Le depilé la conchita a mi hermana

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En mi familia somos mis padres, mi hermana y yo. Crecimos en un ambiente en el que las convivencias eran bastante sanas, sin morbo. Muchas veces vimos a mamá o a papá desnudos, algunas ocasiones cuando íbamos al río y en otras en casa.

Viviamos en una zona rural bastante agradable donde se convivía con la naturaleza, donde todos los habitantes del pueblo nos conocíamos.

Igual con hermana muchas veces nos vimos desnudos. Cuando regresábamos de la escuela teníamos que atravesar un río de agua cristalina y pasábamos a bañarnos, lo hacíamos sin ropa porque para nosotros era natural vernos desnudos.

Nuestros padres nos mandaron a la ciudad más cercana a estudiar la universidad, nos alquilaron un departamento.

Una tarde escuché a mi hermana, que para ese entonces tenía 19 años y yo los 18 recién cumplidos, lanzar un grito de dolor, por lo que fui inmediatamente a su habitación y la encontré sentada en la orilla de la cama, abierta de piernas. Me dijo que se estaba depilando la vagina y se cortó porque se le ocurrió utilizar una navaja de afeitar, de las que usaban los peluqueros, en lugar del tradicional rastrillo.

La ayudé a limpiarse la sangre. Se había cortado el labio externo, aunque era una herida pequeña, se asustó. Iba a retirarme de su habitación cuando me pidió que la ayude a depilar su zona genital. A pesar que habíamos crecido viendo nuestros cuerpos, por primera vez tuve una erección, quizá porque vi de cerca su vagina, con abundante vello y sus labios se veían apetecibles.

Una vez que terminé mi labor, me retiré a mi cuarto. Llevaba una erección que amenazaba con romper mi ropa de estar en casa. Una vez que cerré la puerta, me desnudé y comencé a masturbarme. Estaba de lo más concentrado cuando de pronto vi a mi hermana parada en la puerta, con una sonrisa.

Bastante sorprendido solo acerté a preguntarle qué se le ofrecía, además de comenzar a buscar mi ropa. Sin decir más, mi bella hermana se acercó diciéndome, déjame ayudarte a calmar esa calentura que te tiene así y que estoy segura es por mi culpa, porque desde que llegamos a la ciudad, a estudiar la Prepa y ahora la Universidad, dejamos de vernos desnudos.

Mi hermana Sara, que se llama igual que mi abuela, se hincó y agarró mi erecto pene, comenzó a hacerme una paja, para después besarlo todo, desde la punta hasta los huevos y vi como se perdía dentro de su boquita. Me estaba dando una mamada fenomenal que le avisé que de seguir así, no tardaría en eyacular y me dijo: quiero toda tu leche en mi boca.

Me vine en su boca, se tragó hasta la última gota. -Qué rico hermanito, deseaba tanto este momento. No vi en que momento mi hermana se desnudó. Vi sus hermosos pechos que terminaban en una aureola color cafe y en puntiagudo pezón. La abracé y comencé a besarla, entrelazamos nuestras lenguas al tiempo que mis manos recorrían su hermoso cuerpo y apretaba sus lindas nalgas.

La recosté en la alfombra y comencé a pasar mi lengua y a besar todo su cuerpo. Me tomé mi tiempo besando y mamando sus senos, son una delicia, ella daba unos leves gemidos mientras su vagina estaba que rebalsaba de sus jugos cual néctar desean las aves día con día. Cuando mi lengua llegó a su vagina y se abrió paso entre sus labios, Sarita me agarró la cabeza con sus manos como queriendo fundir mi cara con su recién depilada vagina que olía rico y tenía un olor agradable y fue cuando tuvo un orgasmo que la hizo gemir y a suplicarme que la penetrara, que quería sentir mi verga dentro.

Nos la pasamos cogiendo toda la tarde. Mi hermana disfrutó y también me hizo disfrutar de lo más lindo. Me contó que le encantó que le mamara el culito, me pidió que siempre le meta la lengua. Ya tenemos más del año y medio de disfrutar de nuestros cuerpos, vivimos como esposos y cuando salimos a sitios alejados nos comportamos como tal.

Mi hermana me ha contado que conoció a un médico, que le gusta y quiere intentarlo con él, pero que nuestra vida íntima continuará sin cambios. Estoy convencido que ella necesita ser feliz y hacer su propia vida, eso me llena de gusto y lo importante es que también construya su propia familia, su hogar.

Mientras ese cambio se da para bien de mi hermanita, seguimos teniendo nuestros encuentros sexuales, disfrutando de nuestros cuerpos, de nuestro amor, de nosotros.

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