimos hacerlo tres veces y, el pobre hombre ya no daba mientras que yo andaba todavía excitada y sedienta de recibir más.
Entonces me decidí que mediría mi resistencia sin que él lo sepa, así un día desperté a las 6 de la mañana y prácticamente obligué a mi esposo a hacerme el amor de una manera loca, fue fantástico, tuve dos orgasmos; esa fue la primera del día. Me bañé y salí faltando hora y media para ingresar a mi trabajo, tomé un taxi y coqueteé con el chofer, lo puse cachondo y me propuso ir a un motel, acepté e hicimos el amor como locos, tuve tres orgasmos fantásticos, de ahí el chofer me llevó a mi trabajo.
Al llegar a mi oficina (soy abogada litigante) encontré que me esperaba un cliente, era un joven que estaba en proceso de divorcio, yo me hallaba con falda y, con el apuro de salir del motel, había olvidado mi ropa interior, así que cuando me senté de manera descuidada, el cliente vio todo el panorama y con sorpresa en los ojos me lanzó un comentario indicándome que era muy bella, no perdí la ocasión y cerrando la puerta de mi despacho y poniéndole mi mano en su paquete, le dije que si realmente me hallaba bella debería demostrármelo, sin pérdida de tiempo me tumbó en el sofá y me desnudo para penetrarme previo sexo oral, lo cual me excitó bastante y me hizo el amor hasta hacerme gemir de manera irresistible vaciándome toda su leche.
Fue la tercera ocasión que tuve otros orgasmos maravillosos y solo eran las 9:30 de la mañana. Despedí a mi cliente y entré al baño a lavarme un poco, porque con lo del chofer y mi cliente, mi vagina estaba llena de leche. Después me fui por tribunales a revisar algunos de mis casos, ahí me encontré con un amigo al que lo deseaba de antes y, a propósito le coqueteé, charlamos un poco y como mi charla era provocativa, lo calenté y me propuso ir a su oficina, lo cual acepté gustosa sabiendo que sería el cuarto del día.
En su oficina, despachó a su Secretaria y asegurando la puerta se abalanzó sobre mí subiéndome la falda y bajando mi tanga hundió su boca en mi vagina haciéndome vibrar de placer con un orgasmo prolongado, seguidamente me penetró de una manera desesperada acabando dentro de mí en dos oportunidades y yo, teniendo un orgasmo múltiple. Pasado el momento, nos despedimos con un beso y la promesa de repetir la acción.
Miré mi reloj y eran las 10:40. Deseosa de seguir en mi propósito de medir mi resistencia, volví a Tribunales y solicité Audiencia con un Juez que siempre se me andaba insinuando y nunca le tomé el apunte. Indiqué que solicitaba una audiencia privada y, el Juez como andaba baboso por mí ordenó que nadie molestara mientras yo me hallaba en su despacho, no perdí tiempo y una vez que cerró la puerta, lo abracé y lo empecé a besar acariciándole su sexo, sentí que su miembro creció y quería reventar el pantalón, no aguantándose el Juez se bajó los pantalones y subiéndome la falda me penetró de parados (yo prevenida ya me fui sin tanga) al penetrarme en esa posición, por la fuerza del impulso en la penetración, me levanto del suelo y resulté colgada de su miembro dentro de mi vagina, me acostó en el suelo y acabó dentro de mí después de hacerme sentir un orgasmo mayúsculo, después me dio vuelta y me penetró por el ano haciéndome gemir de dolor y placer (era la primera vez por el ano) acabando nuevamente inundándome todo el culo.
Nos despedimos y me agradeció que por fin le haya hecho caso. Mi reloj marcaba las 11:30 y yo ya había tenido cinco relaciones sexuales acompañadas de unos diez orgasmos por lo menos, me hallaba un poco aturdida porque la cabeza me pesaba un poco. Volví a mi oficina y como era medio día, llamé a mi esposo diciéndole que no iría a almorzar a casa por un compromiso de trabajo. Estuve pensando con quién lo haría por sexta vez, debería ser cautelosa.
Así que, a las 12 saliendo de mi oficina fui a almorzar a un restaurante cercano, ingresé y traté de elegir una mesa donde esté sentado un hombre, ubiqué a mi candidato, era un desconocido de mediana edad. Pedí permiso para sentarme en su mesa y conversando me contó que era un teniente de policía que estaba de civil por ser su día de permiso, inicié una charla caliente y le comenté que me hallaba insatisfecha con mi vida sexual y que no había tenido un hombre que realmente me haga sentir, él captó el mensaje y me invitó a acompañarlo a su garzonier.
Sin servirnos el almuerzo nos fuimos a su garzonier que no se hallaba lejos y, ahí me hizo el amor enseñándome que era un buen amante, me la hizo tres veces seguidas dando muestras de una virilidad envidiable y nuevamente sentí orgasmos fatales que casi me hacen desmayar. Después, charlando, le confié que me hallaba tratando de probar mi resistencia sexual y que quería batir el record de la chilena (13 veces en un día) y le conté que él era el sexto del día.
