La mujer perfecta para tener sexo lento y suave (II)
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Allí tumbadas en la cama riéndonos nos miramos, y fue entonces, cuando vi esos preciosos ojos negros de Gloria, negros y brillantes que invitaban a sumergirse en ellos, y esos labios carnosos, ella mantuvo la mirada, y la risa ceso, de repente en mi pecho una sensación, un calor que emergía de mi, ese calor que te avisa de que algo va a pasar, y me asuste, me incorpore quedándome sentada, tapándome la cara con ambas manos, tenia la cara ardiendo, y no era lo único, notaba como mi sexo, callado desde hacia años estaba ardiendo, lo podía notar bajo mi braguita latiendo. Note como Gloria se incorporaba a mi lado y su brazo ponerse sobre mi hombro.
– Estáis bien…
Su voz era tan dulce que no quise contestar, en que me habia convertido, en una pervertida… en mi un baile de emociones y una educación moral se despedazaban en mi, no conteste.
– Estáis bien, oís?
Por fin me atreví a mirarla, No sabia que hacer, echarla? No, no quería, besarla?, no se, una mujer, es cierto que desde mi ultima relación no quiero saber nada de los hombres, pero una mujer.
– Si estoy bien.
– Estáis roja, no se bajaría el alcohol?
Sus ojos mostraban una preocupación sincera, y esos labios, esa legua que bailaba en ellos con cada palabra, podía oler el calor de piel, y esa sensación, la misma que tuve la primera vez que estuve a solas con un chico, esa sensación de que algo va a suceder, me quemaba.
– No solo es… un mal recuerdo.
Puse como excusa.
– Ay mi niña no os preocupéis.
Y se abalanzo hacia mi y me abrazo, pude oler su pelo negro que acariciaba mi cara, el calor de su mejilla en la mía, sus pechos rozando los míos, el calor de su cuerpo, no pude aguantar y la abrace, recorrí su espalda, la apreté fuerte contra mi ella hizo lo mismo, y ella empezó a llorar.
– Gloria estas bien?
– Si, es que sois tan buena.
Lloro, un rato, y la mantuve en mis brazos, ella lo necesitaba, finalmente la retire de mi hombro y la puse frente a mi, aun sollozaba.
– No llores más… estas más guapa cuando sonríes.
Ella sonrió, le seque las lagrimas con las manos, y cuando fui a retirar la mano ella la retuvo en su cara,
sus ojos se clavaron en los míos, yo no pude mas la batalla que habia en mi interior termino, venció el deseo, deje caer mi cabeza cerré los ojos y mis labios buscaron los suyos que tanto deseaba, y eran tan suaves como yo habia imaginado, y fue su lengua cálida y húmeda la que penetro en mi boca, y la mía la recibió con la alegría de un colegial, nos dejamos caer en la cama, su cuerpo pesaba poco sobre el mío, su boca era una delicia, y notaba como un fuego me quemaba el vientre, jamás con un hombre sentí algo igual. Su cuerpo sentía como se frotaba con el mío su pierna izquierda, se frotaba contra mi entrepierna, mi vientre se movía arriba y abajo, siguiendo su ritmo, no pude mas la abrace fuerte mientras notaba como si la espalda se me partiera en dos, no podía abrir los ojos ni tampoco estirar ninguna parte de mi cuerpo, como si me estarían electrocutando y todos los músculos se me contrajeran, grite, como jamás lo hice, cuando todo esa presión, se soltó, me quede sin aire no podía respirar, y empecé a reír y a llorar todo al mismo tiempo. Ella se asusto.
– Estáis bien?
– jamás estuve mejor.
Mis articulaciones apenas empezaron a responderme, fueron a buscar el cuerpo de gloria, saboreando su boca fui quitándole el jersey, ella a mi la camisa nuestros pechos desnudos, chocaron como dos barcos que se embisten, su piel caliente suave y morena, contrastaban con mi piel blanca en la imagen del espejo del armario, me coloque sobre ella, baje por su cuello resbalando mi legua por el suavemente entreteniéndome sin prisa, baje por su piel hasta que mi boca se topo con sus senos, dos suaves monte que emergían hacia el techo como las dunas tostadas por el sol de un desierto, jamás habia tomado en mi boca un pezón y no sabia bien como debía hacerlo, asi que imagine como me gusta a mi y asi lo hice, mi legua giro suavemente por su aureola rosada sin tocar su pezón, note como su cuerpo se estremecía, cuando note que era el momento mis dientes, agarraron dulcemente el pezón dejándolo resbalar por ellos, Gloria dio un pequeño grito.
– Te hice daño.
– Sigue por dios, que lo estas haciendo muy bien, me estas dejando la pochita a punto, sigue.
