Un amigo nos invitó a otro amigo y a mi a pasar unos días del mes de agosto en su chalet familiar, estaba en la periferia de una urbanización de chalets muy desparramados y la parte trasera daba al monte, en la parte delantera había una piscina, césped, bancos mesa y sillas y barbacoa. Era muy bonito, acogedor y apacible llegamos un viernes junto a sus padres y una hermana menor que el, la familia iba en su coche y Carlos, Roberto y yo viajábamos en el mío. llegamos y nos acomodamos en los dormitorios que nos asignaron, en la planta alta (había 4 dormitorios y 1 baño y 2 dormitorios, salón, cocina y 1 baño en la planta baja).
Después de enseñarnos todos los compartimentos e instalarnos todos bajamos al jardín donde había un gran árbol que daba buena sombra y allí nos sentamos al frasquito que daba el césped al rato nos dijo Antonio (padre de arlos) que encendiésemos la barbacoa que había traído buena carne y no quería que se pusiera en mal estado, así lo hicimos entre los tres amigos y nos volvimos a sentar en el jardín mientras el carbón se iba quemando, Carlos entró a la cocina y dijo que no había cervezas frías y que había que ir a comprar, subimos los 3 a mi coche y fuimos a ello a un gran chalet en el que había de todo.
Compramos bebidas y pan y algunas cosas mas y regresamos, nos sentamos otra vez en el jardin y nos tomamos unas cervezas bien frias, las otras las metimos en el frigorifico. Llegó la hora de que la carne estaba lista y nos pusimos a comer.
Al dia siguiente la madre de Carlos nos preparó una paella estupenda y así pasamos el fin de semana. El domingo nada mas acabar de comer Antonio tenía que regresar porque el lunes trabajaba (tenía un pequeño negocio), nosotros quedamos alli y nos dedicamos a explorar los alrededores y un rio que discurría cerca relativamente.
Paso la semana y el viernes por la tarde regresó Antonio pero venía con una guapa mujer, la tia Martina, era hermana de Isa (la madre de Carlos) y venía a quedarse a pasar también unos días allí, una mujer voluptuosa de tipo agraciado y pelo negro, liso y le llegaba por la cintura tenía 43 años (según me enteré después) y era separada y tenía un niño de 9 años que se había ido a la playa con sus abuelos.
La tia Martina, así la llamaban todos; se instaló en la planta alta al igual que los tres amigos, su habitación daba al monte igual que la mia y entre ambas solo había el baño. Era muy buena cocinera y nos preparaba unos platos exquisitos pero también era muy marchosa, no era de estarse quieta allí, en el chalet. Después de cenar preguntó ¿Quién viene al pueblo a tomar algo?, nadie respondió, y dijo riéndose “vaya juventud, no valéis para nada” mirándome a mi me preguntó ¿ya conoces todo esto? y le dije que al pueblo no había ido todavía – ya tengo quien me acompañe- me dijo y yo algo incomodo por el silencio de los otros le dije que vale, continuamos por allí charlando y riendo.
Carlos se arrimó a mi y me dijo en bajito – no sabes la que te ha caído, es una pesada, no para de hablar y no se cansa nunca-, al cabo de un rato entró la tia Martina a la habitación, se cambió de ropa y salió al poco con su bolso y un vestido fino pero hasta los pies, me dijo ¿nos vamos? yo me levanté y fui hacia mi coche, nos subimos en el y arrancamos.
Ella me iba guiando ya que yo no conocía aquello al cabo llegamos al pueblo había como 4o5 kms, al llegar lo primero que había un restaurante con una gran terraza que estaba llena de gente y dos o tres casas mas adelante un pub , paramos el coche allí y entramos al pub, solo había 6 o 7 clientes pero al poco se iba llenando, pedimos uns copas y nos sentamos. Empezamos a conocernos, nos contamos cosas nuestras así tomamos varias copas y nos entonamos un poco, pusieron una música que la gustaba y me invitó a bailar, rechacé la invitación porque soy muy torpe y salió ella sola a la pequeña pista.