Me preguntó si todavía me quedaba aguante porque él podría ayudarme, le dije que sí. Entonces me propuso llamar a sus camaradas uno a cada hora, eran las 13:30, acepté. Él me dijo que se retiraría del garzonier y que cuando sonara el timbre abriera porque llegaría el primero. Así, después de unos veinte minutos de nerviosa espera llegó un coronel apuesto, quién me dijo que lo había invitado su amigo a pasar un buen momento, le dije que así sería, yo me encontraba tan solo con la tanga y no le costó mucho trabajo sacármela para que después me penetrara de una manera ardiente, éste había sido de aguante porque intercalaba el sexo oral con la penetración, lo cual me hacía gemir y sentir hasta que acabó inundándome completamente la vagina, era el séptimo, lo cual me dio fuerzas para continuar porque me hallaba empecinada en superar a la chilena.
Se fue el coronel y después de un rato llamaron a la puerta, abrí y era un sargento de uniforme y era de color. Me excité al saber que un ?negrito? me haría el amor, lo cual era una de mis fantasías sexuales, lo cual le dio más sabor a nuestro encuentro. Lo desnudé y me sorprendí con el tamaño de su miembro, los demás los tenían ?normales? pero éste lo tenía parece de unos 35 cm y era anormalmente grueso, lo cual me acobardó un poco, pero como tenía que continuar adelante, lo primero que hice fue meterlo a mi boca, chuparlo y gustarlo, esto me excitó al extremo y le pedí que me lo metiera de un solo golpe, sin piedad alguna, así lo hizo y me hizo gritar porque parece que me había perforado por dentro y mi vagina quería explotar porque no podía contener miembro tan grueso, después con el movimiento de meter saca, mi vagina se acostumbró y fue la octava penetración del día y la más hermosa de todas las demás, me hizo vibrar de placer causándome unos orgasmos indescriptibles hasta que terminó con toda su leche en mi vagina que rebalsó.
Después, sacando fuerzas de flaqueza le pedí que me lo haga por el ano lo cual fue accedido y gocé nuevamente sintiendo ese miembro hermoso dentro de mí. Se fue mi amante negro, miré mi reloj y eran las 16:00. Yo me hallaba ya casi extenuada después de haber tenido tantos orgasmos y, también los labios de la vagina se hallaban un poco adoloridas pero recién había sido ocho, me quedaban por completar cinco para igualar a la chilena. En eso volvió el teniente y me comentó que el sargento y el coronel le habían pedido mi número de celular para llamarme, a lo que me negué porque solo por ese día estaría con otros hombres porque era casada, todavía me sobraba decencia. Entonces el teniente, me invitó a entrar a la ducha con él porque nuevamente quería disfrutar conmigo, nos metimos a la ducha y, el agua fría me fortificó.
Salimos de la ducha y ya en la cama, el teniente me empezó a besar todo el cuerpo deteniéndose en mi ranura chupando mi clítoris, lo que me hizo lanzar gemidos de placer y desear nuevamente ser penetrada, me hizo el amor en todas las poses posibles, la que más me gustó fue cuando me penetró mientras él se hallaba parado y me volcó cabeza abajo sujetando mis piernas sobre sus hombros, era una posición especial para equilibrista, pero sentí un placer incontenible, ese fue el noveno coito que tuve y eran las 17:15. Nos despedimos y me fuí a mi oficina.
Llegando a mi oficina, me encontré con un antiguo amigo que había ido a buscarme para solicitarme que le preste algo de dinero porque tenía una urgencia. Me dijo que me devolvería lo antes posible a lo que le contesté que le prestaría el dinero sin reembolso si él me hiciera el amor ese instante. Este amigo no lo dudó y me agarró de las lolas desgarrando mi vestido, su emoción era tanta que se desvistió al rato y me tendió en el piso sujetándome del cabello para que le chupara el miembro, el que me lo metió en la boca estando él arrodillado sobre mi cabeza, no tuve más remedio que tragarme su pene, lo cual me agradó mucho y me puso cachonda, cuando me penetró sentí que mi clítoris y mi vagina ya se hallaban a punto de explotar por el ?trabajo? de todo el día, pero igual lo disfruté y llegué al orgasmo, él también se vació todo en mi vagina, fue el décimo del día.
A estas alturas me hallaba realmente debilitada, porque tampoco había almorzado ese día, me encontraba exhausta y aún me faltaban cuatro para llegar a trece y cinco para superar a la chilena. Cerrando mi oficina me fui a un snack a tomar un batido de cerveza negra con huevo para fortificarme, me tome tres vasos. Ahí solicité un radiotaxi con la mente puesta en el chofer que sería mi undécima ?víctima?.
Vino el móvil, me recogió y dentro el auto simulé un desmayo, el chofer se asustó y trató de llevarme a una Clínica y, le dije que solo quería descansar y que me llevara a un hotel, con ese ardir logré que el chofer me lleve a un hotel donde le solicité que me acompañara hasta la pieza porque no podía tenerme en pie. El, todo solicito y asustado sujetándome con sus brazos me introdujo en la pieza tendiéndome en la cama, fue ahí donde lo cogí del cuello y lo tendí a mi lado, prácticamente lo violé, él se dejó llevar por mis impulsos y finalmente me hizo el amor de una manera salvaje hundiendo su pene en varias oportunidades en mi vagina que ya sufría un poco por el trajín, pero igual sentí otro orgasmo de locura.