Eso me animo mas pues quería devolverle aquel placer que sentí simplemente con su pierna. Enseguida mi lengua repitió la misma operación, sin prisa, tiraba y tiraba de ese pezón y cuanto más lo hacia su vientre mas se agitaba bajo mi cuerpo, cambie al otro pezón y repetí la operación, y cuando lo mordí, y tire del de Gloria se corrió, dando un grito. La mire estaba feliz nada quedaba de la muchacha que llamo a mi puerta rota y asustada, estaba bella y resplandecía, y yo? me gire y mire en el espejo, por primera vez en años sonreí al ver mi imagen, me sentía bella me sentía mujer. La mire a los ojos estaba tumbada relamiéndose aun de la corrida, y ese orgasmo era debido a mi, yo habia hecho que una mujer se corriera, y ella a mi me dio el mejor de todos los que jamás me dio un hombre, acaso era lesbiana? no lo se pero al ver ese cuerpo mulato meneándose y sonriendo en mi cama, me volví a encender de nuevo.
Rápidamente mis manos desabrocharon el botón de su pantalón, mientras mi boca descubría el valle dulce de su vientre, jamás habia comido un coño antes, pero no podía parar a pensar en ello, solo funcionaba en mi el deseo y el instinto, mi boca fue bajando por su vientre y mis manos se deshacían de sus pantalones y sus braguitas, mi legua se topo con un manto suave de pelo rizado negro, mis manos y mi lengua jugaron en el, el olor de sus fluidos inundaron mi nariz, y eso me encendió mas, yo que aun llevaba los pantalones puestos sentía como me quemaban, mis manos separaron sus labios para descubrir un precioso y húmedo coñito de orificio estrecho y un bultito carnoso sobre el me indicaba que bajo el estaría su clítoris, mi dedo anular de mi mano izquierda se introducio en ese orificio que se habia convertido en un lago caliente, y que despedía una agradable fragancia de placer, suavemente mi dedo acaricio sus paredes, mientras ella comenzó a mover su culo, y a murmurar, mi legua se poso en su clítoris caliente e inflamado.
– Ah! no! Espérese señorita!
Me levante asustada pensé que habia echo algo mal, ella se quedo sentada en la cama frente a mí, y cuando pensé que me iba a gritar o algo asi, sus manos desabrocharon mi pantalón, ufff que susto…, respire hondo cuando sus dedos entraron en mis braguitas para quitármelas, estaban pegadísimas a mi coño.
– Sois preciosa, a ver como esta esa conchita?
Allí de pie note como sus dedos penetraban entre mis muslos, abrí las piernas para que sus dedos hallaran con facilidad su objetivo, sus dedos hábilmente no tardaron en encontrar la apertura de mi templo tanto tiempo callado.
– Esta concha esta mojadísima!!!
Me cogió de la mano y me guió para que tumbara en la cama boca arriaba, ella se quedo de rodillas junto a mi, su mano acariciaba mi cuerpo mis senos con las yemas de los dedos, me estremecía bajo ellos, estaba a su disposición, sus manos abrieron mis piernas lo suficiente para meter su cabeza entre ellas, la sensación de su larga y lisa melena resbalando por el interior de mis mulos no hizo mas que añadir mas fluidos a la sopa en el que mi coño se habia convertido, en un rápido movimiento, paso una pierna sobre mi cabeza, y en un momento tuve sobre mi ese dulce fruto que apenas habia saboreado, junto con un pequeño duro y suave trasero, sentía como sus dedos habrían los labios de mi coño, y yo hice lo mismo apenas levante mi cabeza mi boca se lleno de sus jugos cálidos y semi dulces. Mis manos se agarraron a su culo bajo sus piernas, separando sus glúteos masajeándolo, mientras mi lengua pausadamente giraba sobre su clítoris, entonces note como su lengua se posaba sobre el mío, caliente, parecía quemármelo con cada pasada que realizaba.
Las dos no tardamos en ponernos a gemir como locas, ella empezó a subir el ritmo de su lengua, ya no quemándome el clítoris si no el alma, yo hice lo mismo, no pude aguantar mas me agarre a su culo clavándole las uñas, los dedos de mis pies querían juntarse con el tobillo, y cuando oí y sentí en mi lengua que ella se estaba corriendo eso no hizo mas que aumentar la sensación y mi cuerpo definitivamente se rompió junto con el suyo, gritamos como dos lobas a la luna, aun con la boca llena de nuestros fluidos, seguro que los vecinos nos oyeron. Aun que mi cuerpo tras tal salvaje orgasmo quería reposar pero su boca y la mía no querían, llenas de jugos, y aun excitadas, seguimos comiéndonos, devorándonos, hasta que nos volvimos a fundir en otro orgasmo. Ya no podíamos mas mi clítoris me dolía junto al resto de mis músculos y seguro que ella tambien, nos besamos devolviéndonos nuestros jugos en la boca, mi sabor, su sabor… nos dormimos abrazadas.
A la mañana siguiente me contó que el motivo por el cual no aceptara casarse en su país fue, que ella era lesbiana y que cuando huyo dejo a su amante jurando que algún día volvería a buscarla, al verme a mi la recordé desde el principio. Eso explico algunas cosas.
Hoy vivimos juntas, han pasado muchas cosas, como el día que llego su amante… pero eso es otra historia.
Besos para todas.
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