La primera experiencia en tríos (I)
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Después de almorzar Estela hizo contacto telefónico con Andrés para coordinar y confirmar nuestra reunión nocturna, iba a ser nuestra primera experiencia HMH, estábamos curiosos, expectantes y entusiasmados, esta cita que tenía la única intención de fornicar y pasar buenos momentos era una fantasía que durante largo tiempo fue conversada y planeada pero nunca se había presentado la oportunidad, ni con quién hacerlo, por fin ese día debía plasmarse.
Desde el inicio de nuestra relación, hace mas de cinco años, la libertad sexual de ambos fue discutida y aceptada, en ese lapso con alguna eventualidad la “chata” salía sola para encontrarse con un amigo, grupo de amigas o gente de su trabajo, yo, siempre esperaba con ansias su regreso ya que los polvos que nos echábamos a su retorno y la arrechura que invariablemente traía, eran de antología. Uno de estos contactos era Andrea, a quién nombraremos el gringo, amigo de ella por muchos años, eventual pareja durante su soltería y con una persistente obsesión por ella. Algunas veces fue a visitarnos al departamento, su trato amable, sincero y directo hizo que exista empatía entre nosotros y facilitó mi decisión de hacerlo con el, un día que iban a reunirse le propuse a mi mujer le ofrezca la posibilidad de cumplir nuestra fantasía, ella acepto de inmediato. Más fácil aún resultó la conformidad del gringo, solo quedaba establecer el momento y esa tarde se precisó.
Era una noche de verano, calurosa y despejada, las ventanas abiertas hacían correr una brisa fresca por todo el departamento y la altura que nos ofrecía el piso doce, donde vivimos, nos permitía ver parte de la ciudad iluminada y un cielo escasamente estrellado que al fondo se fundía con la inmensidad del mar. A las nueve y treinta de la noche llegó nuestro amigo, traía una botella de vodka y mucha alegría en su rostro, le pedí el licor y me retiré a la cocina para preparar unos tragos, de paso que los dejaba saludarse, dos minutos después regresé con hielo, vasos y limón en una fuente, los encontré conversando en la sala del dormitorio; cuando compramos el departamento eliminamos una pared y juntamos dos dormitorios en una sola pieza grande donde instalamos un juego de sala a un lado y una cama “King Size” por el otro, se prendió el “stereo”, elegimos música suave y servimos tres refrescantes y potentes vodkas con jugo de limón y harto hielo, deseábamos superar así nuestra inexperiencia o tal vez animarnos rápidamente con el trago.
Conversación y risas durante un rato pero nadie toma la iniciativa ni provoca acercamientos, Estela y yo tomábamos las cosas con calma, al tener toda la noche por delante no queríamos desbaratar nuestra fantasía, pasó una hora, ya teníamos dos o tres vasos en nuestro sistema circulatorio y los efectos empezaban a notarse, risas mas sonoras, jalones o toqueteos un tanto infantiles y las primeras insinuaciones verbales que sorpresivamente provienen de mi mujer, luego de unos minutos miré directamente a los ojos del gringo y notamos, cada uno en los ojos del otro, que nuestra paciencia se agotaba mientras el libido crecía, tomé la iniciativa y le pedí a mi “chata” que baile para los dos. De inmediato se puso de pié, al compás de la música pero con ligera timidez empezó a contornearse, de pronto la perdió, extendió sus brazos y con sensual suavidad los acercó a su cuerpo, recorría con ellos sus hombros, brazos, cintura y caderas, mientras subían y bajaban sus manos tocando su cuerpo, nosotros empezamos a sentir calentura o efervescencia de una naciente erección.