Después salimos juntos y le pedí que me dejara en una plazuela cercana. Eran las 19:00, llame por el celular a mi casa diciendo que tenía una reunión urgente y que tardaría en llegar. Me senté en un banco un poco exhausta y, en ese ínterin se sentó a mi lado un hombre alto y robusto y me preguntó que hacía sola ahí sentada. Le dije que esperaba a mi novio pero que al parecer me plantó, entonces él comenzó a galantearme a decirme que mi novio era un tonto al perder una cita con una mujer tan hermosa pero que él podría reemplazarlo. Así charlando y coqueteando, me llevó a su auto y nos fuimos a un motel donde me trató con toda caballerosidad, había sido un tipo muy ceremonioso para hacer el amor, cosa que me agradó y éxito mucho.
Me sirvió champán y con suma delicadeza, besándome en la boca, en el cuello y los hombros me desnudó pero, esa su caballerosidad y ceremonial acabó cuando me penetró, porque después de no dejar centímetro de mi cuerpo sin lamerlo, me penetró desesperadamente y acabó en dos oportunidades haciéndome sentir igual cantidad de orgasmos, pero orgasmos ya debilitados.
Acabado mi décimo segundo coito, le solicité a mi amante casual que me deje en el motel para descansar un rato y, él se marchó. Me quedé en la pieza, traté de dormitar un poco en la oscuridad cuando sentí que abrían la puerta, me baje de la cama y me escondí tras la heladera. La persona que entró era el muchacho de la limpieza, encendió la luz y vio sobre la cama mi ropa toda tirada y alzando mi tanga se la llevó a la nariz para olerla cerrando sus ojos, soñando tal vez con lo que protegía esa prenda.
Yo aproveché ese momento para salir de mi escondite y cerré la puerta, el muchacho se sorprendió al verme desnuda, era un joven de unos 17 años (olvidé decir que yo tengo 30 años) que se puso nervioso, yo me le acerqué y quitándole mi tanga de su mano lo empuje a la cama y ahí me senté con mi vagina sobre su cara diciéndole: ?mejor que oler la tanga es oler directamente su contenido?, él no se dejó rogar y comenzó a chupar y lamer mi raja pasando por la vagina y el clítoris que lo chupó de una manera exquisita. Después se desvistió nerviosa y desesperadamente mientras yo ya lo esperaba tendida en la cama con las piernas bien abiertas ofreciéndole mi vagina que fue penetrada con la furia de un muchacho que por primera vez tenía una mujer en sus manos, no duró mucho y acabó con un chorro caliente en mi vagina, pero me hizo sentir dos orgasmos maravillosos.
Después me confesó que fue su primera vez. Estaba emocionada por haberme mandado a un virgen como el amante número trece del día. Salí del motel caminando como borracha y mareada pero satisfecha por haber igualado la marca de la chilena, 13 coitos con amantes diferentes en un día y, con el aditamento de dos penetraciones anales. Eran las 20:30, muy tarde, cogí un taxi para ir a mi casa y, en el camino, tuve la tentación de hacer caer al taxista para superar la marca de 13, pero el llamado de mi marido preocupado por mi tardanza al celular, me hizo desistir.
Así llegué a casa toda rendida y, al decir de mi marido, con los ojos hundidos, la cara pálida y el cuerpo tembloroso, le dije que tuve un día muy cargado de trabajo por lo cual me hallaba cansada. Todo cariñoso mi marido me llevó a la ducha en sus brazos indicando que un baño me repondría, además necesitaba una ducha urgente porque me hallaba toda inundada de semen en la vagina. Saliendo de la ducha, mi marido me llevó a la cama donde me dio de tomar una bebida energizante y diciéndome que él me daría otro remedio certero para el cansancio del trabajo.
Seguidamente se desnudó y metió a la cama, me llenó de besos, felicitándome por ser una mujer admirable por trabajar hasta el cansancio. Después de esos homenajes, comenzó a acariciarme y besarme por todo el cuerpo deteniéndose en mi raja para lamer mi clítoris que tardó un poco en reaccionar a las caricias (lógico, también se hallaba agotada), con todo cariño me abrió las piernas y me penetró, ese momento sentí una explosión dentro de mi cuerpo y mi cabeza, estaba a punto de sentir un orgasmo cuando me desmayé y solo recuerdo que desperté al día siguiente en brazos de mi esposo, quién me contó que durante el coito perdí el sentido y me dormí como un tronco.
Es así que superé a la chilena, ya que con el último coito que tuve con mi esposo, a pesar que me desmayé, tuve 14 coitos durante el día y fueron coitos muy gratificantes porque sentí los orgasmos. Después de esa experiencia, a la que me enfrenté sin preparación alguna, ahora pasados tres meses, me hallo tomando vitaminas y fortaleciendo mi organismo para que un día de estos me decida a superar mi marca sin llegar a desmayar.
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