Empezó a bailar con un meneito muy sexy que acentuaba cuando me miraba a mi
Me hacía señas con un dedo para que fuese pero me negué nuevamente, yo pedí otra copa y ella permaneció bailando como 1 hora, se ponía frente a mi y contorsionaba el cuerpo provocandome para que fuera a bailar pero permanecí sentado al rato volvió al asiento y me dijo -hijo, que soso eres- me disculpé y seguimos charlando y riendo, me comentó que hoy se comería a alguno que llevaba mucho tiempo sin chicha, yo me quedé mirandola sorprendido y le dije – si es por eso me ofrezco para que me comas- por si era una invitación,ella dijo -espera que queda mucha noche y seguimos bebiendo y ya sin ningun pudor hablabamos de sexo abiertamente.
Le dije que como es posible que una mujer tan potente como ella podía decir que no tenía sexo y me dijo que no lo sabia pero que llevaba dos meses sin follar y solto una fuerte carcajada, no todos me ven como tu, cielo, pues no imaginas lo que podia hacer yo en ese cuerpo, nuevamente se echo a reir y me dijo no te fies que yo también llevo mi fiera dentro y nueva risa. Volvimos a pedir otra copa,y otra y otra ya estábamos bastante perjudicados por el alcohol, tenian la musica muy fuerte y se acercaba mucho a mi para hablarme, en una de esas la di un beso en la boca que ella aguantó y me dijo que tranquilo que había mucha noche por delante, me preguntaba que planes tendria que ya me había dicho eso dos veces pero me hablaba casi susurrando con la voz entrecortada, intuí que se estaba poniendo cachonda y mi pene empezo a hacerse notar.
Cada vez había mas acercamiento y nos cogiamos la cara nos volvimos a besar (esta vez mas formalmente), nos cogiamos las manos y en ese plan estuvimos el resto de nuestra estancia en aquel pub.Es cierto que hablaba mucho pero era muy agradable y simpatica, me hizo muy amena la velada, ella decía que yo era muy divertido y que se reía mucho conmigo.
En un momento dado le metí la mano entre las piernas por encima del vestido y ella las apretó, nuevamente sonó una musica que le gustaba y me cogió de la mano y me dijo ahora no te puedes negar y tiró de mi hacia la pista me puse a bailar y mas que bailar hacía el ganso y ella se reía – al fin he conseguido que te muevas- me dijo y yo le conteste en todos los sitios me muevo igual y eché una carcajada, nos sentamos a tomar otra copa y ya apagaron las luces de la diminuta pista de baile anunciando que iban a cerrar.
Subimos al coche e iniciamos la marcha de regreso al chalet, a unos 100 metros de carretera había un camino que iba un rato paralelo a la carretera y luego se metia por el monte me dijo -vamos por ese camino mejor- yo no dije nada y tomé el camino era algo mas largo que la carretera pero atravesaba un paisaje que debía ser precioso. Llegamos a un alto en el que había como un ensanche y me dijo que parase ahí, lo hice y dijo – mira que vistas hay desde aquí- se veian varios pueblos y dos urbanizaciones, el rio y una especie de laguna junto a el.
Le pregunté que era un nucleo urbano que estaba a nuestra derecha señalando con el dedo y el brazo extendido y se metió mi dedo en su boca y empezó a chuparlo obscenamente, me puso a cien y le metí la mano bajo el vestido, ella se abrió de piernas para facilitarme la llegada a su coño le metí la mano por la braga y toqué un bosque inmenso, era muy peluda, le introduje el dedo en la raja y empece a acariciarlo.
