La hija de mi vecina
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Estaba con un amigo sentado en un banco en una plazoleta fumando un cigarrillo, cuando observo a dos bellezones que se acercan hacia nosotros. Una era rubia, pelo largo y rizado, carita dulce y un cuerpo de diosa. La otra, morena, pelo largo y liso, carita de zorrilla y un cuerpazo.
.- Hola Juan… Saludó la morena… ¿Te acuerdas de mí?
.- ¿Rosa?… Saludé… Cuanto tiempo.
Me levanté del banco y nos dimos un abrazo, sintiendo sus tetas pegadas a mi pecho. Luego saludé a la amiga, que me la presentó como Sonia, pero esta vez con un beso en cada mejilla, e igual saludo cuando les presenté a mi amigo Jose.
Estuvimos un buen rato charlando. Serian las 23:20 hrs. Cuando me dijo que tenía que volver a casa, pues a sus 18 años, tenía toque de queda a las 0:00 hrs.
.- Llama a tu madre y dile que estás conmigo… Le sugerí… Luego yo os llevo a casa.
.- Vale… Comentó ella sacando el móvil del bolso… A ver qué me dice.
Después de hablar con su madre y darle permiso, nos fuimos a un Pub que yo conocía a tomar algo. En el Pub se estaba tranquilo, música relajante, ambiente oscurito, y nos sentamos en un pequeño reservado. Mi amigo y Sonia en un lado y Rosa y yo en el otro. Pedimos las bebidas, y estuvimos charlando animadamente, conociéndonos mejor y poniéndonos al día. Mi amigo y Sonia, parecían congeniar, pese a la timidez de ella.
Mientras hablamos, sentí la mano de Rosa posarse sobre mi polla. No me había dado cuenta, pero la otra pareja se estaban besando, mientras él acariciaba sus tetas. Nosotros empezamos a besarnos mientras que Rosa me bajó la cremallera del pantalón y sacó mi polla, que estaba semierecta, y con sus caricias se puso como una estaca. Se inclinó, y muy suavemente comenzó a besar mi glande y dar lametones a lo largo, desde el glande hasta mis huevos, para acto seguido, metérsela en la boca y comenzar a subir y bajar sus dulces labios, haciéndome una espectacular mamada.
Yo mientras le subía la falda y jugaba con mi dedo entre sus nalgas, hasta que llegué a su coñito y le metí un dedo, haciendo círculos en su interior. Después de un rato, ella se incorporó y dándome la espalda, se echó a un lado el tanguita y cogiendo mi polla y dirigiéndola a su coño, se la fue introduciendo, mientras se sentaba. Yo jugaba con sus tetas por debajo de la blusa, subiéndole el sujetador, y pellizcando los pezones. Sonia y mi amigo hacían lo propio, aunque él la follaba de perrito. En el reservado se olía a sexo y la música ambiental tapaba los gemidos.
Rosa, echaba su cuerpo hacia atrás, apoyándolo contra el mio, así me dejaba mejor jugar con sus tetas. Después de un rato cabalgándome, se incorporó y se colocó apoyada en el sofá. Yo comencé a pasar mi lengua por la rajita de su culo, llegando a su coñito que estaba bastante lubricado, por lo que la agarré de las caderas y de una sola vez la volví a insertar en el coño, mientras acariciaba sus nalgas o sus tetas. Ella soltó un gemido y movía su culo al ritmo de mis embestidas. Cuando noté que me iba a correr, saqué mi polla y apuntando a su ojete, lo bañé de blanco. Se volvió y terminó de limpiarme la polla con una nueva mamada. Mi amigo y Sonia estaban exhaustos y tumbados en el sofá besándose, después de haber follado también.
Nos recompusimos, pedimos nuevas bebidas y cuando las terminamos salimos del local, hacia mi coche. Nos montamos y comenzamos el regreso a casa, parando antes en un lugar apartado para que nuestras pollas fueran de nuevo mamadas.
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