Me llamo Juan, soy casado y tengo 40 años al igual que mi amigo Carlos, su mujer y mi mujer también son muy buenas amigas, yo soy una persona muy ardiente, y siempre había deseado a la mujer de mi amigo, Vanesa, ella es morena y tiene un cuerpo muy bonito, unas tetas perfectas y un culo asombroso, no sé cuantas veces me he masturbado pensando en ella, nos conocemos desde que teníamos 20 años, y durante todo ese tiempo me imaginaba poder hacerle el amor alguna vez.
Un fin de semana que estábamos cenando los cuatros, hablamos de muchas cosas y claro esta también salió el tema del sexo, nos decíamos cuales eran nuestras fantasías y el morbo era mucho, por lo menos para mí, en esa cena mi amigo comento que el miércoles siguiente iba de viaje de trabajo y estaría fuera dos días, claro esta, yo rápidamente pensé que ojala me llamara por teléfono con alguna excusa y le pudiera hacer el amor, pero claro como otras veces pensé que eso no ocurriría.
El miércoles por la mañana estaba en mi trabajo, cuando sonó el teléfono, y cual fue mi sorpresa, era Vanesa.
– Hola – le dije – ¿Qué quieres?.
– Hola Juan, mira que no localizo a tu mujer y quiero hablar con ella para salir de compras – me dijo Vanesa.
– Estará con algún tío poniéndome los cuernos – le dije en broma – pero si quieres quedamos nosotros esta tarde para tomar café, mejor que ir de compras ¿Verdad?.
Lógicamente esperaba que me dijera que no, pero cual fue mi sorpresa que me dijo:
– ¿A que hora puedes pasar por mi casa a tomar café?.
Rápidamente conteste:
– A las cinco te viene bien.
– Perfecto – dijo ella.
Desde el momento que colgué el teléfono, solo pensaba en la tarde, me puse muy caliente y solo pensaba en ella. A las cinco en punto llegue a su casa, llame a la puerta y me abrió.
– Hola Juan, pasa.
– Hola Vanesa, ¿Qué tal estas?.
Nos pusimos a tomar café y a charlar tranquilamente, nada mas terminar el café me ofreció una copa y le dije que si, nos tomamos por lo menos tres cubatas cada uno, y nuestra charla cada vez era más sensual, llevaba puesta una blusa que dejaba ver el sujetador y ella no dejaba de mirar a mi entrepierna, yo no podía mas, y le puse mi mano en su pierna mientras charlábamos, no me dijo nada.
Ya estábamos un poco alegres con la bebida y le dije que estaba buenísima y que la deseaba desde hacia mucho tiempo, ella me dijo que también se imaginaba como seria mi pene, yo no podía mas y le dije si quería verlo, me dijo adelante enséñamelo si eres capaz, me levante y me heche los pantalones abajo y salió mi polla toda erecta y grande, tengo 20 cms, ella se sorprendió y me dijo:
– ¡¡Que polla!! Mi marido la tiene mucho más pequeña.
No dejaba de mirarla, poco a poco me fui acercando a su cara a ver que hacia, ya que no le quitaba la vista de encima, cuando la tuvo cerca de su boca, no dudo un instante la cogió y empezó a chupármela, casi me corro nada más metérsela en su boca, pero pude aguantar.
– Desnúdate tengo ganas de ver tu cuerpo Vanesa.
Rápidamente se desnudo y me dejo ver ese cuerpo que tanto había deseado, era mejor de lo que había imaginado, que tetas que culo, su coño era precioso.
– No te quedes ahí ven – me dijo.
Empecé a acariciarle sus tetas y su culo, te deseo le dije. Comencé a chuparle sus pezones y me cogió la cabeza y me la bajo poco a poco hasta su coño, empecé a comérselo, le metía su lengua, y ella era un volcán, se corrió rápidamente.
– Follame, follame, méteme tu polla en mi coño – decía ella.
No la hice esperar la tendí en el sofá y le puse mi polla en su coño, ella la cogió con su mano y se la introdujo en su coño, como gozaba y yo también, follamos de todas las posturas, ella me decía; que polla tienes que polla toda para mí. Nos corrimos varias veces y disfrutamos los dos como nunca.
Desde esa tarde ya quedamos alguna que otra vez, para follar y es maravilloso.
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