al cabo de unos 5 minutos me dijo – vamonos que estaremos mejor en la cama, me estoy poniendo muy bien y soy toda fuego-, de mala gana pues yo estaba que reventaba arranqué y continuamos viaje, ella llevó su mano a mi tranca y empezó a manosearla y así fué hasta que llegamos, yo llevaba el pene tieso y muy duro (hice como que revisaba algo en la guantera hasta que bajó a su estado de reposo aunque no del todo). Me dijo antes de entrar -cuando estén todos acostados ven a mi habitación que te voy a explicar algo- y en eso quedamos, en el jardin estaban Carlos, Roberto y sara (la hermana de Carlos) ella estaba a lo suyo en una tumbona oyendo musica. Roberto preguntó ¿lo habeis pasado bien? dijimos que si y yo me senté junto a ellos, tia Martina se fué a su habitación. No se me iba de la cabeza el plan que teniamos y al poco rato dije – me voy a dormir- me dijeron -anda vete que vienes bueno- y se echaron a reir-
Me despedí y subí las escaleras a mi dormitorio
Echado sobre la cama con el torso desnudo y un pantalón corto de verano solo esperaba que ya no se oyera la conversación en el jardin y se me hacian eternos los minutos. Esperé un rato mas y les oí decir que iban a dormir, oí como entraban en sus habitaciones y aún tuve que esperar un rato para darles tiempo a dormirse,cuando reinaba el mas absoluto silencio salí al pasillo como si fuese al baño pero no vi a nadie y fuí derecho a ver a tia Martina, abrí con rapidez su puerta, entré y cerré. Ella estaba encima de la cama solo con las bragas puestas, la luz apagada y se veia con el resplandor de las farolas de la calle. Tenía dos melones hermosos, algo caidas pero bellas, me eché a su lado y empece a acariciar sus pechos, luego le chupé los pezones y ella ronroneaba, le quité las bragas quedando a mi vista aquel espeso “felpudo” que de inmediato comencé a acariciar y le introduje dos dedos dentro, ella daba pequeños gemidos, nos besamos un rato largo sin quitar mi mano de su coño.
Me puse de rodilla sobre sus pechos e intoduje el pene entre aquellas dos tetas, ella las apretó con sus manos y empezó a restregarlas cotra mi maza, yo culeaba de atras adelante y le llegaba a la barbilla en ocasiones ella arrimo su boca y dejó que entrase en ella, comenzó a chuparme como una loca y a darme algún mordisquito en el capullo, fui retro cediendo hasta llegar a su coño, ella se abrió de piernas todo lo que pudo y se la metí dentro, debía ser verdad que llevaba algún tiempo sin follar por que cuando toque su coño con la punta dio un gemido y al apretar para introducirla igual iba dando gemidos cortos. Comencé a bombear y a los dos minutos o así empezó a apretarme con sus brazos y a gemir mas fuerte y largo, le tuve que tapar la boca con mi mano para no despertar a todos. Se corrió entre ahogados ays y mucho jadeo y se quedó quieta diciendo -hostias, hostias, que gustazo-, yo seguía a lo mio pero creo que por culpà del alcohol tardé un poco en correrme.
Ella comenzó a menearse nuevamente y esta vez tardó menos que la otra gritaba de placer a la vez que se corría en un largo quejido que nuevamente tuve que taparla la boca y respiraba con bastante agitación y dificultad por la nariz. al rato se quitó de esa postura y se puso a 4 patas me dijo -elije- y se la metí en el culo, ella se apretaba contra mi con fuerza y yo bombeaba con rabia, nuevamente empezó a dar esos gemidos se apreto mucho a mi (casi me tira hacia atras) y gemia ah, ah, ah, ah aaaaahhh y se corrió nuevamente. Yo estaba ya en la recta final y se la metí en el coño (le tuvo que llegar muy adentro por el grito que dió) al poquito me corrí dentro de su peludo coño dejandome en un estado de placer que no controlaba mi cuerpo, ella tambien gemia cuando eyaculé.