Ella, vestía un pantalón de algodón estampado muy delgado, ceñido a sus caderas pero suelto en las piernas, el modelo dejaba ver sus pantorrillas, sin sandalias mostraba sus pequeños y erotísimos pies, el torso sin sostén, solo un “top” amarrado en la espalda cubría sus singulares pechos, pequeños, turgentes, erizados y provocativos, Estela tiene piernas torneadas, culo carnoso, redondo y firme, cintura pequeña y vientre plano, de rostro pequeño y larga melena ondulada color castaño. La visión completa de ella en esa noche era la de una mujer sexy y voluptuosa. Los dos sentados, cada uno al extremo opuesto del sillón mirábamos en silencio sus movimientos, empezamos a captar su sensualidad y lascivas sonrisas aparecen en nuestros rostros, se acerca con lentitud al gringo, baila para él, se aproxima y con una mueca de incitación lo impulsa a tocarla, él toma su cintura y acompaña sus movimientos mientras ella con sus manos recorre los velludos brazos del gringo, yo mirando, recuerdo mis elucubraciones de lo que sentiría cuando vea lo que ahora disfruto y empiezo a excitarme mas, unos segundos después se suelta, me mira y se acerca con la intención de hacer algo similar, pero nuestro amigo no soporta y trata de atraerla hacia él, ella se deja llevar y cae sobre sus muslos, empiezan a tocarse mientras yo levanto y acaricio sus pies, el calor corporal empieza a subir y todos sentimos que ya empezó nuestra aventura sexual.
Estela, de espaldas recostada sobre el gringo, sus nalgas descansan sobre sus muslos, con la mano derecha toma la cara de Andrea y gira su rostro para besarlo en los labios, con la otra mano intenta tocar y frotar su pinga pero la posición le resulta incomoda, yo, cada vez mas caliente, le besaba los pies y succionaba su dedo gordo, este conato de felación era común en nuestras relaciones, volteó el rostro hacia mi y me regaló una obscena sonrisa. El calor sexual crece a cada momento, nuestra chata, en ese momento era de ambos, sin bajarse del sillón, se levanta, voltea y arrodilla frente al gringo, empieza a desatarle la hebilla de su correa, abre el pantalón y saca con habilidad mas rapidez una pichula totalmente dura, empieza a lamerla desde la base hasta el glande, luego la chupa y se la come enterita, sigue mojándola y goza con lujuriosa avidez, Andrés recostado sobre el mueble observa mientras con sus manos sube y baja la cabeza de Estela, al mismo tiempo yo le bajaba su pantalón, corría a un lado su tanga y mi cara se encuentra con su rosada conchita, primero mordí sus nalgas y con la lengua me fui acercando a ese par de orificios que me tentaban, una lamidita a su ano, que la hizo saltar, y luego una “zambullida” en su concha, lamiendo y mordiendo los bordes en forma circular hasta penetrarla con mi lengua, a partir de ese momento use otros aliados, mis dedos, que antes abrían sus nalgas ahora junto con la lengua recorrían y penetraban su concha, dedos de mis dos manos apretaban y se hundían en las profundidades de su vagina, ya estábamos ardiendo de lujuria y placer, como relámpago la chata se levanta para desvestirse, nosotros como leyendo su mente reaccionamos al unísono e hicimos lo mismo, al ratito y ya desnudos retomamos la posición anterior y seguimos en nuestro tramite, cada uno hacia su parte y por momentos se cruzaban nuestras miradas mostrando un gozo indescriptible que se reflejaba en nuestros ojos.
Por momentos los gemidos de uno de los tres empataba las sensaciones y en coordinación crecía nuestro libido al ritmo de nuestras faenas, de pronto el gringo empieza a levantar la voz avisa que se viene y la chata que siente la excitación de Andrea también empieza a sentir lo mismo, se vienen juntos, Estela se traga toda la leche del gringo y yo, recibo sus fluidos, mi lengua en la profundidad de su concha siente y saborea sus jugos, ella sigue chupando por unos segundos la pinga del gringo con la intención de sacar y tomarse toda su leche, al terminar se acerca a su cara y le da unos besos con ternura, voltea hacia mi, yo estaba recontra caliente de ver, sentir y vivir el momento, se monta sobre mi en la posición de “la carretilla” con su mano introduce mi pájaro en su concha y empieza una danza de placer que se prolonga por unos minutos, interminables momentos de placer o delicia o regodeo, siento su cuerpo sudoroso y caliente, sus labios devoran los míos mientras mis manos pellizcan sus pezones, estamos casi fuera de control, con movimientos bruscos meto y saco la pinga mientras el gringo laxado mira, con su mano le hace masajes en la espalda y jala las nacientes de su cabellera por la nuca, Estela me avisa que nuevamente se viene y siento que su vulva irriga con sus fluidos mi pichula, el calor de sus jugos acelera mi arrechura y cuando aún no termina de liberar los suyos me vació llenando su vagina con mi leche. Habíamos terminado el primer capitulo de esa noche, los tres extenuados y felices nos quedamos juntos, recostados y relajados sobre el sillón por unos minutos.
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