Nos dejamos caer a un lado pero sin sacarla, tal como estábamos, y así permanecimos un buen rato hasta que se me aflojó la estaca y se salía del coño, entonces ella salió al baño y cuando regresó ella fui yo a lavarme, entré en el dormitorio de ella, le di un beso largo y le dije hasta mañana y fui a mi dormitorio, sudaba mucho por lo que estuve un rato asomado a la ventana para tomar el fresquito de la madrugada y refrescarme.
A la mañana siguiente me levanté tarde y tia martina estaba en la cocina haciendo la comida, nos dimos los buenos dias y me preguntó si quería café, le dije que si y me sirvió una taza a la vez que me decía -eres un toro- y tu no te quedas atras le dije yo – esto hay que repetirlo- dijo ella y yo esbozando una sonrisa dije -a tu disposición- nos echamos a reir los dos y salí al jardin donde estaban Carlos, su padre y su madre ¿has dormido bien? me preguntó la madre y le dije que estupendamente. El resto del dia lo pasamos por el jardin y la piscina todos no fuimos a ningún sitio, solo bebimos alli mismo, pero bastante, al dia siguiente tiaMartina quiso ir a coger tomillo para la cocina,¿me acompañas? me preguntó yo acepté cogimos una bolsa de plastico y comenzamos a subir el cerro que había por detras´ del chalet.
Yo iba que no podia con mi cuerpo entre la resaca y la noche movidita pero ella parecía estar fresca iba por delante de mi, por fin llegamos al alto y me senté acoger resuello y me dijo – tan fiera para una cosa y tan blando para otra- no tuve aliento ni para responderla, cuándo ya había descansado comenzamos a recoger tomillo alejandonos del chalet, llenamos la bolsa enseguida y nos sentamos a la sombra de un pino, hablamos de lo bien que estuvo lo de la otra noche y lo que gozamos cada uno, de repente dijo ¿ echamos uno aquí? yo me quedé mirandola y no supe que decir, el aparato no me responde y ella me la sacó y empezó a masturbarme, al rato se la metió en la boca y me hizo una maravilla de mamada, se me había puesto como una piedra y entonces ella se bajó el pantalón corto que llevaba puesto y las bragas, visto asi con la luz del dia era mas esplendido todavia, se sentó encima de mi, se la metió en su raja y empezó a bombear con fuerza, yo miraba a los lados por si venía alguien pero a ella parecía no importarle y seguía concentrada en su bombeo, yo apenas me podía mover solo apretaba mi maza contra su coño.
Al momento comenzó a gemir como la otra noche o mas fuerte y yo la dejé pues no creía que nadie pudiera oirla, en una de sus embestidas me aprisionó un testiculo, me hizo un daño atroz pero eso no detuvo la faena. Se dió una gran corrida y chillaba fuerte, viendola su cara yo me ponía mas cachondo, ella sin sacarsela del coño continuó follando muy fuerte y tras un rato se corrió nuevamente con sus correspondientes gemidos y chillidos entrecortados tras reposar un poco sin sacarsela se quitó de encima de mi y comenzo a chupar mi pene, dios, que mamada, me invadió una sensación de placer hasta sin haberme corrido y; por fin llegó lèl cañonazo, le eche el chorro en la boca y luego lo escupio pero yo creia que perdia el conocimiento, fué increible.
Descansamos un rato largo y comenzamos el descenso hacia el chalet, cuando llegamos nos dijeron que habíamos tardado mucho y tia Martina respondió – éste que es un flojo y he tenido que hacerlo todo yo- y todos nos echamos a reir.
En los días siguientes continuamos follando como si no hubiera un mañana, cada vez que teníamos ocasión nos poníamos a follar y eso fue casi todos los días. ella es multiorgásmica, cada vez que follábamos se corría entre dos y cuatro veces. Se agotaron los días y tuvimos que regresar a casa pero prometo que me dejó saciado para un par de semanas. Esta es mi verídica historia de “amor” con la tia Martina, una ardiente mujerona de la que guardo un grato recuerdo.